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Estados Unidos se moviliza para consolidar nuevas rutas para
los suministros hacia Afganistán
Por James Cogan
9 Febrero 2009
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 26 de Enero del 2009.
El comandante de las fuerzas estadounidenses en Asia Central,
el General David Petraeus, anunció la pasada semana que
había llegado a un acuerdo con el gobierno ruso para que
facilitara el tránsito de suministros de índole
"no militar" a través de su territorio destinados
a las fuerzas de ocupación estadounidenses y de la OTAN
desplegadas en Afganistán.
Petraeus hizo una declaración desde la capital pakistaní
de Islamabad el 20 de enero, tras su visita a las repúblicas
centroasiáticas de Kirguizistán, Kazajstán,
Turkmenistán y Tayikistán, y su breve escala en
Kabul para reunirse con el Presidente afgano Hamid Karzai.
Según Petraeus, el acuerdo permitirá que suministros
logísticos esenciales como son los de fuel, alimentos y
equipamientos para la construcción transiten por la red
de ferrocarriles y carreteras rusas a través de Kazajstán
y Uzbekistán hacia el norte de Afganistán, una de
las pocas áreas del país ocupado donde las fuerzas
de la OTAN no están teniendo que hacer frente a continuos
ataques de los insurgentes vinculados con el anterior régimen
talibán o con otras organizaciones de la resistencia de
origen islámico.
Petraeus declaró a los periodistas: "Como tenemos
el propósito de intensificar los combates en Afganistán,
es muy importante que podamos disponer de varias rutas para llegar
hasta ese país. Hemos alcanzado acuerdos sobre rutas de
tránsito que incluyen ahora a varios países del
Asia Central y también a Rusia".
El viernes, el presidente ruso Dmitry Medvedev anunció
en el curso de una visita oficial a Uzbekistán: "Estamos
preparados para desarrollar una cooperación total con todos
los países para reforzar la seguridad en Afganistán,
incluidos los Estados Unidos. Confiamos en que la nueva administración
tenga más éxito que la anterior en resolver la cuestión
afgana".
Representantes de la OTAN y de Rusia están manteniendo
hoy [26 enero] una cumbre en la que la cuestión de Afganistán
figura en primer lugar. Las conversaciones son las primeras que
se celebran desde que se congelaron las relaciones tras la intervención
de Moscú apoyando la invasión georgiana de Osetia
del Sur.
La ruta diplomática para los suministros es un aspecto
de la política exterior de la nueva administración
de Obama, comprometida con una espectacular intensificación
de la guerra afgana y con una nueva extensión de los intereses
imperialistas estadounidenses en Asia Central. Este año,
van a desplegarse en el conflicto hasta 30.000 soldados estadounidenses
más.
Para comandantes como Petraeus, que están preparando
los planes tácticos para esa escalada, el tema de los suministros
y la logística para sus tropas en aquel país sin
salida al mar amenaza con prolongarse.
Durante los pasados siete años, el grueso de los suministros
de EEUU y la OTAN para la guerra habían transitado a través
de Pakistán, desde el puerto de Karachi, a través
del Paso Khyber y otros cruces a lo largo de la frontera con Afganistán.
Esta ruta pasa a través de la Provincia Fronteriza del
Noroeste de Pakistán (NWFP, por sus siglas en inglés)
y por sus Áreas Tribales Federalmente Administradas (FATA,
por sus siglas en inglés), cuya población étnica
mayoritaria pastún comparte un lenguaje, cultura y religión
comunes con los pastunes del sur de Afganistán, y considera
que la resistencia emprendida contra la invasión estadounidense
y de la OTAN es también su guerra. Como ocurrió
durante la ocupación soviética de Afganistán,
la región de la frontera pakistaní ha proporcionado
un puerto seguro a las guerrillas afganas y un campo abonado para
el reclutamiento de nuevos combatientes.
Bajo las presiones de Washington, el gobierno y el ejército
pakistaníes han dirigido unas operaciones militares inmensamente
costosas e impopulares para intentar acabar con la actividad insurgente
en la FATA, con lo cual lo que se ha conseguido es que aumente
el odio contra la ocupación estadounidense y se multiplique
el apoyo hacia las corrientes islamistas que abogan por la resistencia.
Durante el pasado año, el crecimiento de la insurgencia
se vio reflejado en los cada vez más frecuentes ataques
contra convoyes y almacenes de suministros dentro del territorio
pakistaní. En lo que va de mes, el Paso Khyber ha estado
cerrado en dos ocasiones por cuestiones de seguridad, a la vez
que un grupo tribal bloqueó el paso hacia el norte de la
ciudad de Quetta tras matar el ejército a un hombre de
la localidad.
La extensión de la guerra afgana a Pakistán es
el principal factor de los esfuerzos para desarrollar vías
alternativas para los suministros.
A lo largo de toda su campaña electoral en EEUU, Barack
Obama insistió una y otra vez en que iba a ordenar atacar
objetivos de la insurgencia en el interior de Pakistán,
con o sin el acuerdo del gobierno pakistaní. La administración
Bush ha estado poniendo en marcha la política de Obama
desde el mes de agosto. Las fuerzas estadounidenses han perpetrado
alrededor de 30 ataques aéreos en la FATA, haciendo caso
omiso de las protestas de Islamabad.
Los primeros ataques bajo la presidencia de Obama se llevaron
a cabo el pasado viernes con aviones teledirigidos Predator, que
destruyeron bastantes casas en las zonas del Norte y Sur de Waziristan
y mataron al menos a 18 personas.
Sin embargo, desde un punto de vista militar, esas operaciones
supuestamente "de precisión" han sido ineficaces.
De los aproximadamente 260 muertos, el gobierno pakistaní
ha estimado que la inmensa mayoría no eran ni combatientes
ni líderes de la resistencia sino campesinos pastunes,
entre los que había decenas de mujeres y niños.
Los ataques han inflamado la hostilidad tribal contra los ocupantes
de Afganistán y contra la colaboración del gobierno
pakistaní con el imperialismo estadounidense.
Una operación de envergadura para acabar con la actividad
insurgente en la FATA necesitaría cada día de docenas
de salidas de la aviación de EEUU y la OTAN en violación
de la soberanía nacional de Pakistán. Una vez alcanzado
cierto nivel, sería también necesario desencadenar
operaciones terrestres por un territorio escarpado, que se extiende
a lo largo de la frontera afgana, contra las concentraciones de
combatientes talibanes que el ejército pakistaní
no ha podido, o no ha querido, erradicar de la zona.
Es decir, que habría que declarar abiertamente que la
FATA es parte del escenario de guerra afgano. Las consecuencias
impedirían utilizar Pakistán como ruta segura de
tránsito.
La medida de la importancia de la cuestión de los suministros
se aprecia en las especulaciones existentes en los círculos
de la política exterior y del ejército estadounidense
que están incluso justificando los pasos que EEUU está
dando para poner fin a décadas de estancamiento con Irán.
Con mucho, la ruta más corta y la más conveniente
hacia Afganistán sería por tierra, desde el puerto
iraní de Chahbahar en el Mar Arábigo hasta la ciudad
afgana de Zaranj.
Los ingenieros indios acaban de completar la construcción
de una autopista desde Zaranj hasta la ciudad de Derlaram, donde
enlaza con la red de carreteras más importantes que unen
las principales ciudades del país. El gobierno indio financió
el proyecto para contrarrestar la negativa de Islamabad a permitir
que los productos indios transiten a través de Pakistán
hacia Afganistán. El ejército estadounidense podría
utilizar la misma carretera como alternativa e enviar los suministros
a través de la FATA.
Petraeus mencionó el año pasado los "intereses
comunes" compartidos por EEUU y el régimen fundamentalista
chií en Teherán en relación a Afganistán:
impedir el retorno al poder de los extremistas sunníes;
acabar con el tráfico de drogas y abrir nuevos mercados
comerciales.
El think tank Stratfor, muy próximo a las agencias
de inteligencia estadounidenses, comentó el 23 de enero:
"Si pudiera lograrse un acuerdo entre EEUU e Irán,
las fuerzas occidentales podrían así reducir su
dependencia de las principales rutas a través de Pakistán
y evitar quizá los costes logísticos y geopolíticos
de tener que transportar suministros a través de Asia Central.
EEUU podría claramente beneficiarse de la cooperación
iraní en Afganistán
"
En estos momentos, tal "cooperación" no existe.
Por tanto, la administración Obama no ha tenido más
remedio que negociar con Rusia si quiere que progresen sus planes
para conseguir el sometimiento de Afganistán. El Presidente
ruso Medvedev ha indicado que Moscú pedirá a cambio
concesiones importantes en temas tales como la expansión
de la alianza de la OTAN y el sistema defensivo de misiles estadounidense.
Si esas negociaciones se complicaran, la opción iraní
puede ir ganando atractivo.
Traducido del inglés para Rebelión[http://www.rebelion.org/]
por Sinfo Fernández
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