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Una Comisión del Congreso revela que los Servicios
de EE.UU. protegieron al terrorista del vuelo 253
Por Alex Lantier
9 Marzo 2010
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Este artículo apareció n en nuestro sitio
en su inglés original el 3 de febrero, 2010
El 27 de enero, durante las comparecencias ante el Comité
de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, quedó
claro que los servicios de espionaje estadounidenses evitaron
que el departamento de Estado revocara el visado a Umar Faruk
Abdulmutallab. El estudiante nigeriano, de quien los funcionarios
estadounidenses sospechaban era militante del grupo terrorista
Al Qaeda en Yemen, en la península Arábiga, el día
de Navidad intentó activar una bomba en el Vuelo 253 de
Northwest con destino Detroit. La denegación del visado
a Abdulmutallab le habría impedido embarcar en el avión.
Sobre la Comisión se informó en un breve artículo
publicado el 27 de enero en la página web de Detroit
News, titulado Terror suspect kept visa to avoid tipping
off larger investigation [Al sospechoso terrorista se le
concedió el visado para evitar entorpecer una investigación
más amplia]
La revelación de que los servicios de espionaje estadounidenses
tomaron deliberadamente la decisión de permitir que Abdulmutallab
embarcara en el vuelo, sin ningún control especial en el
aeropuerto, se ha silenciado en los medios de información.
Hasta la fecha de la redacción de este artículo,
casi una semana después de las comparecencias, el New
York Times, el Wall Street Journal, Washington Post
y Los Angeles Times no han publicado artículo alguno
sobre el asunto. Como tampoco lo han hecho los medios audiovisuales.
Todo ello a pesar- o a quizás más precisamente,
debido a - que esta información pone de manifiesto la falsedad
de la versión oficial del Gobierno sobre lo que pudo ser
una catástrofe. La afirmación del presidente Obama,
que se reunió con los responsables de los servicios de
espionaje, FBI, y de la Seguridad Nacional para insistir en que
se permitió que Abdulmutallab inadvertidamente embarcara
en el avión llevando explosivos por un fallo en la conexión
de los datos, ha sido desde el principio un engaño
al pueblo estadounidense.
Desde el inicio, la explicación oficial carecía
de credibilidad, habida cuenta de los múltiples avisos
sobre la relación del estudiante nigeriano con los terroristas
yemeníes que estaban proyectando atentados contra EE.UU.
Como se informó ampliamente horas después del
fallido atentado, el padre de Abdulmutallab- ex ministro nigeriano
e importante banquero- el mes de noviembre se había dirigido
a la embajada estadounidense en Abuya [capital de Nigeria] para
advertir que su hijo estaba implicado con los radicales islamistas
en Yemen y había roto toda relación con su familia.
La familia informaba de que había facilitado a los funcionarios
estadounidenses una información completa sobre su hijo
con la esperanza de que pudieran encontrarlo y devolverlo
a casa.
Patrick Kennedy, subsecretario del departamento de Estado,
en su bien preparada declaración ante el Comité
de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, afirmaba:
En el caso de Umar Faruk Abdulmutallab, el día siguiente
de la visita de su padre a la embajada el 19 de noviembre, enviamos
un cable a los servicios de espionaje de Washington y a la Interpol
a través de los conductos apropiados ( El sistema de control
de visados) con el texto siguiente: Informaciones recibidas
indican que [Faruk] puede estar comprometido con extremistas yemeníes'.
Kennedy confirmó que todos los servicios de espionaje
estadounidenses habían recibido advertencias respecto a
que Abdulmutallab se estaba entrenando con terroristas en Yemen.
Señaló que en el cable diplomático enviado
inicialmente desde Abuya, el nombre de Abdulmutallab se había
escrito mal, pero que Simultáneamente, la sección
consular introdujo el nombre correcto en la base de datos del
Sistema de vigilancia y ayuda consular, conocido como CLASS...
así que en ella figuraba cabalmente su nombre, que automáticamente
se incorporaba el sistema de vigilancia utilizado por el departamento
de Seguridad Nacional (DHS) y era accesible a las demás
agencias.
A las preguntas del congresista Bennie Thompson, presidente
del Comité, Kennedy respondió explicando las razones
por las que el departamento de Estado no había revocado
la orden de emisión del visado a un sospechoso terrorista:
Para cancelar el visado de cualquier individuo que suponga
una amenaza para Estados Unidos tenemos que dar pasos previos.
Preguntamos a la policía y a nuestros aliados de los servicios
de espionaje: ¿Tienen fichada a esa persona y quieren
que la dejemos seguir con su plan bajo su vigilancia para descubrir
un eventual complot de mayor alcance?'.
Y añadió: Entonces uno de los miembros
[de los servicios de espionaje]- y estaré encantado de
facilitarles su nombre en privado- contestó: Por
favor, no le retiren el visado. Estamos vigilándole. Estamos
siguiendo a ese individuo, que ha conseguido el visado para intentar
establecer contacto con una red completa, y así no sólo
detendríamos a una única persona.
A las peguntas del congresista Dan Lungren, Kennedy confirmó
que el caso de Abdulmutallab es una de las excepciones en las
que los servicios de espionaje han intervenido para evitar la
revocación del visado.
En la misma Comisión, Michael Leiter, Director del Centro
Nacional Contraterrorista, afirmó: Los servicios
de espionaje teníamos información estratégica
relativa a que la rama de Al Qaeda en la península Arábiga
[AQAP, el grupo terrorista yemení con el que Abdulmutallab
estaba en contacto] tenía intención de ejecutar
operaciones contra Estados Unidos, con anterioridad al atentado
frustrado del 25 de diciembre, pero no dedicamos más efectivos
contra AQAP, ni insistimos en que los criterios de la lista de
sospechosos se pusieran al día antes del incidente.
Añadió que los analistas del servicio de espionaje
estadounidense no incluyeron a Abdulmutallab en la lista
de terroristas en búsqueda.
Esta pasividad se produjo a pesar de que los servicios de espionaje
estadounidenses eran conscientes de la amenaza que suponía
AQAP. Según Leiter: Los servicios de espionaje habían
subrayado la creciente amenaza que suponía AQAP para los
intereses de Estados Unidos y de occidente en la región,
cuyos precursores habían atacado nuestra embajada en la
capital yemení, Sana'a [en septiembre de 2008]. Nuestros
análisis se centraron en los planes de AQAP para atentar
contra objetivos estadounidenses en Yemen, aunque destacaban asimismo
- cada vez más en el otoño de 2009- la posibilidad
de que atentaran en Estados Unidos.
Sorprendentemente, el gobierno estadounidense no declaró
a AQAP organización terrorista hasta el 19 de enero de
2010, incluso aunque durante el año 2009 se refiriera a
ella como tal. Philip Crowley, portavoz del departamento de Estado
declaró que considerar a AQAP grupo terrorista: hubiera
impedido la obtención de armas y material de apoyo, así
como la prohibición de envío de dinero procedente
de los emigrantes, lo que hubiera impedido su financiación.
Así que, según Crowley, hasta casi un mes después
del atentado fallido, no se les exigió a los altos responsables
estadounidenses tomar una serie de medidas contra AQAP, entre
ellas, la congelación de cuentas, la prohibición
de viajar y el embargo de armas.
En su comparecencia del 27 de enero, Leiter declaró
que se habían producido muchos fallos en la
reacción del gobierno de Washington a las advertencias
de un atentado inminente. A pesar de ello, ninguno de los tres
altos cargos que comparecieron- Kennedy, Leiter y Jane Lute-,
subsecretaria del departamento de seguridad nacional-, informaron
de que se hubieran tomado medidas disciplinarias contra los responsables..
Janet Napolitano, secretaria del departamento de Seguridad,
invitada a comparecer y que se encontraba en Washington en esos
momentos, se negó a hacerlo, sin previo aviso a los miembros
del Comité. Napolitano, fue duramente criticada cuando
el 27 de diciembre declaró que el sistema había
funcionado, antes, durante y después del intento
de atentado.
Ahora, los testimonios oficiales reconocen que los servicios
de espionaje estadounidenses, deliberadamente, permitieron que
Abdulmutallab embarcara en el vuelo 253, poniendo en peligro la
vida de centenares de personas, en el marco de una operación
más amplia todavía no revelada. Pero sigue sin aclararse
si los servicios estadounidenses desconocían los planes
de Abdulmutallab o, si conscientes de ellos, decidieron permitirle
que llevara a cabo el atentado.
En este contexto, debería subrayarse que la razón
para la pasividad estadounidense ofrecida en la Comisión
de Investigación- es decir, que el espionaje estadounidense
no quería alertar a Al Qaeda de que estaba vigilando a
Abdulmutallab- no tiene lógica alguna. Durante las comparecencias,
los congresistas fueron informados de que los servicios de seguridad
de Fronteras y Aduanas estaban preparados para interrogar a Abdulmutallab
a su llegada a Detroit, que su nombre se encontraba en la base
de datos de presuntos terroristas, y que hubiera sido contraproducente
que los servicios estadounidenses hubieran llevado a cabo una
operación concertada para ocultar su interés en
Abdulmutallab.
Existen varias explicaciones posibles para la decisión
de permitir que Abdulmutallab embarcara en el vuelo 253 de Northwest.
Una de ellas, es que tuviera relación con los intentos
de ciertos elementos del aparato de espionaje estadounidense para
desestabilizar políticamente al gobierno Obama.
Para investigar seriamente los posibles motivos que subyacen
en las actuaciones del gobierno, debería plantearse este
pregunta: ¿Cuáles hubieran sido las consecuencias
si el atentado hubiera tenido éxito? La histérica
cobertura de los medios hubiera suministrado argumentos para que
los ultraderechistas de la clase dirigente exigieran la guerra
contra Yemen u otros países musulmanes. En el interior
del país, se hubieran pedido investigaciones masivas, tal
como ocurrió tras los atentados del 11-S, y se hubiera
producido una enorme presión política para la puesta
en marcha de una nueva batería de leyes de carácter
policíaco.
Incluso a pesar de haber fallado, el atentado ha servido de
excusa para ampliar las operaciones militares estadounidenses
en Yemen, para aumentar las medidas de seguridad en los aeropuertos
y ampliar la lista de pasajeros no autorizados para volar,
así como las bases de datos de servicios que no tienen
que rendir cuentas ante el pueblo estadounidense.
Los testimonios prestados el 27 de enero echan por tierra,
asimismo, la explicación ofrecida por los medios de información
de las elites, que unánimente repitieron la frase utilizada
por el gobierno para explicar el incidente del vuelo 253: el
fallo en la conexión de la información por
parte de los servicios de espionaje de Estados Unidos. Por supuesto,
se trata de la misma expresión utilizada para justificar
oficialmente los atentados del 11-S.
El 2 de enero, el New York Times en un editorial con
el título de Why Didn't They See It? [¿Por
qué no lo detectaron?], decía: No hay duda
de que manejar ingentes cantidades de información y decidir
qué es lo urgente o lo que, incluso, merece un seguimiento
puede ser abrumador. Pero, resulta increíble, y aterrador,
que el Gobierno no sea capaz de llevar a cabo su trabajo de poner
al día sus archivos al menos tan rápidamente como
lo hace Google.
El propio Times, en una articulo posterior del día
18 de enero, informaba de los resultados de su investigación,
basada en entrevistas con altos funcionarios de la Casa Blanca
y de los servicios de espionaje. El periódico revelaba,
más puntos clave omitidos, entre ellos el hecho
de que los responsables del espionaje sabían desde principios
de noviembre, por la interceptación de las comunicaciones
de los seguidores de Al Qaeda en Yemen, que un hombre llamado
Umar Faruk se había ofrecido como voluntario
para una operación inminente. Pero a pesar de esta prueba
del encubrimiento oficial, mantuvo la explicación de que
lo que pudo ser una catástrofes fue el resultado de errores,
omisiones e incapacidad de cruzar datos dispersos.
Ahora podemos contestar al editorial del New York Times
de 2 de enero: Ellos lo sabían, y el increíble
y cínico intento de explicar el atentado del vuelo 253
como el simple resultado de la incompetencia no fue sino parte
de una campaña de desinformación. Una campaña
en la que, con su silencio sobre las comparecencias del 27 de
enero, el Times sigue colaborando.
La Comisión de Investigación confirma el análisis
de World Socialist Web Site, que denunció las muchas
incoherencias de la versión oficial, señalaba la
posibilidad de la implicación del gobierno estadounidense
y exigía que los nombres de los funcionarios responsables
del caso Abdulmutallab se hicieran públicos y fueran investigados.
En una columna del 31 de diciembre (The Northwest Flight
253 intelligence failure: Negligence or conspiracy?) [El
fallo de los servicios de espionaje: ¿Negligencia o conspiración?],
World Socialist Web Site decía: Las circunstancias
esenciales del intento de atentado de Northwest y de los de los
atentados del 11-S son alarmantemente similares. Se podría
incluso afirmar que se trata de un modus operandi. En ambos casos,
quienes supuestamente llevaron a cabo las operaciones habían
sido objeto de investigaciones y vigilancia de los servicios de
espionaje estadounidenses, se les había permitido entrar
en el país y embarcar en vuelos en circunstancias que normalmente
hubieran hecho saltar las múltiples alarmas de seguridad.
Entonces y ahora, el Gobierno y los medios de información,
esperan que la gente acepte que lo sucedido fue un cúmulo
de errores. Pero ¿Qué razones existen para que alguien
crea que la incapacidad para actuar de un enorme servicio de espionaje
que tenía como objetivo a Abdulmutallab, constituya simplemente
un cúmulo de errores inocentes' y no algo mucho más
siniestro?.
En el artículo del New York Times del 18 de enero,
ya citado, el periódico informaba también de que
el propio Obama se reunió el 22 de diciembre con los responsables
de la CIA, FBI y departamento de Seguridad Nacional porque estaba
preocupado por un posible atentado en las vacaciones de
Navidad. Según el Times, el mismo día,
en otra reunión con su consejero de seguridad, John Brennan,
Obama habló con él sobre Yemen, donde una
serie de informaciones inquietantes sugerían que elementos
de Al Qaeda estaban preparando alguna operación, quizás
un atentado, el día de Navidad.
No obstante, Obama se dirigió a través de la
radio y de Internet con una alocución en la que falsamente
calificó a Abdulmutallab de extremista aislado.
Asimismo, declaraba: Se ha puesto en marcha una investigación
exhaustiva sobre este intento terrorista, y no descansaremos hasta
que encontremos a todos los implicados en él y les exijamos
responsabilidades... Seguiremos utilizando todos los instrumentos
a nuestro alcance para impedir, desmantelar y acabar con los extremistas
violentos que nos amenazan.
Más de un mes después de que Obama hiciera estas
afirmaciones, está claro que los servicios de espionaje
estaban muy implicados y la Casa Blanca controla el masivo encubrimiento
de lo ocurrido.,
Traducido del inglés para La Haine [http://www.lahaine.org/index.php?p=43271]
por Felisa Sastre.
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