WSWS
: Español
La Bolsa de Valores Brasileña con la Victoria del Partido
de los Trabajadores
Por Rafael Azul
6 Noviembre 2010
Utilice
esta versión para imprimir | Email
el autor
Dilma Rousseff del Partido de los Trabajadores (PT) ganó
la contienda presidencial de Brasil el 31 de octubre en la segunda
vuelta al derrotar a José Serra del Partido Social Demócrata
Brasileño (PSDB). Con más de 90 por ciento de los
votos contados, Rousseff ganó con 12 millones de votos,
el 55,5 por ciento frente al 45,5 por ciento de Serra. La distribución
de la votación reflejó las divisiones regionales
de Brasil, donde el candidato del PT ganó en el norte más
pobre, mientras que Serra ganó en el sector industrial
del Sur.
La tasa de abstención alcanzó un récord
en Brasil de 21,5 por ciento de los votos.
El bolsa de valores brasileño reaccionó favorablemente
a los resultados electorales. El índice Bovespa subió
un 1,3 por ciento, a 71.556, soportado por los sectores del acero,
las comunicaciones y las servicios de luz y agua. La moneda de
Brasil también aumentó, cotizando a 1,696 reales
por dólar, frente a los 1,703 del viernes anterior a las
elecciones. El resultado tras las elecciones de 2002 fue muy distinto.
En ese entonces, los mercados cayeron y el real se negociaba a
cerca de 4 por dólar por los temores de lo que un gobierno
del PT significaría para las ganancias de las empresas.
Pero tras ocho años en el poder, se ha confirmado que el
llamado Partido de los Trabajadores es un defensor incondicional
del capitalismo.
Había pocas diferencias significativas entre los programas
de los dos candidatos. Ambos se comprometieron a seguir las políticas
pro-capitalista del mercado de los líderes del PT y el
saliente presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien a
su vez, continuó el programa de su predecesor, Fernando
Henrique Cardoso.
Impedido de postularse para un tercer mandato, el actual presidente,
conocido popularmente como Lula, jugó el papel más
prominente en la campaña electoral y ha indicado en secreto
que tiene la intención de seguir participando detrás
del telón en el gobierno entrante.
El PT gobernará con una mayoría más amplia
en la Cámara de Diputados y en el Senado. El partido ganó
cinco nuevos puestos en el Senado durante la primera vuelta de
las elecciones del mes pasado, elevando su total a 14 en el cuerpo
de 81 asientos. Partidos que apoyan al gobierno del PT controlan
otros 35 escaños. En la Cámara de Diputados, la
coalición PT-LED, que incluye a varios partidos de derecha,
ganó 311 de 513 asientos.
Durante sus dos mandatos, el gobierno de Lula combino modestas
medidas de asistencia social, que sirvieron para restringir la
división de clases nacional, con políticas neo-liberales
de mercado libre. Lula cedió el control del banco central
y la toma de las importantes decisiones económicas a los
funcionarios pro-empresariales de derecha. Sin embargo, Lula sigue
siendo muy popular entre el electorado, sobre todo entre las capas
más pobres que se beneficiaron de programas de asistencia
social. Algunas encuestas le dan una calificación de 80
por ciento de aprobación.
Aunque de orígenes de clase muy diferente, hay un paralelismo
entre Lula y Dilma. Ambos comenzaron sus carreras políticas
desafiando a las élites de Brasil, Lula como líder
de los trabajadores metalúrgicos de Sao Paulo y Dilma como
estudiante de una familia de clase media alta que se unió
a una organización guerrillera de izquierda y fue encarcelada
por la dictadura brasileña que tomó el poder en
1964 y gobernó el país durante más de dos
décadas.
Después del régimen militar, ambos hicieron las
paces con la clase política, Lula como un "pragmático"
político y Dilma como economista burgués y tecnócrata,
especializada en el sector energético. Después de
la victoria de Lula en 2003, los miembros del PT la recomendaron
para un puesto en el gabinete.
En el gobierno de Lula se desempeñó primero como
ministro de Energía y luego como jefe del equipo del presidente.
En la última posición administró el Programa
de Aceleración del Crecimiento (PAC) que transfirió
la renta a las regiones empobrecidas del país.
En su discurso de victoria, Rousseff hizo hincapié en
su condición de primera mujer del país en ser elegida
presidente y se comprometió a extender la democracia y
la igualdad social para todos los brasileños, ofreciendo
garantizar "empleo, educación, salud, vivienda y paz
social", mediante el crecimiento de la economía.
La PAC, junto con un programa de asistencia social conocido
como Bolsa Familiar lograron un pequeño aumento en el nivel
de ingresos de los sectores más empobrecidos en las zonas
rurales, que le dieron al PT una base electoral leal. Sin embargo,
la pobreza urbana, así como los problemas que van junto
con ellael trabajo infantil, crímenes por drogas
y las pandillas urbanas en los barrios pobres conocidos infamemente
como favelassiguen siendo un problema social de difícil
solución.
Pero la clase obrera industrial se ha visto estancado su nivel
de vida y ha sufrido continuos ataques a sus derechos básicos,
con la complicidad de una burocracia sindical que está
completamente integrada al Estado capitalista a través
del PT. Es significativo que el PT no logró ganar en Sao
Paulo, el estado industrial que fue el lugar de nacimiento de
ambos sindicatos con los que Lula fue identificado y del propio
PT.
En lugar de confrontar las condiciones de desigualdad social
a través de medidas estructurales y la reforma agraria,
poniendo el control de la riqueza nacional en manos de los trabajadores
brasileños y campesinos, la llamada "revolución
silenciosa" de Lula es una especie de sistema de goteo que
depende del aumento en las ganancias. A pesar de cierto éxito
en la reducción de los niveles de extrema pobreza absoluta,
Brasil sigue siendo uno de los países económicamente
más desiguales del continente.
Esta nación de casi 200 millones de habitantes es la
décima peor en el mundo en términos de distribución
del ingreso y la tercera peor en América Latina, después
de Haití y Colombia. En 2009, unos 4,5 millones de niños
entre las edades de 5 y 17 fueron catalogados como niños
que trabajan, mientras que el 48 por ciento de la fuerza laboral
de aproximadamente 100 millones fueron clasificados como empleados
en el sector "informal", con escasa o nula seguridad
de empleo.
Junto con Rusia, India y China, Brasil es parte del grupo BRIC
de economías emergentes y es popular entre los inversores
extranjeros. Se las arregló más rápido que
otras naciones para recuperarse de la crisis financiera de 2008,
en parte, mediante un flujo masivo de capital entrando al país,
manteniendo un excedente de exportación y el aumento de
la deuda fiscal. Como resultado, una pequeña contracción
del PIB en 2009 fue seguida por un crecimiento del 7 por ciento
en 2010.
En cierto sentido, Brasil se ha beneficiado de la crisis económica
mundial, porque los bancos y los fondos de inversión responden
a la creciente inestabilidad y mayor riesgo mediante la búsqueda
de mayores rendimientos en las economías de los llamados
países emergentes. Entre 2007 y 2009, $105 mil millones
entraron a la economía brasileña en busca de los
mayores rendimientos de sus bonos, una cantidad sólo superada
por México en América Latina. Este año, los
flujos de capital en Brasil ocupan el tercer lugar en el mundo,
sólo detrás de China y la India.
El aumento de la inversión de fondos y bancos de inversión
indican un grado de confianza en la continuidad de las políticas
de Lula. Recientemente, JP Morgan anunció su intención
de comprar Gávea, un fondo de inversión en Río
de Janeiro. Esto es parte de una expansión de JP Morgan.
El banco piensa ampliar su personal a 1.500 empleados en 2012,
frente a los actuales 500. Goldman Sachs, que apenas contaba con
20 empleados en Sao Paulo en 2007, ahora tiene 200. Otros participantes
incluyen el banco suizo UBS y el japonés Nomura Securities.
Combinada con un aumento de la deuda pública y las estrictas
políticas monetarias, las tasas de interés de doble
dígitos han creado un "carry trade", donde los
inversores se endeudan en dólares , pagando un interés
bajo, e invierten en deuda emitida en reales a intereses más
altos. El efecto neto es incrementar el valor del real y desalentar
las exportaciones brasileñas. En condiciones de una guerra
de monedas mundial, este tipo de recursos financieros del imperialismola
compra de la activos financieros y no financieros brasileños
con monedas depreciadas en efecto beneficia a las instituciones
financieras internacionales y a las empresas de Europa, Japón
y los EE.UU. a expensas de Brasil e impone demandas imposibles
de lograr con la plusvalía extraída de la clase
trabajadora brasileña para cumplir con las expectativas
de ganancias.
Por esa razón, la habilidad de Rousseff para continuar
el balance en la cuerda floja de Lulala reducción
de la pobreza y un crecimiento estable se hace menos y menos
realista con el desarrollo de la crisis mundial.
Incluso antes de que tome posesión de la presidencia
el 1 de enero próximo, Rousseff se enfrenta a las burguesías
de Brasil y el mundo que insistentemente demandan austeridad fiscal,
laboral, y reformas a la educación y pensionesque
son eufemismos para desmantelar los derechos de los trabajadores,
estudiantes y los jubilados, mientras se reducen los impuestos
a las empresas.
Brasil no va a permanecer inmune a la crisis capitalista mundial,
que intensificarán las demandas de medidas drásticas
para eliminar el déficit fiscal del país y garantizar
los intereses de la burguesía nacional y los bancos y empresas
transnacionales. El resultado inevitable será una próxima
confrontación entre la poderosa clase obrera brasileña
y el pro-capitalista "Partido de los Trabajadores" de
Lula y Dilma.
Regresar a la parte superior de la página
Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved |