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Informe anual del Banco de Pagos Internacionales
La economía mundial al borde del precipicio
Por Nick Beams
7 Julio 2008
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 1ro. de julio, 2008.
La economía mundial está sufriendo la peor turbulencia
en los mercados financieros desde que terminara la Segunda Guerra
Mundial y podría encontrarse al borde de algo mucho peor.
Éste es el análisis publicado ayer por el Banco
de Operaciones Internacionales (BIS; cifras en inglés)
en su informe anual.
El BIS, frecuentemente llamado el banco de los bancos
centrales, ha estado advirtiendo sobre los riesgos que han
aparecido durante la última década a causa de la
acumulación del crédito y el desarrollo de nuevos
y complejos instrumentos financieros. Ahora dice que lo
insostenible ha llegado a su fin.
El informe insiste en que la crisis de las tasas de interés
preferenciales en los Estados Unidos [conocidas como subprime]
sólo fue un catalizador de la crisis económica,
no su causa fundamental. También trató el tema de
la corriente de pensamiento denominada lo que es diferente,
la cual ha buscado una explicación a la crisis en la extensión
del modelo financiero denominado originar-para-distribuir?en el
cual las deudas se empaquetan para la ventaal
mercado inmobiliario. Aunque este análisis contiene reflexiones
importantes, también era importante enfocarse en lo
que sigue igual. Los partidarios de esta escuela notan las
similitudes entre el presente y pasados períodos de malestar
económico.
Los historiadores han de recordar la larga recesión
que comenzó en 1873, la contracción económica
que comenzó a finales de los años 1920 y las crisis
financieras japonesa y asiática a principios y finales
de los años 1990, respectivamente. En cada episodio, un
largo período de sano crecimiento crediticio coincidió
con una mejora cada vez más eufórica en la economía
real y los mercados financieros, y siguió con una crisis
inesperada y una extensa contracción. En casi todos los
casos, alguna forma de nuevo descubrimiento económico o
un nuevo acontecimiento financiero proveyó una justificación
para una nueva era de rápida expansión
crediticia, la cual previsiblemente se convirtió en chivo
expiatorio durante la contracción.
El informe indica que, aunque durante las últimas dos
décadas mucho parece haber sido acertado en la economía
mundial, ha habido un aumento en la frecuencia y en la magnitud
de malestares económicos. La crisis que siguió al
colapso del fondo de inversión libre norteamericano Long
Term Capital Management en 1998 terminó en una interrogante:
¿Puede el centro del sistema económico mundial llegar
a ser tan vulnerable como su periferia? Los sucesos del año
pasado han revelado que las causas de estas inquietudes se basan
en la realidad.
En el período posguerra no existen precedentes
para la presente turbulencia de los mercados en los centros económicos
mundiales. Con un riesgo significativo de recesión en Estados
Unidos y el aumento pronunciado de la inflación en muchos
países, crecen los temores de que la economía mundial
esté al borde de algún tipo precipicio. Estos temores
se basan en algo real.
El informe resalta que predicciones optimistas acerca de la
trayectoria de la crisis han resultado poco realistas. Cuando
los problemas comenzaron en el sector de las tasas de interés
preferenciales del mercado financiero de Estados Unidos, se creía
que podían ser contenidos y que el consumo de la población
y la economía en general no serían afectados de
gran manera. Estas dos afirmaciones estaban equivocadas; el sector
inmobiliario estadounidense está sufriendo el impacto de
la reducción de los precios de las casas y la acumulación
de casas sin vender.
Entonces se sugirió, hacia fines del año pasado,
que como la demanda interna continuaba estable en las economías
de mercados emergentes, estas podían divorciarse
de Estados Unidos hasta llegar a convertirse en refugios
de los disturbios económicos que se desarrollaban en otros
lugares. Esto causó un flujo de capital hacia estas economías
y sostuvo el precio de activos empresariales aún cuando
éstos sufrían bajas en otros rincones del mundo.
Pero esta situación ya no existía.
A medida que aumentaban las inquietudes acerca de la
profundidad de la contracción económica en Estados
Unidos, los ánimos comenzaron a cambiar. Efectivamente,
tras un análisis más minucioso, aparecieron dudas
acerca de la salud a largo plazo de los mercados emergentes. En
China, el ritmo extraordinariamente rápido de las inversiones
en capital fijo?recientemente gran parte de este ha sido en la
industria pesadaalentó inquietudes acerca de la distribución
inadecuada de los recursos, así como también acerca
de los efectos más amplios sobre los precios mundiales
de las mercancías y el medio ambiente. En el Medio
Oriente se teme que planes de desarrollo similares eventualmente
resulten en problemas de capacidad excesiva y en Europa central
y oriental, algunos países están sufriendo déficits
en sus cuentas corrientes, lo cual probará ser insostenible.
En cuanto al papel específico de las innovaciones financieras
en la formación de esta crisis, el informa resalta que,
aunque fueron diseñados para producir una bienvenida dilución
del riesgo, por la manera en que fueron introducidas se redujo
la calidad de las evaluaciones del crédito en muchos mercados
y también condujo a un aumento muy marcado en la falta
de transparencia.
El resultado fue la eventual creación de una enorme
incertidumbre acerca de la dimensión y distribución
de las pérdidas. En efecto, por medio de novedosos paquetes
financieros y medios de redistribución, los riesgos fueron
transformados en instrumentos costosos pero, al menos por un tiempo,
de baja probabilidad. En la práctica, esto significó
que los riesgos inherentes a nuevos préstamos parecían
desaparecer, llegando incluso a mejorar su valoración,
hasta que reaparecían repentinamente en respuesta a una
pérdida totalmente inesperada.
Las personas a cargo del sistema financiero debieron haber
expresado sus inquietudes, pero quizás...nadie vio
ninguna necesidad urgente de hacer preguntas difíciles
acerca de las fuentes de las ganancias cuando todo marchaba tan
bien.
Aunque las innovaciones financieras jugaron su papel, el informe
declara que la causa fundamental de los actuales problemas
fue la expansión excesiva e imprudente del crédito
durante un largo período. Esto siempre amenazó terminar
en dos resultados indeseables, aunque nunca estuvo claro cual
se mostraría primero. La primera posibilidad era el aumento
de la inflación a medida que la economía mundial
gradualmente se acercaba al final de su potencial productivo a
corto plazo; la segunda era la acumulación de los desequilibrios
relacionados con las deudas en la economía financiera y
real que en algún punto llegaría a ser insostenible
y que conduciría a una significante contracción
económica. Ahora hay evidencia que la economía mundial
sufre de ambos males al mismo tiempo, aunque diferentes países
a menudo muestran diferentes grados de exposición a estas
amenazas comunes.
El informe indica que existían dudas considerables acerca
de las perspectivas sobre el futuro de la economía mundial
y el impacto sobre el crecimiento de varios procesos interactivos.
Le da bastante énfasis al espectro de la eliminación
del endeudamiento. Es decir, tras muchos años acumulando
deudas, intentos de reducir la cartera de pasivos podría
resultar en que los bancos redujeran el otorgamiento de créditos
así como la imposición de reglas más estrictas
sobre garantías. Esta estrategia podría resultar
en que los prestatarios, al ser incapaces de cumplir condiciones
de crédito más onerosas, se vean forzados a vender
sus activos por debajo del precio real.
El informe también comenta sobre el problema de la falacia
de composición que surge cuando ciertos actores
económicos individuales, al tratar de resolver sus
problemas de manera razonable terminan empeorando los problemas
de todos los demás.
El aumento de la deuda, apunta el informe, indicó la
necesidad de un crecimiento en el ahorro. Pero no todo el mundo
puede ahorrar simultáneamente; los gastos de una persona
son los ingresos de otra. Por consiguiente, el resultado de un
proceso en que el ahorro aumenta por todos lados, sería
menos actividad económica, no sólo en los países
que ahorran, sino en aquellos países que les exportan.
Mayores inversiones no compensarían la reducción
del gasto de los consumidores en Estados Unidos ya que las empresas
juzgarían como poco probable una recuperación a
corto plazo de la demanda y por lo tanto reducirían gastos
al tanto que reducen costos.
El BIS advierte que la relajación de la política
monetaria, método del cual se han valido la Reserva Federal
de Estados Unidos y otros bancos centrales para estimular el desarrollo
económico, quizás ya no tenga los efectos deseados
y puede que resulte en precios más altos.
En cuanto a la política se refiere, el BIS se puso a
favor de ponerle riendas al crédito y establecer medidas
fiscales, tales como un aumento en los gastos gubernamentales,
para estimular el desarrollo. Pero la institución se mostró
muy lejos de confiar en los resultados. Los estímulos fiscales
podrían aumentar la inflación, y es posible que
los países con grandes déficits externos no puedan
ponerlos en práctica por el efecto que pueden tener en
sus tasas de cambio.
También ha sido necesario reconocer que en Estados Unidos
y probablemente en varios otros países, se han acumulado
deudas que no pueden ser pagadas según los términos
originalmente establecidos.
En resumen, el informe hizo notar que existen muchos
obstáculos prácticos al desarrollo de una
acción común internacional a la crisis. Hay diferencias
acerca de si, en primer lugar los excesos crediticios tenían
la culpa, y no todo el mundo está de acuerdo
con que podría ser difícil limpiar el desastre
luego de períodos de excesivo crecimiento crediticio. En
un comentario intencionalmente dirigido a sus adversarios, el
informe del BIS declara: Aunque esperamos no llegar a eso,
si los costos de la presente tormenta siguen aumentando y la política
de cada país resulta ser ineficiente, lo más probable
es que semejantes creencias tengan que repensarse.
Aún si se adoptaran las medidas por las cuales el BIS
aboga, éste insiste que, para ser realista,
nadie debería pensar que las crisis financieras con
costos económicos significativos serán eliminadas
algún día.
Es decir, mientras la economía mundial está al
borde de lo que el BIS?y otras autoridades económicas y
financierasadmite es una crisis con un potencial destructivo
al menos tan grande como el de la Gran Depresión, los pueblos
del mundo simplemente deberían aceptar pasivamente que
sus vidas van a quedar destrozadas.
Difícilmente conseguiríamos una prueba más
clara para la clase obrera mundial sobre la necesidad de llevar
a cabo una lucha política por un programa socialista internacional
que rescate a la humanidad del manicomio económico en que
la ha metido el capitalismo global.
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