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Estados Unidos: la verdadera política que guía
as organizaciones caritativas y los programas que dependen de
voluntarios
Por Nancy Hanover
8 Septiembre 2008
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 4 de Agosto de 2008.
Bajo el Socialismo todo esto, naturalmente, se modificará.
No habrá gente viviendo en fátidas pocilgas, con
hediondos andrajos, criando niños débiles, acosados
por el hambre, en medio de circunstancias absolutamente imposibles
y repulsivas...
El Socialismo, el Comunismo, o como uno quiera llamarlo,
al convertir la propiedad privada en riqueza pública, y
al reemplazar la competencia por la cooperación, restituirá
a la sociedad su condición de organismo sano, y asegurará
el bienestar material de cada miembro de la comunidad...
(Oscar Wilde, El
Alma del Hombre Bajo el Socialismo, traducido al castellano
por Chantal López y Omar Sánchez en
Los estadounidenses viven en tiempos cada vez más turbulentos.
El hambre, las ejecuciones hipotecarias y la pobreza se encuentran
por todos lados. Los limosneros, mucho menos comunes durante la
década de los noventa, se ven por todas partes en los centros
urbanos. Una brecha tan visible y extrema entre los ricos y los
pobres no se había visto desde la Gran Depresión..
La pobreza y la desigualdad crecientes se han nutrido parcialmente
de la decadencia y el colapso aparente del movimiento sindicalista
obrero, lo cual ha rendido al pueblo trabajador casi impotente
ante la embestida violenta contra sus niveles de vida y las condiciones
sociales.
Sin embargo, la estabilidad social y política requiere
que las autoridades políticas finjan cierta inquietud por
estos problemas sociales. Los medios populares de la prensa, las
escuelas y otras instituciones han lanzado campañas para
aumentar las donaciones caritativas y los esfuerzos de los voluntarios
con tal de ayudar con la cantidad creciente de desfavorecidos.
Es la juventud la que se ha convertido en el blanco principal
de aquellos que buscan reclutarlos a que se hagan voluntarios.
Con poca o ninguna experiencia política y sin ninguna perspectiva
histórica, escuchan que sus acciones bondadosas pueden
ameliorar la situación lentamente, sí, pero de manera
segura. Para darle mayor énfasis a este punto de vista,
el servicio caritativo a los barrios y vecindarios en muchos casos
se ha convertido en requisito para graduarse de las escuelas preparatorias
[normales o bachilleratos]. Por otra parte, muchas universidades
le han dado mayor consideración a las horas que los estudiantes
consagran a este tipo de servicio y las usan como uno de los criterios
de admisión a dichas instituciones. A las oficinas de asuntos
estudiantiles de muchas universidades se le han añadido
divisiones de servicios comunitarios para satisfacer las demanda
por dichos servicios, y muchos graduados que no pueden encontrar
empleos se inscriben en programas auspiciados por el gobierno
para realizar labores voluntarias por uno o dos años.
Encuestas recientes muestran que más del 50% de la juventud
a niveles de preparatoria y universidad rindió servicios
comunitarios durante el último año; casi seis de
cada diez rindieron labores como voluntarios por lo menos una
ves al mes. El año pasado, aproximadamente 61 millones
de personas, o sea, casi el 26% de la población total de
Estados Unidos, prestaron servicios voluntarios por un total de
8.1 billones de horas valoradas en $152 millones.[1]
Claro, hay una gran diferencia entre, por una parte, la sinceridad
de la juventud y los trabajadores en tratar de ayudar a los pobres
y los desamparados y, por otra, las cínicas artimañas
políticas de los que se han beneficiado del enorme traslado,
llevado a cabo por la clase gobernante empresarial y financiera,
de la riqueza que le pertenece a la población trabajadora.
George H. Bush padre se convirtió en cabecilla de estos
hipócritas cuando, luego de cumplir ocho años como
vicepresidente de Ronald Reagan durante la destrucción
de los programas sociales por este último, descubrió
el conservadurismo compasivo. Y fue como candidato
a la presidencia que pronunció su discurso ante la Convención
Republicana de 1988 con alusiones a los mil puntos de luz,
artimaña para poner en práctica la destrucción
de la cual él y los plutócratas que él representaba
eran responsables.
Claro que Bush no inventó los servicios vountarios a
la comunidad. La historia de estas labores es larga y tiene su
significado político. Pero en vez de ser una decisión
personal y apolítica, es decir, que simplemente consiste
en hacer lo correcto, los servicios voluntarios a
la comunidad sirven los intereses determinados de la clase alta.
Los orígenes de la caridad
La caridad siempre ha jugado un papel en la sociedad clasista
moderna: el de válvula de seguridad. Ha sido una de las
maneras de ocultar las úlceras más supurosas de
la opresión clasista y su intención ha sido reprimir
las rebeliones. Aunque no es posible dentro de los límites
de este ensayo presentar una historia completa, vale la pena señalar
varios aspectos importantes de su larga y reaccionaria historia,
sobretodo desde de que surgiera el capitalismo moderno.
No es nada sorprendente que Gran Bretaña, la primera
gran potencia capitalista, también haya sido el país
donde las instituciones caritativas y el tema de la asistencia
pública para los pobres recibieran el mayor apoyo. La caridad
se desarrolló a la misma vez que la evolución de
la clase obrera británica amenazaba el orden establecido.
La Nueva Ley para los Pobres de 1834, por ejemplo, estableció
la asistencia por medio de la construcción
de hospicios lúgubres y punitivos en todos los rincones
del país. La ley fue aprobada poco después de los
Motines Swingde 1830, los cuales tomaron lugar a lo
largo de el sur y el este del país a la misma ves que sucedía
el movimiento ludista en las ciudades en 1811.
Al llegar la década de los 1880, la caridad fue integrada
a un sistema científico para afinárse
a los tiempos. El historiador y filósofo social, Arnold
Toynbee, cuyo sobrino del mismo nombre luego se convertiría
el próximo siglo en historiador burgués de renombre,
desempeñó un papel central, llamando a las clases
trabajadoras a dedicar sus vidas a los pobres y a ayudar a formar
el movimiento para establecer colonias. Toynbee murió prematuramente
durante los primeros años de la década de los 1880,
pero sus ideas terminaron en el establecimiento de un programa
para colocar a estudiantes en zonas urbanas y así
ofrecer servicios sociales a los pobres. Esta idea más
tarde ganaría prominencia en los Estados Unidos con Jane
Addams y la Casa Hull.
La clase gobernante fomentó estos planes bastante, pues
con toda razón temía una revolución. A la
vez que Toynbee desarrollaba sus proyectos colonizadores, Frederick
Engels escribía Del socialismo utópico al socialismo
científico, resumen del materialismo histórico
de Karl Marx que mostraba el papel revolucionario de la clase
trabajadora como portadora de las nuevas y mejores relaciones
de propiedad. Las revoluciones europeas de 1848, aunque derrotadas,
ya habían dado indicios de una clase trabajadora insurgente
por todo el continente. La Asociación Internacional de
los Trabajadores la Primera Internacional se fundó
en 1864 y fue seguida por la Comuna de París de 1871. Verdaderamente,
como Marx había escrito en el Manifiesto Comunista,
un fantasma recorría Europa.
Marx y Engels insistieron que la clave para comprender el progreso
histórico no se encontraba en los conceptos utópicos
de la clase media, sino en la necesidad de la clase productora
el proletariado de abolir el sistema de ganancias.
Las tretas de los liberales de la clase media podían ser
manipuladas - y eran manipuladas para engañar a
los trabajadores y retrasar el desarrollo de la conciencia socialista.
La clase trabajadora no era simplemente el objeto
de la historia, es decir, oprimida y digna de compasión
y merced. Era el sujeto de la historia, la clase cuyo futuro
se vinculaba a la superación de las insolubles contradicciones
del capitalismo.
Fue desde este punto de vista clasista, expresado en su obra
anterior, La situación de la clase obrera en Inglaterra,
que se refirió a la filantropía burguesa con desdén
y desprecio: No hay que creer, sin embargó, que el
inglés culto muestre abiertamente ese egoísmo.
Al contrario, él lo disimula con la mayor hipocresía.
¿Cómo así? ¿Usted dice que los ingleses
ricos, que han creado establecimientos de beneficencia como no
se ven en ningún otro país, no piensan en los pobres?
Sí por cierto, ¡establecimientos de beneficencia!
¡Como si fuese ayudar al proletario el comenzar por explotarlo
hasta sangrar para luego poder desagraviarlo con complacencia
y farisaísmo con vuestro prurito de caridad y presentaros
ante el mundo como grandes benefactores de la humanidad, mientras
devolvéis a ese desdichado que habéis exprimido
hasta la médula, la centésima parte de lo que le
corresponde! ¡Beneficencia que degrada aun más a
aquel que la practica que a aquel que la recibe; beneficencia
que hunde todavía más en el polvo al desafortunado
que se ha pisoteado, que implica que el paria deshumanizado, excluido
de la sociedad, renuncia en primer lugar a la última cosa
que le queda, a su aspiración a la cualidad de hombre,
y mendiga primeramente su benevolencia al lado de la burguesía,
antes que ella le haga el favor de estamparle en la frente, al
darle la limosna, el sello de la deshumanización!
[2] (Traducción
al castellano en)
Junto con la expansión del capitalismo industrial, sus
males concomitantes y una clase obrera cada vez mejor organizada,
las obras caritativas fueron promovidas a nivel internacional
a fines del Siglo XVIII y a principios del XIX. Una organización
paraguas, La Sociedad para la Organización de la Caridad
(COS, siglas en inglés), se originó en Alemania
e Inglaterra y se extendió a los Estados Unidos con el
propósito de coordinar las actividades de cientos de filantropías
privadas.
Esta organización fue progenitora de las organizaciones
filantrópicas del siglo XX y XXI. Su premisa, en continuación
de las Leyes Británicas para los Pobres, fue darle importancia
a la diferencia entre los pobres merecedores y los
pobres indignos; es decir, los vacilantes, los holgazanes
y los inmorales. La división de la COS en la ciudad de
Denver, estado de Colorado, eventualmente llegó a convertirse
en la United Way, extensa organización paraguas
compuesta de caridades organizadas. Al la misma vez, el Ejército
de Salvación (Salvation Army en inglés) funcionaba
más o menos de igual manera, pero mezclaba la religión
con obras caritativas.
A todas estas organizaciones las unía una profunda filosofía
reaccionaria que oponía la piedad, la pasividad y la obediencia
política a la consciencia clasista.
Las cosas hoy día no son muy diferentes. Durante la
trayectoria del siglo XX, sin embargo, las obras caritativas tenían
que ponerse al día. La imagen de arrogancia clasista no
servía. También se necesitaba organizaciones seculares
en colaboración con las caridades religiosas. A los servicios
para la comunidad - con sus características reaccionarias
y degradantes un poco disfrazadas se les dió otra
imagen, y éstos se convirtieron en la nueva política
correcta de las últimas décadas.
El Cuerpo de paz (Peace Corps), inaugurado durante el
gobierno del Presidente John F. Kennedy desempeñó
un papel importante en este proceso. Esta iniciativa fue útil
de dos maneras: por una parte restauraba la imagen de Estados
Unidos en el exterior porque presuntamante combatía la
pobreza, y. por otra. le ofrecía oportunidad de participación
a jóvenes horrorizados por las condiciones en los países
tercermundistas. El Cuerpo de Paz se activó
principalmente debido a los temores de revolución en países
en que la presencia de los Estados Unidos no contaba con mucha
credibilidad y en los cuales se temía la presencia cada
vez más influyente de la Unión Soviética.
El énfasis que Kennedy la daba a los derechos universales
del hombre y a la necesidad de abolir toda pobreza humana
no obstante tenía un tono diferente al de la política
Estadounidense de hoy. El gobierno de los Estados Unidos brindó
recursos limitados a la reforma social. Esto resultó ser
el último respiro de la reforma social tanto en la política
interior como en la exterior.
Luego del asesinato de Kennedy, Lyndon Jonson introdujo varias
legislaciones que en conjunto eventualmente llegarían a
llamarse la Gran Sociedad. Entre los programas que se inauguraron
en 1964 bajo los auspicios de ese programa se encontraban VISTA
(Voluntarios al Servicio de Estados Unidos), el National Teacher
Corps (Cuerpo Nacional de Maestros), el Job Corps (Cuerpo
de Trabajo) y el University Year in Action (Año
Universitario en Acción).
Éstas fueron las medidas con las cuales Johnson reaccionó
a la agitación social que se dsarrollaba y se expresaba
en la evolución del movimiento por los derechos civiles
en Estados Unidos. Se adoptaron poco después que se iniciaran
las luchas por los derechos civiles, inclusive las ocupaciones
sentadas (sit-ins) y las Cabalgatas por la
Libertad (Freedom Rides) a principios de la década
de los 60. Estos movimientos tomaron lugar cuando comenzaban los
motines urbanos que ardieron durante cinco veranos seguidos. Éstos
a la vez anticiparon el enorme movimiento contra la guerra de
Vietnam y, después, durante la misma década, el
desarrollo de la militancia de la clase obrera.
Hasta el programa social llamado la Guerra contra la Pobreza
(War on Poverty), que contaba con escasos fondos, no podía
seguir existiendo bajo las condiciones que la Guerra de Vietnam
había impuesto y la intensificación de la crisis
económica. El capitalismo estadouniense sabía lo
que se avecinaba e hizo sus planes para eventualmente virar su
política hacia la derecha.
Para entender la presente configuración de los servicios
voluntarios a la comunidad es necesario comprender que para
fines de la década de los 70, la posición económica
de Estados Unidos ya había cambiado enormemente. El programa
reformista del economista John Maynard Keynes durante el período
inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial fue
descartado y reemplazado por la desregularización y una
despiadada guerra clasista desatada por el Presidente del país,
Jimmy Carter, y su presidente en el Banco Federal de Reservas,
Paul Volcker. Se impusieron tasas de interés elevadas para
causar el cierre de sectores de la economía que no producían
ganancias y exprimir a la clase obrera.
El callejón sin salida del reformismo del New Deal
(Nuevo Trato) y sus sucesores establecieron las bases
para la elección del Presidente Ronald Reagan, quien lanzó
un ataque de doble filo contra la clase obrera estadounidense:
destruyó varios sindicatos obreros, comenzando con el despido
del sindicato de los controladores de trafico aéreo; y
puso en práctica una campaña para reducir brutalmente
los programas de bienestar social.
El gobierno de Reagan abolió casi todas las restricciones
legales a la acumulación de las fortunas a la misma vez
que aplastaba todo programa para combatir la pobreza. La tasa
de las rentas internas (impuestos) para los ricos se redujo del
70 al 28%. El catsup (cachup) fue redefinido; ahora
tenía que considerarse un producto vegetal.
De ese modo los almuerzos escolares podían ser reducidos
a precios calculados en centavos. Además de otras propuestas
políticas, estas pautas pusieron en marcha una enorme redistribución
de la riqueza; redistribución que ha continuado
y se ha profundizado - durante el último cuarto de siglo.
Ideológicamente, la destrucción del bienestar
social se popularizó durante este período por medio
de la promoción del individualismo y la responsabilidad
personal. Este fue el contexto en que George H.W. Bush pronunciara
el discurso ante la Convención Republicana y al cual ya
hemos aludido. Con exhortaciones al deber, al sacrificio,
al compromiso, y al patriotismo que se expresa cuando uno se integra
a un movimiento y brinda su ayuda, Bush creó la Oficina
para los Servicios Nacionales en 1990, Ésta fue precursora
de la agencia que ahora auspicia programas nacionales de voluntarios.
Este movimiento para reclutar a voluntarios no tenía
sus causas en ninguna reacción popular y altruista a las
condiciones sociales; más bien fue una alternativa política
que había sido planeada con mucho cuidado y que se prestaba
a la manipulación.
La vieja solución, el viejo modo de pensar, era
que el dinero público por sí solo podía acabar
con estos problemas, dijo Bush al justificar la eliminación
de fondos públicos para la educación, los empleos,
los discapacitados y los pobres. Continuó expresándose
con el lenguaje fanfarrón de la compasión,
lo cual fue su característica más retumbante. Tenemos
más voluntad de la que cabe en una cartera; pero lo que
necesitamos es la fuerza de la voluntad. Tomaremos decisiones
difíciles...
La campaña para fomentar la dependencia del uso de voluntarios
sirvió varios propósitos políticos. Ofrecía
una mano de obra gratis para ocultar la eliminación de
programas gubernamentales. La atención médica, la
jardinería de niños, la educación, y los
servicios esenciales fueron eliminados, convertidos en programas
voluntarios (preferiblemente basados en la fe),
y drásticamente reducidos. Las agencias de servicios voluntarios
se covirtieron en un comercio de contratistas institucionalizado.
Además, esta dependencia del uso de voluntarios, al
trasladar la responsabilidad de aliviar la pobreza del gobierno
al individuo, formó parte de una campaña ideológica
para socavar la concientización social. Para este tipo
de mentalidad, la pobreza no es un escándalo oficial, sino
una incómoda (pero inevitable) circunstancia y hasta puede
ser una decisión personal. Los estadounidenses estaban
siendo condicionados a pensar que ya no tenían derecho
a empleos, a la vivienda y a un buen nivel de vida. Esto fue en
realidad una repudiación de los programas limitados de
la Gran Sociedad, y la clase gobernante no se esmeró en
lo mínimo para disimularlo.
En la página web de la agencia oficial del gobierno
encargada de coordinar los esfuerzos voluntarios, la Empresa Para
los Servicios Sociales Nacionales y Locales (Corporation for
Nacional and Community Service) declara lo siguiente: La
empresa cree que la dependencia del uso de voluntarios no sólo
agrada; también es un aspecto necesario para satisfacer
las necesidades más urgentes que agobian a la nación,
incluyendo la pobreza, el analfabetismo, la atención para
los ancianos, las reacciones a los desastres, y la juventud, quien
necesita mentores que le ayuden a lograr el éxito en esta
vida. [3]
¡En otras palabras, las obligaciones sociales más
urgentes de Estados Unidos deben cumplirse luego de las horas
laborales con una población que ya sufre exceso de trabajo,
a la que le pagan mal, y que se encuentra bajo grandes presiones!
Los servicios sociales se convierten en industria
Lo que Bush articuló a través de sus mil
puntos de luz fue la política bi-partista de ambos
partidos. Una breve ojeada al desarrollo de los servicios sociales
desde la iniciativa de Bush en 1990 muestra la manera completa
en que el gobierno la adoptó debido a todas estas razones
prácticas e ideológicas. Paso a paso, a medida que
se fomentaba la dependencia del uso de voluntarios, los últimos
vestigios de la maya social de seguridad quedaban hechos trizas.
En 1992, la Junta Directiva Estatal de la Educación
en el estado de Maryland adoptó requisitos obligatorios
de servicio voluntario para que los estudiantes se pudieran graduar
de la escuela preparatoria [bachillerato], reglamentos pauta que
ya para el 2008 habían adquirido carácter universal.
En 1993, el presidente Bill Clinton firmó el Acta Para
Fondos Pro Servicios Sociales Locales y Nacionales (National
and Community Service Trust Act) creando así a AmeriCorps
y a toda una serie de programas bajo el Servicios Nacionaes Locales
(National Community Service). AmeriCorps se estableció
para cumplir labores esenciales que ya no contaban con fondos.
Se esperaba que los voluntarios vivieran con estipendios
mínimos y cupones para los alimentos.
A la vez se desempeñaban como tutores y mentores de
jóvenes; constructores de viviendas baratas; maestros de
la informática; barredores de parques y riachuelos; directores
de programas extracurriculares en las escuelas; y asesores en
los vencindarios para ayudar a los residentes a lidear con los
desastres.
En 1996, Clinton firmó el proyecto de ley para la reforma
del bienestar social. Esta ley puso en reversa décadas
de reglamentos federales y acabó con la garantía
de asistencia en efectivo para los pobres. También redujo
los gastos federales por $56 mil millones.
Todos los años ambos partidos - el Demócrata
y el Republicano desarrollaban nuevas iniciativas para
promover la dependencia del uso de voluntarios a la vez que eliminaban
programas sociales. Entre éstas se encuentran la designación
del día festivo de Martin Luther King Jr. como día
nacional de servicio; el establecimiento, por parte del General
Colin Powell, de la Cumbre del Presidente para el Futuro de Estados
Unidos (Presidents Summit for Americas Future)
para fomentar los servicios brindados por voluntarios; y el Premio
Puntos de Luz Diarios (Daily Points of Light Award)
iniciado por Bush padre y reanudado por Clinton. En 2001, el Presidente
George W. Bush fue más lejos todavía cuando lanzó
sus iniciativas basadas en la fe religiosa para las comunidades
locales.
La pobreza, como programa, nunca se ha buscado con tanta agresión
(y con tanto éxito) como sucede hoy día. Aquellos
responsables de estas decisiones políticas reducciones
de las rentas internas para los ricos, la destrucción de
la malla de seguridad social y de la la educación pública,
etc. ¡le dicen a los trabajadores que se conviertan
en voluntarios!
Los servicios a nivel nacional desde el 11
de septiembre
Después de los ataques del 11 de Septiembre, los esfuerzos
del gobierno para promover los servicios de los voluntarios en
los barrios y vecindarios adquirieron insinuaciones más
ominosos y militaristas.
En el 2002, el Presidente Bush lanzó un llamado para
que todo ciudadano estadounidense cumpliera 4,000 horas de servicio
voluntario y creó el Cuerpo de Estados Unidos por la Libertad
(USA Freedom Corps), cuyas oficinas radicaban en la Casa
Blanca. Esta agencia, que originalmente el presidente había
propuesto en su discurso sobre el estado de la nación,
incluiría el Sistema para la Prevención e Información
Contra el Terrorismo (Operation TIPS, siglas en inglés
para Terrorism Information and Prevention System). Este
programa de alcance nacional le permite formalmente a millones
de camioneros, carteros, conductores de trenes, capitanes de barcos
y empleados en los servicios públicos entre otros
a que presten información acerca de actividades
que sospechan son terroristas.
A este intento de convertir a los voluntarios en instrumentos
directos del gobierno para espiar contra los ciudadanos siguió
la decisión de crearle al Ministerio de la Seguridad de
la Patria {Department of Homeland Security) una agencia
cuyos fines serían lograr la participación
de los ciudadanos como voluntarios en la sanidad, la seguridad
pública y en el auxilio en caso de desastres.
Barack Obama ahora ha lanzado un llamado para que se establezca
un servicio público voluntario universal e intencionalmente
ha incluído el servicio militar bajo este plan. El hecho
es que este plan para aumentar las fuerzas militares forma parte
de su declaración sobre la política del servicio
voluntario, junto con la expansión del AmeriCorps
y la creación de un Cuerpo para los Salones Escolares (Classroom
Corps), un Cuerpo de la Salud (Health Corps), un Cuerpo
para la Energética Limpia (Clean Energy Corps) y
un Cuerpo para Veteranos (Veterans Corps).
La postura de Obama cuenta con bastante apoyo. El año
pasado la revista Time publicó un artículo
de portada titulado, El caso a favor del servicio nacional
el cual describe las varias exhortaciones que Demócratas
destacados habían hecho en apoyo a un plan que hace mandatario
el servicio universal y establece el Ministerio de Servicio Nacional
(Department of National Service) a nivel de gabinete. El
plan supone 419,000 empleos al año para jóvenes
entre los 18 y 25 años de edad para que brinden un año
de servicio nacional o militar.
El contenido reaccionario de la dependencia del uso de voluntarios
se hace cada vez más transparente. Hoy, sin embargo, las
décadas durante las cuales la clase gobernante ha intentado
hacerlo parecer todo como si fuera cuestión de una mayoría
de estadounidenses ayudando a minorías desfavorecidos
están llegando rápidamente a su fin. Mientras millones
pierden sus hogares ante las ejecuciones hipotecarias y la gran
mayoría de trabajadores lucha para cubrir el aumento de
los precios de las necesidades básicas y el desempleo que
también aumenta, el fraude de de la caridad capitalista
se ha vuelto obvio para muchos.
Este contexto concreto ayuda a la gente joven a ver la verdad
quie rige la propaganda bien engrasada de los servicio voluntarios
apolíticos. Desde el punto de vista de la clase
gobernante, el servicio a las comunidades es el antídoto
a la política revolucionaria. La promoción de la
ilusión de que una ayuda limitada que uno brinda
concretamente ameliora el sufrimiento desvía
a la juventud de los problemas reales.
Por suouesto, hay mucho que el movimiento resurgente de la
clase trabajadora puede hacer y hará para aliviar el sufrimiento.
Sin embargo, esta misión emancipatoria ha de ser obra de
la clase obrera misma.
Es necesario que los estudiantes y los jóvenes se viren
hacia la clase trabajadora y a las dificultades teóricas
y políticas inherentes en preparar la dirigencia revolucionaria
necesaria para ponerle fin al capitalismo.
Notas:
1. Corporation for National and Community Service, July 2007 report
Middle American Cities Lead US in Volunteering
2. Engels, The Condition of the Working Class in England,
p. 315
3. www.nationalservice.gov. Issue Brief, Volunteering
in America: An Overview of Corporation Research
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