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Internacionalismo socialista y la defensa de los trabajadores
inmigrantes
Por Bill Van Auken
6 Mayo 2010
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el autor
La nueva ley del estado de Arizona contra los inmigrantes,
que dictamina la persecución de inmigrantes por la policía,
ha vuelto a encender un debate en los medios de comunicación
y los círculos del aparato político sobre el estatus
de más de 12 millones de indocumentados que viven en los
Estados Unidos.
Gran parte de este debate se ha centrado en un intento deliberado
de ver a los inmigrantes, uno de los sectores más oprimidos
de la clase obrera, como chivos expiatorios por el aumento del
desempleo, caída de los salarios reales y el agudo deterioro
de las condiciones de vida que confrontan las personas que trabajan
a lo largo de todos los EE.UU.
Mientras que la administración Obama y líderes
demócratas en el Congreso públicamente repudian
la ley de Arizona, están utilizandola para avanzar sus
propias políticas en materia de inmigración, incluso
más derechistas, exigiendo la fuerte militarización
de la frontera con México y la enérgica penalización
de trabajadores indocumentados que residen en los EE.UU., que
los obliga a admitir actos delictivos y pagar multas exorbitantes
antes de tomar su lugar al "final de la cola" de los
solicitantes a la legalización.
Además, los demócratas exigen la introducción
de una tarjeta de identificación nacional biométrica
como condición para obtener trabajo, dándole al
gobierno una poderosa arma típica de un estado-policiaco
para su uso en el control de todos los sectores de la clase obrera,
de los nacidos en EE.UU. e inmigrantes por igual.
Este viraje reaccionario de ambos partidos ha provocado la
ira popular, con cientos de miles saliendo a las calles en ciudades
de todo el país el 1ro de mayo para exigir un fin a la
represión contra los inmigrantes y la plena igualdad de
derechos para todos.
El chovinismo anti-inmigrante es un arma política en
manos de la élite gobernante y los demagogos de derechaque
defienden sus intereses, no sólo en los EE.UU., sino en
todos los países del mundo. El gobierno francés
ha intentado poner a la población en contra de los inmigrantes
musulmanes mediante la promoción de una prohibición
total del uso del burka o velo en la cara completa. Bélgica
ya ha implementado una prohibición. En Gran Bretaña,
los sindicatos han organizado huelgas contra la mano de obra extranjera.
Se han producido disturbios contra los inmigrantes en Italia,
y Hungría ha sido testigo de intentos de agitar los pogromos
contra la minoría gitana.
Una forma particularmente insidiosa de esta agitación
anti-inmigrante es el intento de promover una campaña contra
los inmigrantes y el fortalecimiento de la frontera, en nombre
de la defensa de las condiciones de los trabajadores nacidos en
el país contra la competencia de salarios bajos.
En las últimas semanas, el World Socialist Web Site
ha recibido varios correos electrónicos en respuesta a
nuestras declaraciones sobre la ley de Arizona y las manifestaciones
del 1ro de mayo que reflejan precisamente esta posición.
"Tú no estás a favor de la clase obrera
de EE.UU.", comenta un lector. "Con una economía
que se está reduciendo rápidamente, tal vez colapsando,
y las múltiples crisis de recursos inminentes en el horizonte,
hay que hacer algo para frenar el exceso del crecimiento de la
población y el trabajo de esclavo asalariado."
El enorme flujo de trabajadores indocumentados va a destruir
todos los logros alcanzados por la clase obrera de los EE.UU.
en el siglo 20," comenta otro lector.
Y otro dice: "Aunque me solidarizo con la situación
de las personas afectadas por la pobreza en América Latina,
ninguna nación en la tierra simplemente abre sus puertas
a una inundación sin restricciones de extranjeros11
millones de 'ilegales' por la mayoría de las estimaciones
más conservadoras. Los EE.UU. ha fracasado en cumplir sus
leyes porque las grandes corporaciones pagan a los inmigrantes
ilegales bajos salarios (a menudo por debajo del salario mínimo),
no ofrecen seguros u otros beneficios y se salen con la suya."
Lo que une todos estos comentarios, su diferente grado de simpatía
que profesan por los inmigrantes indocumentados no obstante, es
la concepción de que las condiciones de la clase obrera
en los EE.UU. pueden ser defendidas aumentando el poder del Estado
para fortalecer la frontera con EE.UU., mantener a los inmigrantes
afuera y, por lo tanto, supuestamente defender las normas laborales
nacionales. A ello se une el cargo innegable que los grandes negocios
de EE.UU., como mínimo, se ven profundamente afectado por
la cuestión de inmigración debido a su capacidad
para explotar a los trabajadores inmigrantes como mano de obra
barata.
La agitación anti-inmigrante tiene una historia larga
y desagradable en los EE.UU., incluida las campañas contra
los trabajadores irlandeses y alemanes en el siglo 19 y el italiano,
de Europa del Este y chinos en el siglo 20. En todos los casos,
estas campañas tenían como objetivo dividir a la
clase obrera, la supresión de las capas más militantes,
a menudo compuesta de los propios inmigrantes, y contener y reprimir
las luchas sociales.
La perspectiva nacionalista que expresan estas cartas al WSWS
y el llamamiento al gobierno de EE.UU. para defender las condiciones
de los trabajadores estadounidenses en contra de una supuesta
amenaza de "extranjeros" corresponden mucho a los "Estados
Unidos primero", que es la política de la burocracia
laboral de EE.UU. y los diversos grupos clase media que gravitan
alrededor de ésta.
Estos argumentos comienzan con la suposición de que
nada se puede hacer para modificar la escasez creada por la monopolización
de la riqueza mundial por una pequeña elite financiera.
Más bien, parecen sugerir la creencia de que la miseria
resultante puede ser mejorada con la expulsión de los trabajadores
inmigrantes.
Las políticas chovinistas avanzada por la central sindical
norteamericana, la AFL-CIO, han demostrado no ser nada más
que un medio para imponer la destrucción de puestos de
trabajo, salarios y condiciones de trabajo. La burocracia sindical
se comprometió a defender "empleos en Estados Unidos"
para imponer recortes salariales, despidos masivos y concesiones
destinadas a hacer en los costes laborales más competitivos
con los de China, Europa del Este, México y otras partes
del mundo, donde han desplazado la producción las corporaciones
transnacionales de EE.UU..
La idea de que la afluencia de mano de obra barata inmigrante
es responsable de la disminución de la posición
de la clase obrera estadounidense es desmentida por la historia
real de este proceso. La integración mundial sin precedentes
del capitalismo hizo posible una racionalización de la
producción y el deterioro de los salarios y las condiciones
de vida en los EE.UU. y en todo el mundo. El aumento de la inmigración
a finales del siglo 20 fue el productoy no la causade
este proceso, y su impacto particular en los países más
oprimidos, entre los cuales y de gran importancia fue la destrucción
de la agricultura campesina en México.
No son los trabajadores inmigrantes, que se ven obligados a
arriesgar sus vidas cruzando la cada vez más peligrosa
y militarizada frontera, los que han destruido las condiciones
de trabajo en los Estados Unidos. Más bien, es el sistema
capitalista, en el que la economía mundial está
subordinada al deseo de ganancia de la élite empresarial
y financiera, y en la que el capital no necesita pasaporte para
viajar de forma casi instantánea de un país a otro
en busca de mano de obra barata.
Sólo la unión con la clase obrera a nivel internacional
pueden los trabajadores en los EE.UU. o en cualquier otro país
luchar exitosamente contra las corporaciones capitalistas movilizándose
a nivel mundial para avanzar su propia solución independiente
a la crisis económica mundial: la reorganización
de la economía mundial para satisfacer las necesidades
sociales, no las ganancias privadas. Esta unión debe comenzar
con el rechazo de todo intento de dividir a los trabajadores nacidos
en EE.UU. y los inmigrantes, independientemente de su condición
legal, y la defensa de la libertad de todos los trabajadores para
vivir y trabajar en el país de su elección con plena
igualdad de derechos.
La dependencia de fuertes fronteras nacionales, el proteccionismo
económico y el endurecimiento de las leyes de inmigración
para crear una especie de "fortaleza América"
sólo servirá para intensificar los ataques contra
la clase obrera en el país, mientras que prepara el camino
hacia una nueva erupción de la guerra imperialista mundial.
Los trabajadores de los EE.UU. y de todos los países
pueden evitar esta catástrofe sólo a través
de una lucha común por la reorganización socialista
revolucionaria de la economía mundial. Esto requiere la
construcción del partido mundial de la revolución
socialista, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional.
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