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Después del terremoto y tsunamis
Masiva movilización militar en Chile
Por Patrick Martin
5 Marzo 2010
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La Presidenta Michelle Bachelet mandó 7.000 soldados
más a las dos provincias más afectadas por el terremoto
del sábado. La medida duplicó el número de
efectivos movilizados en la región costera central alrededor
de la ciudad de Concepción, la segunda ciudad más
poblada en el país.
La acción de Bachelet se produjo cuando los primeros
informes de las ciudades costeras, que fueran golpeadas primero
por el terremoto y luego por no menos de cinco tsunamis, indicaban
que la cifra de muertos podría ser mucho mayor a la cifra
oficial de 795. Según un informe, el servicio de Google
creado para localizar personas desaparecidas ya contaba con un
registro de 39.000 nombres.
La mitad de los muertos ya inidentificados eran de la ciudad
costera de Constitución, situada al norte de Concepción,
cerca del epicentro del terremoto. Quedaba poco de la ciudad,
que alberga a 50.000 personas antes de la catástrofe, y
es probable que haya cientos de cuerpos más bajo los escombros
o que se los llevó el mar.
Según los sobrevivientes, la ciudad fue golpeada primero
por el terremoto, y luego por una serie de tsunamis, el mayor
de ellos con olas de hasta 12 metros, que arrasó con el
centro de negocios situado cerca a la costa . La ciudad estaba
llena de turistas que asistían a un festival de verano
cuando ocurrió el terremoto.
Sólo aquellos que huyeron de la costa en las primeras
horas después del sismo en la madrugada pudieron salvarse
de la crecida del mar. Testigos señalan que los únicos
edificios que se mantienen intactos son los que estan en las colinas.
Familiares trataban de identificar a sus seres queridos entre
las filas de cadáveres alineados en el gimnasio de una
escuela secundaria. Se informa que hasta 500 personas pueden haber
desaparecido sólo en Constitución.
El General Bosco Pesse, director de operaciones de emergencia
en la provincia de Maule, que incluye la ciudad de Constitución,
declaró a la agencia de noticias francesa AFP, El
tsunami afectó unos 200 kilómetros de costa, en
algunos lugares avanzó hasta 2.000 metros hacia el interior.
Dijo que el número de muertos en la provincia de Maule
podría ser mayor a 1.000.
Un funcionario de la policía dijo que al menos 62 cadáveres
fueron recuperados de las ciudades de Curanipe, Pelluhue y Chanco,
donde un autobús lleno de personas de edad fue arrastrado
hacia el océano. Todavía hay cientos de desaparecidos",
dijo.
En la ciudad de Talcahuano, con una población de 180.000,
el 80 por ciento de las personas quedaron sin hogar y se cree
que 10.000 hogares no son habitables. El alcalde Gastón
Saavedra dijo a la prensa, se destruyó el puerto.
Las calles, colapsaron. Los edificios están en ruinas.
La Armada de Chile ha sido objeto de críticas generalizadas
por no haber enviado de inmediato una alerta de tsunami después
del sismo, lo que podría haber salvado vidas en a las poblaciones
costeras.
Alejandra Jara, una joven de La Pesca, una villa de pescadores
cerca de Constitución, dijo a la British Broadcasting Service,
Nadie apareció por aquí para avisarnos. Huimos
por nuestra cuenta, porque sabemos que cuando hay un gran terremoto,
usted tiene que dejar todo y salir corriendo.
Manuel Parra, de 64 años, dijo a la BBC, Los que
se refugiaron en las colinas sobrevivieron. Los que no, ya no
están aquí.
La negligencia de la armada chilena fue especialmente letal
para los residentes de las islas Juan Fernández (Robinson
Crusoe), 415 kilómetros al oeste del continente, que se
vieron afectadas por los tsunamis con olas de hasta 30 metros
de altura. La población no sintió el terremoto y
el maremoto llegó sin aviso a las 6 am, hora local, barriendo
los asentamientos costeros, destruyendo casas y embarcaciones
y luego arrastrándolas hacia el mar. Aún no existe
una cifra de muertos entre los 800 residentes y turistas que se
estima estaban en las islas en el momento del terremoto.
Casi todas las estructuras se ha dañado en Concepción,
una ciudad de 600.000 habitantes, y se cree que todavía
hay mucha gente atrapada bajo las ruinas. La mayor parte de la
ciudad está sin electricidad y agua corriente. Miles de
sobrevivientes del terremoto irrumpieron en las tiendas en busca
de alimentos y otros suministros esenciales.
El objetivo principal de las autoridades locales, regionales
y nacionales ha sido restablecer el orden y defender la propiedad
privada contra los presuntos saqueos. El alcalde de Concepción,
Jacqueline van Rysselberghe, hizo un llamado al gobierno nacional
para controlar la anarquía en las calles. Envíen
el mayor número de soldados posible, declaró.
Por primera vez desde el final de la dictadura militar de Pinochet
en 1990, la presidenta Bachelet, una socialdemócrata, ordenó
a las tropas patrullar los barrios de la población civil.
Refiriéndose a la población de Concepción,
advirtió, "Nosotros entendemos su gran sufrimiento,
pero también sabemos que estos son actos criminales que
no se tolerarán".
Así como en el terremoto de Haití en enero, las
medidas de ley y de orden han tenido prioridad sobre las preocupaciones
humanitarias. Según el servicio de noticias británico,
Un periodista de la BBC en Concepción dice que la
policía está en las esquinas de la calle del centro,
pero dice que aún no han llegado los convoyes de ayuda
para los necesitados.
La misma prioridad de la represión sobre la ayuda se
da en la respuesta internacional al terremoto. El gobierno chileno
inicialmente no solicitó asistencia, sugiriendo que podría
manejar las operaciones de rescate y la recuperación por
su cuenta. Pero cuando cambio de opinión y apeló
a la ayuda, la respuesta fue irrisoria. China ofreció $
1 millón, Japón $ 4 millones.
La secretario de estado de EE.UU., Hillary Clinton, llegó
en una visita programada previamente llevando 25 teléfonos
vía satélite, y con mucha reverencia le entregó
uno a la presidenta Bachelet, quien la esperaba en el aeropuerto
de Santiago.
Bachelet tiene previsto dejar el cargo el 11 de marzo y entregar
el poder al presidente electo, Sebastián Piñera,
un multimillonario conservador. Piñera expresó su
preocupación por las consecuencias políticas de
la catástrofe. Cuando tenemos una catástrofe
de esta magnitud, cuando no hay electricidad ni agua, la población...
comienza a perder el sentido del orden público, dijo.
El diario más importante del país, El Mercurio,
señaló que la posibilidad de una explosión
social se perfilaba como el mayor temor del gobierno.
Comentó que, debido a la amarga experiencia de dos décadas
de dictadura militar, el gobierno deliberó angustiosa antes
de dar la orden de enviar tropas e imponer toques de queda durante
toda la noche.
La portavoz de Bachelet, Pilar Armanet trató de dirigirse
a las preocupaciones populares, diciendo: La coordinación
entre las autoridades civiles y militares está funcionando
correctamente.
En una columna de opinión en el New York Times
del martes, el escritor chileno Alberto Fuguet observó,
El verdaderos temblor rugiendo debajo de los escombros es
la amenaza de agitación social, especialmente en Concepción
y Talcahuano, donde los barcos están en las calles".
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