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Chávez gana el voto del referendo mientras la crisis se profundiza en Venezuela

Por Bill Van Auken
10 Marzo 2009

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Este artículo apareció en nuestro sitio en su inglés original el 19 de febrero del 2009.

El presidente Hugo Chávez registró otra victoria con el voto de los venezolanos que enmienda la constitución con el objetivo de terminar los límites de su mandato, permitiéndole postular para un tercer mandato de seis años. El voto ocurrió con el telón de fondo de una crisis económica cada vez mayor y una creciente lucha de clases.

La campaña del "sí" en el referendo, que fue respaldada por el gobierno, recogió 54,85 por ciento de la votación, mientras que el voto por el "no" alcanzó el 45,14 por ciento auspiciado por un surtido de partidos de oposición de derecha. La victoria del voto que arremete contra los desechados límites de mandato significaría una consolidación del gobierno autoritario de Chávez. Casi 11 millones de los casi 17 millones de venezolanos que podían votar fueron a las urnas, un alto número de votantes bajo los estándares del país.

Chávez interpretó los resultados como una victoria, como lo hicieron también los partidos de la oposición, quienes aseguraron que los 5 millones que se opusieron a la propuesta enmienda constituyeron su mejor resultado hasta ahora. En la capital de Caracas, el grupo del "no" ganó por un margen de 9 por ciento. Sin embargo, no está claro de ninguna manera de que todos aquellos que se hayan opuesto a la medida habrían votado por estos partidos, los cuales incluyen al bastante desacreditado Acción Democrática y COPEI, los partidos corruptos de los grandes negocios que alternaron períodos en el poder por décadas. Más aún, en Diciembre del 2007 una medida similar cayó en derrota.

Hablando a un gentío desde el balcón del palacio presidencial de Miraflores, Chávez anunció su intención como un candidato en la próxima elección presidencial programada para el 2012.

"En el 2012 habrá elecciones y a menos que Dios disponga otra cosa, a menos que el pueblo disponga otra cosa, este soldado ya es precandidato a la presidencia de la república para el mandato de 2013-2019" anunció.

A comienzos de este mes, el ex coronel paracaidista, quién llegó a la prominente política nacional como el líder de un golpe fallido en 1992, celebró su décimo año en cargo. Habiendo sobrevivido un golpe en Abril del 2002 de las secciones de la derecha militar y política, que fue respaldado por los Estados Unidos, Chávez ha logrado consolidar una creciente porción de poder en sus propias manos. Su régimen personalista se resta en el apoyo de las fuerzas armadas y en las secciones poderosas de la élite financiera del país, mientras que gana apoyo popular usando los ingresos de petróleo de Venezuela para financiar programas de asistencia social (misiones) que proveen ayuda alimentaria, asistencia sanitaria, educación, viviendas y entrenamiento de trabajos.

En su discurso de victoria, Chávez prometió fortalecer estos programas, pero entonces retornó a los temas con los cuales la derecha ha basado sus campañas políticas: la alta tasa de delincuencia callejera y la corrupción gubernamental, jurando que su gobierno se dedicaría "a luchar contra estos problemas".

A pesar de las promesas de Chávez para extender sus programas de asistencia social y nacionalizaciones parciales, una política que él ha apodado "Socialismo del Siglo Veintiuno", el impacto de la crisis capitalista en Venezuela está amenazando las fundaciones económicas de su política.

Venezuela sigue dependiendo casi totalmente del petróleo, lo cual representa el 80 por ciento de sus ganancias exportadoras. Se espera que la precipitosa caída en los precios del crudo, casi 100 dólares por barril en tan sólo seis meses, se traduzca en pérdidas de ingreso de 10 mil millones de dólares para este año.

Se anticipa abiertamente entre analistas políticos y económicos en Venezuela, que el gobierno de Chávez usará su consolidación de poder en las urnas, para embarcarse en una política fiscal de ajustes, recortes en gastos públicos domésticos y en la ayuda extranjera que ha extendido a otras naciones en el hemisferio.

El diario venezolano, El Universal, reportó el miércoles que altos oficiales del gobierno reconocieron que "algunas medidas económicas deben ser implementadas", mientras que aseguraban que no involucrarían un "shock social" para la mayoría de la población del país. Mientras que el Ministro de Finanzas venezolano Ali Rodríguez declaró a los medios de comunicaciones el pasado domingo que el gobierno no impondrá un paquete de austeridad "neo-liberal", entre las medidas anticipadas están los recortes de presupuesto, incrementos de impuestos y una devaluación de 25-30 por ciento del bolívar.

Mientras tanto, la inflación ha subido al 30,7 por ciento, comparado con el 24,1 por ciento del año pasado y la tasa del crecimiento económico se ha disminuido dramáticamente. La figura del crecimiento doméstico económico durante el último trimestre del 2008 ha caído a 2 por ciento, comparado con el 8,5 por ciento durante el mismo período en el 2007.

Una dura indicación de esta disminución fue la caída del 43 por ciento en ventas de automóviles el último mes comparado con el de Enero del 2008, la cual ha llevado a despidos en la industria automotriz como también en la producción de acero y aluminio y otros suministros.

El inevitable resultado de esta cada vez más profunda crisis económica será una intensificación de la lucha de clases, la cual a su vez expondrá abiertamente, las divisiones de clase dentro del denominado movimiento chavista.

Chávez ha trabajo incansablemente para suprimir estas divisiones, tomando postura como el campeón de las masas trabajadoras venezolanas, mientras que su gobierno ha presidido en una economía que ha producido super-ganancias para los bancos domésticos y extranjeros. Así mismo ha creado una completa nueva capa adinerada de la sociedad, conocida con sorna como la boliburguesía (una burguesía creada de la "Revolución Bolivariana" de Chávez), que se ha enriquecido a sí misma por medios de las conexiones y de contratos gubernamentales como también como por corrupción financiera.

El gobierno así mismo ha buscado frenar cualquier oposición política de la izquierda, al arrear varias organizaciones de izquierda hacia el controlado burocráticamente Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), la cual sirve como un vehículo electoral para Chávez.

Con la inflación ejerciendo presión en sueldos reales y preparando ataques a empleos, los trabajadores de Venezuela han respondido con luchas militantes que repetidamente han se han desbordado en confrontaciones violentas con las fuerzas del estado.

El 29 de Enero, la policía disparó y asesinó a dos trabajadores en una planta de ensamblaje automovilístico manejada por el subsidiario venezolano de Mitsubishi en la estado noreste de Anzoátegui. Los trabajadores habían ocupado la fábrica en apoyo de 135 despedidos trabajadores de limpieza y mantenimiento que habían sido empleados por un contratista. Además de los dos trabajadores asesinados - José Gabriel Marcano Hurtado, 36, un trabajador de Mitsubishi, y Pedro Suárez Poito, 23, un trabajador de una planta de autos que se había unido a la protesta- por lo menos otros seis fueron heridos por las balas.

Mientras que el gobierno de Chávez supuestamente prohibe tales despidos masivos, ellos son llevados a cabo con impunidad relativa. En vez de apoyar los derechos de los trabajadores, las cortes intervienen en nombre del empleador, ordenando su desalojo de la planta de ensamblaje y enviando policías y tropas de la Guardia Nacional para llevar a cabo el trabajo.

El gobernador del estado, responsable de las fuerzas locales de seguridad, es Tarek William Saab, una figura destacada en el PSUV de Chávez.

Inicialmente, ambos Chávez y Saab se unieron con la compañía para sugerir que no estuvo claro quién había disparado contra los trabajadores. Mitsubishi había declarado falsamente que los mismos trabajadores estaban armados. Después de esto, Saab suspendió a los policías involucrados, afirmando que habían violado una regulación prohibiendo el uso de armas en tales confrontaciones.

Los trabajadores han continuado la ocupación en pos de los asesinatos, exigiendo el re-contrato de los empleados y la resolución de otras demandas.

Los asesinatos siguen el asesinato de tres líderes sindicales de izquierda del pasado Noviembre -Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena- quienes fueron acribillados en el estado venezolano de Aragua después de liderar la ocupación de una planta lechera Colombiana que fue brutalmente deshecha por la policía. Las autoridades aún tienen que arrestar a aquellos que son responsables.

El año pasado, Chávez, proclamó que su política era la de perseguir sus objetivos por medios de una "alianza estratégica con la burguesía nacional". La realidad es que él encabeza un gobierno burgués que ha adoptado, cada vez más, métodos bonapartistas con el objetivo de controlar y suprimir la lucha de clases y por lo tanto defender l capitalismo venezolano de la amenaza de una verdadera revolución socialista.

Los recientes violentos ataques a la lucha de los trabajadores, ponen la urgencia de que la clase trabajadora se organice a sí misma independientemente y en una lucha política en contra de este gobierno y la oposición de derecha.

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