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: Español
Las guerras del agua de España: una pelea
por recursos esenciales
Por Paul Bond
4 June 2008
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 28 Abril 2008.
Los litigios entre las Comunidades Autónomas de España
sobre la creciente crisis del agua van en aumento. Funcionarios
del Gobierno describen la actual sequía como la peor en
un siglo. Lo que se ha denominado como una guerra del agua
ha expuesto la incapacidad del capitalismo para organizar los
recursos esenciales.
Las precipitaciones en toda España se han reducido a
un 56 por ciento de su anterior promedio durante los últimos
seis meses. La situación es más aguda en la región
nororiental de Cataluña, donde cuatro años de tiempo
seco han culminado en 18 meses de muy extremadamente bajas precipitaciones.
El Departamento catalán de Medio Ambiente, la semana pasada,
dijo que las recientes lluvias sólo aplazarán las
medidas de emergencia unas cuantas semanas.
A nivel nacional, los embalses están aproximadamente
a la mitad de su capacidad. Según los datos oficiales,
los embalses de Cataluña se encuentran sólo al 20,1
por ciento de su capacidad, solamente el 0,1 por ciento por encima
de los niveles de emergencia. Los niveles de agua son tan bajos
que el pueblo de Sant Roma, abandonado para dar paso a la construcción
del embalse Sau, es ahora claramente visible de nuevo por encima
de la línea de flotación. La región ya ha
impuesto restricciones sobre el uso del agua, con la prohibición
del uso de mangueras de agua, llenar piscinas, y las fuentes del
centro de la ciudad de Barcelona permaneciendo secas. No
podemos dejar a cinco millones de personas sin agua para beber,
dijo Miguel Iceta del Partido Socialista Catalán (PSC),
que encabeza el gobierno regional.
Las respuestas a la crisis han llevado al conflicto al gobierno
catalán y al gobierno nacional del Partido Socialista (PSOE).
La propuesta inicial del gobierno regional era desviar 1,5 hectómetros
cúbicos por día de agua del río Segre, afluente
del Ebro, a Barcelona. Francesc Baltasar, el consejero de Medio
Ambiente regional, dijo en una conferencia de prensa que esta
era la única manera viable de conseguir suficiente
agua a tiempo para evitar la crisis.
El gobierno nacional se opuso al plan del Segre. El río
también fluye a través de la vecina comunidad de
Aragón. Constitucionalmente, cuando los ríos atraviesan
más de una de las 17 comunidades autónomas del país,
la decisión de desviar los recursos debe tomarse a nivel
nacional. El gobierno regional de Aragón también
se opuso enérgicamente a las propuestas. Gran parte de
la controversia entre las regiones ha sido sobre el uso del agua
para la industria del turismo. Cataluña acusó a
Aragón de querer usar el agua potable para sus campos de
golf y hoteles. Esto no se limita a estas dos regiones. Martí
Sabria, un representante hotelero de la Costa Brava, insistió,
Si alguien tiene que restringir el uso del agua, no debería
ser a los turistas.
El gobierno catalán estuvo furioso por la oposición
a sus propuestas desde Madrid. El presidente regional del PSC,
José Montilla, acusó al PSOE de falta de solidaridad.
El PSC es el partido regional hermano del PSOE, partido gobernante
nacional y un aliado crucial en el gobierno. Reconociendo que
la toma de agua de la fuente de un río no es la mejor
solución, Montilla insistió en que la propuesta
debe permanecer abierta si no se presentan otras soluciones
alternativas actuales para los 5,5 millones de ciudadanos afectados
por la sequía.
Cataluña ha estado a la vanguardia de los intentos de
las regiones de obtener un mayor control sobre los recursos hídricos.
En 2005, la ampliación del estatuto autonomía de
la región concedió al gobierno catalán un
mayor poder sobre sus ríos, provocando reclamaciones similares
por parte de otras regiones. Estos poderes aún no han sido
aprobados aún por el tribunal constitucional nacional.
El rechazo de la propuesta del Segre llevó a Montilla,
jefe del gobierno regional, a presionar por una mayor autonomía,
declarando lastimosamente, Cataluña también
es España. Baltasar declaró que se trataba
de una situación de emergencia nacional.
El gobierno catalán ha iniciado medidas para la importación
de agua. La Agencia Catalana del Agua ha contratado a 10 barcos
para abastecer a Barcelona con agua potable, a un costo de casi
80 millones de euros (127 millones de dólares de EE UU).
Algunos de los buques traerán agua de Marsella, a 300 kilómetros
de distancia. En Agosto se van a ver los envíos de agua
de una planta de desalinización a 600 kilómetros
de distancia, en Almería, al sureste de España,
históricamente una de las regiones más secas del
país. Algo de agua también puede ser importada por
tren, y se espera que las importaciones continuarán durante
al menos seis meses. El Gobierno catalán confía
en que su propia planta de desalinización, cerca de Barcelona,
empezará a funcionar el próximo año. Mientras
tanto, tiene previsto gastar 35 millones de euros en la mejora
de las instalaciones portuarias, y 43 millones de euros en la
compra y transporte de agua.
La oposición del gobierno nacional al plan del Segre
se basó ostensiblemente en preocupaciones ambientales,
como fue su rechazo de una propuesta más amplia presentada
en 2004 para desviar agua del Ebro a las regiones costeras.
El derechista Partido Popular (PP) propuso un Plan Hidrológico
Nacional (PHN) en 2001, cuando estaba en el poder. El plan seguía
los proyectos propuestos en 1993 por un gobierno anterior del
PSOE basados principalmente en la desviación de agua desde
el norte al sur. Sin embargo, se opusieron los regionalistas del
norte, que querían el agua para su propio desarrollo económico,
así como los ecologistas. Reformando el PHN bajo la presión
de estas fuerzas, el PSOE de José Luis Rodríguez
Zapatero abandonó los planes para desviar el Ebro. En su
lugar, ha promovido en gran medida la construcción de plantas
de desalinización para convertir el agua de mar en agua
potable. España cuenta actualmente con 950 instalaciones
de ese tipo, proporcionando suficiente agua para 10 millones de
personas.
Científicos han argumentado que las plantas de desalinización
son una medida miope que podría exacerbar la crisis de
abastecimiento de agua en las zonas con mayor riesgo de sequía.
Son caras de usar y de alto consumo energético. El Fondo
Mundial para la Naturaleza (WWF) ha sostenido que las plantas
de desalación mismas pueden tener un impacto ambiental
perjudicial, aunmentado la salinidad en torno a la planta y destruyendo
las zonas costeras. También producen altas emisiones de
gases de efecto invernadero. La Asociación Española
para el Tratamiento Tecnológico del Agua dice que cada
planta de desalación produce indirectamente un millón
de toneladas de CO2 al año.
La única manera de asegurar la disponibilidad de agua
para todos sobre una base ecológicamente sostenible sería
dentro de un sistema de planificación totalmente contrario
a la anarquía de la economía capitalista y la competencia
entre las regiones, entre las naciones y sus instalaciones. En
un momento durante la controversia con el gobierno catalán,
Madrid propuso un acercamiento al gobierno francés para
proponer desviar agua del Ródano. A pesar de que llevaría
una década ponerla en práctica y Montilla lo denunció
como una broma de mal gusto, demostró el papel
negativo de las divisiones nacionales y regionales en la vida
social y económica.
Como una alternativa al plan del Segre, la Ministro de Medio
Ambiente Cristina Narbona también propuso un banco
de agua que permitiera a los agricultores con derechos de
riego vender agua a otros. Los agricultores son, en todo caso,
reacios a renunciar a sus derechos de riego con agua reciclada
o gris utilizada en los cultivos y no apta para beber.
El gobierno de Zapatero se vio obligado a reconocer que las
actuales medidas provisionales eran insuficientes. La Viceprimer
Ministro María Teresa Fernández de la Vega anunció
en la primera conferencia de prensa semanal del PSOE en gobierno
desde la reelección, que a menos que actuaran los
ciudadanos de Barcelona se quedarán sin agua potable en
octubre.
El gobierno ha anunciado planes de emergencia para construir
60 kilómetros de tubería para bombear directamente
a Barcelona 40 hectómetros cúbicos de agua por año
a partir de la desembocadura del Ebro. Esto no sustituye los planes
para el transporte de agua, ya que la tubería no estará
terminada hasta el mes de octubre. Se pretende que la tubería
seguirá en funcionamiento hasta que la planta de desalación
se haya completado. El PSOE dice que la tubería, que costará
más de 170 millones de euros (270 millones dólares
de los EEUU), no agotará el Ebro, ya que canalizará
los excedentes de agua recuperada por medio de la instalación
de sistemas riegos más eficientes en la agricultura. La
ineficiencia en la infraestructura ha sido reconocida durante
mucho tiempo como un problema en el suministro de agua español,
con un máximo de 20 por ciento del agua transportada perdida
por fugas de las tuberías.
La Ministro de Medio Ambiente nacional, Elena Espinosa, celebró
una reunión con representantes de todas las regiones para
explicarles el plan, la cual no desvió las críticas.
Los agricultores del delta del Ebro, donde se construirá
la tubería, están ansiosos por si la construcción
afectará a sus cultivos. Muchos agricultores han señalado
que ahora no pueden dejar de regar para que instalen las nuevas
tuberías porque la temporada del cultivo de arroz ya ha
comenzado. Rosa Pruna, del sindicato de agricultores de Cataluña,
ASAJA, dijo: No queremos ser egoístas, pero el arroz
es la vida misma en el delta. El gobierno ha tenido años
para actuar, y ahora han actuado tarde y mal.
El gobierno de Aragón ha expresado su descontento con
el plan porque quieren tener la última palabra en el uso
del agua del Ebro. Las mayores críticas han llegado desde
las regiones costeras de Murcia y Valencia donde gobierna el PP,
el cual se ha comprometido a luchar por la igualdad de acceso
al Ebro ante el Tribunal Constitucional. Valencia y Murcia fueron
dos de las regiones afectadas por la cancelación del plan
de trasvase del Ebro en 2004.
El presidente de la región de Murcia, Ramón Luis
Valcárcel, ha dicho que las dos regiones puede llamar a
manifestarse contra la política del agua del gobierno.
El presidente regional de Valencia, Francisco Camps, ha acusado
a Zapatero de humillar a la región, y el PP
presentó una moción parlamentaria regional pidiendo
que el PSOE cambie su política. Camps dijo que no se oponía
a los derechos de los catalanes a tener agua, pero objetaba la
denegación de las mismas disposiciones a la gente del sur.
A su juicio, su posición se vería apoyada por los
gobiernos regionales de Valencia, Murcia y Andalucía.
Las respuestas del PP y el PSOE están dictadas por la
necesidad de mantener diversos aspectos de competencia de los
intereses de las empresas españolas, en lugar de resolver
los problemas de recursos hídricos de la mayoría
de la población española. Los recursos hídricos
son necesarias en la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería
para suministrar a la agricultura intensiva. Muchas de las soluciones
propuestas por los ecologistas están enmarcadas abiertamente
en términos de castigar a las personas que trabajan y beneficiar
a las empresas. Manuel Ramón Llamas, de la Universidad
Complutense de Madrid, ha echado la culpa de la crisis a los bajos
precios en España, insistiendo en que precios más
altos para los consumidores limitarían la demanda. Alberto
Fernández, jefe del agua para el Fondo Mundial para la
Naturaleza, está alentando la creación de bancos
de agua de modo que los derechos al agua puedan comprarse y venderse.
Es la economía de mercado, que enfrenta a nación
contra nación e incluso región contra región,
la que está impidiendo cualquier administración
organizada de los recursos hídricos del mundo. Llamas reconoce
que España tiene suficiente agua, pero ninguna estructura
política capaz de administrarla para el beneficio de todos.
Edelmiro Rua Álvarez, del Colegio de Ingenieros de España,
ha dicho, España tiene agua suficiente para todos.
No deberíamos estar peleándonos cada año.
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