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El bloqueo de China de un portaaviones de EE.UU. destaca las
tensiones navales en el Pacífico
Por John Chan
27 Marzo 2008
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Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 10 de Diciembre de 2008.
Una disputa diplomática entre los EE.UU. y China durante
el atraque de navíos de guerra de EE.UU. en el puerto de
Hong Kong el noviembre pasado indicó la agudización
de las tensiones entre los dos países.
El tema apareció por primera vez en público cuando
Beijing (Pekín) revocó la decisión de permitir
que el portaaviones USS Kitty Hawk y su escolta de buques de guerra
atracaran en el puerto de Hong Kong el 21 de noviembre para la
fiesta de Acción de Gracias. Cientos de familiares y amigos
habían volado a Hong Kong para estar con la tripulación
de los buques, a los que en el último momento se les negó
la entrada al puerto. Beijing se retractó al día
siguiente, diciendo que a los buques de guerra se les permitiría
la entrada por razones humanitarias, pero demasiado
tarde para reavivar la visita.
Los militares de los EE.UU. protestaron inmediatamente. El
almirante Timothy Keating, jefe del Comando del Pacífico
EE.UU., dijo a los periodistas que la posición de China
no era indicativa de un país que entiende sus obligaciones
como nación responsable. Apenas unos días
antes, Beijing había rechazado la petición de entrada
de dos dragaminas de EE.UU. en Hong Kong para evitar una tormenta.
El 28 de noviembre, el Pentágono convocó al agregado
militar de China en Washington y le comunicó una protesta
formal.
En un acto llevado a cabo con el propósito de aumentar
las tensiones, el grupo de combate USS Kitty Hawk se dirigió
a su puerto de origen en el Japón navegando a través
del sensible Estrecho de Taiwán. China, que aun considera
a Taiwán como una provincia renegada bajo su soberanía,
emitió su propia declaración de grave preocupación
por las acciones de la armada de EE.UU. En 1996, en medio de un
enfrentamiento entre Beijing y Taipei, la anterior administración
Clinton envió dos portaaviones a la zona cerca del Estrecho
de Taiwán.
Los buques de guerra de EE.UU. habían utilizado el puerto
de Hong Kong como escala durante décadas. Desde que la
antigua colonia británica volvió a dominio chino
en 1997, los usos portuarios habían requerido la aprobación
de Beijing, que en su mayor parte se habían concedido sistemáticamente.
Negativas se llevaron a cabo en períodos de gran tensión,
como en 1999, cuando los EE.UU. bombardearon la Embajada de China
en Yugoslavia y en 2001, cuando un avión espía de
EE.UU. chocó con un caza chino sobre el Mar de China Meridional.
Beijing inicialmente rebajó la importancia de aquel
incidente. Durante una reunión celebrada en Washington
el 28 de noviembre, según se informa, el Ministro de Relaciones
Exteriores de China Yang Jiechi le dijo al presidente Bush que
era simplemente un malentendido. Al día siguiente,
sin embargo, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores
Liu Jianchao contradijo los informes de la prensa, diciendo que
la negativa no había side un malentendido.
El mismo Yang expresó su grave preocupación
por la decisión de Washington de vender un sistema de defensa
contra misiles de alta tecnología a Taiwán. Se refirió
a la reunión del Presidente Bush con el exiliado Dalai
Lama del Tíbet, en octubre pasado, diciendo que había
dañado la relación entre los dos países.
Aunque no explícitamente enunciado, la negativa a permitir
que buques de guerra de EE.UU. atracaran en Hong Kong en noviembre
fue una política de represalia.
El comentario de Liu se hizo poco después que un alto
oficial naval de China dijera al Global Timesportavoz internacional
sobre las relaciones exteriores de Beijingque los EE.UU.
estaban dañando gravemente los intereses de China y los
lazos entre China y Estados Unidos. Señaló que la
venta de armas a Taipei había enviado una señal
equivocada que había alentado al presidente pro-independentista
de Taiwan Chen Shui-bian y su campaña para ocupar un escaño
en la ONU. Es por ello que una gran cantidad de actividad
entre China y América se detuvo, dijo entonces el
oficial naval.
La disputa puso de manifiesto la fragilidad de los lazos militares
entre China y los EE.UU.. Durante su visita a Beijing en octubre,
el secretario de defensa de EE.UU. Robert Gates propuso la creación
de una línea directa entre los dos países
para neutralizar posibles enfrentamientos. Poco después,
sin embargo, el Pentágono anunció una venta del
sistema de misiles Patriot a Taiwán valorada en 940 millones
de dólares, lo que provocó las protestas de Beijing.
La controversia sobre las visitas a Hong Kong continúa
escalando. A primeros de diciembre pasado, un funcionario del
departamento de defensa de EE.UU. reveló que China había
prohibido al destructor USS Reuben James visitar el puerto en
el día de Año Nuevo. Otra solicitud para que un
avión de carga C-17 de EE.UU. hiciera tres vuelos mensuales
a Hong Kong para aprovisionar al consulado de los EE.UU. también
fue rechazada.
Japón se vió implicado. El 28 de noviembre, el
destructor Shenzhen hizo la primera visita de un buque de guerra
de China a un puerto japonés desde la Segunda Guerra Mundial.
Si bien el propósito de la visita había sido mejorar
las relaciones entre los dos países, de repente Tokio canceló
una gira de marineros chinos a uno de los avanzados destructores
de clase Aegis de Japón, después de que el Pentágono
se opusiera.
Colisión de intereses
La aparición de tensiones sobre el atraque de buques
de guerra de EE.UU. en Hong Kong fue un signo de la rivalidad
en curso entre los dos países. Después de la Segunda
Guerra Mundial, los EE.UU. trataron el Pacífico como un
lago americano, tratando de asegurar a Washington una superioridad
militar en toda la región sin posibilidad de desafío.
Una cadena de bases militares de EE.UU. en Japón, Corea
del Sur y de Guam, así como el Comando del Pacífico
centrado en Hawaii, eran todos parte del marco de la Guerra Fría
adoptadas en contra de China y la ex Unión Soviética.
En los dos últimos decenios, empresas de EE.UU. se han
sumado a la carrera para explotar China como una gran plataforma
de mano de obra barata, pero hay profunda preocupación
en los círculos gobernantes de América sobre el
ascenso de China como un potencial rival económico y estratégico.
Por su parte, Beijing está preocupado por la continuación
de los esfuerzos de Washington para cercar a China a través
de una serie de alianzas estratégicas, en particular con
Japón, Australia y la India. Las invasiones de Afganistán
e Irak por EE.UU. plantean la perspectiva de que la creciente
demanda de materias primas de China , incluido el acceso al petróleo
y el gas del Medio Oriente y el Asia Central, podría ser
objeto de veto por Washington.
En respuesta a ello, China ha formado una alianza estratégica
con Rusia a fin de contrarrestar los EE.UU., en especial contra
la presencia militar de los EE.UU. en Asia Central y la amenaza
de un ataque de EE.UU. sobre Irán. La doctrina estratégica
de China está experimentando un cambio de defensa de la
patria a la defensa activa más allá
de sus fronteras, con un nuevo énfasis en la construcción
de una fuerza naval, y en particular, una flota de submarinos.
Como parte de esta estrategia, Beijing ha construido una cadena
de las instalaciones portuarias en el Océano Índico
y el Mar de China Meridional que podría ser utilizada por
la Armada para proteger sus suministros de petróleo del
Medio Oriente. Un debate que está en curso en China versa
sobre la conveniencia de construir portaaviones como un símbolo
de su aparición como una potencia marítima.
El USS Kitty Hawk fue protagoinista en otro incidente ocurrido
en octubre del año pasado. Si bien en gran parte dejado
de lado por los medios de comunicación, un submarino chino
de tipo Song emergió en la superficie a pocos kilómetros
del portaaviones durante un ejercicio de rutina de un grupo de
combate de EE.UU. en el Mar de China Oriental. La habilidad de
emerger del submarino chino sin ser detectado, tan cerca del tan
fuertemente defendido buque de guerra de EE.UU., provocó
consternación según se dijo en el Pentágono
sobre la rápida capacidad de China.de desarrollar submarinos.
China negó las acusaciones de EE.UU. que hubieran estado
siguiendo de cerca a la flota de los EE.UU.
En los últimos cuatro años, al menos 16 nuevos
submarinos se han añadido a la armada china. Además
de los submarinos de tipo convencional Song y Kilo comprados a
Rusia, China está construyendo una nueva clase de submarinos
de ataque de Tipo - 093 propulsados con energía nuclear
y submarinos de propulsión nuclear Tipo - 094 , armados
con misiles nucleares de largo alcance. Se dice que Beijing ha
recibido asistencia técnica fundamental de los astilleros
de Rusia.
Los EE.UU. están impulsando su propia capacidad naval
en la región. El USS Kitty Hawk de propulsión convencional
ha estado en el corazón de la 7 ª Flota de los EE.UU.
cuya tarea es impedir que China ataque a Taiwán. Se espera
que el año próximo sea sustituido por el más
poderoso USS George Washington propulsado por energía nuclear.
En una muestra de poder aéreo el Pentágono envió
su último caza sigiloso F - 22 a Okinawa en febrero del
año pasadosu primer despliegue fuera de los EE.UU.
A pesar de que estos aviones de guerra han regresado a su punto
de origen, el mensaje fue claro. Beijing estaba particularmente
preocupado por informes sobre un juego de guerra de EE.UU. en
julio de 2006, que simulaba una intensa campaña de bombardeos
sobre las ciudades costeras de China y otros objetivos estratégicos
con aviones F - 22 y F - 35 desde Okinawa y desde portaaviones.
A pesar de los esfuerzos de Beijing en la modernización
militar, el presupuesto de defensa de los EE.UU. sigue siendo
12 veces mayor que el de China y su posición de vanguardia
en tecnologías clave sigue siendo considerable. Los EE.UU.
tiene 11 portaaviones desplegados en todo el mundo, cada uno con
un máximo de 90 aviones de combate - China no tiene ninguno.
En 2005, el tonelaje de la armada de los EE.UU. era de más
de 3 millones - casi 10 veces el tamaño del de China, con
sólo 340.000 toneladas. Incluso en el ámbito de
los submarinos, los EE.UU. tienen 73, todos sofisticados buques
de propulsión nuclear, en comparación con los 55
de China, en su mayoría convencionales.
Sin embargo y a pesar de su poderío militar, la influencia
de EE.UU. está disminuyendo. El rápido crecimiento
de la economía China ha desplazado a los EE.UU. como el
mayor socio comercial de la mayoría de los países
de Asia. Además, están surgiendo otras potencias
en la región. Rusia proyecta la construcción de
seis portaaviones en las dos próximas décadas, tres
de los cuales serán desplegados en el Pacífico.
Japón y Corea del Sur también están ampliando
sus capacidades navales y Australia está interviniendo
activamente en la región. Aun siendo aliados formales de
EE.UU., estos tres países tienen sus propios intereses
económicos y estratégicos.
El potencial de conflicto, en particular entre los EE.UU. y
China, fue puesto de relieve en los comentarios del ex asesor
de seguridad nacional de EE.UU. Zbigniew Brzezinski. Hablando
a la revista Foreign Policy, en octubre, instó a Washington
a buscar una cooperación más estrecha con Beijing,
diciendo: No conviene a Estados Unidos repetir el error
que se cometió en 1914, que llevó a la colisión
que produjo la Primera Guerra Mundial. China ha de ser integrada
en el sistema. Esto significa que tiene el derecho de disfrutar
de un lugar adecuado en el mismo.
Durante una visita a China en noviembre, Brzezinski dijo a
un grupo de analistas estratégicos de China que una colisión
entre EE.UU. y China no era inevitable. Explicó:
En el siglo anterior, los cambios en las fuerzas mundiales
condujeron a la dependencia, los conflictos e incluso guerras,
[pero] eso ya es historia. Si bien el resultado del fracaso
de las potencias establecidas para integrar a Alemania y Japón
en el orden mundial son evidentes en dos catastróficas
guerras mundiales, Brzezinski no ofreció ninguna explicación
de cómo el capitalismo podría evitar un tercer desastre
.
De hecho, los arriba mencionados incidentes navales
entre los EE.UU. y China apuntan hacia un conflicto de intereses
económicos y estratégicos que bien podría
convertirse en el eje de un nuevo enfrentamiento mundial.
Ver también:
Central
Asian military exercises highlight rising great-power tensions
[25 August 2007]
China
boosts military spending: signs of a US-fuelled arms race
[8 March 2007]
China's
anti-satellite missile test points to developing space weapons
race
[29 January 2007]
Pentagon
report targets China as a military threat
[21 June 2006]
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