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Historiadores al servicio de la Gran Mentira:
Análisis crítico de la biografía sobre
Trotsky por el Profesor Robert Service
Por David North
30 Enero 2010
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el autor
Publicamos aquí
una charla presentada por David North el 13 de diciembre, 2009,
en la Friends Meeting House [Casa de Reuniones Para Amigos] en
Londres. El Sr. North es presidente de la Junta Editorial internacional
del World Socialist Web Site. También es presidente nacional
del Partido Socialista por la Igualdad (Estados Unidos). La charla
de North enfoca y desarrolla su crítica a las falsificaciones
de Robert Service; crítica que se inició en la reseña,
In the Service of Historical Falsification: A Review of
Robert Service's Trotsky: A Biography.
El Evening Standard [Inglaterra] ha reportado que el
Profesor Robert Service, refiriéndose a su nueva biografía
sobre la vida de León Trotsky, dijo que Todavía
le queda vida al viejo Trotsky, pero si el picahielos no sirvió
para matarlo de una vez por todas, yo espero haberlo logrado.
El Profesor Service aparentemente pronunció estas palabras
durante una reunión celebrada el 22 de octubre para lanzar
en público la nueva biografía.
Es razonable que uno se pregunte que tipo de historiadory
qué tipo de hombrepuede describir a su propia obra
de tal manera y con tanta satisfacción. ¿Debería
ser el propósito verdadero de un biógrafo serio
perpetrar un crimen literario? Todas las interpretaciones posibles
acerca de esta declaración ponen al Señor Service
en tela de juicio. León Trotsky fue asesinado de una manera
totalmente espantosa y horripilante. El asesino enterró
en su cráneo el lado boto de un picahielos alpino. Su esposa,
Natalia, se encontraba cerca cuando el crimen ocurrió.
Oyó el grito del hombre que había sido su compañero
durante 38 años. Corrió al estudio y vio como la
sangre corría a cántaros por la frente y los ojos
del hombre. ¡Mira lo que me han hecho! le gritó
Trotsky a Natalia.
León
Trotsky en México
Muchos consideraron que la muerte de Trotsky fue una pérdida
insoportable. En la Ciudad de México, 300,000 personas
le rindieron homenaje con un desfile funeral que se desplazó
por las calles de la capital. El novelista estadounidense, James
T. Farrell, escribió una carta privada que nos ofrece una
idea del impacto traumático que tuvo este homicidio: Este
crimen no tiene nombre. No existen palabras para describirlo.
Me siento atolondrado, herido, amargado y con una ira impotente.
Era el hombre más grande de sus tiempos, y los mataron.
El gobierno de Estados Unidos le tiene miedo hasta a sus cenizas.
¡Dios! [1]
Un biógrafo serio de Trotsky no haría chistes
acerca del picahielos, icono detestable de la política
retrógrada. Puede que el Señor Service proteste
que su biografía ha asesinado a Trotsky sólo en
el sentido de ponerle fin a todo interés en y todo
debate acerca de semejante individuo. Pero, ¿es ésta
una ambición legítima? Toda persona verdaderamente
erudita vive con las esperanzas de que sus obras contribuyan al
desarrollo, no a la supresión, del debate acerca de la
historia. Pero ésta claro que ésta no fue la intención
del Señor Service. Como declara al Evening Standard,
él espera que esta biografía logre lo que Stalin
no pudo conseguir con el asesinato; es decir, matar
a Trotsky como figura histórica de gran importancia. Si
mantenemos esto en mente, podemos imaginar como Service enfocó
la composición de esta biografía.
Parece que el comentario de Service durante la reunión
que ayudó a lanzar el libro refleja una psicología
bastante general en el ambiente reaccionario en que se desenvuelve.
Norman Stone, historiador británico derechista y admirador
de Margaret Thatcher y Augusto Pinochet, escribió una crítica
analítica de la biografía titulada, Ahí
viene el picahielos. Otra crítica entusiasta por
el escritor Robert Harris, publicada en la edición dominical
del Sunday Times de Londres, felicita a Service por efectivamente
haber asesinado a Trotsky de una vez por todas otra vez.
La gente que usa este tipo de lenguaje debe tener problemas
personales y políticos. Hace setenta años que Trotsky
murió y todavía le tienen pavor al espectro del
gran revolucionario. Sólo la imagen del hombre basta para
motivar pensamientos homicidas. Pero, ¿creen estos hombres
en realidad que el libro de Service puede lograr lo que el estado
policíaco y totalitario de Stalin nunca pudo? Sólo
con pensar esto, el Señor Service y sus admiradores revelan
lo poco que entienden a Trotsky y las ideas a las que consagró
su vida.
León Trotskyco-líder de la Revolución
de Octubre, adversario de Stalin, y fundador de la Cuarta Internacionalfue
asesinado por un agente de la GPU, policía secreta soviética,
en agosto de 1940. Había pasado los últimos once
años de su vida en el exilio. Trasladándose de Turquía
a Francia y luego a Noruega y por fin a México, Trotsky
vivía en lo que llamó un planeta sin visa.
Los años entre su expulsión de la URSS y su llegada
a México vieron el feroz desarrollo de la reacción
política internacional: en Alemania, la toma del poder
por Hitler; en Francia y España, la estrangulación
de los movimientos revolucionarios de la clase trabajadora por
las burocracias estalinistas y los socialdemócratas bajo
la bandera del Frente Popular; y en la URSS, los Juicios
de Moscú, seguidos por el Gran Terror y el exterminio de
casi todos los representantes de la política marxista y
cultura socialista.
Kamenev
and Zinoviev
El primero de los Juicios de Moscú tomó lugar
en agosto de 1936. Entre los 16 acusados se encontraban importantes
dirigentes de la historia del Partido Bolchevique, tales como
Gregorio Zinoviev y Leo Kamenev. A todos se les había acusado
de confabular asesinatos y varios actos de terrorismo. Pero, aparte
de las confesiones de los acusados, la causa no presentó
un solo indicio de prueba. De todos modos, el tribunal los sentenció
a todos a pena de muerte. A pocas horas de concluir el juicio,
las apelaciones de los acusados fueron desechadas y éstos
fueron ejecutados el 25 de agosto de 1936. Los dos acusados más
importantes del juicio no habían comparecido ante el tribunal:
León Trotsky y su hijo, León Sedov.
Desde su exilio en Noruega, Trotsky vigorosamente criticó
al juicio como uno de los mayores y más torpes complots
criminales de la policía secreta en contra de la opinión
mundial. [2]
Bajo la presión del régimen soviético,
el gobierno socialdemócrata de Noruega confinó a
Trotsky para evitar que continuara desenmascarando la trampa asesina
que Stalin le había tendido a los dirigentes bolcheviques.
Fue detenido durante casi cuatro meses; so podía comunicarse
con nadie. Estuvo casi totalmente desvinculado del mundo mientras
el régimen estalinista difundía terribles calumnias
acerca de él. Su detención en Noruega no concluyó
hasta diciembre 19 de 1936, cuando fue puesto en un buque de carga
con rumbo a México, cuyo gobierno le había ofrecido
asilo.
Trotsky dirigió su último mensaje antes de partir
a su hijo mayor, Lev Sedov. Sin saber lo que le esperaba durante
el viaje a México, Trotsky le informó a Lev que
él y Sergei, su hermano menor, eran sus herederos con derecho
a todas las regalías que provinieran de sus obras. Trotsky
hizo notar que no le pertenecían más bienes. Su
carta termina con una conmovedora petición a León
Sedov: Si alguna vez llegas a verte con Sergei, dile que
nunca lo hemos olvidado y que nunca lo olvidaremos ni siquiera
por un solo instante. [3] Pero Lev Sedov nunca llegó
a encontrarse o hablar con su hermano menor otra vez; bajo órdenes
de Stalin, Sergei fue ejecutado el 29 de octubre de 1937. Lev
tampoco pudo reunirse de nuevo con su madre y padre. Murió
el 16 de febrero de 1938, asesinado por agentes de la policía
secreta soviética.
Trotsky y Natalia Sedova arribaron en México el 9 de
enero de 1937. Vivieron como invitados de Diego Rivera en su famosa
Casa Azul en Coyoacán, suburbio de la Ciudad
de México. Trotsky inmediatamente se lanzó a la
lucha para desenmascarar los chantajes y mentiras de Stalin. El
segundo juicio de los Viejos Bolcheviques estaba a punto de empezar.
Esta vez eran 21 los acusados, entre ellos Yuri Pyatakov y Karl
Radek. En un discurso filmado el 30 de enero, 1937, el cual se
puede ver en el Internet, Trotsky declaró lo siguiente:
El juicio contra mí se basa en confesiones falsas,
extorsionadas con métodos modernos tipo Inquisición,
para defender los intereses de la pandilla que gobierna. No
existe crimen en la historia más horroroso en su intención
o ejecución que los juicios de Zinoviev-Kamenev y Pyatakov-Radek.
Estos juicios no son resultado del comunismo o del socialismo,
¡sino del estalinismo; es decir, del despotismo irresponsable
que la burocracia ejerce sobre el pueblo!
¿Cuál es ahora mi tarea principal? Revelar
la verdad. Hacer contar y mostrar que los verdaderos criminales
se esconden bajo el velo misterioso de los acusadores. [4]
Trotsky lanzó un llamado para la formación de
una comisión internacional de investigación que
hiciera una decisión acerca de las acusaciones del régimen
soviético. Prometió presentarle a esta comisión
todos mis archivos y miles de cartas personales y abiertas
que reflejan día a día el progreso de mi pensar
y mis acciones, sin que falte nada. ¡No tengo nada que esconder!
Trotsky declaró que no había las más mínimas
manchas políticas o personales en su honor.
Trotsky consulta con su abogado, Albert Goldman,
durante las audiencias de la Comisión en Coyoacán,
México. Su esposa, Natalia, se sienta a su izquierda
En menos de tres meses, el 10 de abril, 1937, la Comisión
convino en Coyoacán. El presidente era John Dewey, famoso
filósofo estadounidense. Los estalinistas y sus legiones
de amigos liberalesinclusive lumbreras tales como Lillian
Hellman, Malcom Cowler y Corliss Lamontejercieron enormes
presiones para que dicha comisión no se estableciera. Cuando
fracasaron en sus objetivos, trataron de sabotear las diligencias.
Durante una semana entera, Trotsky prestó testimonio ante
la comisión. Contestó veintenas de preguntas en
relación a las acusaciones del régimen estalinista.
Nadie que lo vio dar fe hora tras hora jamás pudo olvidar
la experiencia. James T. Farrell observó los procesos y
luego recordó en sus escritos que la presencia de Trotsky
tenía una fuerza moral abrumadora. Pronunció su
último discurso en inglés, y durante cuatro horas
dejó a los integrantes de la comisión profundamente
conmovidos. Cuando Trotsky concluyó su presentación,
Dewey dijo, Todo lo que yo pueda decir ahora está
demás. [5] En diciembre de 1937, la Comisión
Dewey falló a favor de Trotsky y lo exoneró. También
dictaminó que los procesos jurídicos en Moscú
habían sido un chantaje.
León
Sedov
El fallo de la Comisión Dewey representó una
gran victoria moral para Trotsky. Pero no abatía la poderosa
tormenta de la política reaccionaria. En el interior de
la Unión Soviética, la policía de Stalin
asesinaba a diario a más de 1,000 personas. En España,
la política contrarrevolucionaria del Partido Comunista
y el frenesí homicida de la policía de Stalin aseguraban
la victoria de Franco. La clase trabajadora europea, paralizada
por las traiciones estalinistas, no pudo contener al fascismo
y la trayectoria hacia la guerra. Trotsky concentró sus
energías en fundar la Cuarta Internacional. La situación
política general, escribió a principios de
1938, se caracteriza principalmente por la crisis histórica
de la dirigencia del proletariado. [6]
Los estalinistas reaccionaron a los esfuerzos de Trotsky. Intensificaron
la violencia contra sus colegas y partidarios. En julio de 1937,
Erwin Wolf, uno de los secretarios políticos de Trotsky,
fue asesinado en España. Dos meses después, Ignacio
Reissquien había desertado a la GPU, criticado a
Stalin acérrimamente y declarado su alianza a la Cuarta
Internacionalambas acciones en públicofue asesinado
en Suiza. En febrero de 1938, la GPU asesinó a Sedov. Y
en julio de 1938, Rudolph Clement, secretario de la Cuarta Internacional,
fue secuestrado en París y luego asesinado.
A pesar del reino de terror estalinista, la Cuarta Internacional
celebró su conferencia de fundación en septiembre
de 1938. En un discurso grabado un mes después, Trotsky
declaró que el objetivo de la Cuarta Internacional era
la liberación material y espiritual de los trabajadores
y explotados por medio de la revolución socialista.
Se burló del terror impuesto por la burocracia estalinista.
En su torpe estupidez y cinismo, los verdugos creen que
es posible asustarnos. ¡Se equivocan! Los martillazos nos
hacen más fuertes. La política bestial de Stalin
no es más que la política de la desesperación.
[7]
A Trotsky le quedaban menos de dos años de vida luego
de fundar la Cuarta Internacional. Pero no disminuía su
creatividad intelectual o su perspicacia acerca del futuro.
No solo comprendió la inevitabilidad de la Segunda Guerra
Mundial, sino que predijo que Stalin trataría de formar
una alianza con Hitler para estricarse de las desastrosas consecuencias
de su política internacional. Cuando se firmó el
Pacto de No Agresión entre Stalin y Hitler en agosto de
1939, el análisis de Trotsky probó ser justificado.
Pero Trotsky también advirtió que la traición
de Stalin no salvaría a la Unión Soviética
de los horrores de la guerra. Era solo cuestión de tiempo
antes de que Hitler lanzara sus fuerzas militares contra la URSS.
Durante los últimos meses de su vida, con la Guerra
tronando en la Europa Occidental, Trotsky defendió la perspectiva
histórica del socialismo en medio del escepticismo y la
desesperanza que lo rodeaban. En ningún momento trató
de tranquilizar la indecisión de sus partidarios con profecías
de revolución inminente.
En vez de ofrecer profecías, Trotsky planteó
la siguiente cuestión: ¿Podrá la necesidad
histórica objetiva encontrar, a fin de cuentas, el camino
a la conciencia de la vanguardia de las clase trabajadora? Es
decir, mediante el transcurso de esta guerra y las enormes sacudidas
que deberá ocasionar, ¿se podrá establecer
una dirigencia revolucionaria capaz de dirigir al proletariado
a la conquista del poder?
Trotsky comprendía que las muchas derrotas que la clase
trabajadora había sufrido habían creado un gran
escepticismo acerca de su capacidad revolucionaria. Hubo muchos
que culparon a la clase obrera misma por estas derrotas y exoneraron
a sus dirigentes políticos. La condición histórica
de la humanidad sólo podía parecer desesperante
a los que creían que las derrotas del pasado comprobaban
que la clase trabajadora era incapaz de tomar y mantener el poder
estatal. Pero en antítesis a la desmoralización
y al desespero, Trotsky ofreció otra perspectiva. El
caso se presenta de una manera totalmente diferente a aquel que
ha clarificado en su propia mente el profundo antagonismo entre,
por una parte, ese insuperable y profundo impulso de las masas
para zafarse del sangriento caos capitalista, y, por otro, el
carácter conservador, patriótico y totalmente burgués
de los dirigentes obreros que viven en el pasado. [8]
Trotsky tenía una idea de que no iba a sobrevivir la
guerra. Presumió que Stalin se valdría de toda artimaña
para exterminarlo antes de que la Unión Soviética
fuese arrastrada al conflicto abierto con la Alemania nazi. Durante
la madrugada del 24 de mayo de 1940, un escuadrón de la
muerte, con el pintor David Alfaro Siqueiros a la cabeza, penetró
el recinto donde vivían Trotsky y Natalia. Sheldon Harte,
agente secreto estalinista que funcionaba dentro del recinto,
había abierto los portones de la casa. Los sicarios estalinistas
entraron a la recámara de Trotsky y Natalia y descargaron
una cortina de balas con sus ametralladoras. Fue casi de milagro
que los dos sobrevivieron el ataque. Pero Trotsky sabía
muy bien que este ataque de mayo no sería el último.
Comprendía mejor que nadie el peligro al que se enfrentaba.
En una época reaccionaria como la nuestra,
declaró, todo revolucionario se ve obligado a nadar
contra la corriente. Estoy haciendo lo mejor que puedo. La presión
de la reacción mundial se ha expresado quizás de
la manera más implacable en el destino personal mío
y en el de aquellos que son mis íntimos. Esto no se debe
a ninguna cualidad meritoria mía: todo esto se debe al
entrelazamiento de circunstancias históricas. [9]
El 20 de agosto de 1940, el agente de la GPU asaltó
a Trotsky, quien falleció al otro día de las heridas
que había sufrido. Tenía 60 años de edad.
Varios meses después del asesinato, Max Eastman escribió
un homenaje final a Trotsky. Sorprendentemente, fue publicado
en Foreign Affairs [Relaciones Exteriores], prestigiosa
revista burguesa. Eastman había conocido a Trotsky bastante
bien por casi 20 años. Había escrito la biografía
de Trotsky y traducido al inglés muchas de sus obras más
importantes, inclusive La historia de la Revolución
Rusa. Eastman admiraba a Trotsky, pero desde un punto de vista
análitico. Durante ciertos períodos, conflictos
severos marcaron la relación entre los dos. Durante los
últimos años de la vida de Trotsky, Eastman repudió
sus propias tendencias radicales, rechazó definitivamente
el marxismo y se viró más y más pronunciadamente
hacia la derecha. Cuando Eastman y Trotsky se encontraron en México
por última vez en febrero de 1940, no fue como camaradas;
fue como viejos amigos cuya amistad se había enfriado.
En ese momento ninguno de los dos se interesaba en convencer al
otro de lo correcto de visión.
El hecho que Eastman ya no tenía ningún vínculo
político con Trotsky le da a su elogio final una particularidad
excepcionalmente probatoria. Su ensayo conmemorativo, El
carácter y destino de León Trotsky, comienza
de la siguiente manera:
Trotsky le hizo frente glorioso a los golpes del destino
durante estos últimos quince años: a la degradación,
al rechazo, a las distorsiones calumniosas sistemáticas,
a las traiciones de los que lo habían comprendido, a los
atentados contra su vida por aquellos que no lo habían
entendido, a la certeza de que algún día por fin
sería asesinado. Sus colegas, sus secretarios, sus parientes,
sus propios hijos fueron cazados hasta la muerte por un enemigo
sádico y burlón. Sufrió en privado de manera
indescriptible, pero su disciplina monumental nunca se tambaleó.
Nunca perdió la cabeza ni por un segundo.... Nunca permitió
que los golpes embotaran su sagacidad, su lógica o su estilo
literario. Con pesadumbres que habrían enviado a otros
artistas creativos al manicomio y luego a la tumba, Trotsky con
firmeza siguió desarrollando y mejorando su arte. Su obra
inacabada acerca de Lenín, que yo parcialmente había
traducido, habría sido su obra maestra. Nos dio, durante
una época en que nuestra raza penosamente necesita reconstituyentes
de este tipo, una visión de la humanidad.
De eso no cabe más duda que de su gran lugar en
la historia. Su nombre vivirá junto con los de Espartaco,
los [hermanos] Gracchi, Robespierre y Marat como revolucionario
supremo: el audaz capitán de las masas en rebelión.
[10]
Estas palabras nos dan un sentido del significado perdurable
de la vida de Trotsky. Eastman le comunicaba a sus lectores que
Trotsky, 2000 años después, todavía sería
recordado como uno de los grandes luchadores por la libertad humana.
Pero henos aquí, setenta años después
del asesinato de Trotsky, en medio de una campaña intelectual
deshonesta y reaccionaria para privarlo de su gran lugar
en la historia. La publicación de la biografía
acerca de Trotsky por Robert Service marca un hito en esta campaña
de distorsiones y falsificaciones históricas cuyo propósito
es desacreditar las acciones e ideas de esta figura clave de la
historia moderna.
Antes de proceder con la crítica analítica de
Trotsky [del libro de Service] nos incumbe hacer varios
comentarios preliminares acerca de cómo los historiadores
han tratado a Trotsky dentro y fuera de la URSS. Claro, dentro
de la URSS durante la dictadura de Stalin, Trotsky era anatema
total. Desde principios de los 1920, la lucha política
de la naciente burocracia soviética contra Trotsky se basó
ante todo en la falsificación de la historia; es decir,
la historia de la evolución del Partido Socialdemócrata
Obrero Ruso; del prolongado conflicto entre las facciones bolchevique
y menchevique; del papel de las diferentes tendencias e individuos
en esa lucha generalmente acérrima; y, por fin, de la Revolución
de Octubre. El papel que Trotsky jugó en esta última
y en la guerra civil que siguió fue tan enorme que la campaña
para desacreditarlo, que comenzara formalmente en 1923, tuvo que
recurrir a la falsificación sistemática de la historia.
La campaña de falsificación comenzó entre
1923 y 1924 con acusaciones de que Trotsky menospreciaba
al campesinado. Este absurdo alegato, que reflejaba las
diferencias programáticas antes del 1917 así como
también las diputas que aparecían en el estado soviético
en cuanto a la política exterior y sobre la economía,
le abrió paso a un ataque generalizado contra la Teoría
de la Revolución Permanente de Trotsky. Ésta había
ofrecido las bases estratégicas para la conquista del poder
estatal por los bolcheviques y su objetivo era lograr la revolución
socialista mundial. La lucha contra Trotsky reflejó como
una burocracia, que más y más ponía sus esfuerzos
en defender sus privilegios sociales dentro de un marco nacional,
repudió al programa internacionalista de la Revolución
de Octubre. Existía, por lo tanto, una relación
simbiótica entre las críticas cada vez más
feroces contra las presuntas herejías de Trotskycon
el apoyo de una tergiversación de los conflictos facciosos
antes de 1917 entre Lenín y Trotskyy la promulgación
del programa del socialismo en un solo país.
Las mentiras que comenzaron en 1923 terminaron en trágicas
consecuencias. Tal como escribiera Trotsky en 1937, las artimañas
jurídicas de los Juicios de Moscú para incriminar
a personas inocentes se basaban en lo que aparentemente habían
sido pequeñas distorsiones históricas.
Aún después de las revelaciones de los crímenes
de Stalin en 1956, la burocracia soviética fastidiosamente
resistió la rehabilitación histórica y política
de Trotsky. Aún cuando ya no sostenía, por lo menos
oficialmente, que él había estado en liga con la
Gestapo, el régimen soviético y sus aliados defendieron
y apoyaron la lucha contra el trotskismo que Stalin
había emprendido durante los 1920. La falsificación
sistemática del papel de Trotsky en la historia del socialismo
ruso, en la dirección de la Revolución de Octubre,
en la creación del Ejército Rojo y su victoria en
la Guerra Civil y, sobre todo en la lucha contra la burocracia
soviética, continuó hasta la disolución de
la URSS. El Señor Service sostiene que Gorvatchov ordenó
la rehabilitación póstuma de Trotsky en 1988 [pág.
2]. Éste es solo uno de los errores incontables del Profesor
Service. El gobierno soviético nunca rehabilitó
a Trotsky oficialmente.
Isaac
Deutscher
Fuera de la URSS, a Trotsky lo trataron de manera muy diferente.
Se conoce muy bien el papel que jugó la trilogía
escrita por Isaac DeutscherEl profeta armado, El
profeta desarmado, El profeta desterradoen despertar
interés en Trotsky. Pero hemos de notar que el relato de
Deutscher acerca de la extraordinaria vida de Trotsky encontró
un público muy receptivo y amplio entre los intelectuales,
quienes, aunque a menudo hostiles al marxismo, aceptaron como
hecho irrefutable el enorme papel que Trotsky había jugado
en la historia del Siglo XX. Hasta el historiador Richard Pipes,
quien nunca se mostró receptivo a las ideas de Trotsky,
tuvo que admitir, en un análisis crítico del magnífico
segundo volumen de la obra de Deutscher, que: No cabe duda
que Trotsky fue una persona valiente y de un intelectualismo honesto.
En eso difiere marcadamente de otros que luchan por el patrimonio
de Lenín, pero quienes han mostrado ser unos cobardes y
engañosos hasta llegar a asombrar. [11]
La creciente apreciación del papel de Trotsky en la
historia soviética de ninguna manera se debió solamente
a la biografía escrita por Deutscher. Las obras de otros
importantes historiadores de las décadas de los 1950, 1960
y 1970 contribuyeron significantemente a una comprensión
más profunda de la historia revolucionaria de Rusia y el
papel que Trotsky jugó en ella. Las obras de intelectuales
eruditos, tales como E. H. Carr, Leopold Haimson, Moshe Lewin,
Alexander Rabinovitch, Richard Day, Pierre Broué, Robert
V. Daniels, Marcel Liebman y Baruch Knei-Paz, son de gran significado.
Significantemente, un cambio fundamental en cuanto al estudio
de Trotsky apareció durante los últimos años
de la URSS y luego de su disolución. Primero, a medida
que la crisis del régimen estalinista se intensificaba
dentro de la URSS, era inevitable que las viejas falsificaciones
históricas perdieran su credibilidad. Como había
de esperarse, este proceso favorecería la reputación
histórica de Trotsky. La verdad es que después de
1956, elementos disidentes estaban hambrientos por cualquier información
que pudieran averiguar acerca de él. Sin embargo, desde
principios de los 1970 en adelante, el movimiento de los intelectuales
soviéticos se viró a la derecha. El archipiélago
Gulag, de Solszhenitsyn, obra que prestó poca atención
a la oposición izquierdista que desafió a Stalin,
se convirtió en el texto cumbre del movimiento de los disidentes.
Esta oposición no rechazó al estalinismo como perversión
del marxismo; más bien rechazó al marxismo y a todo
el proyecto revolucionario. Por lo tanto, la hostilidad hacia
Trotsky ya era bien marcada en la literatura de los disidentes
de los 1970 y principios de los 1980.
Por lo general no se le dio mucho énfasis a su oposición
al estalinismo, pero sí a la presunta continuidad entre
la política de Trotsky y la que Stalin puso en práctica
después de la expulsión de Trotsky del Partido Comunista
y su exilio de la URSS. Este tipo de razonamiento llegó
a ejercer una influencia abrumadora durante la era de Gorvatchov,
cuando, por primera vez, documentos históricos verídicos,
relacionados con el papel de Trotsky e inclusive varias de sus
obras, se hicieron asequibles. Como si hubiera querido contrarrestar
la impresión favorable que estos libros y documentos tendrían
sobre un público que se preguntaba si alguna vez había
existido una alternativa a Stalin y al estalinismo la nueva oposición
a Trotsky asumió la forma de comentarios desfavorables
acerca de su personalidad. Otra expresión, cada vez más
común, que el anti trotskismo adquirió durante los
últimos años de la URSS y luego de su disolución,
fue el énfasis abierto y vehemente antisemita que se le
dio la herencia judía de Trotsky.
El ambiente reaccionario de triunfalismo político luego
del colapso del régimen estalinista se reflejó no
menos marcadamente en la manera en que Trotsky fue considerado
fuera de la ex URSS. Se inició una campaña para
socavar y hasta destruir la imagen histórica de Trotsky
como representante de la alternativa histórica al estalinismo.
A principios de la década de los 1990, la Universidad de
Glasgow auspició la publicación de Journal of
Trotsky Studies [Revista de Estudios Sobre Trotsky].
Pero pronto quedó claro que el objetivo de esta publicación
era desacreditar a Trotsky; afirmó que Trotsky no merecía
su reputación histórica; que ésta se basaba
en una aceptación poco análitica de la narrativa
basada en los escritos del mismo. Se aseveró que estos
escritos no sólo se basaban en una perspectiva egocéntrica
al servicio de los intereses de su escritor, sino que eran falsos.
El blanco principal de este ataque fue la autobiografía
del Trotsky mismo, Mi vida, la cual había alcanzado, durante
muchas décadas, la reputación como una de las obras
maestras de la literatura del Siglo XX.
Todas las fases de la carrera de Trotskytal como se había
presentado en su autobiografía y en las obras de otros
historiadoresfueron puestas en tela de juicio. ¿Qué
Trotsky dirigió la insurrección de Octubre? Pues
no fue así. Pasó esa noche tan decisiva, cuando
los bolcheviques tomaron el poder, prestándole atención
a funciones secretariales insignificantes. ¿Qué
Trotsky dirigió el Ejército Rojo a la victoria?
No; él era un lo-he-visto-todo a quien le encantaba pavonearse
vestido de militar. ¿Qué Trotsky se opuso a la burocracia?
No; era un sectario empedernido y alborotador a quien simplemente
le encantaba discutir.
Ian Thatcher fue el especialista más destacado en tergiversar
la historia. Una vez fue co-editor del Journal of Trotsky Studies
en la Universidad de Glasgow. Eso fue antes de cambiarse a la
Universidad de Leicester y luego a la Universidad de Brunel en
el sector occidental de Londres. Casi toda la carrera de Thatcher
se basó en crear toda una corriente de falsificaciones
anti trotskistas. El punto cumbre de sus esfuerzos relacionados
con esta actividad fue una biografía acerca de Trotsky
publicada por Rutledge en 2003. No es necesario que hoy yo le
consagre mucho tiempo a la obra de Thatcher, puesto que yo ya
he escrito un análisis bastante extenso sobre esta miserable
mezcla de distorsiones y mentiras. Su importancia en nuestra charla
de hoy sólo se debe a que fue precursor e inspirador principal
de la biografía escrita por Service. En el prefacio, el
Señor Service le rinde un homenaje muy especial a Thatcher.
Tanto así que escribe: Ian ha pasado su carrera escribiendo
acerca de Trotsky. Yo aprecio la generosidad de su espíritu
por haber escudriñado mi primer borrador y darme sugerencias
[pág. xx]. A decir verdad, no es nada sorprendente que
el espíritu de Thatcher invada la obra de Service.
Si Service bien sostiene que la autobiografía de Trotsky
es evasiva y lo engrandece, la de él fundamentalmente
ha plagiado totalmente el método de Thatcher.
En la introducción a su obra, Service la describe como
la primera biograf?ía completa acerca de Trotsky
escrita por alguien fuera de Rusia que no es trotskista.
[pág. xxi]
¿Qué significa completa? ¿Simplemente
que es larga? Por lo general, el término biografía
completa se refiere no sólo la extensión de
un libro, sino a su alcance y profundidad. Toda biografía
importante analiza el sujeto en cuestión en el contexto
de la época en éste o ésta vivió.
No sólo relata las acciones de ese individuo; también
analiza los orígenes y el desarrollo de sus pensamientos.
Se esmera en descubrir y explicar las influenciassubjetivas
y objetivasque causaron las cualidades emocionales e intelectuales
del sujeto. La biografía que Service ha escrito no logra
nada de esto, y no simplemente porque su autor es patológicamente
hostil al sujeto (aunque, para decir la verdad, ésa es
una flaqueza bastante seria). Simplemente, el Señor Service
desconoce, en gran parte, la vida y el pensamiento de Trotsky.
Tan poco tiempo y esfuerzo intelectual le ha consagrado a la preparación
del libro que a éste ni siquiera se le puede llamar una
chapucería.
El intelectual auténticoque posee los conocimientos
necesarios, la audaciay quizás hasta la temeridad
para tratar de escribir la biografía completa
de una figura histórica de gran trascendenciadebe
hacerse exigencias enormes a sí mismo o misma. El biógrafo
debe estar preparado hasta lo máximo para recrear mentalmente
la vida del sujeto. Para el biógrafo, emprender semejante
proyecto casi siempre termina en fatiga y por lo regular requiere
años de estudio, investigación y escribir. Desde
el punto de vista intelectual y emocional, es una tarea rigurosa,
no solo para el autor, sino también para los que viven
y trabajan con él o ella. De ahí la razón
por la cual tantos historiadores incluyen en sus prefacios o prólogos
expresiones de gratitud a sus esposos o esposas, hijos, amigos
y colegas que le brindaron apoyo intelectual, moral y emocional.
Como ejemplo de este proceso podemos citar la biografía
por el Profesor Samuel Baron sobre de G.V. Plejanov. Muchos años
después de esta obra ser publicada en 1963, Baron escribió
un ensayo en el que describe el arduo proceso por el cual atravesó.
El proyecto había comenzado en 1948, cuando eligió
cierto aspecto de la obra de Plejanov como tema principal de su
tesis doctoral. Le llevó cuatro años para completarla,
pero Baron decidió que el enfoque de su tesis era demasiado
estrecho para ésta merecer publicación. Escribió
lo siguiente:
Con poca apreciación de la implicaciones, resolví
escribir una biografía completa. Debido a que las fuentes
eran tan vastas, el sujeto tan complejo y mi tiempo libre tan
limitado, me tomó once años completar el proyecto.
Durante esos años yo tenía grandes responsabilidades
con mis deberes de enseñanza, hogar y familia, pero Plejanov
rara vez desaparecía de mi mente. Durante mis labores como
profesory durante muchos fines de semana, días feriados
y vacacionespasé muchas noches investigando y escribiendo...
Mis sueños y mis horas despiertas a menudo se llenaban
de reflexiones y refracciones sobre el tema. La tarea que me había
impuesto a mí mismo parecía ran interminable que
a veces me preguntaba en voz alta si la obra iba a acabar conmigo
antes de yo acabar con ella. Pero no albergaba ninguna idea de
darme por vencido, pues había puesto demasiado de mi parte.
Continué, pues, tenazmente con mi labores de Sísifo
[12]
¿Cuánto tiempo le llevó al Profesor Service
investigar y escribir su biografía de Trosky? Previamente
había escrito un espeso volumendivagante e insípidotitulado
Camaradas: historia del comunismo mundial, publicado en
2007. Y anterior a eso, en 2004, había publicado una biografía
de Stalin. No voy a hacer referencias a la calidad de ambas obras,
pero sí quiero dejar claro en breve que ambas son pésimas.
Pero dejemos ese problema a un lado para otra ocasión.
Lo que aquí nos interesa es que Service ha publicado su
biografía completa de Trotsky solo dos años
después de publicar su Historia del comunismo mundial.
Para ese entoncessi analizamos el contenido del volumen
anteriorsu conocimiento de la vida de Trotsky era bastante
limitado. Las alusiones a Trotsky son bien pusilánimes
y contienen varios errores que dejan a uno perplejo. Se equivoca
de fecha en relación al primer atentado contra Trotsky
por David Alfaro Siqueiros. Éste ocurrió en mayo
de 1940; Service escribe que sucedió en junio. Y aunque
parezca mentira, también se equivoca acerca de la fecha
en que Trotsky murió.
Trotsky dirige a las tropas del Ejército
Rojo durante la guerra civil
Pero solo dos meses después de la publicación
de Camaradas, la biografía por Service acerca de
Trotsky llega a las librerías. Consideremos los problemas
que se presentan al escribir la biografía de esta persona.
Su carrera política dura 43 años. Juega un papel
estelar como presidente del soviet [consejo revolucionario
de trabajadores] de Petrogrado durante la Revolución de
1905. Luego de regresar a Rusia y unirse al Partido Bolchevique
en 1917, Trotsky de nuevo es presidente del soviet de Petrogrado.
También se convierte en presidente del Comité Militar
Revolucionario, el cual, bajo su mando, organiza y dirige la insurrección
de octubre de 1917 que lleva a la clase trabajadora al poder.
En 1918, es Comisario de Relaciones Militares y, en ese puesto,
juega el papel principal como organizador y comandante del Ejército
Rojo. Entre 1919 y 1922, Trotsky, junto con Lenín, es la
figura política de mayor influencia en la Internacional
Comunista. La Oposición de Izquierda se forma hacia fines
de 1923 y Trotsky emerge como figura principal en la lucha contra
la burocracia estalinista. Luego de ser expulsado de la Unión
Soviética en 1929, Trotsky inspira el establecimiento de
la Oposición de Izquierda Internacional y, entre 1933 y
1938, elabora las bases teóricas y programáticas
de la Cuarta Internacional.
Además del enorme alcance de sus actividades prácticas
y políticas, Trotsky fue de los escritores más prolíficos
del Siglo XX. Se calcula que la colección completa de sus
obras publicadas fácilmente llegaría a más
de cien volúmenes. Hasta hoy día, una porción
bien substancial de sus escritos, inclusive cartas y diarios,
no se ha publicado ni sido traducida al inglés. El punto
es éste: al erudito concienzudo le llevaría años
de labor rigurosa escribir la biografía completa de Trotsky.
Además, el biógrafo tendría que tener
un profundo conocimiento del ambiente social e histórico
dentro del cual el sujeto vivió y de las premisas políticas
y teóricas que formaron las bases de su perspectiva. El
Profesor Service le da gran importancia al hecho que su biografía
no fue escrita por un trotskista y se refiere con desprecio al
fallecido Pierre Brouéquien estaba afiliado políticamente
al movimiento trotskistacomo un idólatra.
Además de que Broué fue, aparte de sus compromisos
políticos, un historiador sobresaliente, existe muy buena
razón por qué su participación personal en
la política socialista, como la de Deutscher (quien no
fue trotskista), le fue de gran provecho para escribir la biografía
de Trotsky. Antes de emprender sus labores, tanto Broué
como Deutscher, estaban verdaderamente familiarizados con la cultura
marxista y socialista, la cual habían adquirido durante
los muchos años que participaron en la política.
A Service le falta la capacidad que se requiere para escribir
una biografía de Trotsky. Hay que aceptar que la falta
de participación directa en el movimiento marxista no presenta
una barrera absoluta a la producción de semejante biografía.
Más bien pueda permitir el distanciamiento
erudito que un historiador comprometido a cierta política
podría lograr. Pero el profesor Service ni se ha distanciado,
ni ha permanecido políticamente neutral. Puesto que ha
escogido describir a Broué como idólatra,
a Service se le puede describir, con mayor justificación,
como enemigo. Y el odio subjetivo y vengativo como
el que obviamente motiva a Service es incompatible con una erudición
verdadera. Además, hay otro defecto que le quita el derecho
al Señor Service a ser biógrafo e historiador: tienen
una carencia total de integridad y curiosidad intelectual.
Yo ya he escrito una crítica analítica de la
biografía por del Profesor Service que circuló ampliamente
en noviembre durante la conferencia de la Asociación Norteamericana
para el Progreso de Estudios Eslavos (AAASS) [siglas en inglés]
celebrada en noviembre. Asistieron varios miles de expertos sobre
la historia rusa. Una buena cantidad de esos historiadores obtuvieron
y leyeron mi análisis. En conversaciones que después
tuve con ellos, varios se expresaron inconformes con mi tono severo,
pero ninguno se opuso o contradijo siquiera un hecho.
Esta crítica analíticaAl servicio
de la falsificación histórica fue publicada
y constó de más de 10,000 palabras. Es posible que
uno podría preguntarse: ¿Qué más se
puede decir acerca del libro de Service? La verdad es que mi análisis
inicial apenas tocó la superficie de las falsificaciones,
distorsiones, verdades a medias y mentiras descaradas del Profesor
Service.
Hoy no es mi propósito repetir simplemente los temas
que ya he planteado. Pero sí quiero hacer un resumen de
las distorsiones del Profesor Service al re examinar la cuestión
que juega un papel tan importante en su biografía; es decir,
la herencia judía de Trotsky. Como puntualizara en mi análisis
anterior: Seamos francos y directos: hay algo desagradable
y sospechoso acerca de las inquietudes de Service pertinentes
a esta materia. El hecho que Trotsky fuera judío ocupa
un lugar central en la biografía de Service. Éste
nunca se aleja de su mente. Constantemente le recuerda a sus lectores
esta verdad, como si le inquietara que la puedan olvidar.
[13] Como ya noté, sus descripciones de Trotsky están
repletas de estereotipos étnicos (ejemplo: Trotsky era
de astucia impulsiva y no dejaba de expresar sus opiniones. Nadie
lo podía intimidar. Estas características eran más
desarrolladas en él que en todos los demás judíos.
...Él estaba muy lejos de ser el único judío
que visiblemente gozaba de las oportunidades de promoverse a sí
mismo ante el público...su verdadera nariz
ni era larga ni doblada, etc., etc.)
Trotsky
como niño
Service depende de una de sus técnicas favoritas: presentar
actitudes claramente anti- semitas sin citar apropiadamente. Ejemplo:
Se alegaba ampliamente que los judíos dominaban el
Partido Bolchevique. Pero, ¿quién alegaba
esto? El uso intencional del reflexivo para presentar una postura
sin referencia a su origen le permite a Service introducir su
comentario racista sin asumir ninguna responsabilidad por ello.
Este no es un error inocente. Hay reglas bien definidas que rigen
las obras académicas. Service, quien por décadas
ha funcionado como historiador profesional, infracta estas reglas
deliberada y repetidamente.
Me gustaría señalar otro ejemplo de los esfuerzos
de Service para darle énfasis a la herencia judía
de Trotsky y a los cuales no me he referido previamente. Tiene
que ver con su referencia sistemática al joven [Trotsky]
como Leiba Bronstein. Service escribe que Trotsky
era Leiba Bronstein hasta la edad de los veintitrés años,
cuando adoptó su famoso pseudónimo. [pág.
11] Y durante las primeras 40 páginas de la biografía,
Service se refiere al joven sólo como Leiba.
En la página 41, Service por fin anuncia un cambio mayor.
Leiba, ya con dieciocho años de edad y una
participación cada vez mayor en las actividades revolucionarias,
forma nuevas amistades en el pueblo provincial de Nikolaev: Ilya
Sokolovski, Alexandra Sokolvskaya y Grigory Ziv. Eran judíos,
escribe Service, pero no hablaban, leían o escribían
yiddish. Además, tenían nombres rusos y les gustaba
ser llamados por sus diminutivos: Ilyusha por Ilya; Sasha, Shura
o Suruchka por Alejandra; y Grisha por Grigory. Leiba, puesto
que quería imitarlos, decidió que quería
ser conocido como Lëva [Lyova]. Desde el punto de vista semántico,
no tenía que ver nada con el nombre Leiba, que era yiddish,
pero éste era bastante común y sonaba un poco yiddish.
[pág. 42]
El relato de la transformación de Leiba en Lëva
robustece uno de los temas principales de Service: que Trotsky
se avergonzaba de ser judío y hasta trató de menospreciar
su herencia en su autobiografía (un ejemplo de sus graves
errores). Así pues, Service quiere que sus lectores
crean que él ha descubierto la verdadera historia por medio
de la cual el pequeño Leiba Bronstein - hijo
de ese valiente judío, David Bronsteinse convirtió
en Lyova Bronstein y, algo después, en Lev Trotsky.
David
Bronstein
Interesante cuento, pero ¿es verídico? En su
autbiografía, Trosky recuerda que a él le llamaban
Lyova desde temprana edad. En Mi vida, en una nota de pie
escrita por el traductor Max Eastman, se lee: El nombre
original completo de Trotsky era Lev Davydovich Bronstein. El
nombre de su padre era Davyd Leontiyevich Bronstein. Lyova
es uno de los muchos diminutivos de Lev, el cual literalmente
significa León. En inglés y francés
a Trotsky se le conoce como León, y en alemán como
Leo. [14]
Service no ofrece ninguna prueba documentada que al joven muchacho
alguna vez se le conoció por otro nombre que no fuera Lyova
u otro diminutivo, tal como Lyovochka. La familia Bronstein no
hablaba yiddish; lo que hablaban era una mezcla de ruso y ucraniano.
No había, pues, ninguna razón para llamarlo Leiba.
Trotsky (derecha) con Ilya Sokolovsky, Dr Ziv
and Alexandra Sokolovskaya, quien fue su primera esposa
¿Y qué del cuento de Service que el joven Leiba
se denominó Lëva para que su nombre sonara
ruso como los de sus amigos? Para este cuento, Service, en una
nota de pie, se refiere a dos datos: 1) las Memorias, llenas
de amargura y hostilidad, de Grigory Ziv, entre los primeros colegas
del joven Trotsky en el movimiento revolucionario; y 2) una carta
escrita por el joven Trotsky en noviembre de 1898 a su amada,
Alejandra Sokovskaya.
Todo lector razonablemente presumiría que estos documentos
referentes al relato de Service reflejan los hechos. Sin embargo,
la mayoría de los lectores no disponen ni del tiempo, ni
los medios, para obtener acceso a los documentos originales. Ninguno
de los dos documentos existe en inglés. El libro de Ziv,
publicado en 1921, puede conseguirse en varias bibliotecas en
el ruso original. La carta a Sokolovskaya, también está
escrita en ruso, existe en microficha en los archivos del Instituto
Hoover en la Universidad de Stanford [California].
No obstante, un análisis de estos documentos ha facilitado
la siguiente revelación: no incluyen en absoluto ninguna
información que compruebe el relato de Service, lo cual
no es nada sorprendente. El primer capítulo de las Memorias
de Ziv, que relata sus roces iniciales con el joven Trotsky, se
titula Lëva. No dice nada acerca de que Trotsky
cambió su primer nombre de Leiba a Lëva
o Lev. Al joven que llegó a conocer lo llamaban
Lëva. El nombre Leiba no aparece
ni siquiera una sola vez en las Memorias. Aún cuando Ziv
escribe con gran detalle acerca del cambio en apellido de su ex
camaradade Bronstein a Trotsky (que ocurrió cuando
el joven revolucionario se escapó del exilio y aparentemente
adoptó el nombre de su ex carcelero)no hay ninguna
razón para creer que a Ziv simplemente se le olvidó
el nombre Leiba. Ziv no escribió acerca de
ese nombre porque nunca lo oyó referente a Lëva.
¿Y qué del segundo documento que Service cita;
es decir, la carta de Trotsky a Sokolovskaya en noviembre, 1898?
Esta es una carta intensamente íntima y personal de un
joven a una joven de quien está profundamente enamorado.
Esta carta es un documento importante al cual Service se refiere
en varias ocasiones. Es esta carta tan personal, ¿explica
el joven Trotsky a su amor como llegó a adoptar el nombre
Lëva? La respuesta es ¡No!
No existe nada acerca de semejante transformación. La carta,
por cierto, la firma Lëva, nombre por cual había
sido conocido durante toda su juventud.
Hasta que el Profesor Service pueda presentar la documentación
debida para este relato acerca de la transformación de
Leiba en Lëva, tenemos el derecho
a presumir que simple y fraudulentamente lo inventó todo.
El tema del nombre original del nombre de Trotsky tiene un
significado histórico y político. Se sabe muy bien
que llamar a Trotsky Bronstein, nombre que no había
usado desde 1902, se hizo más y más común
a mediados de la década de los 1920 cuando la burocracia
estalinista intensificaba su campaña en contra de la Oposición
de Izquierda. Los estalinistas se convirtieron en espacialistas
para llamar a Trotsky Bronstein (y a Zinoviev Radomyslsky
y a Kamenev Rosenfeld). Durante los Juicios de Moscú,
Trotsky señaló el antisemitismo que existía
como subtexto de las diligencias, en las cuales se encontraban
entre los acusados tantos judíos. Curiosamente, muchos
burgueses liberales de origen judío en Estados Unidos,
inclusive el destacado rabino Stephen Wise, criticó a Trotsky
acérrimamente por llamar la atención a este aspecto
de los juicios. Esta actitud de guardar un silencio culto y civilizado
acerca de la peste antisemita que emanaba del Kremlin no era más
que el reflejo de la actitud indulgente de los liberales hacia
el estalinismo durante la era del Frente Popular.
Décadas después, durante el glasnost de
los 1980 y luego después de la disolución de la
URSS, la herencia judía de Trotsky se convirtió
en la enorme obsesión de ciertos antisemitas rusos. Como
ha señalado el destacado historiador, Walter Lacqueur,
...sería un error menospreciar el odio que varios
sectores de la derecha rusa y los neo estalinistas realmente sienten
hacia Trotsky. Él fue la personificación del todo
lo malo, y como comunista y judío era doblemente vulnerable.
Sus enemigos siempre enfatizaron con gran afecto que su nombre
original' era Leiba Bronstein, lo que en otra época era
monopolio de los nazis. Nadie jamás habría soñado
con llamar Ulyanov a Lenín, Peshkov
a Gorky o Kirov a Kostrikov. [15] En una nota
de pie, Lacqueur escribe que el nombre de Trotsky durante su niñez
había sido Lyova.
En varias reuniones celebradas para tirar la biografía,
el Profesor Service ha sido interrogado acerca de la manera en
que ha tratado el origen jud?ío de Trotsky. En vez de explicarse
de manera profesional, Service ha reaccionado belicosamente, como
si amenazara con demandar a alguien a la justicia: ¿Uste
me acusa de ser antisemita? Solo Service y quizás
varios de sus colegas saben cuales son sus sentimientos más
íntimos acerca de los judíos. Pero en realidad ese
no es el asunto importante. Todo individuo que por alguna razón
recurre a prejuicios antijudíos, que los fomenta o los
explota practica el antisemitismo. No importa que entre los amigos
de Service se encuentren judíos. Es un hecho histórico
muy conocido que Karl Lüger, fundador de la organización
antisemita, el Partido Socialista Cristiano, y alcalde de Viena,
Austria, a finales de siglo, contaba con cierto número
de amigos judíos. Para Lüger, el antisemitismo era
una artimaña política para unificar a la amargada
pequeña burguesía detrás de su llamado político
reaccionario. Cuando se le preguntó como él podía
reconciliar su demagogia antisemita con sus cordiales cenas con
judíos, Lüger contestó cínicamente:
En Viena soy yo el que decide quien es judío.
El Profesor Service practica la misma moral doble.
Un punto final acerca de este asunto. En su biografía
de Stalin, publicada en 2004, el Profesor Service enfatiza que
absuelve a Stalin de antisemitismo. Cita un comentario que Stalin
hizo al concluir uno de los primeros congresos del Partido Obrero
Social Demócrata de Rusia [POSDR]. Stalin notó que
había un porcentaje mayor de judíos entre los mencheviques
que entre los bolcheviques y dijo: No nos vendría
mal si nosotros, los bolcheviques, lleváramos a cabo un
pequeño pogrom [persecución de judíos]
en el partido. Service se muestra asombrante indulgente
cuando observa que estas palabras de Stalin luego se usaron
contra él como prueba de su antisemitismo. Fueron palabras
groseras e insensibles, pero apenas presagian un odio hacia todos
los judíos...Por mucho años venideros él
sería amigo, colega y líder de innumerables judíos.
[pág. 77; énfasis mío] ¡Vaya explicación
tan extraordinariamente generosa de la actitud de Stalin hacia
los judíos! ¡Puesto que él no odiaba a todos
los judíos y hasta incluía a judíos entre
sus amigos, Stalin no era antisemita! A propósito, hemos
de hacer notar que la cita de Service referente a las palabras
de Stalin durante la conferencia del POSDR omite el siguiente
pasaje: Lenín está colérico que Dios
le ha enviado tales camaradas como los mencheviques. Pero en realidad,
¿qué tipo de gente son éstos? Martov, Dan,
Axelrod, todos judíos circuncisos...¿Es que verdaderamente
los trabajadores de Georgia no saben que los judíos son
unos cobardes que no sirven para pelear? [16]
El objetivo principal de la biografía escrita por Servicey
éste continúa donde su mentor, Ian Thatcher, paróconsiste
en desacreditar a Trotsky no solo como figura política,
sino como persona. Hasta cierto punto, Service se concentra sobre
la personalidad de Trotsky porque, como biógrafo que no
tiene suficiente sentido para darse cuenta que le falta perspicacia
intelectual, no puede analizar las ideas de Trotsky. Más
fácil es atacar a Trotsky como persona y tergiversar sus
acciones y motivos.
Una cantidad innumerable de críticos derechistas han
recibido con una gran bienvenida el retrato que Service ha pintado
de Trotsky. Por ejemplo, Robert Harris ha escrito lo siguiente
en el Times de Londres: Si es posible uno imaginar
al estudiante radical más repugnante de la clase media
que hayamos conocidorencoroso, burlón, arrogante,
egoísta, gallito, cruel, superficial, testarudo
y con aires de superioridady si uno congela esa imagen y
la transporta a principios de siglo con una pinza, a quien tenemos
es a Trotsky.
Me imagino que la gran mayoría de adjetivos que el recalentado
Señor Harris ha usado bien podrían describir a él
mismo.
El verdadero propósito de este retrato tan grotesco
de Trotsky que Service ha pintadoy que reverbera por toda
la prensa burguesa y eventualmente ha de encontrar su sitio en
obras pseudo históricas del futuro (que servilmente citarán
la autoridad y la brillantez de la obra
de Service)ha sido inventar una personalidad histórica
totalmente nueva. Todo vestigio del Trotsky verídicotal
como lo describieron sus camaradas y amigos y, sobre todo, como
él mismo se expresó en palabra y accióntiene
que ser borrado, obliterado y reemplazado con algo tan monstruoso
y grotesco que no se parece en nada a al ser humano que en realidad
existió. Hay que reemplazar la personalidad histórica
de un gran revolucionario, genio político, líder
militar y maestro de la palabra escrita con algo abominable y
despreciable. Según Service, ¡Trotsky es uno de los
monstruos de la política del Siglo XX! ¡Esto es lo
que Service y sus compinches tienen en mente cuando se refieren
a este libro como el segundo asesinato de Trotsky!
A razón que este brebaje falsifica groseramente a la
realidad, el autor se pierde en sus propias incontables contradicciones.
Extrañamente, el libro comienza con un resumen bastante
objetivo y sincero del papel que Trotsky jugara en la Revolución
Rusa. En el párrafo de apertura, Service escribe lo siguiente:
Trotsky se movió como un cometa por el firmamento
político. Fue el mejor orador de la Revolución Rusa.
Dirigió el Comité Revolucionario Militar que organizó
el derrocamiento del Gobierno Provisional en octubre. Hizo más
que todos los demás por fundar el Ejército Rojo.
Perteneció al buró político del partido y
tuvo una gran influencia sobre su estrategia política,
económica y militar. Fue de las figuras principales de
la Comunista Internacional durante sus primeros años. El
mundo entero atribuyó el impacto de la Revolución
de Octubre a su avocación con Lenín. [pág.
1]
No obstante, apenas una página después, Service
comienza a repudiar la primera página. Nos dice que Trotsky
exageró su importancia personal. Sus ideas antes
de 1917 de ninguna manera fueron tan originales y de tanto alcance
como a él le placía creer. Su contribución
a la conquista del poder por los bolcheviques fue importante,
pero no hasta el punto que el afirma. Estas dos valoraciones
no son compatibles. Si Trotsky hizo todo lo que Service dice en
el primer párrafo de la biografía, ¿cómo
es posible entonces que exageró su importancia personal?
Después del primer párrafo, Service amontona
los insultos, indiferente a su acumulación de contradicciones
e idioteces. ¡Hasta a veces logra decir algo en una oración
que luego contradice en el mismo párrafo! Escribe que A
Leiba no le remordía la conciencia vivir de su padre mientras
odiaba las esperanzas y valores de éste. Las dos
oraciones que siguen declaran lo siguiente: Además,
el hijo era tan testarudo como su padre. Ya no iba aguantar lo
que le dijera y antes de doblegarse a la voluntad de su padre,
se fugó de su cómodo apartamento y se alojó
en la casa de Shvigovski. [pág. 41] Por lo tanto,
contrario a lo que Service había declarado en la primera
oraciónque a A Leiba no le remordía
la conciencia vivir de su padre¡el lector lee
en la tercera oración que el joven abandonó las
comodidades del hogar para seguir sus ideales!
Service sostiene una y otra vez que Trotsky editaba los borradores
de su autobiografía para expurgar material que le podría
ser vergonzoso. Pero la verdad es que no nos muestra un solo ejemplo
de semejantes escisiones. Al contrario. Service hace notar que
en uno de los primeros borradores de la autobiografía,
Trotsky relata un anécdota en la que muestra una excepcional
valentía personal y física al desafiar al cruel
y sádico alcaide de la prisión. Trotsky le dijo
al guardián cara a cara que ya no iba a tolerar sus comentarios
tan abusivos. Pero fue el carcelero que se fue de retaguardia.
En la versión de Mi vida que se publicó, este relato,
para el cual no hubo testigos oculares, fue omitido.
Service comenta: Igual que otros episodios semejantes
en su vida tan audaz, Trotsky no incluyó esta información
en las memorias que publicó. Escritores que lo admiraban
lo obligaron a relatarla. Aunque le gustaba aparecer gallardo
en público, no le gustaba jactarse: prefería
que otros lo hicieran por él. Era escandaloso y e vanaglorioso.
La gente no tenía que esperar mucho para descubrir lo vano
y egocéntrico que era en realidad. [pág.
56; énfasis añadido]
Por medio de un torpe truco, ¡Service encuentra la manera
de insultar a Trotsky por su modestia y aversión a la fanfarronería!
Service dedica un espacio enorme a vilipendiar a Trotsky como
esposo infiel que cruelmente abandonó a su primera esposa
y a sus dos hijos. Como esposo, escribe Service, él
[Trotsky] trató a su primera esposa de manera muy fea.
Ignoró las necesidades de sus hijos, sobre todo cuando
sus intereses políticos intervenían. Esto tuvo consecuencias
catastróficas hasta para aquellos que no estaban activos
en la vida pública soviética, y su hijo Lev, quien
lo siguió al exilio, posiblemente pagó con su vida
por colaborar con su padre. [pág. 4]
Si uno acepta la manera en que Service relata la historia,
apenas se sabría que las condiciones opresivas de la Rusia
zarista, tanto como las persecuciones luego llevadas a cabo por
Stalin, tuvieron algo que ver con el trágico destino de
la familia de Trotsky y sus seres queridos. De hecho, lo que Service
hace en realidad es criticar a Trotsky por culpar al régimen
soviético de la muerte de su hija Zina en 1933.
Pero las circunstancias de las muertes de sus hijos y su primera
esposa poco le interesan a Service. Lo que le interesa es pintar
a Trotsky como un tipo mujeriego, irresponsable e insensible,
que sin ninguna consideración y de manera egoísta
abandonó a su esposa, Alejandra Sokolovskaya.
Service trata la relación entre Trotsky y Alejandra
con una grosería que verdaderamente ofende. Repetidamente
trata de arrastrar al joven Lyova y a Alejandra a su propio nivel.
En este respecto, la manera en que Service usa la carta de
noviembre de 1898a la cual ya me he referidotiene
un significado especial. Esta carta la escribió Lyova a
Alejandra a la edad de los 19 años; ambos eran prisioneros
en Odesa. No se podían comunicar en persona. Lyova se encontraba
enfermo y deprimido cuando escribió esta carta. Había
pasado un año desde el arresto de ambos. Trotsky había
pasado varios meses de encarcelamiento en detención solitaria.
Service cita un breve trozo de esta carta, en la cual Trotsky
admite que había pensado en suicidarse pero que había
rechazado esta acción, y hace el siguiente comentario:
Estos sentimientos expresaban cierta fanfarronería
e inmadurez. Era un joven hombre ensimismado. Inconscientemente
trataba de obligar a Alejandra a que lo amara más que con
amor. Quería que ella lo comprendiera y lo cuidara. Quizás
al admitir estas flaquezas podría convencerla. La verdad
es que nunca fue suicida; esto lo dijo para obligarla a querer
protegerlo. Él se dio cuenta que había sido altanero
e insensible hacia ella. ¿Qué mejor, pues, que admitir
que él no podía expresar sus sentimientos y que
lloraba lágrimas' por ello? [pág. 52]
Este hábito de rendir simplista a un análisis
psicológico, aún con las mejores intenciones, no
tiene mucho valor. Pero sí adquiere una maldad absurda
cuando el trozo en que el análisis se basa ha sido falsificado.
Trotsky, nos dice Service, está tratando de aprovecharse
astutamente de la vulnerabilidad de Alejandra al confesar sin
ninguna sinceridad que el lloraba lágrimas
por no poder expresar sus sentimientos.
El problema con esta interpretación es que
Service ha tergiversado el texto de la carta de Lyova. Es necesario
que citemos el trozo completo y correctamente para mostrar esta
falsificación. He aquí lo que el que el joven revolucionario
escribió:
Sasha [Alejandra] es tan buena, y cuando me dan ganas
de besarla y acariciarla mucho...Pero todo eso no está
a mi alcance; más bien sufro de soledad, insomnio, y pensamientos
repugnantes acerca de la muerte...brrr...La hora de redención
llegará. La gente cantará himnos y nos recordará
con lágrimas. Visitará nuestras tumbas'. Nuestras
tumbas, Sasha. Nuestras t-u-m-b-a-s. ¡O, con qué
horror hablarán en algún momento acerca del orden
social de hoy día! En este mismo momento, puedo escuchar
más allá de mis puertas, el sonido de metal familiar
de tantas cadenas: Después de todo, la gente va atada con
ellas. Sasha, ¿cuánto nos hemos acostumbrado a esto?
Pero que horrible es todo. Gente encadenada...Y todo esto va de
acuerdo con la ley. ¿Te sorprende mi arrebato de Weltschmerz?
He desarrollado cierta sensibilidad que para mí es rara.
Me he vuelto capaz de vertir lágrimas al leer
el poema civil de P. Ya/en MirB' o cuando leo obras de ficción...Simplemente
sufro de tensión nerviosa en lo extremo; eso es todo. La
taiga de Siberia atenuará esta tierna sensibilidad cívica.
Por otra parte, qué felices estaremos ahí, como
si fuéramos dioses del Monte Olimpo. Siempre, siempre estaremos
inseparablemente juntos. Cuántas veces he repetido esto
yo siempre, pero todavía me dan ganas de repetirlo una
y otra vez...Tú y yo hemos atravesado por tanto juntos,
hemos sufrido tanto que definitivamente merecemos nuestra hora
de felicidad.
Esta carta, en sí, es un documento extraordinario que
nos conmueve profundamente. Adquiere un gran significado cuando
se considera que su autor fue el futuro dirigente de la Revolución
de Octubre. La interpretación de esta carta como una expresión
de fanfarronería e inmadurez más
bien destaca el cinismo y la insensibilidad del propio Service.
No obstante, desde el punto de vista profesional, la manera en
que Service trata esta carta es deshonesta. Es una treta engañosa.
En primer lugar, Trotsky admite que vertir lágrimas,
frase que coloca entre comillas, no se refiere a que llora por
esforzarse en esconder su exterior inflexible, sino
a la manera en que reaccionó a la poesía de Pyotr
Yakubovich. Si Service fuera un historiador serio, le explicaría
a sus lectores, luego de haber reflexionado cuidadosamente sobre
este tema, el significado de esta alusión. Yakubovirch
(1860-1911) fue un poeta importante y revolucionario activo en
La Voluntad del Pueblo, movimiento populista. Su poesía,
que evocaba el heroísmo y la tragedia de la luchacondenada
al fracasode los terroristas revolucionarios contra el zarismo,
tuvo un gran impacto sobre la juventud de los 1890. Trotsky evoca
en su carta a Alejandra las imágenes que Yakubovich usa
en su poesía, sobre todo aquellas acerca de la muerte y
el sacrificio. Ella, claro, habría comprendido estas alusiones
muy bien. Un historiador concienzudo debería darse cuenta
que esta complicada cartade la cual sólo he citado
un pequeño trozo es material de gran valor para desarrollar
la comprensión de su sujeto y sus tiempos. Pero esto a
Service simplemente no le interesa.
Una indiferencia y pereza que apestan emana del libro entero.
El autor no muestra nada de curiosidad acerca de cuales fueron
las fuentes que motivaron la creatividad intelectual y artística
de Trotsky. Sus comentarios acerca de los primeros esfuerzos literarios
de Trotsky, escritos mientras se encontraba en exilio en Siberia,
son por lo general tan banales y superficiales que parece que
su propósito es añadirle páginas al texto
para darle publicidad como biografía completa.
Un ejemplo típico del talento de Service para escribir
comentarios intelectuales penetrantes es la alusión
a que Trotsky adoraba las novelas francesas, admiraba a
Ibsen, y había quedado impresionado por Nietzsche. Los
trató a todos como ejemplos de la cultura mundial contemporánea.
[pág. 207; énfasis añadido] ¿De veras?
¿Quién pudo haberse imaginado esto? Pero algo parece
fuera de lugar. La referencia a Nietzsche causa dudas. Es posible
que al lector le de la tentación de preguntarse: ¿Qué
fue lo de Nietzsche que impresionó a Trotsky?
Si el lector que usa sus facultades analíticas se encuentra
en una situación en que pueda investigar el tema, podrá
descubrir un ensayo, escrito por Trotsky poco después de
fallecer Nietzsche en 1900. El ensayo se titula, Algo acerca
de la filosofía del Overman. Al repasar este
ensayo, el lector pronto se da cuenta que Trotsky está
muy lejos de quedarse impresionado por Nietzsche. Trotsky se dio
cuenta que la filosofía acerca del overman era una
justificación para cierto nuevo tipo social cada vez más
poderoso: los aventureros financieros, overmen de la bolsa
de valores, extorsionistas políticos y periodistas sin
escrúpulos. Es decir, esa masa entera del proletariado
parasítico que se ha atado carne y uña al organismo
burgués y que de una manera u otra vivey usualmente
bastante biena costillas de la sociedad sin tener que pagar
nada...Pero el grupo entero (bastante numeroso y siempre creciendo)
todavía necesitaba una teoría para darle el derecho
a los intelectuales superiores a atreverse'. Esperaba a
su apóstol y lo encontró en Nietzsche.
Trotsky concluye su ensayo observando que la esfera social
del cual el nietzscheanismo surgió ha resultado ser
decadente, maligno y contagioso... [17]
¿Todavía parece que Nietzsche impresionó
a Trotsky? ¿O no es mucho más probable que Service
no se molestó en leer el ensayo de Trotsky y que simplemente
no sabe de lo que habla? Para Service e individuos de semejante
calaña, la deshonestidad intelectual es inseparable de
la ignorancia y la charlatanería.
Como he hecho notar anteriormente, un repaso exhaustivo de
todos los errores y las declaraciones falsas que aparecen en este
volumen necesitarían un libro completo, por
lo menos ran largo como la biografía escrita por Service.
No exagero cuando digo que casi no hay una página en la
cual el lector bien informado no encuentre pasajes reprensibles
según los criterios básicos de la erudición
histórica. Ni siquiera es posible aceptar, sin llevar a
cabo una investigación directa, de las alusiones y las
citas del autor. Una y otra vez, las fuentes del material informativo
que Service cita no sostienen sus alegatos.
Para concluir este análisis, es justo regresar a la
manera en que Service trata la relación entre Trotsky y
Alejandra Sokolovskaya. La distorsión de las circunstancias
que causaron la separación de los dos juega un papel estelar
en los esfuerzos de Service por desacreditar a Trotsky como esposo,
padre y hombre. Todos los críticos de la prensa derechista
británica han repetido el tema con gran entusiasmo.
Hablando de las circunstancias de su primer escape del exilio
siberiano en 1902, Trotsky escribe lo siguiente en Mi vida:
En aquella época ya teníamos dos hijas.
La más joven tenía cuatro meses de edad. La vida
bajo las condiciones de Siberia no era fácil, y mi escape
sería una carga doble sobre los hombros de Alejandra Lvovna.
Pero ella se opuso a esta objeción con dos palabras: Debes
hacerlo'. Para ella, la lealtad a la revolución eclipsaba
todo lo demás, sobre todo a las consideraciones personales.
Fue ella la primera en proponer la idea de mi escape cuando nos
dimos cuanta de las enormes tareas nuevas. Ella borró todas
mis dudas.
Durante varios días después de mi escape,
ella escondió mi ausencia de la policía. Desde el
exterior [del país], apenas podía mantener correspondencia
con ella. Luego fue exilada por segunda vez; después nos
encontrábamos sólo ocasionalmente. La vida nos había
separado, pero nada podía destruir nuestra amistad y afinidad
intelectual. [18]
Service, quien realmente no cita esta declaración de
Trotsky, escribe:
Él [Trotsky] luego sostuvo que Alejandra había
aprobado su fuga totalmente. Es difícil aceptar esto en
serio. [pág. 67]
Service, quien en verdad no cita las palabras de Trotsky, escribe:
¿En qué se basa este alegato? Service no presenta
un solo índice de pruebadocumentos, cartas, testimonio
personalque contradiga el relato de Trotsky, el cual, debemos
enfatizar, fue escrito en 1929 cuando Alejandra todavía
estaba viva. Ella no lo contradijo, aunquedado el hecho
que Trotsky había sido exilado de la Unión Soviética
y fue castigado en público como el peor enemigo del pueblo
soviéticoal régimen estalinista le habría
encantado oírla criticar a su ex esposo acérrimamente.
Service emplea toda una serie de frases tendenciosas para pintar
las acciones de Trotsky como las peores imaginables: Bronstein
planeaba abandonarla en algún lugar remoto de Siberia...No
acababa de engendrar un par de hijos cuando decidió escapar
sus responsabilidades. [pág. 67] No obstante, Service
procede a desacreditar sus propiose improbablesalegatos
cuando admite que Trotsky actuó de acuerdo al código
apropiado para revolucionarios. La causa' era todo para
los revolucionarios. Las responsabilidades matrimoniales y hacia
sus hijos eran importantes, pero no tanto como para prevenir a
los jóvenes militantes de cumplir con lo que sus conciencias
políticas le ordenaban. [pág. 67] Si ese habría
sido el caso, tal como Service admite explícitamente, ¿entonces
en qué se basa él para alegar que es difícil
aceptar, al pie de la letra, que lo que Trotsky dijo acerca de
Alejandra apoyar y hasta sugerir que se escapara del exilio?
El hecho es que la condena de Service a la acción de
Trotsky no se basa en una sincera valoración del contexto
histórico dentro del cual los dos jóvenes revolucionarios
vivieron. Hay que añadir que Service, cuando alude a que
Alejandra fue abandonada, se basa en una conjetura
motivada por la malicia. De hecho histórico, hay buenas
razones para creer que se hicieron esfuerzos para ayudar a Alejandra
y a los niños. Efectivamente, en un capítulo después,
Service incluye material que indica que la familia Bronstein jugó
un papel muy importante en ayudar a mantener a los hijos de Trotsky.
Durante un viaje a Europa Occidental para visitar a Trotsky, sus
padres le llevaron a su hija Zina. Service hace notar que la familia
de Trotsky vivía una existencia complicada.
En esa época, Zina vivía con la hermana [de Trotsky],
Elizabeta, y su esposo en su hogar familiar en la Calle Gryaznaya
en Kherson. Alejandra les escribía regularmente.
[pág. 108]
Parece entonces que Trotsky no abandonó
a su familia. Como revolucionarios, tanto Lev Davidovitch como
Alejandra Lvovna lideaban la situación como mejor podían
en circunstancias excesivamente difíciles. Algún
día del futuro, a medida que se descubran documentos adicionales,
puede que sea posible reconstruir con exactitud los detalles de
sus complicados arreglos personales. Pero no será Robert
Service el que se encargará de esa tarea.
Finalmente, en cuanto a la relación personal entre Trotsky
y Alexandra, existe un documento que prueba lo profundos y perdurables
que eran sus lazos como camaradas y amigos. Es una carta escrita
por Alexandra a Trotsky el 9 de agosto de 1935. El acto final
de la horrible tragedia humana ya casi empieza. Alexandra dirige
su carta al Querido Lyova. Le cuenta a Trotsky acerca
de la difícil situación en que se encuentran diferentes
miembros de su familia. Alexandra incluye lo siguiente en referencia
a los esfuerzos de Trotsky para ayudar a mantenerla: Estoy
muy conmovida, como siempre, por tu consideración hacia
mí. Se despide con Amor y abrazos, atentamente,
Alexandra. [19]
Lev Davidovirch Trotsky y Alexandra Lvovna Sokolovskaya fueron
seres humanos extraordinarios, representantes de una generación
revolucionaria cuya capacidad para sacrificarse por la humanidad
parecía no tener límites. ¡Qué tontos
son el Profesor Service y otros de su calaña al creer que
con sus insultos, mentiras y calumnias podrán rebajar a
estos titanes a su miserable nivel!
Notas:
1. Citado en James T. Farrell: los años
socialistas revolucionarios por Alan M. Wald (University Press
de Nueva York, 1978), pág. 87
2. Ibid, pág.. 413.
3. Ibid, pág. 502.
4. Escritos de León Trotsky, 1936-1937 (Nueva York,
Pathfinder, 1978), pág. 179.
5. El caso de León Trotsky, Informe de la Comisión
Preliminar de Investigaciones sobre los cargos imputados contra
él durante los Juicios de Moscú (Merit Publishers,
Nueva York, 1968), pág. 585.
6. El programa de transición para la revolución
socialista, (Nueva York, Pathfinder, 1977) pág. 137.
7. Escritos de León Trotsky, 1938-39, (Nueva York,
Pathfinder, 1974) págs. 93-94.
8. En defensa del marxismo, (Londres, New Park, 1971) pág.
15.
9. Escritos de León Trotsky, 1939-40, (Nueva York,
Pathfinder, 1973) pág. 299.
10. Foreign Affairs, Volume 19, No. 2 (January 1941, p.
332).
11. The American Historical Review, Vol. 54, No. 4 (Julio,1960),
pág. 904.
12. Mi vida con G.V. Plejanov, pág. 188.
13. Al servicio de la falsificación histórica:
análisis crítico de Trotsky: una biografía,
por Robert Service (Mehring Book. Oak Park, 2009), pág.
15.
14. Mi vida, (Nueva York, Pathfinder, 1970), pág.
3.
15. Stalin: Las revelaciones de Glasnost (Nueva York: Charles
Scribner's Sons, 1990), págs. 59-60.
16. Citado en Stalin, por Hiroaki Kuromiya (Londres: Longman,
2005), pág. 12.
17. L. Trotskii, Obras, Series 6, Volumen 20, Cultura del
Viejo Mundo, M.-L., State Publishing House, 1926, págs.
147-162. (nueva traducción del texto original en ruso)
18. Mi vida, págs. 132-133.
19. El diario de Trotsky en exilio,1935 (Nueva York, Atheneum,
1963) págs. 159-160.
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