WSWS
: Español
Seis años de guerra de Washington contra Iraq
Por Bill Van Auken
28 Marzo 2009
Utilice
esta versión para imprimir | Envíe
esta conexión por el email | Email
el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 20 de marzo del 2009.
Hoy hace seis años que Washington emprendió su
campaña "conmoción y pavor" contra Iraq
y lanzó una lluvia de bombas y misiles sobre Bagdad. A
pesar de la oposición generalizada del pueblo estadounidense
a esta guerra y del cambio de la administración Bush a
la de Obama, la guerra estadounidense en Iraq continúa
sin que se vislumbre un final.
Este aniversario es trágico al tiempo que infame. Marca
el inicio de una guerra de agresión basada en mentiras.
Emprendida en nombre de "liberar" al pueblo iraquí,
ha infligido una catástrofe de dimensiones históricas
mundiales a su país y constituye el mayor crimen contra
la humanidad del siglo XXI.
Según los cálculos más fiables, en seis
años la guerra en Iraq ha causado la muerte de más
de un millón de iraquíes y ha dejado una cantidad
incalculable de heridos o discapacitados. Casi cinco millones
de personas han sido expulsadas de sus hogares, bien obligadas
al exilio bien desplazadas dentro de Iraq por la represión
estadounidense y la violencia sectaria.
El gobierno y los medios de comunicación estadounidenses
han ensalzado la situación de "mejora de la seguridad"
en Iraq y la "vuelta a la normalidad". Semejantes afirmaciones
sólo pueden hacerse en comparación con la masacre
que se estaba produciendo antes.
Sólo en la semana pasada se ha sabido de los siguientes
incidentes:
El 16 de marzo una niña iraquí de 12 que
iba en un coche con su padre murió cuando soldados estadounidenses
dispararon contra el coche mientras se acercaba a ellos cerca
de la ciudad norteña de Mosul.
El 15 de marzo el ejército estadounidense mató
a tiros a una mujer en una redada en el distrito de Hamdan al
oeste de Mosul.
El 13 de marzo los soldados estadounidense mataron a
dos agricultores en el distrito de Jallam de Samarra en la provincia
de Saladin. Los testigos indicaron a la prensa iraquí que
los soldados habían disparado sin que hubiera habido provocación
alguna.
Decenas de otras personas murieron en atentados con bomba y
tiroteos por todo el país, muchos de ellos en relación
a la guerra sectaria de baja intensidad que continúa causando
estragos debido a la toma de poder estadounidense y de los intentos
de Washington de dominar el país utilizando la táctica
de divide y vencerás.
Y el 16 de marzo Gary L. Moore, un especialista del ejército
nacido en Oklahoma hace 25 años, murió a causa de
las heridas sufridas cuando su vehículo chocó contra
un artefacto explosivo. Su muerte hace que ascienda a 4.259 la
cifra de soldados estadounidenses que han perdido la vida en esta
sucia guerra colonial.
Un estudio reciente hecho entre las mujeres iraquíes
por el grupo de ayuda Oxfam ofrece un panorama de cómo
la guerra estadounidense ha hecho retroceder de manera brutal
a toda una sociedad.
Más del 55% de las mujeres afirmaron haber sido
víctima de la violencia desde 2003 y el 30% afirmó
que miembros de su familia habían padecido una muerte violenta.
También el 55% afirmó haber sido obligada a abandonar
su casa al menos una vez desde 2003.
Casi el 25% afirmó no tener acceso diario a agua
corriente y la mitad de las que tenían acceso afirmaron
que el agua no era potable.
Un tercio de las mujeres afirmó tener electricidad
tres horas al día o menos, mientras que dos tercios tenía
seis o menos horas. Un 80% afirmó que el acceso era el
mismo o peor que el año pasado.
Un 40% afirmó que sus hijos no estaban yendo
a colegio.
Los esfuerzos de reconstrucción estadounidense han tenido
pocos resultados, si no ninguno, para los iraquíes y en
cambio han servido como una vasta arena para la corrupción
y ha proporcionado miles de millones de dólares en beneficios
a contratistas relacionados políticamente y fortunas a
desfalcadores. Como reconoció en una reciente entrevista
para la televisión Stuart Bowen, el inspector general de
la reconstrucción iraquí, "32.000 millones
de dólares después, no tenemos ni idea de qué
ha ocurrido con este dinero".
Mientras tanto, casi 30.000 iraquíes continúan
detenidos, la mayoría de ellos sin cargos, en prisiones
estadounidenses e iraquíes, donde se sigue torturando.
La mayoría del pueblo estadounidense se opone a esta
guerra. A pesar de la incesante propaganda del gobierno y de los
medios de comunicación, el pueblo estadounidense ha llegado
a la conclusión de que fue un acto depredador basado en
mentiras. Sin embargo, sus repetidos intentos de ponerle fin por
medio de las urnas han resultado ser inútiles, incluyendo
la elección del Barack Obama como presidente el pasado
mes de noviembre.
Durante la campaña Obama adoptó la postura de
un oponente a la guerra y criticó a su rival para la nominación
demócrata, Hillary Clinton, porque había votado
a favor de autorizar la invasión. Una vez que Obama asumió
el cargo, mantuvo a todos aquellos que habían dirigido
esta guerra al secretario de Defensa Robert Gates, al jefe
del mando central general David Petraeus y al comandante de la
ocupación de Iraq general Raymond Odiernomientras
que nombraba a Clinton secretaria de Estado.
La llamada retirada de Obama prevé que decenas de miles
de soldados estadounidenses continúen ocupando Iraq en
los próximos años y existen indicios cada vez mayores
de que ni siquiera se cumplirá el limitado acuerdo de retirada
según el pacto del estatuto de las fuerzas firmado con
el gobierno títere de Maliki en Bagdad. El propio Maliki
declaró esta semana que a pesar de que junio es la fecha
límite para la retirada de las tropas de combate estadounidenses
de las ciudades iraquíes, ninguna de ellas se sacará
de ningunas de las ciudades en las que siguen siendo una posibilidad
de conflicto.
A medida que se van retirando tropas de Iraq van siendo enviadas
a Afganistán, donde la administración Obama está
emprendiendo una importante escalada.
El objetivo de ambas guerrasque se iniciaron con el falso
pretexto de la "guerra contra el terrorismo"es
establecer el dominio estadounidense sobre regiones del mundo
ricas en petróleo y gas para asegurarse una ventaja sobre
sus rivales económicos. Ambas tiene su origen en el histórico
declive del capitalismo estadounidense, que ahora se expresa en
la crisis económica más profunda desde los años
treinta. Al perder Estados Unidos su preeminencia como centro
industrial del mundo, la elite dirigente estadounidense se ha
vuelto cada vez más hacia el parasitismo financiero por
una parte y el militarismo por otra en un intento de mantener
su posición hegemónica.
Justo dos meses después de asumir el cargo, Obama ha
revelado ser el testaferro de los militares y de Wall Street,
mientras que las aspiraciones de millones de personas que acudieron
a las urnas para votar en contra de la guerra han sido rechazadas.
Este es el degenerada condición del sistema capitalista
bipartidista de Estados Unidos.
La lucha para acabar con la guerra es una cuestión de
clase, inseparablemente unida a la lucha contra el sistema capitalista
porducción para la ganancia que da lugar al militarismo.
Esta lucha requiere la movilización política independiente
de la clase trabajadora basada en un programa socialista e internacionalista,
que incluya la exigencia de la retirada inmediata de las tropas
estadounidenses de Iraq y Afganistán y el que se impute
la responsabilidad de sus crímenes a aquellos que conspiraron
para iniciar estas guerras de agresión.
Traducido del inglés para Rebelión [http://www.rebelion.org/noticia.php?id=82661]
por Beatriz Morales Bastos
Regresar a la parte superior de la página
Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved |