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La guerra AfPak de Obama se intensifica a ambos lados de la
frontera
Por James Cogan
15 Septiembre 2009
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Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 5 de agosto, 2009
Mientras la escasa cantidad de votantes en las elecciones presidenciales
de Afganistán celebradas la semana pasada ofrecía
más pruebas de la generalizada hostilidad hacia la ocupación
dirigida por Estados Unidos, la resistencia armada ha seguido
aumentando. El número de soldados estadounidenses y de
la OTAN muertos en el país durante 2009 llegó ayer
[28 de agosto] a 301, lo que supone ya la cifra anual más
alta en los ocho años de ocupación.
Las muertes más recientes de las que se ha informado
incluyen a un soldado cuyo nombre se desconoce muerto el viernes
por una bomba en la carretera y al soldado de 18 años Matthew
E. Wildes, de Hammond, Louisiana, que murió el 27 de agosto
cuando un IED (siglas en inglés de artefacto explosivo
improvisado) de la resistencia estalló en su vehículo.
El 26 de agosto el sargento de 27 años Kurt R. Curtiss
de Utah murió de un disparo durante una incursión
de las fuerzas estadounidenses y afganas para capturar a un dirigente
talibán herido que estaba siendo tratado en una clínica
rural en la provincia de Paktika. El intercambio de disparos durante
media hora sólo acabó cuando un helicóptero
estadounidense disparó varios misiles a la clínica,
lo que redujo a escombros la mayor parte de ella y mató
al menos a 12 personas, supuestamente militantes.
La resistencia contra la ocupación está activa
en al menos la mitad del país y gana apoyos gracias al
odio popular tanto hacia la presencia de tropas extranjeras como
hacia el corrupto e ineficaz gobierno títere de Kabul.
Un factor en de la abstención generalizada la semana pasada
fue el llamamiento talibán al boicot, que pone de relieve
su influencia cada vez mayor. Se calcula que apenas votó
el 30 a 35% de la población. En algunas zonas no llegó
al 5%.
La víspera de las elecciones del 20 de agosto los talibán
demostraron su habilidad en atacar objetivos en el centro de la
capital, incluyendo un ataque con mortero al palacio del presidente
Hamid Karzai. Los ataques de la resistencia también han
aumentado en torno a la estratégica ciudad norteña
de Kunduz, que hasta hace pocos meses había sido relativamente
estable.
Los acontecimientos de esta semana fueron testimonio del empeoramiento
de la situación a la que se enfrentan las fuerzas estadounidenses
y de la OTAN. El martes una bomba de gran potencia cargada en
un camión explotó cerca de las oficinas de una constructora
japonesa en la ciudad sureña de Kandahar. Murieron al menos
43 personas y 65 resultaron heridas. La noche siguiente varios
misiles cayeron en el centro de la ciudad cerca de una sucursal
del Banco de Kabul, lo que provocó un gran incendio. No
hubo víctimas ya que las calles estaban prácticamente
vacías.
Según un informe de Associated Press, los talibán
han restablecido un sólido punto de apoyo en Kandahar,
que antaño fue el centro de su apoyo en el sur pashtún.
Un empleado afgano de una agencia de ayuda declaró bajo
anonimato: "Los talibán están dentro de
la ciudad. Están muy activos. Pueden hacer cuanto quieran".
Desde el jueves nerviosas unidades de ejército afgano respaldadas
por fuerzas estadounidenses y canadienses en las afueras de la
ciudad se han trasladado para hacerse cargo de la seguridad de
las calles de la ciudad en sustitución de la policía
local.
Se espera que el nuevo comandante estadounidense en Afganistán,
el general Stanley McChrystal, aconseje a la administración
Obama en las próximas semanas que se van a necesitar miles
de soldados más para quitar de manos de los talibán
amplias zonas de territorio. El general David Petraeus, jefe del
Comando Central estadounidense, ha advertido de que habrá
"duros combates", aunque está claro que
todos los reportajes de los medios internacionales y estadounidenses
serán muy censurados.
En la provincia sureña de Helmand se ha producido una
importante ofensiva durante casi dos meses en la que han estado
implicadas tropas británicas y la brigada de marines estadounidenses
enviada por Obama a principios de este año para reforzar
la ocupación. Al menos 29 de las 69 muertes de la OTAN
hasta la fecha en agosto se han producido en esa provincia.
La causa principal han sido las emboscadas con bombas a la
orilla de la carretera, lo que sugiere que las guerrillas talibán
están activas entre la población civil. Sin embargo,
no existe una cobertura independiente de las operaciones contra
la resistencia británicas y estadounidenses. Las noticias
de la guerra se limitan a informes ocasionales, asépticos
y a menudo propagandísticos presentados por periodistas
empotrados. Por orden de McChrystal ya no se publican las
cifras de muertos, ni siquiera el número de supuestos talibán
muertos o detenidos.
Durante la oleada estadounidense de tropas a Iraq en 2007,
McChrystal sirvió a las órdenes de Petraeus y dirigió
las operaciones de las fuerzas especiales y de los escuadrones
de la muerte directed que mataron a miles de hombres sospechosos
de estar relacionados con la resistencia de base sunní
o con el movimiento sadrista chií contra la ocupación.
Se le ha puesto al mando en Afganistán para que aplique
las mismas tácticas criminales contra la resistencia.
En la frontera con Pakistán se está filtrando
información desde el distrito del valle de Swat de la provincia
de la frontera noroeste (NWFP en sus siglas en inglés)
concerniente a los métodos brutales que se están
usando allí para aplastar el apoyo a los talibán
entre la población pashtún del país.
El ejército paquistaní emprendió un importante
ataque durante los meses de abril y mayo en el valle de Swat para
aplastar el movimiento islamista pashtún, Tehreek-e-Nafaz-e-Shariat-e-Mohammadi
(TNSM), lo que llevó a una rebelión contra el gobierno
pro-estadounidense, y se acabo haciendo eficazmente con el control
del distrito. El ataque lo había exigido Washington, que
temía que la tregua firmada a principios de este año
entre el TNSM e Islamabad llevara a cientos de militantes a pasar
a Afganistán para unirse a la resistencia.
Durante los combates que ha habido a lo largo de un mes supuestamente
murieron 1.800 combatientes del TNSM y otros 900 fueron capturados.
Al menos dos millones de civiles fueron obligados a huir del distrito
debido a la ferocidad y al carácter indiscriminado de los
ataques aéreos y bombardeos por tierra del ejército.
Cientos de miles no han vuelto todavía o bien porque sus
casas están destruidas o por miedo.
El valle de Swat sigue estando ocupado por unos 50.000 soldados
y policías. La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán
afirma tener pruebas creíbles de que las fuerzas de seguridad
están llevando a cabo asesinatos extrajudiciales de partidarios
del TNSM. El 11 de agosto anunció que tenía información
referente a dos fosas comunes que contenían los cuerpos
de supuestos militantes que habían sido ejecutados por
el ejército. Posteriormente se encontraron otros 75 cuerpos
cerca del pueblo de Kabal.
Ahora se están arrojando a las calles los cuerpos de
hombres (con los ojos vendados, las manos atadas a la espalda
y con un tiro en al cabeza) que habían sido detenidos por
las fuerzas de seguridad al sospechar de su actividad militante*.
El miércoles se descubrieron dos cuerpos en la zona de
Mingora, al menos otros 15 el lunes y otros 18 la semana pasada.
El primo de dos hombres cuyos cuerpos se encontraron el 21
de agosto declaró a Associated Press: "Hace más
de un mes los detuvieron acusados de ser militantes".
Al padre del hombre lo habían matado anteriormente y cuatro
hermanos suyos siguen detenidos por las fuerzas de seguridad.
Su madre, Bakht Begum, afirmó: "Mis hijos no tienen
nada que ver [con el TNSM]. No habían combatido, eran inocentes.
Ni siquiera mi marido era culpable. Mataron a mi marido y a mis
dos hijos, ahora deberían liberar a los otros".
El general Petraeus ha expresado su apoyo a la brutal campaña
y ha elogiado las "firmes operaciones militares paquistaníes"
que han "limpiado de militantes" el valle de
Swat y otras zonas de la provincia de la frontera noroeste.
La administración Obama está presionando ahora
al gobierno del presidente Asif Al Zardari y al primer ministro
Yousuf Raza Gilani para que envíe decenas de miles de soldados
al Waziristán del sur y del norte. Los departamentos tribales
autónomas son plazas fuertes del Tehrik-e-Taliban paquistaní,
un movimiento pashtún islamista que proporciona un refugio
seguro a los resistentes afganos que luchan en la frontera contra
la ocupación estadounidense y de la OTAN.
El ejército estadounidense continúa con sus propias
operaciones ilegales para asesinar a dirigentes de la resistencia
y aterrorizar a la población civil dentro de ambos Waziristanes
utilizando aviones [teledirigidos] drone Predador.
El jueves uno de estos drone disparó dos misiles en
un complejo de viviendas en el Waziristán del sur y mató
a ocho personas. El supuesto objetivo era Waliur Rehman, que había
anunciado una conferencia telefónica conjunta el martes
con el nuevo dirigente Tehrik-e-Taliban, Hakimullah Mehsud, el
cual había asumido el mando de los militantes en el departamento.
El 5 de agosto unos misiles lanzados por un Predador mataron al
ex-jefe de Tehrik-e-Taliban, Baitullah Mehsud, así como
a su joven mujer y a otras 17 personas. Desde el pasado mes de
agosto los ataques aéreos estadounidense han masacrado
a más de 700 civiles paquistaníes.
La consecuencia principal del asesinato de Baitullah Mehsud
ha sido que en los departamentos tribales se ha intensificado
el odio hacia el imperialismo estadounidense y hacia el gobierno
paquistaní. El miércoles Hakimullah Mehsud declaró
a la agencia France Presse: "Nos vengaremos y pronto.
Daremos nuestra respuesta a Estados Unidos de este ataque con
[aviones] drone".
El mismo día un suicida talibán atacó
un checkpoint del gobierno en el paso fronterizo hacia Afganistán
de Khyber Pass y mató a 22 policías de frontera
mientras que en la provincia de la frontera noroeste se prendía
fuego a dos camiones cargados de gasolina para las fuerzas de
la OTAN. Uno fue atacado en la principal carretera de Peshawar
y el otro cerca del paso fronterizo hacia Afganistán en
Torkham.
Los próximos meses, antes de la llegada del crudo invierno
a Afganistán y al noroeste de Pakistán, se avecinan
como los más violentos y mortíferos en los ocho
años de criminal ocupación militar dirigida por
Estados Unidos.
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz
Morales Bastos [http://www.rebelion.org/noticia.php?id=90771]
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