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Las elecciones en Bolivia: Morales apabulla a sus adversarios y es reelegido

Por Bill Van Auken
10 Diciembre 2009

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Este artículo apareció en nuestro sitio en su inglés original el 8 de diciembre, 2009.

El lunes el presidente boliviano, Evo Morales, fue reelegido por un margen aplastante. Recibió el 62% del voto. Su rival más cercano en comparación recibió tan solo un 23% del mismo. Los resultados de estos comicios le garantizaron a Morales un segundo plazo de cinco años. Por otra parte, su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS) obtuvo una mayoría de 66% en la cámara superior del congreso boliviano y una mayoría bastante considerable en la cámara inferior.

Sin embargo, los resultados han desenmascarado las divisiones que todavía existen en el país entre el altiplano predominantemente indígena y las regiones más bajas, donde se hospedan la clase alta empresarial y la riqueza agrícola y energética.

La importancia de la victoria de Morales fue más o menos igual que la de otros comicios recientes, inclusive la derrota aplastante de dos plebiscitos: uno en agosto del año pasado para reconvocar las elecciones con tal de derrocarlo; y otro constitucional en enero que le garantizó el derecho a postularse para un segundo plazo.

Morales fuer originalmente elegido presidente en 2005, cuando obtuvo poco más del 53% del voto. Se hizo político famoso como dirigente del movimiento cocalero, que defendía los intereses de los pequeños agricultores de coca en contra de los esfuerzos de los gobiernos de Bolivia y Estados Unidos para erradicar el cultivo de esa planta. La producción de la coca se había convertido en una actividad económica de creciente importancia bajo condiciones en que los empleos en el sector minero del país habían sido desvastados a la vez que la viabilidad económica de otros cultivos declinaba.

Aymara es el idioma natal de Morales, quien se describe a sí mismo como primer mandatario indígena del país.

El margen de la victoria durante las elecciones del domingo expresa en parte la popularidad de los varios programas de asistencia social que el gobierno de Morales ha logrado poner en práctica, además de los ingresos adicionales provenientes de los recursos energéticos del país luego de la “nacionalización” de la industria de hidrocarbonos en 2006. Esta acción, anunciada con mucha pompa y circunstancia, no expropió a los productores extranjeros de la energía; fue más bien un aumento en las rentas internas sobre sus ganancias.

El programa principal de asistencia principal puesto en práctica por el gobierno de Morales consiste en ofrecer subsidios en efectivo directos a mujeres embarazadas, niños y ancianos. Aunque estos programas son populares y han reducido el índice de pobreza del país, éste todavía es de los mayores en todo el mundo, con el 60% de la población clasificada como pobre y casi la mitad de esa cifra considerada extremadamente pobre.

Los programas de asistencia no han alterado de ninguna manera las relaciones entre las clases sociales que definen a la sociedad boliviana. Han tenido poco impacto sobre el desempleo, con una mayoría de la población existiendo fuera de lo que se llama la economía formal”.

Aunque el gobierno fomenta la autonomía cultural y política del pueblo indígena del país, el gobierno no ha hecho lo suficiente para aliviar las condiciones de las masas campesinas por medio de la reforma agraria. La distribución de las tierras en Bolivia todavía es de las más desiguales en el mundo, con el 91% de la tierra cultivable en manos de apenas el 5% de la población.

Luego de las elecciones, el Vicepresidente de Morales, Álvaro García Linera, le prometió al diario argentino, El Clarín, que no habría expropiación de las tierras. Insistió en que la constitución del país garantiza el derecho a la propiedad privada y el papel económico y social” que ésta debe jugar.

A pesar del uso de la palabra “socialismo” en nombre el partido en el poder y la retórica de Morales y otros funcionarios del gobierno, García Linera siempre ha insistido que el verdadero programa del gobierno es el “capitalismo andino-amazónico”, por lo que significa que el estado promueve el desarrollo capitalista.

El gobierno de Morales ha presidido sobre una de las tasas de crecimiento más altas en la historia de Bolivia-y actualmente la más alta del Hemisferio Occidental—gracias en gran parte al marcado aumento en los precios de los minerales y la energía. En 2008, la economía creció en una tasa de 6.2%. Pero con la baja de los precios tanto como de las exportaciones, esta tasa de desarrollo ha declinado presuntamente a un 3% en 2009.

El presidente y su partido, MAS [Movimiento al Socialismo], se ha aprovechado del desorden que sufren sus rivales derechistas, quienes no pudieron postular a candidatos unidos en las elecciones. El candidato principal de la derecha, obtuvo solamente el 23% del voto; Manfred Reyes Villa, ex capitán del ejército y gobernador de Cochabamba, había sido enjuiciado anteriormente por corrupto. Le siguió Samuel Doria Medina, empresario de la industria de cemento, con un 8% del voto.

Cuando Reyes Villa escogió a su compañero de candidatura, bien definió el carácter de la oposición derechista. El candidato a la vicepresidencia, Leopoldo Fernández, condujo su campaña electoral desde detrás de las rejas. Ex prefecto del Departamento de Pando, había sido arrestado y se le había imputado el crimen de haber ordenado la masacre de por lo menos 13 campesinos y estudiantes en el pueblo de El Porvenir en septiembre el año pasado.

La masacre sucedió luego que las clases empresariales de la llamada Media Luna (llamada así por sus contornos geográficos)—que consiste de los departamentos de Santa Cruz, Bení, Pando y Tarija—lanzaran el “grupo cívico”. Estos departamentos contienen mayor parte de los recursos de gases naturales del país, así como también las fincas agrícolas de mayor beneficio. La acción fue en apoyo de un movimiento secesionista para separarse de Bolivia, y resultó en el saqueo de oficinas gubernamentales y otros actos de violencia que dejó a muchísima gente muerta y herida.

Morales y el MAS condujeron su campaña electoral con el fin de placar a varios de los sectores más ricos, y sobre todo a las capas más adineradas de la pequeña burguesía. Aunque Morales logró aumentar su popularidad en la región, todavía se quedó atrás en tres de las provincias. Solo en Tarija pudo ganarle a la oposición derechista; ahí recibió apenas 49% del voto.

Morales and the MAS conducted their election campaign with the aim of placating some of these wealthier layers and, in particular, winning over better-off sections of the petty bourgeoisie. While making gains in the region, Morales trailed in three of the provinces, managing to secure a slightly greater vote than the rightist opposition only in Tarija, where 49 percent cast ballots for the incumbent, as opposed to 40 percent for Reyes Villa and 8 percent for Doria Medina.

Después de anunciarse los resultados de las elecciones, el Vicepresidente García Linera le declaró a la prensa que tenía las esperanzas de que los grupos oposicionistas abandonaran la oposición salvaje de los últimos cuatro años, la cual se ha basado en el repudio de todas las iniciativas del gobierno, del diálogo y de las ofertas para lograr consenso.

Este debacle en las urnas no va lograr que la derecha boliviana y las clases gobernantes empresariales se entusiasmen con el programa del gobierno. Al contrario; tratarán de buscar otros medios para oponerse al gobierno de Morales, inclusive con amenazas de usar el instrumento tradicional para derrocar a mandatarios bolivianos: el golpe de estado militar.

Esta oposición todavía goza del apoyo de Washington. Luego de los eventos del 2008, Morales ordenó la expulsión del embajador estadounidense debido a los vínculos de la embajada con este “grupo cívico”.

No ha habido ninguna renovación de relaciones diplomáticas normales bajo el gobierno de Obama. Al contrario; el nuevo gobierno dirigido por los Demócratas reimpuso la medida punitiva principal adoptada por Bush, quien canceló todas las excepciones a las tarifas sobre importaciones que favorecían a la economía boliviana con $25 millones anuales.

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