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Presidente chino recorre el "patio trasero" de los Estados Unidos

Por John Chan
30 de diciembre del 2008

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Este artículo apareció en nuestro sitio en su inglés original el 29 de Noviembre del 2008.

Las visitas del presidente chino Hu Jintao a Costa Rica, Cuba y su presencia en Perú para la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APE,c siglas en inglés) la semana pasada comprueban que Beijing se esmera en participar de manera más enérgica en la economía y la diplomacia en Latinoamérica.

En el 2006, el régimen chino emitió su primer documento programático para África en anticipación de una rápida expansión del comercio e inversiones en ese continente. El 5 de noviembre, justo antes del viaje de Hu, China emitió su primer documento programático para. Una delegación integrada por 600 personas lo acompañó, incluyendo doce ministros y muchos negociantes en un esfuerzo para expandir vínculos económicos con la región.

Como África que es rica en recursos, Latinoamérica se ha convertido en una mayor fuente de materias prima y un creciente mercado para las mercancías manufacturadas en China. Pero la creciente presencia de China sólo puede crear mayores tensiones con los EE.UU., que tradicionalmente ha considerado a la región como su "patio trasero." Europa y Rusia ya habían estado socavando la influencia predominante de Estados Unidos en Latinoamérica.

La Agence France Presse (AFP) reportó que Hu recibió una "bienvenida de héroe en cada parada", lo cual indica cuanto ha crecido la economía y la influencia de China. Con los EE.UU., Japón y Europa en recesión o entrando en ella, muchas de las economías latinoamericanas basadas en las mercancías consideran que China es uno de los pocos mercados con potencial de expansión. De acuerdo a The Economist, puede que China suponga la mitad de la expansión mundial el próximo año.

En un viaje anterior en el 2004, Hu prometió expandir el comercio de China con Latinoamérica a $100 mil millones para el 2010, objetivo superado en 2007. Aunque China sigue siendo solo el tercer socio comercial mayor de la región, detrás de los EE.UU. ($560 mil millones) y la Unión Europea ($250 mil millones), la expansión fue casi diez veces mayor que los $13 mil millones en el 2000. Se espera que este año el comercio entre China y Latinoamérica llegue a los $150 mil millones.

Quince países latinoamericanos le han concedido a China "posición de economía de mercado", estableciendo las bases para una serie de acuerdos sobre el libre comercio. Chile se convirtió en el primer país fuera de Asia en firmar un tratado de libre comercio con China en el 2005, después de que éste reemplazara a los EE.UU. como el socio comercial mayor de Chile. En su quinta visita a Beijing en octubre, el presidente venezolano Hugo Chávez aceptó en doblar los envíos de petróleo a China a 200,000 barriles por día. A cambio, China manufacturó y lanzó el primer satélite venezolano el 30 de octubre. Brasil, la mayor economía latinoamericana, es ahora el mayor abastecedor de hierro a China.

Para mostrar su compromiso de largo alcance, Beijing invirtió $350 millones en el Banco Interamericano de Desarrollo el mes pasado. Pero la inversión China en la región continúa siendo mínima: tan solo $1,89 mil millones en 2007 y total acumulado de $24,9 mil millones, mayormente en proyectos de infraestructura. La cifra es pequeña comparada a las inversiones acumuladas a largo plazo por el capital estadounidense y europeo en la región.

La presencia de Beijing va más allá de los intereses económicos. El YaleGlobal Online recientemente puntualizó que China calladamente se encuentra estableciendo vínculos militares con Latinoamérica. "Cuatro miembros de la destacada Comisión Militar Central de China han visitado el continente durante los últimos dos años — con mayor frecuencia que a cualquier otra región del mundo — mientras que un flujo constante de ministros de defensa latinos visita a Beijing. China también capacita a oficiales latinos en su academias militares y vende armas a países latinos", declaró YaleGlobal Online.

China y Taiwán han batallado políticamente por años para obtener la aceptación diplomática de los países centroamericanos y caribeños más pequeños. El año pasado Beijing convenció a Costa Rica que cortara sus relaciones con Taipei comprando $300 millones en bonos al gobierno del país. Sin embargo, 11 de los 23 países en el mundo que siguen reconociendo a Taipei y no a Beijing como el gobierno de China se encuentran en las Américas.

En Perú, Hu empujó por un acuerdo de libre comercio para asegurar mejor acceso a las materias primas de cobre y hierro. China ya había invertido $2,2 mil millones en un proyecto peruano para extraer 7 millones de toneladas de cobre. Con una reducción en el 90% de las tarifas sobre las exportaciones chinas al Perú, el acuerdo podría convertir a China, luego de entrar en vigencia el próximo año, en el mayor socio comercial del país. Farid Kahatt, experto diplomático de la Universidad Católica del Perú, le dijo a AFP que China nunca reemplazará a los EE.UU. en la región. Np obstante, añadió que "la atención de los EE.UU. le presta a la región nunca ha estado tan débil. Ahora es un buen momento para que China desafíe a la influencia de los EE.UU".

En Cuba, Hu llegó a un acuerdo para que La Habana exporte níquel y azúcar a China a cambio de la ayuda alimenticia. China es ahora el segundo socio económico mayor de Cuba. Durante las disputas sino-soviéticas durante las décadas de los 60 y 70, Cuba se viraba principalmente hacia Moscú. Pero después del colapso de la Unión Soviética en 1991, la asistencia económica, el crédito y el comercio de China ayudaron significativamente a sostener el régimen de Castro. Durante su último viaje, Hu la extendió a Cuba la segunda fase, equivalente a de $70 millones, de una oferta de crédito valorada en $350 millones para reparar los hospitales y la infraestructura en ruinas del país. Ahora mismo se encuentran en Cuba aproximadamente 1,000 estudiantes chinos, quienes aprenden el español.

Durante su encuentro con Hu, el líder cubano Raúl Castro alabó a Mao y rindió una interpretación de "El oriente es rojo", que aprendiera a cantar en 1953. Las relaciones sino-cubanas no tienen nada que ver con el socialismo. Mao y Fidel Castro ambos fueron pequeños-burgueses radicales nacionalistas que rechazaron el papel revolucionario de la clase trabajadora internacional a favor del guerrillerismo campesino. La evolución de esta perspectiva se ha vuelto transparente: dirigentes chinos ahora animan a los hermanos Castro para que aceleren la "reforma del mercado" tal como sucede en China. El obstáculo principal para La Habana es la continua hostilidad y el bloqueo económico de la isla por parte de Washington.

La creciente participación de China y otros países en Latino América está creando inquietudes en Washington. El Brookings Institution publicó un informe el lunes instándole al nuevo gobierno de Obama que le "preste atención" a Latinoamérica, inclusive que trate buscar el reestablecimiento de relaciones con Cuba. Aunque el documento no critica directamente a la Casa Blanca de Bush, éste indica que las relaciones entre EE.UU. y Latinoamérica yacen lánguidas debido a las preocupaciones de Washington con otras regiones. El resultado es que rivales de EE.UU. como China están ganando terreno en varios países.

La divergencia de entre EE.UU. y China exposiciones exhibió en la reunión de APEC en Lima la semana pasada. Sufriendo la mayor crisis económica desde la década de los 1930, el presidente estadounidense Bush repitió su llamado por el "libre mercado" para permanecer libre de regulaciones. Significativamente, Bush admitió el papel en crecimiento de Asia, diciendo: "Estamos siendo testigos de un dramático cambio de la historia a medida que el centro de la economía mundial cambia de lugar del Occidente al Oriente, del Atlántico hacia el Pacífico".

La reacción de Hu fue hacer un llamado para que se alteren las regulaciones mundiales y se establezca "orden económico internacional", punto de vista que concuerda con las perspectivas de los líderes Europeos, quienes también se encuentran desafiando el "modelo anglo-estadounidense". El periódico Australian, que por lo regular refleja cierta susceptibilidad australiana a las tensiones entre Estados Unidos y China, advirtió que "las diferencias entre EE.UU. y China socavan la posibilidad de actuar unida y mundialmente para resolver la crisis económica".

Rusia también interviene en Latinoamérica, parcialmente en reacción a las acciones de Estados Unidos en Europa Oriental, el Cáucaso y Asia Central. El presidente Dmitry Medvedev, junto con un grupo de negociantes rusos, visitó a Brasil, Cuba y Venezuela después de la cumbre APEC. Un grupo naval ruso, inclusive un crucero de propulsión nuclear, hará ejercicios conjuntos con la marina venezolana la próxima semana. Luego del conflicto de Georgia en Agosto, dos bombarderos estratégicos rusos Tu-160 aterrizaron en Venezuela para enviar el mensaje que Moscú puede intervenir en el "patio de atrás" de Washington. Rusia ha vendido $4,4 mil millones en armas al régimen de Chávez desde 2005.

El 24 de Noviembre el Russia Profile citó a Alexi Mukhin, director general del Centro de Información Política: "Washington ya ha logrado que Sudamérica se vuelva contra sí misma y está claro que no logrará rellenar los huecos muy pronto". Aunque Rusia le sigue a China en cuanto al comercio con Latinoamérica se refiere, la revista notó que Rusia "le lleva cierta ventaja a la Unión Europea, la cual se espanta si ha de comunicarse con las naciones generalmente anti estadounidenses y que se inclinan hacia el socialismo, tales como Venezuela, Cuba y Bolivia, con las cuales Rusia no tiene ningún escrúpulo para llevar a cabo relaciones comerciales".

Los varios regímenes nacionalistas Latinoamericanos como el de Hugo Chávez no son "socialistas" y tampoco se "inclinan hacia el socialismo", sino que representan a sectores de las clases dirigentes que se valen de China, Rusia y las potencias europeas para hacerle contrapeso el dominio tradicional de Washington. Washington, sin embargo, no tiene ninguna intención de renunciar su posición en la región y usará su poderío económico, político y, si es necesario, militar - el cual todavía es considerable — para defender sus intereses estratégicos en contra de sus rivales.

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