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Elecciones mexicanas indican que la crisis del gobierno va a intensificarse

Por Rafael Azul
20 Julio 2009

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Este artículo apareció en nuestro sitio en su inglés original el 13 de julio, 2009

En las recientes elecciones de medio plazo que tomaron lugar el 5 de julio en México, el partido en el poder, el Partido de Acción Nacional (PAN), sufrió una aplastante derrota a manos del Partido Revolucionario Institucionalista (PRI). Los resultados de estos comicios indican que la crisis del gobierno capitalista de esa nación se están intensificando.

Las elecciones de medio plazo consistieron en un voto conjunto para una nueva Cámara de Diputados (cámara baja del Congreso mexicano) y cierta cantidad de senadores, además de la selección de gobernadores en los estados de Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora.

La aniquilación del PAN representa una repudiación del gobierno de Felipe Calderón y un rechazo de su política basada en el "libre mercado", la cual ha recibido duros golpes de la severa recesión mundial. Bajo el mandato de esta política, el gobierno de Calderón intentó pasar a manos privadas la empresa estatal del petróleo, Pemex, así como también los servicios esenciales públicos de electricidad. Calderón también ha sido partidario de la reforma educativa que sigue en proceso y que representa un ataque contra los empleos y condiciones de trabajo de los maestros.

Al obtener 40% del voto, el PRI resultó el gran ganador. El PAM obtuvo el 29% y el PRD (Partido Revolucionario Democrático) el 12%. El resto de los votos quedó en manos de los partido menores: el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el Partido Nueva Alianza (PANAL), el Partido del Trabajo (PT), el partido Convergencia (Convergencia), y el Partido Socialdemócrata (PSD).

La distribución exacta en la Cámara de Diputados todavía ha de fijarse. El PAN ha de contar con entre 135 y 144 votos, lo cual representa una baja de los 207 que tenía. El PRD tendrá entre 69 y 74 escaños, o sea, menos de los 158 que antes tenía. El PRI tendrá aproximadamente 238 votos, o sea, un aumento de los 107 que tenía en 2006.

PANAL, partido derechista formado en 2006 con fondos monetarios bastante considerables de la burocracia que rige el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), tendrá 11 diputados.

El PVEM, con 22 escaños, anunció luego de la votación que apoyaría al PRI, asegurando así que la coalición dirigida por el PRI tendrá una mayoría absoluta en la cámara baja.

Las victorias del PRI incluyeron cinco de seis gobiernos estatales. A pesar de las pérdidas, el PRD mantuvo su control de la Ciudad de México.

Un abstencionismo de 70% dominó los comicios. Esfuerzos de último minuto por un grupo de clase media que exhortó a los votantes a dañar sus papeletas electorales obtuvo aproximadamente el 6% del voto.

El retorno de los votantes a una alternativa del pasado — el PRI había perdido sus mayorías al PAN y al PRD en el 2000 luego de haber manejado las riendas del poder durante más de 70 años - tiene sus raíces en la capacidad de los políticos del PRI de poner en tela de juicio el desastroso fracaso de la economía bajo el gobierno de Calderón; en fomentar ilusiones en un pasado próspero y estable; y en la incapacidad del PRD, que es izquierdista-nacionalista, en presentar una alternativa coherente. Más bien, el PRD, que en la opinión de muchos había sido víctima de fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2006 y que había salido de la derrota como la segunda fuerza política del país, sucumbió a rivalidades fraccionales.

Antes de declararse victorioso el 5 de julio, el PRI había atravesado por cierta transformación. Ya su programa había abandonado el viejo corporalismo que une vez intentara reconciliar los intereses clasistas del campesinado, la clase trabajadora y la burguesía. Ha sido reemplazado con un programa que combina el feminismo y la política de identificación y aboga por la eficacia y el "buen gobierno".

En una entrevista publicado por la revista del Internet, Reporte Índigo, Beatriz Paredes, presidenta del Comité Ejecutivo nacional del PRI, atribuyó el éxito de su partido a que éste rechazó, en nombre del pragmatismo, basarse en una sola estrategia electoral. Declaró que "muchas personas insistieron en que era una gran elección. Eran 300 elecciones y trabajamos por 300 elecciones diferenciadas: una por distrito con un proceso de amplia selección de candidatos". La Sra. Paredes prefiere a su partido como "una fuerza de estabilidad". También dejó claro que el PRI ha roto totalmente con su propio su pasado. El PRI de hoy día tiene más en común con el Partido Demócrata de Barack Obama que con el PRI que nació de la Revolución Mexicana de 1910-1917.

Parte de esta nueva estrategia tuvo que ver con la formación de coaliciones entre el PRI y el PVEM en varios estados y entre el PRI y PANAL en otros. La alianza PRI-PVEM es indicio muy claro del movimiento hacia la derecha por parte del PRI. En el 2000, el PVEM formó una coalición con el PAN, con el cual no tiene ninguna diferencia política fundamental.

Más revelador es la relación del PRI con PANAL, partido dirigido por tecnócratas que se basan en el capitalismo laissez-faire y el cual es producto del cerebro de Esther Cordillo, dirigente del SNTE. Es famosa por su corrupción, y también desempeña otros dos papeles: burócrata sindicalista secuaz y policía federal. Fue expulsada del PRI en el 2006 por apoyar al PAN.

El nuevo PRI, reconstruido después de la aplastante derrota de su candidato presidencial, Roberto Madrazo, en 2006, se ha alejado de lo que más se jactaba: su nacionalismo revolucionario, el cual de todos modos era retrógrada para empezar.

Varios días después de las elecciones, la misma Paredes desechó toda idea que el PRI regresaría a un programa de medidas de redistribución. Puntualizó que el partido había aprendido las lecciones que el pasado le había enseñado y añadió que ha habido otras lecciones, tal como que la visión institucional del partido a veces es malinterpretada como una debilidad. También dijo que México estaba por encima tanto de las corrientes y políticas como de los partidos y que, por lo tanto, el PRI administra a todo el país. En un discurso salpicado de perogrulladas, Paredes por último declaró que el pueblo mexicano merecía oportunidades de empleo y las maneras de manejar la situación de los precios altos.

De cualquier manera que se mida - desde la salud, a la educación, a los empleos, al agua potable, a la energía - la sociedad mexicana atraviesa por una crisis muy anterior al colapso económico de 2008. Durante años, la economía ha sido incapaz de generar suficientes empleos para mantenerse a ras del aumento de la mano de obra, efectivamente expulsando a los Estados Unidos cientos de miles de sus ciudadanos, quienes envían remesas al país de las cuales dependen muchas familias para sobrevivir. Entre 2001 y 2007, la economía creó un promedio de 1,2 millones de empleos, lo cual se considera anémico, pues esta cifra sólo representa una tercera parte de los empleos que en realidad eran necesarios. En 2008 desaparecieron 750,000 empleos, seguidos por una pérdida de 700,000 en el primer trimestre del 2009. Estas cifras borraron todos los adelantos de los años previos.

La recesión mundial actual ha devastado lo que ya era una economía muy frágil. Cincuenta billones de dólares de capital estadounidense salieron del país, lo que resultó en una caída en el valor del peso mexicano en un 50% respecto al dólar de Estados Unidos.

La caída del valor del peso, en una nación que depende de las importaciones para el 35% de sus abastecimientos comestibles, sigue teniendo un efecto horrible sobre los mexicanos más pobres. Un artículo en el diario La Jornada escrito en marzo, 2009, reporta un aumento en los robos de maíz (helote) y frijoles luego del aumento del precio de estos últimos en un 50% durante este mismo año. En el caso del maíz, el aumento de los crímenes se atribuye a familias desesperadas por el hambre. En el caso de los frijoles, los crímenes se le atribuyen al crimen organizado.

Un informe similar publicado el febrero pasado en el semanal mexicano, Proceso, cita a funcionarios ferroviarios de las empresas Ferromex y Kansas City Southern Railway, quienes reportan un enorme aumento en el robo del maíz y otros alimentos. Durante todo el 2008 los ferrocarriles perdieron un promedio de 35 toneladas de maíz al mes. En 2009, perdieron 700 toneladas! Igualmente, la enorme empresa agropecuaria, Cargill, reportó robos mensuales de 35 toneladas este año. Durante los tres últimos años, el promedio de toneladas robadas había sido solo de 2.5 toneladas.

Ahora es común ver a familias enteras a lo largo de las vías férreas rebuscando cereales y otros tipos de alimentos - inclusive comida para los animales - que se pueden haber caído de los vagones de os trenes.

Otros informes indican que muchos mexicanos que no pueden pagar sus cuentas de electricidad están recurriendo a la peligros e ilícita práctica de robar la electricidad colgando ganchos de metal y cables de las líneas de transmisión eléctrica.

A pesar de que el peso está más barato ahora, las exportaciones durante 2009 han caído en una tasa anual de 31%. Resultado: el impacto peor de la pérdida de empleos se sintió en las economías de las ciudades y pueblos fronterizos con Estados Unidos. Ciudades como Ciudad Juárez., que linda con el estado de Texas, cuyas fábricas son principalmente para la exportación y dependen de una saludable economía estadounidense, han sido afectadas enormemente.

Esta emergencia económica va mano a mano con la caída de las remesas que llegan de Estados Unidos. De acuerdo a un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, en el 2008 600,000 mexicanos fueron afectados por la caída de las remesas mensuales enviadas por sus parientes. Estas remesas por lo regular son de $100 a $300 mensuales. Durante el primer trimestre del 2009, las remesas cayeron en un 5% comparado con el mismo período en el 2008. Durante su apogeo en el 2007, las remesas representaban el 2.5% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, lo cual es más o menos lo que la nación gana del petróleo o el turismo.

En las elecciones del 2006, el presidente Calderón se postuló sobre un programa que prometía crear empleos. La lógica era que la privatización de la economía y la liberación de os reglamentos resultaría en un salto hacia delante de la economía.

Frente al fracaso de sus propuestas, Calderón se viró hacia una campaña anti crimen que militarizó al país, precisamente en esas regiones con la mayor cantidad de desempleados, tales como Ciudad Juárez. La campaña resultó en violaciones flagrantes de los derechos humanos. Aprovechándose de la ocupación militar casi total de la región, la tasa de explotación y las infracciones de las condiciones de trabajo por parte de las fábricas super explotadoras - las maquiladoras - ha aumentado mientras el gobierno de Calderón mira hacia el otro lado y se hace el tonto.

Inicialmente, el gobierno de Calderón negó que la crisis económica afectaría a México de alguna manera. Funcionarios del gobierno pasaron meses tratando de mostrar como la economía mexicana se había aislado del colapso económico El mismo Calderón ferozmente atacó a los "catastrofistas". A principios de año, en la conferencia sobre la economía en Davos, Calderón contradijo a sus propios asesores y predijo que la economía mexicana se expandiría en un 1% este año.

Quizás no valga la pena decirlo, pero la reacción del gobierno de Calderón a los efectos de la crisis ha sido totalmente inadecuada. Recientemente, el presidente propuso un conjunto de medidas, inclusive subvenciones a los negocios, para fomentar las innovaciones tecnológicas, las cuales tanto estimularían la economía como aumentarían la productividad.

Otras medidas incluyen subsidios a los exportadores, permitirle a los trabajadores que presten dinero de sus propias cuentas de ahorro para la jubilación (y las cuales ya están en manos privadas), la congelación de los precios de la gasolina y la extensión de beneficios médicos para trabajadores desempleados.

Si Calderón le hubiera dicho a sus conciudadanos que comieran torta habría sido loo mismo. Estas medidas son míseras y no harán nada por mejorar al mexicano común, quien, sin subvenciones a los alimentos y a la vivienda, o sin siquiera un sistema de seguro de desempleo, ahora se enfrenta a peores circunstancias más funestas.

El colapso económico y la reacción de Calderón se han causado la resistencia de la clase trabajadora y de aquellos sectores de la clase media que más se identifican con ella, tales como los camioneros y pescadores. Durante los últimos seis meses, trabajadores de electricidad y de los medios de comunicación, así como también maestros, mineros y obreros en la industria alimenticia, se han movilizado y organizado huelgas en defensa de sus salarios, pensiones y en contra del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)

La resistencia hasta ahora ha sido bloqueada por la federación obrera principal de México, la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la cual ha sido completamente desacreditada. Sus funcionarios favorecen un contrato social entre los patronos y la clase trabajadora. Éste consistiría de un pacto que no permite las huelgas por parte de los trabajadores a cambio de una promesa, por parte de la empresarial, de no desemplear a nadie.

Este es el contexto en que sectores de la clase gobernante mexicana le han quitado al PRL el polvo que se le había acumulado encima por mucho tiempo.

Cuando fue confirmada el 13 de enero en una audiencia ante el Comité sobre Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, la Ministro Hillary Clinton dijo que el gobierno de Obama tenía toda intención poner las relaciones con México en un marco totalmente diferente. Enfatizó los temas de la seguridad, la energía y la inmigración en ese mismo orden. Sus objetivos, que no difieren de los del imperialismo yanqui, son una extensión de la política interior de Washington: disciplinar a la clase trabajadora y forzarla a aceptar el desempleo, el hambre y las guerras para restaurar las ganancias privadas.

Clinton formuló sus comentarios desde el punto de vista de la necesidad que Estados Unidos tiene para reestablecer su influencia sobre Latinoamérica y así defender sus intereses estratégicos, los cuales están absolutamente opuestos a los de la clase trabajadora no solo en Estados Unidos y México, sino en todo el hemisferio.

No existe ninguna solución capitalista a los ataques contra los empleos y las normas de vida de millones de trabajadores, campesino y pequeños negociantes mexicanos. Y tampoco hay soluciones nacionalistas. Más bien, la clase trabajadora tiene tomar un curso político independiente que unifique las luchas de los trabajadores mexicanos, estadounidenses y demás obreros latinoamericanos con las luchas de los trabajadores en todos los rincones del mundo para luchar por una sociedad socialista.

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