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Bancos se mantienen desafiante durante el Foro Económico
Mundial de Davos
Por Stefan Steinberg
25 Febrero 2010
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A dos años del inicio de la mayor crisis financiera
que sacudiera al mundo capitalista desde la década de 1930,
los principales banqueros internacionales, reunidos la semana
pasada en el Foro Económico de la ciudad suiza de Davos,
han dejado en claro que se opondrán a cualquier intento
de poner bajo control sus prácticas especulativas, las
mismas que llevaron a varios gobiernos a acumular niveles de deuda
sin precedentes y la pérdida de decenas de millones de
empleos.
Las señales de aviso de una recesión con "doble
zambullida", guerra comercial y la bancarrota de países
enteros formaron el telón de fondo a los procedimientos
de Davos, el lugar donde los principales banqueros y gerentes
generales del mundo han discutido sus estrategias de negocio con
políticos y economistas de alto rango por los últimos
cuarenta años.
Temor de una inminente guerra comercial entre los EE.UU. y
China volvieron a salir en Davos con los comentarios de Larry
Summers, el principal consejero económico del Presidente
Obama. En un panel de discusión con Zhu Min, viceministro
del banco central de China, Summers atacó las políticas
de comerciales y monetarias de China y señaló que
los EE.UU. está preparado para intensificar sus medidas
proteccionistas.
Kenneth Rogoff, profesor de economía de la Universidad
de Harvard, después de señalar las consecuencias
de las enormes sumas de dinero inyectadas en las economías
de gobiernos alrededor del mundo, declaró abruptamente
para aquellos que estuviesen en sus años treinta que "será
algo terrible para ustedes". Hablando sobre el enorme endeudamiento
de la economía alemana, Rogoff le dijo a un joven alemán
presente en el foro que la deuda de Alemania estaba explotando
y que no había alternativa alguna a las medidas de austeridad
y los significativos incrementos de impuestos. "Será
algo muy, muy doloroso", añadió Rogoff.
Confrontados con los catastróficos resultados de sus
propias actividades, los banqueros presentes en la conferencia
reaccionaron uniéndose en defensa de sus ganancias y bonos
multimillonarios. La lección más importante que
han aprendido sobre los eventos de los últimos dos años
es que pueden confiar en el apoyo incondicional de sus respectivos
gobiernos para rescatarlos.
Esto fue resumido en un debate entre el co-fundador del Carlyle
Group LP, David Rubenstein, y el profesor de la New York University,
Nouriel Roubini. Rubenstein declaró: "Hemos pasado
por un pequeño ataque cardíaco y los ataques cardíacos
no son tan fatales en las veces subsiguientes, así que
hemos aprendido un montón".
La lección para Rubenstein es que debido al resultado
del apoyo del gobierno, las oportunidades especulativas nunca
han sido tan buenas. Declaró que ahora es un momento "bastante
atractivo" para invertir y que las transacciones que su grupo
de inversión cerró en el 2009 "probarán
ser los mejores negocios que hemos hecho en esta década".
Uno de los mayores puntos de discusión en el encuentro
de Davos fueron las propuestas para regular ciertas actividades
del sector bancario, tales como aquellas puestas en marcha recientemente
por Obama. Los banqueros están conscientes de que tales
propuestas dejan totalmente intactas las áreas de comercio
especulativo y estas, en su mayoría, son para el consumo
público. Como notó un comentador estadounidense,
cualquier propuesta para ponerle freno a las actividades de los
bancos "tiene tanta posibilidad de llegar al Congreso como
la posibilidad de que los políticos lleguen al cielo".
La conferencia de Davos comenzó con un discurso del
presidente francés Nicolás Sarkozy, quién
planteó la cuestión de la regulación internacional
de los bancos. Sarkozy criticó la avaricia de los banqueros,
expresó su acuerdo con la propuesta de la administración
Obama de prohibir las operaciones especulativos por los bancos
comerciales e hizo un llamado por un nuevo sistema de Bretton
Woods (refiriéndose a los acuerdos internacionales que
anclaron la supremacía económica de los EE.UU. al
final de la Segunda Guerra Mundial). Sarkozy a duras penas enfatizaba
que su prioridad era salvar el capitalismo y no enterrarlo.
La fanfarronería del presidente francés fue tomada
con mucha reserva por las figuras financieras. Al ser preguntado
por su reacción a las observaciones de Sarkozy y las propuestas
de Obama, Jacko Maree, gerente general del banco de EE.UU. Standard
Bank, respondió que "varias de esas propuestas son
políticamente llamativas pero prácticamente improbables
de que sucedan."
La ofensiva de los banqueros en Davos fue liderada por Josef
Ackerman, el director ejecutivo del banco más grande de
Alemania, Deutsche Bank, y por Peter Sands, gerente general de
Standard Chartered, uno de los bancos más grandes de Gran
Bretaña.
Ackermann, en un panel de discusión, le dijo a su audiencia
que ya era tiempo de frenar el "juego de buscar culpables".
En una amenaza, apenas disimulada, de que los bancos podrían
reducir aún más sus tipos de interés, Ackermann
advirtió: "Si tú no tienes un fuerte sector
financiero para apoyar esta recuperación... estás
cometiendo un gran error del cual pronto te arrepentirás".
Los comentarios de Ackermann encontraron eco en Sands. Cuando
le preguntaron si apoyaba las medidas de disolver de bancos que
actualmente son considerados por los gobiernos de "ser demasiado
grandes para que quiebren", Sands respondió: "La
inequívoca respuesta es no".
Durante la conferencia, Ackermann tomó parte de un encuentro
de gerentes generales de bancos para discutir una estrategia común
para repeler cualquier límite a sus actividades. Durante
el fin de semana, él y otros líderes bancarios tuvieron
discusiones confidenciales con los ministros financieros de Francia
y Gran Bretaña, el presidente del Banco Central Europeo
Jean-Claude Trichet, y el director ejecutivo del FMI Dominique
Strauss-Kahn. También estuvo presente el congresistas estadounidenses
Barney Frank, quién dirige el Comité de la Cámara
de Servicios Financieros.
Aunque rehusaron revelar detalles de sus charlas, Ackermann
alabó el espíritu de cooperación que prevaleció,
declarando: "Nunca antes ha habido un mejor diálogo
entre los líderes empresariales, los líderes políticos
y los reguladores".
Dos días después del foro de Davos, la Autoridad
en Supervisión Financiera Federal, levantó la prohibición
de "venta corta" en Alemania. Esta forma particular
de especulación fue prohibida por la autoridad reguladora
alemana en Septiembre del 2008, después del estallido de
la crisis financiera internacional.
El nivel de arrogancia manifestada por los banqueros en Davos
sólo se iguala a su desprecio por una casta política
que es completamente servil a sus demandas. Las discusiones privadas
en Davos dejan claro que cualquier medida redactada por los gobiernos
capitalistas para regular las actividades bancarias no serán
nada más que una fachada.
Los dos años que han pasados han revelado la enorme
influencia política y el papel de destrucción social
que poseen los bancos y las instituciones financieras. Una catástrofe
social cada vez más profunda sólo puede ser prevenida
por medio de la expropiación de los oligarcas financieros
y de la conversión de los bancos en empresas de servicio
público bajo el control democrático de la clase
trabajadora, como parte de la transformación de la economía
mundial en fundaciones socialistas.
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