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Viabilidad económica de las empresas en riesgo

Por Jean Shaoul
12 Enero 2008

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Este artículo apareción en nuestro sitio en su ingléss original el 2 de enero, 2008.

La prensa mundial ha concentrtado sus miras en las consecuencias económicas que los bancos han sufrido por dos razones: la reducción del crédito y a la crisis de capital líquido luego del colapso del mercado de hipotecas basadas en tasas de interés por debajo de la oficial. Esto ha resultado en que los bancos principales del mundo hayan perdido miles de millones de dólares en activos y busquen por otros lugares para balancear sus libros.

Pero casi nada se ha dicho acerca de cómo todo esto va a afectar a otras empresas, a sus trabajadores, y a la economía en general.

Una comunicación de prensa bastante corta pero sin precedentes, emitida por el Concilio de Informes sobre la Economía (FRC; siglas en inglés), que regula la información sobre la situación empresarial en el Reino Unido, muestra precisamente los íntimos vínculos que existen entre el sector financiero y la "verdadera economía" y como el impacto devastador que los mercados de finanzas mundiales afectará a las empresas británicas y al resto del mundo.

Paul Boyle, jefe ejecutivo de la FR,c se dirigió a las grandes empresas en la industria de la auditoría, la cual escrudiña las cuentas anuales de las empresas antes de presentarles con un documento que verifica la "salud" de sus negocios. Trató de usar un lenguaje ténico para encubrir el verdadero significado de sus palabras, pero no pudo esconder la enormidad de la crisis a medida que las empresas se acercan al final de sus años fiscales y preparan sus informes y cuentas anuales. Negar que había causa para entrar en pánico sólo sirvió para hacer hincapié a la alarma que ahora corre por los sectores más perspicaces de la ciudad.

Boyle declaró que la reciente crisis de crédito y la disminución del valor de instrumentos sofisticados, tales como los que se usan para colectar las deudas y comerciar con acciones y otros activos financieros, "significa que el peligro a la confianza en la información que las empresas proveen — y en los reglamentos que gobiernan a éstas — es mucho mayor de lo que ha sido durante varios años".

Boyle continuó con que el aumento de estos riesgos "exige este año una diligencia minuciosa por parte de los preparadores de cuentas, de los integrantes de los comités que se encargan de las auditorías, y de los auditores mismos. Si todos los integrantes de la cadena de reportaje llevan a cabo sus oficios debidamente y son diligentes acerca de sus deliberaciones, no hay razón para creer que las cosas no irán mal, pero obviamente los riesgos son peores de lo normal este año, aunque no estamos sugiriendo que haya causa para el pánico".

Boy le advirtió a las empresas que dependen del crédito a corto plazo que obtener crédito no va a ser muy fácil durante el período venidero. Debido a los niveles sin precedentes que la deuda empresarial ha alcanzado con motivo de no invertir en nuevas capacidades productivas, sino en actividades totalmente parasíticas (tales como las fusiones y las adquisiciones de otras empresas a precios grotescamente inflacionarios), muchas empresas se van encontrar en situaciones dificultosas."

Las empresas se verán forzadas a mantener récords minuciosos del valor de sus activos, los cuales incluyen no solamente activos rutinarios, tales como los bienes inmuebles, cuyos precios se espera van a disminuir, sino también activos cuyo valor ya ha disminuido vertiginosamente. Esto afectará no sólo a los sectores que proveen servicios financieros - el mayor sector en la Gran Bretaña - sino también a las empresas que comercian en bienes inmuebles y a las grandes cadenas de comercio principales cuyos sucursales consagradas al crédito han sido, por lo menos en varios casos, la mayor fuente de ganancias para sus negocios.

Cuando el valor de los activos subía de precio, las empresas podían usarlos como garantía para lograr aún mayores préstamos. Ahora, a medida que el valor de sus activos se desploma, conseguir préstamos probará ser mucho más difícil. La disminución de los activos se le restará a las ganancias.

Varias de las empresas que hoy día están entre las más endeudadas en la Gran Bretaña anteriormente pertenecían al gobierno: las industrias de la infraestructura, del transporte y de los servicios públicos. Debido el papel esencial que juegan, no se puede permitir que éstas caigan presas a la exigencia máxima del mercado: la bancarota. Ello significaría que el gobierno tiene que intervenir o los controles económicos, si es que existen, han de permitir que los precios suban por las nubes. No importa cual sendero se escoja, el público será el que tendrá que pagar.

El FRC ha hecho un llamado para que haya una "consideración detallada" de las deficiencias potenciales de los activos como primera inquietud de la contabilidad, así como también como para que una evaluación de los precios del mercado se haga con "el cuidado y diligencia debidos".

"El sector financiero ha recibido bastante atención, pero la manera en que se desenvuelve significa que las empresas que no pertenecen a ese sector podrían ser afectadas de manera que no son inmediatamente evidente. Queremos animarlas a que piensen bien acerca de las insinuaciones", dijo Boyle.

Añadió que los criterios de contabilidad para preparar los informes anuales dejan bastante campo para las "opiniones subjetivas," lo cual podría conducir a graves errores. "Es el tipo de cosa que la da mal nombre a los informes empresariales y queremos tratar de evitarlo".

"Los informes empresariales siempre contienen aproximaciones y cálculos, los cuales pueden presentar dificultades bastante problemáticas este año", advirtió.

Boyle también advirtió acerca de las reseñas sobre la economía, sector en los informes anuales consagrado al análisis entre sí de los jefes ejecutivos de las perspectivas para el año venidero, así como también las incertidumbres y riesgos que le esperan a los negocios. "No será muy convincente si, habiendo dificultades en el 2008, las empresas dicen, ‘Cuando nos despedimos la última vez no pensamos acerca de ello'", dijo Boyle.

Un encuesta reciente, llevada a cabo por la agencia de contabilidad, BDO Stoy Hayward, confirmó que varios sectores comerciales, compuestos de grandes y chicas empresas, han tenido dificultades para obtener crédito. Una minoría bastante grande de gerentes de finanzas fueron de la opinión que sus empresas no tienen suficiente acceso al dinero. Pero un asombroso 30% de los gerentes de finanzas dio a entender que nunca evalúan el impacto que las condiciones económicas actuales tienen sobre sus negocios. Más de un tercio había fracasado en hacer un análisis completo de la situación fiscal de sus negocios durante los previos seis meses.

Mike Prangley, socio en la restructuración empresarial de BDO Stoy Hayward, le dijo al periódico Guardian, "Varios ejecutivos muestran que no quieren aceptar que hay problemas. Esto es definitivamente causa para la alarma y sugiere que ciertos equipos de gerencia han metido sus cabezas en la arena, sobretodo con tiempos tan inseguros por delante".

La inquietud principal de FRC es el temor que muchas empresas no van a ser declaradas exitosas según la opinión de las juntas ejecutivas y los auditores de que los negocios andanbien y que tienen financiamiento durante los próximos doce meses a partir de la fecha en que las cuentas son finalizadas. Los auditores no pueden emitir una patente sanitaria basada en la contabilidad de la empresa sin certificar que es "negocio en marcha y rentable".

Muchas empresas se verán forzadas a buscar y encontrar fuentes adicionales de financiamiento bajo condiciones en q ue todo el mundo hace lo mismo. Ahí la razón por la cual los bancos centrales tomaron pasos sin precedentes para inyectarle liquidez a los mercados de finanzas. No es solamente la condición fiscal de los bancos que está en peligro, sino también la del sector empresarial.

Consciente de previos escándalos en la contabilidad que se originaron en haber escondido las verdaderas condiciones, la declaración de FRC ha sido una advertencia no muy sutil a las gerencias principales y a sus auditores: no hagan trampas con la contabilidad tal como otros habían hecho cuando el auge en la economía se desplomó. Todo intento de cubrir los peores efectos de la disminución del crédito pronto se descubriría, resultando así en otro escándalo en la contabilidad. En las circunstancias actuales, ello socavaría aún más la credibilidad de las ganancias de las empresas, a los organismos reguladores y, por lo tanto, a la posición de Londres como centro financiero de importancia internacional, que ya se tambalea luego del colapso de Northen Rock.

No obstante la FRC se expresa en nombre de la oligarquía, cuya única preocupación son las ganancias, deja bien en claro exactamente como de las empresas de Inglaterra se han convertido en entidades parasíticas: dependientes de artimañas financieras y de la contabilidad "creativa" en vez de consagrarse a la producción de productos y servicios para sus ganancias; y como ha tejido íntimas relaciones con el sector bancario. También deja claro el impacto devastador que la disminución del crédito va a tener sobre la vida cotidiana de la población a medida que empresas principales se desploman, desaparecen los empleos, suben los precios de las hipoptecas, aumentan las tasas de interés, y los bancos ejecutan las hipotecas de las viviendas.

Lo que la FRC más teme es lo que va a ocurrir luego del desplomo económico: la rebelión política por parte del pueblo trabajador en contra del programa económico neo-liberal que ha dominado a la política por casi tres décadas. Siempre que el capitalismo financiero pudiera ofrecer empleos — aún siendo éstos inseguros y de poca remuneración — y los medios para obtener crédito barato para comprar las necesidades básicas de la vida cuotidiana, no se enfrentaba a problemas políticos. Pero ahora toda una cadena de eventos ha sido puesta en moción por la crisis hipotecaria en los Estados Unidos, la cual amenaza con derribar las condiciones económicas que han sotenido el dominnio político de la oligarquía encabezada por los bancos y las empresas.

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