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Ministro del petróleo iraquí renuncia debido a las manifestaciones y al caos económico

Por Peter Symonds
16 Enero 2006

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Este artículo apareció originalmente en nuestro sitio en inglés el 9 de enero, 2006.

Los acontecimientos alrededor de la renuncia de Bahr Uloom, Ministro del Petróleo iraquí, el lunes pasado nos da una idea del caos económico y social creado por la ocupación de ese país por Estados Unidos.

El 19 de diciembre, solo días después de las elecciones nacionales, el gobierno decidió imponer grandes aumentos a los precios de los combustibles, y esa fue la decisión que directamente terminó en el reemplazo de Uloom. La presión de las manifestaciones y de la ira del público condujo a Uloom a criticar al gobierno por empeorar la situación de los pobres y por ser "anti democrático". Uloom primero fue obligado a tomar licencia, y luego renunció por completo.

Los precios de combustible, junto con el racionamiento del petróleo y las líneas que se forman, además de los miles de problemas cotidianos, han generado amplia frustración, ira y oposición en contra del gobierno y la ocupación por Estados Unidos. Pero el gobierno títere de Estados Unidos no tiene otra alternativa que seguir adelante. Fue el Fondo Monetario Internacional (FIM) que forzó a Bagdad a aceptar el aumento de los precios del petróleo a cambio de un plan por medio del cual se cancelaría hasta el 80% de la deuda que Irak le debe a las naciones acreedoras; deuda que llega alcanza los US$ 120.000.000.000.

Para el gobierno de Bush, esto significa beneficios por todos lados. Gran parte de las deudas está destinada a los rivales de Estados Unidos en Europa, mientras que los precios aumentados de combustible resultarán en mayor cantidad de dinero para el gobierno iraquí exactamente en el momento en que Estados Unidos está reduciendo su "ayuda a la reconstrucción".

Pero para la población iraquí, sin embargo, los aumentos de precio han sido un desastre. El petróleo importado saltó un 500% a 17 centavos (estadounidenses) el litro y el precio del petróleo producido localmente saltó 700% a 12 centavos el litro. Enormes aumentos similares también se dieron en el gas para cocinar, el diesel, y el queroseno.

Aunque estas cifras parezcan bajas comparadas internacionalmente, esos precios representan un aumento enorme cuando se les compara con los bajos precios que el régimen destituido de Hussein subvencionaba. Para muchas familias que ganan menos de US$ 100 al mes, este aumento en los precios para cocinar, la luz y la transportación es prohibitivo.

En una estación de gasolina en Bagdad, Abdul Qadr, maestro de profesión, iracundamente le dijo al Servicio de Prensa Internacional: "Esos bastardos que gobiernan a Irak son animales...Nuestro carro no es para divertirnos sino para sobrevivir. Lo que me gustaría decirle al nuevo gobierno es que al hacer esto ahora están excavando sus tumbas, y que deberían saber que el día llegará cuando todo el mundo se vengará de ellos".

Akram Mohamed, taxista, le dijo a la agencia: "¿Acaso somos responsables de abastecer a las fuerzas ocupadoras estadounidenses con el petróleo de nuestras refinerías? Esto es inaceptable a todo iraquí honorable". Haciendo constar que el aumento de precios se produjo justamente después de las elecciones nacionales, declara: "Es un regalo del gobierno después de las elecciones. Nadie quiere la responsabilidad de aumentar el precio de los combustibles y tienen miedo de anunciarlo".

Lo cierto es que Uloom no quería averiguárselas con tan amplia hostilidad. Aunque su desacuerdo con el FMI no se basaba en ningún principio, le instó al gobierno que pusiera el aumento de los precios en práctica de manera más gradual. Pero ni el FMI ni Estados Unidos estaban preparados para tolerar ningún retraso, y el gobierno de Jaffari obedientemente impuso los dictados de sus dos amos.

Luego de Uloom criticar la decisión, el gobierno de Bagdad lo obligó a tomar licencia compulsoria y nombró al Primer Ministro Asistente, Ahmed Chalabi, como Ministro del Petróleo. Chalabi, por largo tiempo títere de Estados Unidos y desfalcador declarado culpable, ahora se encuentra a cargo del muy lucrativo Ministerio del Petróleo.

Las protestas continúan. El 1ro. de enero, día antes de Uloom renunciar, fuerzas de seguridad iraquíes respaldadas por tropas estadounidenses, mataron a balazos cuatro manifestantes e hirieron dos otros en Kirkuk, pueblo al norte de Bagdad. Aproximadamente 300 jóvenes marcharon por la zona Rahim Awa de Kirkuk para protestar la falta de servicios básicos y los altos precios de los combustibles.

Escasez de combustibles

La cólera sobre el aumento de precios se ha complicado debido a la seria escasez de combustibles, el racionamiento y las largas líneas en las estaciones de gasolina. Irak posee las segundas mayores reservas de petróleo del mundo, pero la infraestructura de la industria está desbaratada luego de una década de sanciones económicas impuesta por la Organización de las Naciones Unidas, seguida por la invasión de Estados Unidos y los continuos ataques por parte de los luchadores anti-norteamericanos contra los oleoductos e instalaciones de petróleo.

El abastecimiento de petróleo a Bagdad desde las grandes refinerías en Baiji, en el norte de Irak, sólo fue restablecido la semana pasada luego de una huelga por de chóferes de camiones que rehusaron manejar sin seguridad adecuada. La refinería había cerrado en diciembre por 10 días luego que insurgentes armados amenazaron a los camiones transportadores de petróleo. Tan pronto la planta restableció sus actividades, dos convoys fueron emboscados el miércoles y el jueves, y la refinería fue forzada a cerrar sus puertas una vez más.

La refinería de Banji es apenas una de sólo dos que abastecen las necesidades de combustibles de Bagdad. La refinería Dora en Bagdad funciona actualmente a un 30% de su capacidad normal luego que uno de sus oleoductos principales fuera destruido en una explosión. La demanda de petróleo y diesel se ha ido por las nubes en la capital, de dos millones de litros a nueve millones de litros al día, en gran parte debido a que la infraestructura eléctrica del país también es completamente inadecuada, lo que ha forzado a familias y a pequeños negociantes a depender de pequeños generadores.

Las líneas que se forman en Bagdad y otras ciudades se han hecho más largas. El Capitán Akeel Rashid, comandante de una fuerza de seguridad que vigila una gran estación de gasolina en Bagdad, le dijo al New York Times: "La electricidad está muy mala ahora. La gente llega una vez por sus carros y una vez por sus generadores". El tiempo de espera normalmente solía ser 20 minutos, dijo, pero ahora es de dos horas o más.

En Basra, la amenaza de violencia ha forzado el cierre de todas las estaciones de gasolinas privadas. En una estación de gasolina del gobierno, el trabajador Sami Mehdi le dijo a la Prensa Asociada: "Trabajamos de día y noche, pero las multitudes siguen llegando. Algunos usan la violencia y la fuerza para conseguir el combustible y eso dificulta nuestro trabajo".

En diciembre, las exportaciones de petróleo crudo llegaron a su nivel más bajos desde la invasión encabezada por Estados Unidos en marzo de 2003: sólo 1.1 millones de barriles de petróleo crudo al día, o sea, la mitad del nivel durante el régimen de Hussein. La falta de capacidad para refinar significa que el país tiene que reimportar los productos petrolíferos finales a un precio que se calcula llega a US$ 6.000.000.000 al año. El petróleo importado se vende a un precio más alto que el producto local para aquellos que pueden pagar los precios, y existe un mercado negro muy lucrativo en productos petrolíferos.

Para el pueblo iraquí, los altos precios de combustible son solamente un aspecto de la catástrofe social ante la cual se ven a diario. La tasa oficial de desempleo es 28%, pero otros cálculos ponen esa cifra en el 56%, o sea, el doble. Un 25% de los iraquíes viven debajo del austero margen de pobreza de US$ 1 al día. Instalaciones de salud y educación son inadecuadas. Las redes de electricidad abastecen menos electricidad que antes de la invasión estadounidense; los residentes de Bagdad el mes pasado recibieron menos de seis horas al día de electricidad.

Todo esto ha engendrado una profunda hostilidad hacia la ocupación estadounidense y hacia sus colaboradores políticos locales que imponen el enorme peso de la crisis económica del país sobre los hombros del pueblo trabajador. Estas tensiones no dejarán de empeorar. Durante el próximo año, los precios de los combustibles se van a duplicar de nuevo a medida que el gobierno trata de reunir los requisitos del Fondo Monetario Internacional para que haya paridad con los precios del resto del Oriente Medio.

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