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Obama finge defensa de los desempleados, pero aplaude a Wall
Street
Por Patrick Martin
21 Julio 2010
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 19 de julio, 2010.
En s u discurso por la radio y el Internet este sábado
pasado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se aprovechó
del momento para criticar la postura de los Republicanos del Senado
en contra de la extensión de los beneficios de desempleo.
Fue una postura falsa y demagógica del presidente tratar
de aparentar que defiende a los desempleados.
La Casa Blanca ha permanecido ha guardado casi un silencio
total durante las últimas seis semanas a medida que el
punto muerto en que se encuentra el Senado ha causado la expiración
de los beneficios de desempleo para más trabajadores desempleados.
Se calcula que 2.5 millones de trabajadores han perdido sus beneficios
desde el 1ro. de junio. Cada día que pasa la cifra aumenta
por 50,000.
Obama ni siquiera se molestó en dar a conocer o explicar
la indiferencia de la Casa Blanca desde el 2 de junio a medida
que los Demócratas del Senado constantemente cedían
paso a los Republicanos en cuanto a lo que inicialmente se había
catalogado como un proyecto de ley para estimular la economía.
Varios elementos claves del proyectotales como el aumento
de subvenciones a los estados para financiar el programa de seguro
médico, Medicaidfueron extirpados de la legislación
en un vano esfuerzo para ganarse uno o dos votos Republicanos.
Los Demócratas del Senado hasta trataron de añadirle
al proyecto de ley una reducción de $25 semanales a la
extensión de los beneficios de desempleo. De esa manera
mostraron su lealtad a la austeridad y a las reducciones presupuestales.
Fingiendo compasión por la difícil y grave situación
apremiante de los desempleados, Obama hizo notar que más
de dos millones han perdido sus beneficios. "Para muchos
era la única manera de sobrevivir mientras buscaban trabajo;
era la única manera de cubrir los costos del alquiler,
de los servicios públicos y hasta de la comida". Criticó
sugerencias que los beneficios de desempleo tienen el efecto de
quitarle a los trabajadores todo incentivo para buscar empleo
y dijo, "No he conocido a ningún ciudadano que prefiera
el cheque de desempleo a un buen trabajo que le permita sustentar
a su familia".
Por supuesto, hay Demócratas y no solo Republicanos
en ambas cámaras del Congreso que abiertamente defienden
la acusación que la extensión de los beneficios
de desempleo representa una manera de consentir a los trabadores
y crear en ellos la idea que tienen "derecho a todo como"
si fuesen "parásitos del estado". Demócratas
claves del Senado han unido su voto al de la minoría Republicana
cada vez que es necesario bloquear toda acción en cuanto
al proyecto de ley. El mismo Obama continuamente ha declarado
que es necesario reducir los programas sociales para reducir los
gastos del gobierno federal.
Pero la postura más grotesca no apareció hasta
el final del discurso, cuando criticó a los Republicanos
por referirse al déficit del presupuesto federal y usarlo
para justificar su oposición a la extensión de beneficios.
Declaró que "Luego de pasar años como campeones
de una política que transformó a un superávit
que batió el récord en un enorme déficit,
inclusive una reducción de los impuestos para los ciudadanos
más ricos, por fin han decidido plantarse firmemente sobre
las espaldas de los desempleados".
Pero durante los primeros 18 meses de su gobierno, Obama ha
fomentado toda una serie de iniciativas dedicadas precisamente
a servir los intereses de los "ciudadanos más ricos".
El rescate de Wall Street, valorado en $1.000.000.000.000 (trillón),
efectivamente trasladó los recursos de la Tesorería
de Estados Unidos a los bancos:
* El "paquete" de estímulos, valorado en $787
billones para los gastos y cuya mayor parte terminó en
los cofres de los intereses empresariales, por medio de reducciones
a las rentas internas y subvenciones directas y la prohibición
de la creación de empleos por parte del gobierno.
* El rescate de las empresas automotrices, basado en la reducción
en un 50% de los salarios de los trabajadores en dichas fábricas,
donde los nuevos empleados ahora gana solo $14 la hora.
* La legislación pro reforma de el cuido de la salud,
cuyo propósito es reducir el costo de las contribuciones
que las empresas y el gobierno de Estados Unidos hacen a la atención
médica, todo a expensas del pueblo trabajador.
* El proyecto de ley pro reforma del sistema bancario, recientemente
adoptado por el Congreso y el cual deja sin tocar a los criminales
y estafadores de Wall Street y deja la puerta de par en
par a otra ronda de especulaciones y fraude.
La demagogia populista que Obama ha adoptado es un esfuerzo
bastante transparente para colocar a los Demócratas en
una buena posición en las venideras elecciones congresistas
bajo condiciones donde el desempleo, de prolongación persistente,
ha desacreditado a su gobierno y permitido que los Republicanos,
con igual hipocresía, adopten la postura de que están
"creando empleos". Un análisis noticiero describió
esta disputa de la siguiente manera: "A medida que los comicios
se acercan, los dos partidos batallan para pintar el uno al otro
de ser más cruel y despiadado".
Las diferencias entre los Demócratas y los Republicanos,
no importa su amarga retórica, son acerca de cuales son
las mejores tácticas y los mejores métodos para
servir los intereses de la clase gobernante. Ambos partidos defienden
el sistema de ganancias privadas y los intereses de la aristocracia
bancaria; intereses completamente incompatibles con las necesidades
del pueblo trabajador.
Bajo condiciones en que reina la peor recesión desde
la Gran Depresión, el gobierno de Estados Unidos no puede
establecer las más mínimas medidas para aliviar
el sufrimiento de las masas; medidas que eran muy comunes durante
las recesiones del pasado. De acuerdo a un estudio, en las recesiones
anteriores desde la Segunda Guerra Mundial la extensión
de los beneficios de desempleo continuó por un promedio
de 23 meses luego de la tasa de desempleo llegar a su apogeo.
Durante la recesión de hoy día, el apogeo de la
tasa oficial de desempleo llegó a su cúspide hace
ocho meses (es decir, si se presume que las cifras oficiales sobre
el desempleo reflejan la realidad de manera exacta) y la extensión
de los beneficios ya ha sido eliminada. Y hay buena razón
para creer que la tasa de desempleo resumirá su crecimiento
durante los meses venideros. La "maya de seguridad"
social para los desempleados quedará totalmente en ripios.
Tanto el discurso de Obama como la reacción del dirigente
Republicano en el Senado, Mitch McConnellquien declarara
el domingo que apoyaría la extensión del seguro
de desempleo si a ésta lo "pagaran" las reducciones
presupuestales de otros programassugieren que Washington
se ha puesto un poco nerviosa acerca de las crecientes tensiones
sociales en Estados Unidos.
David Frum, comentarista derechista y ex escritor de discursos
para Bush, abiertamente expresó sus inquietudes acerca
del caso. Escribió que "Lo más sorprendente
de esta recesión, por lo menos en mi opinión, es
que no ha habido un movimiento de protesta contra la economía
por parte de los desempleados y los que han perdido sus casas.
Ha sucedido una y otra vez en la historia de Estados Unidos que
las personas en dificultades y desposeídas se han manifestado
a voz en grito, ferozmente, en los foros públicos. Pero
no ahora. Ya no hay populistas o Wobblies [anarco-sindicalistas
revolucionarios de a principios del Siglo XX en Estados Unidos],
ni manifestadores Bonus [1], ni huelgas de brazos caídos...A
medida que aceptamos este largo período de desempleo, el
movimiento Tea Party quizás representa la primera
ola de descontento popular. Podría ser está por
venir otra tormenta".
Esta tormenta no ha sucedido debido a las osificadas "organizaciones
de los trabajadores"que no son más que instrumentos
de la empresarial de Estados Unidosse han opuesto sistemáticamente
a todo movimiento en contra de los grandes negocios y debido a
aquellos que han promovido ilusiones en el Partido Demócrata
y en el gobierno de Obama. Pero la tormenta vendrá; de
eso no hay duda.
Y cuando la clase trabajadora surja como factor político
determinante, ha de hacerlo como fuerza política independiente
en contra del sistema capitalista. Para defender su intereses,
inclusive el derecho al empleo, los trabajadores deben romper
sus vínculos a los Partidos Demócrata y Republicano
y luchar por la transformación socialista de la sociedad.
1. Según Wikipedia, los "Bonus Marchers"
consistían de veteranos de guerra que habían estado
desempleados desde el comienzo de Gran Depresión. Buscaban
pago a los Certificados de Servicio que se les había otorgado
ocho años antes por medio de la Adjusted Service Certificate
Law de 1924.
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