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El New York Times justifica el genocidio en Gaza
Por Bill Van Auken
10 de enero del 2009
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el autor
Durante el cuarto día del bombardeo aéreo Israelí
en contra de la población de Gaza, el New York Times,
portavoz del liberalismo oficial de los EE.UU., por primera vez
sopesó el asunto en sus páginas editoriales.
En su editorial principal, el Times hizo dejó
claro de golpe su postura: "Israel debe defenderse a sí
misma", comienza. "Y Hamas debe aceptar responsabilidad
por acabar con un alto al fuego este mes luego de seis meses de
haber lanzado una descarga de cohetes hacia el territorio Israelí".
Hay poco que distinga la versión de los eventos del
"diario preferido" de las explicaciones mentirosas que
los medios de comunicación estadounidenses por lo general
tratan de vender: que los palestinos son los agresores e Israel
es la víctima. No importa la nefasta y desigual ecuación
del conflicto: 100 palestinos muertos por cada israelí.
La explicación abreviada del Times de la guerra,
presentada como si fuese conocimiento público y hecho irrefutable,
convenientemente ignora que fueron los militares israelíes
los que quebraron el alto al fuego con una provocativa agresión
que violara la frontera con la franja de Gaza, en la que quedaron
asesinados seis militantes de las fuerzas de seguridad de Hamas.
La fecha del asalto fue el 4 de Noviembre, no por coincidencia
Día de Elecciones en los Estados Unidos. La "casualidad"
indica que el ataque fue una provocación política
que el régimen israelí había calculado con
anticipación; provocación que se mantuvo en suspenso
hasta que las elecciones de los EE.UU., su patrón indispensable,
concluyeran.
Informes de la prensa en Israel indican que el ataque en Gaza
había sido preparado activamente por seis meses, con el
régimen Sionista acordando al alto de fuego sólo
para darle a su ejército el tiempo necesario. Uno de los
principales objetivos de la operación fue restablecer la
credibilidad del ejército israelí después
de la derrota humillante que sufriera en el Líbano hace
dos años y medio y por lo tanto intimidar a todos los demás
en la región.
Israel ha lanzado la presente operación militar no como
acto de auto defensa, sino para lograr objetivos geopolíticos
definidos y como reacción a sus propias contradicciones
político sociales.
El editorial del Times retuerce un poco las manos acerca
de si la matanza en Gaza es provechosa para Israel sin
ninguna compasión para los muertos y heridos entre hombres,
mujeres y niños palestinos y hace un llamado hipócrita
para que el régimen israelí " limite las víctimas
civiles".
El brutal bloqueo israelí, que se hace pasar por alto
en silencio,,ha dejado a la población de Gaza empobrecida
y hambrienta, sin comida adecuada, suministros médicos,
electricidad, agua potable y otras necesidades básicas
para la supervivencia. Se supone que el alto al fuego fue para
aliviar estas condiciones desesperadas, pero Israel apenas ha
aflojado la cuerda alrededor de Gaza. Ni tampoco hay ninguna mención
acerca de cómo 1,5 millones de personas pueden permanecer
atrapados en estas condiciones desesperadas en esta estrecha franja
de tierra, consecuencia de 60 años de expulsiones y ocupaciones
israelíes.
Si esta pieza del Times más bien se acerca a lo cínico,
la columna de opinión que éste decidió publicar
en su edición del martes constituye definitivamente una
declaración para perpetrar un crimen intencional.
El autor es Benny Morris, prominente historiador israelí
cuyas opiniones formalmente se identificadaban con la izquierda
israelí, pero que en los últimos años han
cambiado decisivamente hacia la extrema derecha.
"Por qué Israel se siente amenazada" es el
título de la pieza de Morris en la que presenta una justificación
más larga y sofisticada de la matanza en Gaza y una siniestra
advertencia de que crímenes mayores todavía están
por ocurrir.
Morris pinta un retrato de Israel que, rodeada por enemigos
que cada día se ponen más peligrosos, se enfrenta
a la disminución de apoyo entre sus partidarios en el Occidente.
"Al este, Irán... al norte, la organización
fundamentalista libanés Hezbollah... Al sur, Israel se
encara al movimiento islamista Hamas, el cual controla la Franja
de Gaza".
Como resultado de estas nefastas "amenazas", Morris
insiste que los "israelíes sienten que las paredes
y la historia se le están cerrando a su nación,
que cumple 60 años".
¿Quién está amenazando a quién?
Israel es el único país del mundo que no reconoce
fronteras permanentes. En el norte, ha invadido repetidamente
el Líbano; la última ocasión fue en Julio
2006, cuando llevó a cabo bombardeos enormes en el sur
del país y en suburbios de Beirut, resultando éstos
en la matanza de miles de civiles. En el este, ha impuesto condiciones
insoportables de vida a los palestinos de Cisjordania, sellándolos
bajo un muro de apartheid y sometiéndolos a restricciones,
controles policiales de carretera y a la represión. Y en
el sur ahora aplasta a los numerosos vecindarios con explosivos
potentes al mismo tiempo que prepara una invasión por tierra
En cuanto a Irán, Morris actuó como portavoz
del bélico estado en un artículo de opinión
que el Times publicara en Julio. El motivo esencial de esta pieza,
es amenazar al pueblo iraní con la aniquilación
nuclear. Insta que se lleve a cabo un ataque de bombardeo convencional
contra las instalaciones nucleares de Irán, actividad que,
escribe Morris, resultaría en "miles de víctimas
iraníes y en la humillación internacional"
de Irán. Añadió que si este ataque fracasa
en detener el programa nuclear de Irán, "la alternativa
para Irán es convertirse en páramo nuclear".
En su última pieza, Morris reserva para lo último
lo que percibe como la peor amenaza: la demografía. Advierte
que la existencia de 1,3 millones de ciudadanos árabes
dentro de las fronteras pre-1967 de Israel "ofrece la receta"
para la "disolución del estado judío".
Estos israelíes-árabes, declara, se han "radicalizado"
y están "adoptando objetivos nacionales palestinos".
Más aún, si la tendencia hacia altas tasas de natalidad
de los israelíes-árabes continúa, ello significaría
que constituirían la mayoría de la ciudadanía
israelí a no más tardar del 2040. En menos de 5
años, los árabes se podrían convertir en
la mayoría dentro de los límites de la Palestina
pre 1948 (incluyendo Israel, Cisjordania y Gaza).
"La mayoría de los judíos", a firma
Morris, "considera que la minoría árabe es
potencialmente una quinta columna".
Concluye que las amenazas a las cuales Israel se enfrenta son
"difíciles de contar" debido que Israel se dedica
a conservar las "normas liberales y democráticas Occidentales".
Y añade con malos ojos que estas sensaciones de peligro
ocasionadas por estos desarrollos "han llevado a una violenta
reacción la semana pasada y no sería sorprendente
si siguiesen explosiones más potentes".
Para el lector ocasional del Times, esta pieza de Morris
claramente se ha concebido para inculcar una débil aceptación
a las atrocidades, incluso mayores, en nombre de la "auto
defensa" de Israel.
Las políticas de Benny Morris
Pero, como el Times está bien consciente, Morris
es un ardiente defensor público de la limpieza étnica
de los palestinos. Para aquellos que tienen un mejor conocimiento
del historial político de este individuo, las conclusiones
genocidas que fluyen de sus argumentos están claras.
Morris se hizo famoso como uno de los denominados "historiadores
nuevos", quienes en la década de los 80 desenmascararon
los mitos que rodean el establecimiento del estado Sionista y
que presentaron evidencia documental de que Israel se estaboeció
sólo por medio de la violenta expulsión forzada
de casi tres cuartos de millón de palestinos de su tierra.
Esta población de refugiados sin estado ahora ha aumentado
a casi 4 millones.
Mientras que en ese entonces se le consideraba como hombre
de izquierda, a partir del 2000, con el comienzo de la segunda
Intifada y el colapso del "estatus final" de los acuerdos
de Camp David, giró repentinamente hacia la derecha pero
todavía defendía Los descubrimientos que había
hecho anteriormente y produjo varios nuevos que mostraban que
las fuerzas armadas israelíes habían sido responsables
por una campaña deliberada de masacres y violaciones dirigidas
a la expuylsión de los palestinos. No obstante, pronto
llegó a defender estos crímenes como necesarios
y justificables.
En una entrevista en enero, 2004, con Ha'aretz Magazine,
Morris declaró su postura: "Bajo ciertas circunstancias
la expulsión no es un crimen de guerra. No creo que las
expulsiones de 1948 hayan sido crímenes de guerra. No puede
hacer una tortilla sin romper huevos. Hay que ensuciarse las manos".
Morris fue aún más lejos, declarando que el fundador
de Israel, David Ben-Gurion, "debió haber hecho una
labor completa" y "limpiar al país entero"
de árabes. Y añade como justificación histórica,
que "incluso la gran democracia estadounidense no hubiera
podido ser creada sin el aniquilación de los indios".
"Estas son circunstancias de la historia que justifican
a la limpieza étnica", continúa. "Sé
que en la trayectoria del Siglo XXI este termino es completamente
negativo, pero cuando la alternativa es entre la limpieza étnica
y el genocidio - la aniquilación del pueblo de uno
yo prefiero la impieza étnica".
Morris no solamente ofreció sus opiniones acerca de
la historia. Insistió en su entrevista del 2004 que bajo
"otras circunstancias... las cuales probablemente se podrán
realizar dentro de cinco o 10 años" -y han de caracterizarse
por la guerra y las crisis "actos de expulsión
serán totalmente razonables. Puede que sean esenciales".
En otra parte de la entrevista de Ha'aretz, Morris describe
al pueblo palestino como un animal salvaje que de una u otra forma
tiene que ser enjaulado", y concluyé que "Cuando
la alternativa es la destrucción o ser destruido, mejor
es la destrucción".
Este es el lenguaje del fascismo. Ofrece una justificación
pseudo intelectual de la política que en Israel se conoce
como "la transferencia"; es decir, la expulsión
forzada de la población árabe del territorio Israelí
y posiblemente de Cisjordania y Gaza también. Esta política,
que inicialmente la defendieron elementos fascistas, tales como
el fallecido Meir Kahane, adoptada encontrado mayor aceptación
por parte de los más importantes líderes y partidos
de Israel. La ministra de relaciones exteriores, Tzipi Livni,
candidata principal para primer ministro, recientemente expresó
esta política más o menos de manera delicada cuando
declaró que, como la líder de Israel, ella se "acercaría
a los residentes palestinos de Israel... y les diría: Sus
aspiraciones nacionales yacen en otro lado'".
La distinción que Morris hace entre limpieza étnica
y genocidio es falsa. La práctica de una lleva a la otra.
La "solución final" de los Nazis inicialmente
abogó por la emigración forzada, por la expulsión
de los judíos de Alemania. Fue entonces cuando se establecieron
los campamentos de la muerte.
Al publicar la columna de Morris, el Times termina por
enfatizar su propia actitud oportunista y cínica hacia
la limpieza étnica y genocida. Que este periódico
se oponga a estas prácticas o que tácitamente las
acepte es algo que completamente depende de quien las lleve a
cabo y cuáles intereses sirven.
Por consiguiente, el domingo publicó una pieza de uno
de sus columnistas, Nicholas Kristof, quien insta a Obama a que
tome acción militar contra el Sudán debido a lo
que podría desfribirse como genocidio en Darfur. El periódico
similarmete fue un gran partidario de la intervención estadounidense
en la antigua Yugoslavia en reacción a la limpieza étnica
en Bosnia y a las mismas acusaciones en Kosovo.
Cuando Estados Unidos se opone a la limpieza étnica,
lo hace como imperativo moral sólo para consolidar su dominio
sobre los países petrolíferos de Africa o para expandir
hacia el Oriente el dominio de la OTÁN. Cuando la practican
sus aliados, Estados Unidos la apoyan secretamente.
La matanza en Gaza y estos crímenes tan horribles que
tipos como Morris sugieren se cometan revelan el callejón
sin salida político, social y moral que ha alcanzado el
proyecto nacionalista iniciado bjao la consignia del Sionismo.
En 1938, León Trotsky declaró que el "intento
de resolver la cuestión judía a través de
la migración de judíos a Palestina" representaba
una "burla trágica del pueblo judío".
Emitió una advertencia profética: "Puede que
la futura evolución de los sucesos militares transformen
a Palestina en una sangrienta trampa" e insistió que
la "salvación del pueblo judío está
inseparablemente vinculado al derrocamiento del sistema capitalista".
Luego de sesenta años, el proyecto Sionista amenaza
con convertirse en una "trampa sangrienta" no sólo
para la clase trabajadora en Israel, sino para la región
entera. La única alternativa sigue siendo la lucha unida
de la clase trabajadora, judía y árabe como iguales,
en una lucha común contra del capitalismo y por la creación
de una federación socialista del Medio Oriente.
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