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Política de clase en Europa: Para los trabajadores, austeridad; para las empresas, reducción de impuestos

Por Stefan Steinberg
31 Julio 2010

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Un nuevo reporte del servicio estadístico de la Unión Europea, Eurostat, revela que como consecuencia de la más grave crisis económica desde los años 30, los gobiernos europeos continúan reduciendo los impuestos de las empresas mientras aumentan la carga fiscal sobre la población trabajadora.

Eurostat relata que los gobiernos europeos reducen la tasa media de tributación de las empresas en todo el continente del nivel del 2009 de 23,5% a 23,2%. La reducción prolonga una tendencia que se extiende por muchos años y ha resultado en un gran cambio en la política fiscal.

Esta es apenas una expresión de la implacable política de clase que está siendo seguida por los gobiernos en Europa e internacionalmente -ya sean de "izquierda" o conservadores- para hacer a la clase trabajadora pagar por la crisis del sistema capitalista. El resultado son los niveles cada vez mayores de desigualdad social, con la riqueza canalizada de la base al tope.

Las grandes empresas, los bancos y los súper ricos son cada vez más liberados de los impuestos. Los resultantes déficits de los presupuestos estatales, agraviados por los cientos de miles de millones de dólares concedidos a los bancos en paquetes de rescate del gobierno, son ahora implementados a través de una combinación de aumento de impuestos sobre el consumo, que incide más pesadamente sobre la clase trabajadora, y de recortes drásticos en los programas sociales y empleos en el sector público y en los salarios.

Inicialmente, la Comisión Europea estableció una meta de impuestos para empresas de 45%. En 1992, la meta se había revisado a un nuevo nivel por debajo de 30%.

A lo largo de los últimos doce años, las tasas de impuesto sobre las empresas en Europa cayeron casi al 12%. El nivel actual de 23,2% significa que la tasa media en Europa es de 10% inferior a la tasa nominal en los Estados Unidos.

Desde mediados de la década de los noventa, la mayor economía de Europa, Alemania, redujo su tasa de impuestos sobre las empresas en un sorprendente 27%, en cuanto a su tasa máxima de impuesto a la renta personal fue reducida en 9,5%. Durante el mismo período, España y Francia redujeron sus tasas más elevadas de impuestos a la renta en cerca de 13 puntos porcentuales. Italia redujo su tasa de impuesto a las empresas en 20,8% y su mayor tasa de impuesto a la renta personal en 6,1%.

Comentando sobre la evolución de la tributación alemana, Peter Bofinger miembro del Consejo Alemán de Peritos en Economía, escribió en el Süddeutsche Zeitung: "Si tuviésemos las tasas de impuesto que estaban en vigor en 1998, tendríamos 75 mil millones de euros más de ingreso por año".

El miércoles, el gabinete alemán se reunió para discutir sus planes de recortar 81,6 mil millones de euros del presupuesto del país en los próximos cuatro años. Los planes envuelven grandes recortes de gastos en una serie de esferas sociales, con consecuencias desastrosas para millones de trabajadoras y sus familias. La suma que el gobierno pretende economizar en más de cuatro años es casi equivalente a la pérdida anual de ingresos del gobierno debido a la reducción de impuestos sobre las empresas a lo largo de las últimas dos décadas.

Thomas Piketty, profesor en la Escuela de Economía de París, escribió: "Tenemos una competencia fiscal en Europa, y el resultado es bastante simple: el factor móvil de producción, o sea, el capital, es cada vez menos tributado; consecuentemente, un factor menos móvil como el trabajo menos calificado está sobrecargado de tributaciones".

Este exceso de tributación del trabajo asume la forma de aumentos regulares a la renta en los impuestos sobre el consumo. De acuerdo con el reporte de Eurostat, el promedio de las tasas de impuesto a la renta aumentó en toda Europa de 37,1% a 37,5% en el 2009. Impuestos sobre la circulación de mercaderías y servicios (IVA) también aumentaron en promedio en el 2009 por casi 0,5%.

Desde el 2000, 12 de los 27 países de la UE vieron aumentado sus impuestos sobre las mercaderías con las mayores tasas actuales de IVA (25%) cobradas en Hungría, Dinamarca y Suecia.

La contribución de los trabajadores para el presupuesto de Estado está aumentando continuamente. Actualmente, los pagos de impuesto a la renta constituyen el 40% de todos los ingresos del Estado. Impuestos sobre el consumo cuentan por el 25% adicional. Los impuestos sobre los negocios equivalen a penas el 15% de los ingresos del Estado. La consecuencia invariable de este desenvolvimiento es el crecimiento de la desigualdad social.

Camille Landais, un economista francés que trabajaba en la Universidad de California, escribió sobre una "explosión de los impuestos sobre la renta más altas" en Francia a final de los años noventa, en la que los recortes de impuestos para las empresas desempeñaron un papel importante.

Resumiendo este proceso, Landais notó que Europa es aún mucho menos desigual que los Estados Unidos. "Pero la tendencia está en sintonía con las tendencias en los Estados Unidos desde la década de los ochenta. Si los sistemas fiscales -que son mucho más planos de lo que la mayoría de las personas piensa- está claro que en veinte años no habrá razón para que Francia y Alemania no sean tan desiguales como los Estados Unidos".

El autor Göran Therborn argumenta que tales niveles extremos de desigualdad social son incompatibles con la democracia. Therborn destaca: "La diferencia de ingresos entre los que están arriba y el trabajador promedio son ahora mucho mayores de lo que fueron en los tiempos pre-modernos. En 1688, los barones ingleses tenían un ingreso anual que bordeaba una suma cien veces mayor que la de los trabajadores y los siervos, y 230 veces más que la de los aldeanos e indigentes. En 2007-8, los directores ejecutivos de las 100 mayores empresas de la FTSE recibieron una remuneración 141 veces mayor que el ingreso promedio de todos los empleados en el Reino Unido, y 236 veces más que las personas en el "comercio y actividades de prestación de servicios públicos".

Esta orgía de recorte de impuestos para las grandes empresas y súper ricos fue realizada por los gobiernos europeos de todas las vertientes políticas; pero, en las dos mayores economías del continente, Alemania y Francia, fueron los llamados gobiernos de "izquierda" quienes iniciaron el proceso.

En Alemania, las concesiones sin precedentes para las empresas y los bancos fueron implementados por la coalición Partido Social Demócrata/Partido Verde liderado por el canciller Gerhard Schröder (1998-2005).

En Francia, fue el gobierno socialista (1997 2002), liderado por el primer ministro Lionel Jospin, que inició el proceso de recortes drásticos en las tasas de impuesto sobre las empresas y altos ingresos, que fue continuado por sucesivos gobiernos conservadores, llegando, inclusive, hasta el gobierno liderado por el Presidente Nicolás Sarkozy.

Estos partidos burgueses, supuestamente de "izquierda", no son menos hostiles a los intereses de la clase trabajadora y menos vinculados a la élite financiera que sus colegas conservadores.

La única solución para el crecimiento de los obscenos niveles de desigualdad social y de la frecuente amenaza de formas dictatoriales de gobierno es la movilización política independiente de la clase obrera en toda Europa e internacionalmente, para tomar el poder y realizar la reorganización de la sociedad con el fin de atender a las necesidades sociales, en vez de los intereses lucrativos de los bancos y de las grandes empresas.

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