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Surgen más críticas a la reacción de
Estados Unidos en cuanto al desastre en Haití
Por Jerry White
28 Enero 2010
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 26 enero, 2010.
Dos semanas después del terremoto que devastó
a Haití, crece la crítica de los Estados Unidos
por éste socavar los esfuerzos de rescate y auxilio y concentrarse
casi absolutamente en la ocupación militar de la nación
caribeña.
El lunes, el gobierno haitiano confirmó que la cantidad
de muertes había llegado a los 150,000, lo cual convierte
a este terremoto en el peor desastre natural en la historia de
las Américas. Funcionarios han declarado que la cifra no
incluye a Jacmel y otras zonas en la periferia del temblor. Se
anticipa que todavía han de encontrarse decenas de miles
de cadáveres más.
Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) calcula por lo menos 800,000 personas han quedado sin techo
y viven en tiendas de cartón y lona en campamentos que
se han erguido en los alrededores la capital, Puerto Príncipe.
Mientras tanto, unas 235,000 personas han aceptado la oferta del
gobierno de ofrecerles transportación para que abandonen
la capital en éxodo de masas.
Los sobrevivientes todavía reciben poco o casi nada
de alimentos, agua, atención médica y vivienda.
Aunque funcionarios han asegurado que todavía no se a presentado
ninguna epidemia importante de enfermedades contagiosas, los peritos
de la salud advierten que hay un brote de diarrea, dengue y malaria
ya que el sistema de salubridad pública ha sido destruido
y lo inundan los escombros y los desperdicios humanos. El Primer
Ministro del país, Jean-Max Bellerive, el lunes se dirigió
a una conferencia internacional de donantes en Montreal (Canadá),
puntualizó que cientos y hasta miles de víctimas
han sufrido amputaciones, pero que casi no existen los dispositivos
protésicos en el país.
Los Estados Unidos ha vertido casi 20,000 tropas en la isla
y varios buques en las cercanías de las costas. Controla
el aeropuerto y todo puerto que todavía funciona. Desde
el comienzo del desastre, grupos de auxilio y otros países
se han quejado que auxilios vitales no podían aterrizar
porque las fuerzas militares de Estados Unidos tenían prioridad,
provocando al funcionario francés a cargo de la ayuda humanitaria
a decir que "Esto es acerca de ayudar a Haití, no
ocuparlo".
El domingo, Guido Bertolaso, dirigente de la Agencia para la
Protección Civil de Italia, llamó a los esfuerzos
bajo el mando de Estados "patéticos" y los comparó
a la reacción al Huracán Katrina en Nueva Orleans.
Bertolaso, funcionario de alto nivel en el gabinete de Italia
que había recibido elogios por coordinar los esfuerzos
de auxilio luego del temblor tierra en la ciudad central de L'Aquila
en Italia, criticó severamente a la reacción de
Estados Unidos: "Es verdaderamente un espectáculo
para mostrar su poderío, pero no tiene que ver nada con
la realidad. No tienen ninguna comunicación buena con el
territorio y más cierto aún es que no tienen ninguna
relación comunicativa con las organizaciones internacionales
y grupos de auxilio".
"Estados Unidos, cuando se ve ante una situación
caótica", le dijo Bertolaso a la cadena nacional de
televisión RAI, "tiene a confundir la intervención
militar con lo que debería ser una operación de
emergencia, la cual no puede confiársele a las fuerzas
armadas. Nos hace falta un líder, una capacidad para la
coordinación que va mucho más allá de la
disciplina militar".
Haití ha sido "una situación horrible que
pudo haberse manejado de manera mucho mejor", se queja Bertolaso.
Y añade que "cuando existe una emergencia, ésta
dispara un desfile de vanidad. Mucha gente va allá, ansiosa
de mostrar que su país es grande e importante y muestran
solidaridad". Y dice más todavía: Organizaciones
tales como la ONU, sienten que deben pintar "una bella figura
en frente de las cámaras de televisión en vez de
concentrarse en lo que yace dejo los escombros". Bertolaso
se refiere específicamente al ex Presidente Bill Clinton,
quien hizo mucho pavoneo cuando ayudó con las provisiones
de agua, pero se fue de regreso después de un solo día".
La Secretaria de Estado [Relaciones Exteriores], Hillary Clinto,
le hizo caso omiso a las críticas e insistió en
que Estados Unidos estaba dirigiendo "un esfuerzo internacional
y eficaz enormemente comprometido que no podría lograr
el éxito sin añadir el beneficio de fuerzas armadas".
Indicó la llegada del barco-hospital de la Marina de Estados
Unidos, el USNS Comfort, el cual tiene 1,000 camas. Pero
fracasó en informar que el buque no llegó hasta
ocho días después del temblor, cuando decenas de
miles morían debido a la escasez de provisiones médicas
en el azotado país.
Grupos haitianos en los Estados Unidos también han expresado
sus inquietudes acerca de la reacción tan lenta al desastre.
Elsie St. Louis-Accilien, de Haitianos Americanos Unidos para
el Progreso, organización basada en Queens, Ciudad de Nueva
York, le dijo al World Socialist Web Site: "Se ha
donado una gran cantidad de dinero, y ha habido también
una tremenda concientización nacional e internacional acerca
de la situación apremiante del pueblo haitiano. Sin embargo,
nuestra mayor consternación es la logística de cómo
conseguir que la ayuda se distribuya inmediatamente. La gente
se está muriendo de infecciones secundarias y hay que establecer
mejor coordinación para prevenir que muera más gente.
He conversado con la Cruz Roja, y lo que más se necesita
es medicinas, alimentos y agua. Y éstos han llegado muy
lentamente a las personas que más las necesitan.
"Pero parece que la seguridad tienen prioridad. La gente
no ve en la televisión lo que está sucediendo en
tierra. La prioridad tiene que ser salvar cuanta gente sea posible.
Hay que empujar para recibir la ayuda que se ha prometido.
"Éstas son las prioridades, no más y más
fuerzas armadas. La ayuda se ha retrasado porque no suficiente
espacio en el aeropuerto, donde Estados Unidos ha estado aterrizando
sus aviones militares. También le han advertido a gente
que no se vaya del país. Pero yo sé de hecho que
la gente no está volando en masas para llegar a los Estados
Unidos ilegalmente. Más bien están abandonando a
Puerto Príncipe para reubicarse a otras ciudades en el
campo.
"Todos tenemos familias y parientes allá. Muchos
perdieron a sus madres y hermanos. Miembros de mi familia han
desaparecido. Estamos muy preocupados acerca de nuestras familias
que pueden yacer bajo los escombros, acerca de cómo sacarlos,
enterrarlos y curar a os enfermos. Hasta ayer estaban sacando
a gente [de las ruinas]. Nos apena saber que el esfuerzo de rescate
ha llegado a su fin y que los equipos internacionales regresan
[a sus países]. El pueblo haitiano que todavía permanece
en tierra seguirá sus búsquedas, aunque no tengamos
la maquinaria, la fuerza y los medios. La gente excavará
con las manos".
Una de las inquietudes principales del gobierno de Estados
Unidos ha sido como apoyar al régimen de Préval,
el cual instaló, y prevenir una repetición de los
sucesos en Nicaragua durante la década de los 1970, cuando
la indiferencia oficial luego del terremoto de Managua contribuyó
al derrocamiento de la dictadura de Somoza, que por tan largo
tiempo Estados Unidos había respaldado. Al mismo tiempo,
Estados Unidos ha tratado de parar a haitianos desesperados de
cruzar a Estados Unidos, advirtiéndoles que la Guardia
Costera haría regresar a todo refugiado.
Durante el fin de semana, el gobierno haitiano, junto con la
ONU, canceló todo esfuerzo para rescatar a la gente atrapada
bajo los escombros, aunque aparentemente todavía se encuentran
a sobrevivientes. La decisión pone en relieve las movidas
de Estados Unidos para rápidamente establecer una etapa
de "reconstrucción", la cual integra planes ya
antiguos para transformar al país en una mercado de mano
de obra barata para las empresas textiles internacionales.
El lunes, Oxfam, organización que se dedica a distribuir
auxilios alimenticios y se basa en Inglaterra, hizo un llamado
para que se cancelara la deuda extranjera de Haití en US$800
millones. Afirmó la organización que insistir en
que el país pague semejante cifra sería "tan
cruel como innecesaria". También advirtió que
se requiere acción urgente para darle apoyo a los granjeros
haitianos y "prevenir una crisis artificial que agrave las
dificultades del pueblo haitiano".
La apertura al mercado de arroz de Haití--exigencia
a cambio de préstamos por el Fondo Monetario Internacional
durante la década de los 1990casi eliminó
la producción de arroz del país. La mayoría
de este grano tan importante y vital ahora se importa de los Estados
Unidos. La pauperización de la población rural contribuyó
a que cientos de miles se mudaran a las favelas de Puerto Príncipe,
donde sus casillas mal construidas se convirtieron en trampas
mortales.
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