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La refundación de la Izquierda Unida española se vira hacia los bancos

Por Paul Stuart and Alex Lantier
5 Agosto 2010

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El 26 de julio, Izquierda Unida (IU) de España, coalición de partidos pequeño-burgueses que incluye a grupos regionalistas y ecologistas, dominados por los estalinistas del Partido Comunista de España (PCE)—celebraron un congreso de refundación en Madrid. El congreso enfocó sus esfuerzos en un documento titulado, "Llamamiento a la izquierda", y en la que participaron dirigentes del partido como Cayo Lara, su Coordinador General.

El evento no fue más que un enorme fraude. IU no tuvo la menor intención de "refundar" su política; más bien reafirmó su apoyo de muchos años al Partido Socialista Obrero Español (PSOE—Socialist Workers' Party of Spain), el cual ahora tiene en sus manos la riendas del gobierno—a pesar de que el gobierno del Primer Ministro, José Luis Rodríguez Zapatero, ha impuesto un programa de austeridad y guerra. No obstante, el cambio ha resultado en un gran viraje hacia la derecha a medida que IU trata de defender los acérrimos ataques contra la clase trabajadora que las clases gobernantes de España y el resto de Europa planean.

El tema principal que se debatió en el congreso fue la manera en que IU trataría de atarle las manos políticamente a la clase trabajadora y usar sus puestos de influencia en las burocracias sindicales para prevenir que las huelgas se conviertan en luchas políticas contra Zapatero.

En un mitin público previo a la asamblea, IU presentó como invitados de honor a un grupúsculo de partidos estalinistas de varias partes de Europa. Primero entre ellos se encontraba Rifondazione Comunista de Italia que había ayudado a desviar la amplia oposición formada en contra del gobierno de Berelusconi apoyando la candidatura "centro-izquierdista" burguesa de Romano Prodi en 2006. Con el apoyo de Refondazione, y sobre todo con el voto de confianza para apoyar a su gobierno, Prodi redujo las pensiones de los trabajadores y continuó su apoyo a la participación de Italia en la ocupación de Afganistán; ocupación que España comparte.

El congreso también contó con la presencia de otras partidos estalinistas de antaño, representantes de los sistemas políticos europeos, tales como el Partido Comunista de Francia (PCF) y el Partido Izquierdista (Die Linke) de Alemania.

En las primeras palabras de su discurso, Lara identificó a su organización como aliada del PSOE. Declaró que era necesario cambiar de política para encontrar una solución a la crisis. Además agregó, que el gobierno del PSOE tenía que buscar el apoyo de la izquierda en el parlamento para lograr el éxito. Lara también dejó bien claro que esta había sido una política de IU desde hacía tiempo, e hizo notar, que el ex dirigente de IU Gaspar Llamazares "ya le había hecho la oferta varias veces al PSOE".

Lara elogió a los sindicatos —quienes han jugado un papel clave en negociar y poner en práctica los recortes impuestos por Zapatero—al llamarles los "baluartes de resistencia" ante la agresión de los capitalistas y la política del gobierno.

A pesar de sus elogios a los ámbitos oficiales de la "izquierda" española, Lara era muy consciente del enorme descontento social que se está desarrollando en la clase trabajadora. Se declaró "consciente de la debilidad política de esta izquierda" , y agregó "que ya era tiempo para trasladar las bases desencantadas con la política del PSOE a esta fuerza política de la izquierda".

Esta es una política deslumbrantemente deshonesta. Después de admitir que la política de Zapatero representa una "agresión" contra la clase trabajadora, Lara propone acorralar a los votantes que ya están hartos de ésta política en IU; es decir, en una organización que trata de asesorar y asistir a Zapatero. Pero esta charlatanería tan hipócrita tiene su significado objetivo: corresponde exactamente a las necesidades de la burguesía en imposibilitarle a la clase obrera que rompa de una vez por todas con la socialdemocracia y adopte una política socialista revolucionaria.

Después del discurso de Lara, se les dio la oportunidad a los mismos burócratas que se encuentran negociando con Zapatero las reducciones de las pensiones y que tratan de de debilitar las leyes que protegen a los trabajadores, a proceder con sus discursos. Entre estos burócratas sindicalistas se encontraban Ramón Ruiz, de las Comisiones Obreras (CC.OO.), que están aliadas con el PCE; y Toni Ferrer, de la Unión General de Trabajo, la cual mantiene vínculos estrechos con el PSOE.

La declaración implícita de Lara—que los sindicatos e IU podrían persuadir al PSOE de no instigar medidas no dañinas a la clase trabajadora—es completamente falsa. Hoy en día la política de toda la clase gobernante sólo sirve para defender los intereses de las principales instituciones bancarias y financieras del mundo, las cuales exigen la destrucción del sistema de bienestar del mundo desarrollado. Ese es el significado de la cumbre de los países del G-20 que se celebró en junio y en la cual se exigió reducciones presupuestarias salvajes. Esto ocurrió despues de que los gobiernos acordaron en mayo un rescate bancario valorados en 750.000.000.000 de euros.

Esta política ha sido especialmente dura para España, pues ésta se ve cara a cara con la estallida de una burbuja inmobiliaria. El desempleo en el país ya llega al 20%, la segunda tasa peor de Europa. El peor desempleo de Europa está en Letonia, donde se calcula que ha llegado al 23%. Esta cifra representa un aumento del 300% durante los dos últimos años en que ha reinado el programa de recortes presupuestarios bajo la supervisión del Fondo Monetario Internacional.

Amplias masas de trabajadores ahora comienzan a darse cuenta que el PSOE es un instrumento desnudo de la aristocracia bancaria. Igual que sus contrapartes socialdemócratas en Grecia y Portugal, el PSOE ha "empujado" enormes reducciones: un 5% en los salarios de los trabajadores del gobierno; un aumento de dos años a la edad de jubilación; y socavado la seguridad de empleo que las leyes laborales le ofrecían a los trabajadores. Estas medidas le han posibilitado al PSOE imponer reducciones valoradas en 15.000.000.000 de euros en junio. Pero para alcanzar las cifras de reducciones presupuestales que la Unión Europea ahora exige, España tendría que reducir sus gastos por una cantidad de 80.000.000.000.

En la amplia reordenación de la política europea y mundial que hoy toma lugar, IU, en su defensa de la política del PSOE, ha mostrado muy claramente que el estado podrá contar con su ayuda para defender sus propios intereses. Esta es la señal que se destaca en el documento del congreso de la IU, "Llamamiento a la Izquierda".

El documento advierte acerca del descontento popular que ha surgido contra el sistema político cuando dice que "Esta es una de las peores consecuencias de esa subordinación insoportable de la socialdemocracia al dictado de los mercados: el descreimineto de las gentes respecto al papel de la política y la pérdida de legitimidad de esta democracia".

IU propone implorarle a las burocracia sindicalista de Europa, precisamente una de las principales fuerzas que han impuesto recortes en la clase trabajadora. El documento dice que si "la Unión Europea no hace nada pare detener tanta especulación, entonces, ¿Quién lo va a hacer?" Adviertiendo que "La pérdida de confianza en una solución política europea a estos problemas supone un reto de envergadura para la Izquierda Europea" y concluye diciendo que "necesitamos una Unión Europea Social, sino el funcionamiento económico, la estabilidad política y las perspectivas de futuro acabarán en un juego en el que todos perderemos."

Haciendo notar que en España existe un crisis "ética, política y democrática", el documento de IU declara "Democracia o plutocracia; en esos términos se plantea la disyuntiva". Pero esta alternativa es totalmente falsa. Se ha comprobado que el régimen de Zapatero—presuntamente "democrático"—es un sirviente de la plutocracia, pues ha adoptado las pródigas reducciones que los bancos han exigido.

Pero lo que esta fórmula excluye es la única alternativa que queda: la lucha independiente de la clase trabajadora por el socialismo y el derrocamiento del capitalismo. La omisión no es una casualidad; surge de la hostilidad histórica del PCE al socialismo.

Cuando el dictador fascista, el Generalísimo Francisco Franco falleció en 1975 en medio de un resurgimiento de huelgas y manifestaciones, el PCE suprimió toda demanda para rendir cuentas con los fascistas y desenmascarar a la OTAN por su alianza con Franco después de la Segunda Guerra Mundial. Más bien participó en negociaciones secretas con el PSOE y la Falange fascista que terminaron en el Pacto de Moncloa y en la "transición" a la democracia burguesa. Fue cuando se pactó el silencio acerca de los crímenes del franquismo. Ni un solo fascista ha sido llevado a la justicia.

En 1988, cuando la clase trabajadora reaccionó con una huelga general en contra de las políticas neoliberales del Presidente Felipe González del PSOE -quien fue elegido en 1982- la IU desvió al movimiento para que no luchara contra el gobierno. El PCE había fundado a la IU en 1986 en medio de una campaña popular contra la presencia de la OTAN en España. Fue un esfuerzo para evitar que los trabajadores rindieran cuentas con los crímenes histórico-políticos del fascismo y así se viraran hacia el pacifismo burgués.

Desde entonces, IU ha funcionado como socio menor del PSOE y fracción integral de la clase dominante. El espléndido apoyo que le ha brindado al PSOE ha resultado en que sus escaños parlamentarios se hayan reducido de 21 en 1996 a solo dos hoy día. Y ahora que el PSOE hace sus movidas para poner en práctica las órdenes de los bancos, IU se prepara para seguirles como indica en la conclusión de su documento.

Hace un llamamiento para establecer "una organización política de un nuevo tipo" y declara "Esta refundación tampoco tiene como objetivo la mera supervivencia de un determinado espacio político. Al contrario. El objetivo central de la refundación de IU es convertirnos en una organización con propuestas útiles y viables para la transformación social".

Pero esto sólo ocasiona una pregunta: "¿Cuál es la transformación social ‘viable' que existe? ¿Una basada en la subordinación a la socialdemocracia y a la Unión Europea? Ninguna existe, salvo enormes recortes sociales con consecuencias devastadoras para la clase trabajadora.

IU agrega que este cambio "ya es irreversible" y que todos sus militantes se han consagrado a asegurar que este plan llegue a su conclusión exitosa. El objetivo, explica IU, es establecer una organización en la que debemos coexistir y colaborar con varias capas de la izquierda anticapitalista: "ecologistas, comunistas, socialistas, republicanos y nacionalistas".

El hecho que IU se ve obligada a abandonar todo vestigio de lealtad, aún que sólo sea verbal, al socialismo a medida que se reorienta al PSOE y a las burocracias sindicalistas de la Unión Europea, es un signo de que se está preparando para dar una enorme vuelta hacia la derecha.

Por mucho que IU trate de confundir a la población con una etiqueta "anticapitalista"—totalmente sin dientes desde el punto de vista político—es seguro que, a fin de cuentas, se opondrá acérrimamente a todo movimiento de la clase trabajadora.

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