EN
INGLES
Visite el sitio inglés
actualizado a diario
pulsando:
www.wsws.org
Análisis
Actuales
Sobre
el WSWS
Sobre
el CICI
|
|
WSWS
: Español
Munich: El poder humanizador del arte
Por David Walsh
23 Mayo 2006
Utilice
esta versión para imprimir | Envíe
esta conexión por el email | Email
el autor
Esta crítica apareció en el WSWS el 30 de
diciembre de 2005. Publicamos esta traducción en castellano
hoy con motivo de que la versión DVD de la película
apareció hace poco. Es además una película
que, aunque tiene sus defectos, es de gran interés para
el público mundial.
Munich, dirigida por Steven Spielberg; guión
de Tony Kushner y Eric Roth, basado en el libro, Venganza, por
George Jonas.
Munich, la más reciente película de Steven
Spielberg, trata de los esfuerzos de un escuadrón de espías
israelíes para atrapar y asesinar a los líderes
palestinos que presuntamente planearon, durante los juegos olímpicos
en Munich en 1972, el secuestro y asesinato de once atletas israelíes.
A medida que el sangriento acto de venganza se desarrolla, los
integrantes del escuadrón comienzan a dudar de su misión
y a cuestionar la moralidad y eficacia de sus acciones.
Todos podemos tener sentir ambivalencias hacia esta cinta,
pero a fin de cuentas me parece una película honesta, relativamente
complicada, muy humana y, puesto que no le va a ofrecer ninguna
consolación a los que defienden el status quo, en Israel
o en cualquier otra parte del mundo, increíblemente extraordinaria.
Las hostiles y a veces verdaderamente violentas reacciones de
capas reaccionarias sugieren que Munich es una película
que requirió mucho valor para producir. Esta no fue una
cinta filmada para hacer dinero. Más que una persona célebre,
Spielberg tiene un punto de vista serio y, además, un gran
compromiso hacia a su arte. Esta última cualidad tiene
sus consecuencias. Siempre que el artista base su arte en en la
honestidad y la sinceridad, se ve obligado a escoger alternativas
que lo llevan más allá de los límites impuestos
por su propia filosofía sociopolítica.
En Munich Avner (Eric Bana) es agente de la Mossad,
hijo de un héroe de la guerra y ex guardaespalda de la
Primer Ministro, Golda Meir. Avner espera el nacimiento de su
primer hijo. Meir (Lynn Cohen) afirma que la tragedia de Munich
"cambia todo", palabras que obviamente recuerdan a la
retórica del gobierno de Bush luego de los ataques terroristas
del 11 de septiembre y de las cuales ahora se vale Meir para justificar
un plan para asesinar a los dirigentes palestinos que se encuentran
en varios rincones del mundo. Meir se basa en la siguiente filosofía:
"Todas las civilizaciones necesitan comprometer sus valores".
Le pide a Avner que dirija un escuadrón de la muerte,
que eventualmente incluye a Avner, al principio el más
joven y escéptico; Steve (Daniel Craig), sangriento sudafricano;
Robert (Mathieu Kassowitz), fabricante de juguetes belga judío
ahora a cargo de fabricar bombas; Hans (Hanns Zischler), anticuario
y experto en falsificación de documentos; y Carl (Ciarán
Hinds), cuya labor es "preocuparse" por todo y por todos
y no dejar ninguna pista.
El escuadrón, que no tiene ningún vínculo
oficial a Mossad, actúa con autonomía y comienza
su labor en Europa. Sin entrar en más detalles de lo necesario,
el grupo de Avner lleva a cabo una serie de acciones en Roma,
París, Chipre, Beirut, y Atenas. Al principio, Avner es
el más susceptible acerca de la naturaleza de la misión,
pero las experiencias cumulativas lo van endureciendo. Cuando
un integrante del escuadrón comenta cuan extraño
es "considerarse a sí mismo un asesino", Avner
cínicamente le replica, "En ese caso considerate alguna
otra cosa". Pero los eventos mismos comienzan a desgastarlo
y su coraza comienza a derrumbarse.
Avner y los otros comienzan a dudar la evidencia de que las
personas que tienen que asesinar son las que realmente planearon
la matanza en Munich. Todos menos el sudafricano, tipo fascista,
quien declara que la "única sangre que me importa
es la sangre judía". En contraste, Hans indica que
los palestinos no inventaron ni el derrame de sangre ni el terrorismo.
"¿Cómo creen ustedes que nosotros le sacamos
de su tierra en primer lugar?"
Mientras se encuentran en Atenas, Avner y su escuadrón
se hacen pasar por izquierdistas europeos e inesperadamente se
encuentran compartiendo un cuarto con un grupo de guardaespaldas
palestinos. Avner entra en conversación con uno de los
palestinosAlí (Omar Metwally)en uno de los
pasillos del edificio. Alí le dice que los "rojos
europeos" no comprenden que significa no tener territorio.
Dice Alí: "Nosotros podemos esperar para siempre.
Ustedes no saben lo que significa no tener territorio. Tener territorio
lo es todo". Los dos grupos comparten una misma ideología
basada en la tierra y la sangre.
Eventualmente, los palestinos se percatan de las actividades
del equipo israelí. Los cazadores son cazados. La duda
comienza a penetrar el grupo de Avner cada vez más. Sus
integrantes caen víctimas a varios ataques. Uno de ellos
parece suicidarse (luego de argüir que "el que nuestros
enemigos hagan mal no es causa para nosotros los judíos
el hacer mal también; se supone que nosotros somos los
rectos".)
En Israel, la madre de Avner (Gila Almagor), cuya familia fue
muerta a mano de los nazis, justifica las acciones de su hijo
sin saber precisamente lo que son, y defiende completamente la
fundación de Israel: "Tuvimos que apoderarnos de esta
tierra porque nadie nos la hubiese dado. No importa los sacrificios
pasados o futuros. Por fin poseemos un lugar en la tierra:
"Pero Avner, quien ha enviado a a su esposa e hija a Brooklyn,
no encuentra sosiego y llega a la siguiente conclusión:
"No habrá paz cuando esto termine". En un encuentro
en Nueva York con Ephraim (Geoffrey Rush), su jefe de la Mossad,
Avner otra vez exige pruebas de que los hombres asesinados habían
sido los responsables de la matanza en Munich. Recibe explicaciones
muy nebulosas y rechaza las súplicas de Ephraim.
La historia antes de Munich
Es posible encontrar muchas flaquezas con Spielberg y el escritor
principal del guión, Tony Kushner (Ángeles en
América). Aunque hay referencias a los orígenes
del estado de Israel, la película tiende a sugerir que
la historia de la violencia en la región comenzó
en Munich en 1972. En realidad, el establecimiento del estado
zionista de Israel requirió la expulsión de aproximadamente
800,000 palestinos. En 1946, los judíos eran dueños
de menos del 12% de la tierra de la región que se convirtió
en territorio israelí. Esa cifra aumentó al 77%
luego de la guerra de 1948-1949.
Los palestinos abandonaron sus tierras en gran parte debido
a miedo inculcado por la violencia zionista. En la famosa masacre
en Deir Yassin en abril, 1948, Menachem Begin y su grupo Irgun
masacraron a 250 hombres, mujeres y niños. Este episodio,
que recibió muchísima publicidad, tuvo la intención
de aterrorizar a los árabes y a despoblar a Palestina.
Durante un período de dos años, entre el 1947 al
1949, los zionistas destruyeron o despoblaron más de 400
pueblos árabes y sistemáticamente los reemplazaron
con comunidades judías. Por lo tanto, para 1972 masas de
palestinos habían pasado más de dos décadas
en condiciones miserables en campamentos para refugiados esparcidos
por toda la región. No hacía mucho que habían
recurrido a las armas en contra de la situación en que
se encontraban.
La matanza de los atletas israelíes fue una atrocidad
(todavía no se sabe cuantos fueron muertos por los palestinos
y cuantos por los francotiradores de la policía alemana),
pero en última instancia los verdaderos responsables de
esa violencia, fueron las autoridades zionistas y sus partidarios
en Washington y doquier.
Además, es lógico presumiry las investigaciones
aparentemente respaldan lasospechaque la decisión
que Meir tomó se debió solo parcialmente a los eventos
de Munich; que más bien éstos proporcionaron el
pretexto moral y político para que los israelíes
eliminaran a toda una capa de la dirigencia palestina, muchos
quienes no tuvieron nada que ver con el rapto de los rehenes durante
las Olimpiadas. Avner plantea este argumento durante la película,
pero de nuevo la alusión es efímera.
El concepto de una imperecedera superioridad moral judía,
de la cual el escuadrón de la muerte es representante,
es una noción nociva que hay que rechazar. El hecho que
importantes sectores de los intelectuales y proletarios judíos
se habían vinculado a movimientos sociales progresistas
(lo cual le dio gran ímpetu al anti semitismo de los nazis),
se debe a circunstancias socio históricas muy específicas
y no raciales'. Irónica y trágicamente, la
evolución de la sociedad israelí, con su racismo
oficial y opresión de los palestinos, ha destruido una
vez por todas, por lo menos en el sentido social, la idea que
los judíos son el "pueblo escogido". Sucede que
hay judíos ricos y judíos pobres, judíos
oprimidos y judíos opresores, judíos revolucionarios
y judíos pro fascistas, así como hay semejantes
categorías en todos los grupos étnicos en la faz
de la tierra.
Aún tomando todo lo anterior en cuenta, hay que decir
que Munich es considerablemente más que la suma
de todas sus obvias y no inesperadas limitaciones. Spielberg y
Kushner han logrado algo importante y de valor. La película
es como un dedo acusador contra la política de represalia
y venganza. Detalladamente muestra como los asesinatos de semejante
índole dejan las huellas más horribles para la víctima
y para el perpetrador. Que Spielberg siga esa línea sin
hacer excepciones sin duda enoja a sus críticos derechistas:
las víctimas también son seres humanos que mueren
en formas dolorosas y terribles. Todas las muertes son horribles,
inclusive, por supuesto, las de los atletas israelíes en
Munich. Spielberg y Kushner filman a cada víctima y cuidadosamente
la despachan. La muerte de la mujer asesina en Holanda es devastadora.
Es de las escenas más escalofriantes del cine reciente.
Esta película ha sido meticulosamente planificada con mucho
cerebro y sentimiento.
La película plantea esta interrogante: ¿cómo
pueden seres humanos como Avner y sus colegas proceder con semejantes
asesinatos, sobretodo si comienzan a dudar las razones oficiales
que los justifican? Según indican las notas de producción
de la película, los miembros del escuadrón comienzan
a preguntarse: "¿Quiénes son exactamente los
que estamos matando? ¿Puede justificarse? ¿Van nuestras
acciones a ponerle paro al terrorismo?" ¿No son estos
temas de gran importancia hoy, especialmente en Estados Unidos?
Si los adversarios "izquierdistas" de la película
creen que estas preguntas son insignificantes o que no valen la
pena, que se expliquen ellos mismos.
Críticos afirman que los integrantes que realmente formaron
parte de los escuadrones de la muerte de la Mossad (cuyos agentes,
casualmente, asesinaron en 1976 a un hombre totalmente inocente:
un inmigrante marrueco que vivía en Noruega) nunca sintieron
los escrúpulos de Avner y su equipo. Lo único que
uno puede contestarles es que debieron haberlos sentido. Esto
es algo que los artistas han contribuido, y es algo mucho a su
favor.
De todo modo, la existencia del movimiento de los miembros
de las fuerzas militares israelíes que rehusan participar
en la ocupación de los territories ocupados, que incluye
a más de 1,200 soldados y reservas, que han rehusado el
servicio en los Territorios Ocupados, revela que este es un tema
candente. Uno de un grupo de 27 pilotos de la Fuerza Aérea
israelí en 2003, que publicaron una carta que declara que
se rehusaban participar en las actividades militares en Cisjordania
y en la Franja de Gaza, le declaró a un reportero: "Algo
profundo quedó destrozadpo dentro de mí. No duermo
bien de noche. ¿Cuántos más tenemos que matar
para darnos cuenta que estamos cometiendo crímenes?"
¿No es éste Avner? Spielberg y Kushner evidentemente
son muy susceptibles a todo esto.
Spielberg ha hecho todo lo possible, a pesar de elementos pro
zionistas que lo han criticado, para afirmar su amor por Israel
y su dedicación a su existencia. Otra vez, esto es de esperarse.
Pero la película no ennoblece la causa zionista para nada.
¿Se supone que celebremos cada muerte violenta? Sólo
los elementos más depravadaos del público pensarán
así. No importa cuales hayan sido las intenciones del director,
Munich es una crónica de la trayectoria oficial
de la violencia y la criminalidad que sólo engendra mayor
y peor violencia.
Evidentemente, los sucesos del 11 de septiembre y sus consecuencias
retumban enormemente en la película. Un sector de los intelectuales
liberales estadounidenses ha concluido que los ataques terroristas
en Nueva York y Washington justifican las actividades más
siniestras y deplorables de la maquinaria estatal del gobierno
de Estados Unidos.
¡"Todo está justioficado!"
Y Spielberg y Kushner quieren dar una idea de la ideología
que hace que algunos israelíes y sus partidarios a través
de todo el mundo justifiquen la violenciay sus orígenes
históricoscontra los palestinos. Hay que prestarle
atención sobretodo a las palabras de la madre de Avner,
quien explica su llegada a Palestina luego del Holocausto: "Hicimos
lo que tuvimos que hacer y haremos lo que tendremos que hacer..."
Esta dureza trágica, cuyo origen tiene sus raíces
en los campos de concentración, se puede comprender y es
hasta trágica, pero es un punto de vista perverso y envenenado.
Existe una proporción de las víctimas que a duras
lograron escapar los horrores de Europa que llegó a la
siguiente conclusión: "¡No más con esas
tonterías acerca de la bondad humana! ¡Miren lo que
nos sucedió a nosotros! Nosotros sí sabemos lo que
es la humanidad: podrida y cruel. Bueno, nosotros también
podemos ser podridos y crueles. ¡Todo está justificado!"
En una terrible ironía del destino, algunas de las víctimas
del peor crimen de la historia absorbieron el mismo pensar de
sus atormentadores. Esta gente echan por la ventana al humanismo,
a la Ilustración, a las tradiciones del socialismo y al
pensamiento progresista. Hacen un nuevo llamado a la sangre, pero
esta vez es a la "sangre judía".
En un sentido muy doloroso, los israelíes y los palestinos
son víctimas de la historia, del Siglo XX y de sus decepciones.
Seguro que Avner no se deja llevar por la ambición o de
la venganza personal. Algo duro, severo y terrible se escapó
de los campos de concentración. La cara de su madre es
la cara de una mujer profunda e irreparablemente lastimada por
el pasado. Uno queda con la impresión que ese tipo de gente
siempre está tratando de convencerse a sí misma
con todas las fuerzas de su ser de que su causa tiene razón,
a veces, afortunadamente, sin éxito. Kushner explica que
Munich "fue convirtiéndose en la historia de
un hombre cuya decencia no lo iba a perdonar fácilmente".
El llamado zionista a la sangre y a la patria también
retumba en el movimiento nacionalista palestino. Cuando Alí
rechaza el programa de los "rojos europeos", el internacionalismo
y el socialismo, comparte la misma filosofía reaccionaria
degradante de los zionistas. Quizás sin darse cuenta, Munich,
pone el dedo en el renglón que el terrorismo, como método
de lucha para los oprimidos, es una callejón sin salida.
En ese nebuloso mundo del terrorismo y el contra terrorismo internacional
que la cinta representa, uno nunca sabe precisamente quien es
quien. Avner nunca sabe con certeza si la información que
recibe de "papá" y su grupo proviene de la CIA
, de la misma Mossad (con una apariencia oficialmente separada
de la actividades del escuadrón), de un sector del movimiento
palestino que quiere desquitárselas con otro sector, etc.
El terrorismo actual está inevitablemente relacionado
con la política del tribalismo y el comunalismo y, a fin
de cuentas, con los esfuerzos para poner presión sobre
las grandes potencias con el objetivo de lograr privilegios especiales
para esta o aquella burguesía o pequeña burguesía
nacional. En cambio, la lucha de la clase obrera por el socialismo
requiere la mayor franqueza, claridad, conciencia y participación
de las masas.
La derecha ataca
Fuerzas derechistas en Estados Unidos e Israel le han caído
encima a Munich como serpientes venenosas, sobretodo en
Estados Unidos. Como explica Michelle Goldberg en su artículo,
"La guerra contra Munich" (Spiegel Online),
la campaña comienza mucho antes que que la película
apareciera en los cines. Leon Wieseltier, crítico literario
de New Republic, revista liberal ferozmente pro zionista,
comenzó a atacar a Spielberg a principios de diciembre.
El "tedium" de la cinta, declara Wieseltier, "se
debe en última instancia a que, a pesar de toda la vanidad
de su coraje, la película se teme a sí misma. Está
empapada con la idea de querer ser igualmente justa con todo el
mundo". Continúa diciendo que "el guión
fue en su mayor parte escrito por Tony Kushner, cuya mano se puede
reconocer fácilmente en la calidad vulgar y esquemática
del trama y en algo más también. La película
no tiene a Israel en ningún rincón de su corazón...El
zionismo en esta película es simplemente anti anti semitismo.
Admite que el estado judío es necesario, pero la legitimidad
de esa necesidad es muy débil".
Wieseltier percibe la peligrosa aplicación de la película
a Estados Unidos pos 11 de septiembre, 2001. "La reacción
de Israel al [grupo terrorista palestino ligado a los atentado
de Munich] Septiembre Negro marcó el comienzo del contraterrorismo
contemporáneo, y es difícil uno no darse cuenta
que Munich es una parábola de la política
de Estados Unidos desde el 11 de septiembre". "Todas
las civilizaciones tienen que comprometer sus valores", dice
lugubriamente Golda Meir a principios de la película. Pero
la película proclama que los terroristas y los contraterroristas
son iguales. Uno de los hombres de Avner ( Daniel Craig) declara
que "¡Cuando aprendamos a actuar como ellos, los derrotaremos!"
. Peor aún, Munich prefiere prestarle mayor atención
al contraterrorismo que al terrorismo; o quizás cree que
ambos son la misma cosa. Esta es una opinión que sólo
la puede tener gente que no es responsable por la seguridad de
otros".
Es de presumir que la gente "responsable por la seguridad
de otros" son seres de la calaña de George W. Bush
y Ariel Sharon, dos de los principales piromaníacos políticos
del mundo.
David Brooks, columnista derechista del New York Times,
se plega a la defensa de Wieseltier del "contraterrorismo"
estadounidense e israelí y de la política de agresión
y represión en el Oriente Medio. Brooks afirma que Spielberg
no comprende al Oriente Medio muy bien porque niega la existencia
del mal tal como existe, y ese mal es el radicalismo islámico.
Brooks hace el siguiente comentario: "Debido a que él
no admite la existencia del mal tal como es, Spielberg no comprende
la realidad...En el Oriente Medio de Spielberg, la única
manera de lograr la paz es renunciando la violencia. Pero en el
Oriente Medio real, la única manera de lograr la paz es
por medio de la victoria militar contra los fanáticos junto
con un acuerdo entre los elementos razonables de cada parte".
Desde la seguridad de su escritorio en el Times, Brooks promulga
la solución más brutal y sangrienta.
Tan nerviosos se pusieron los críticos hostiles con
las insinuaciones de la película de Spielberg que comenzaron
a atacarla antes que se estrenara; cuando se estrenó su
película anterior, Guerra de los mundos, el julio pasado,
Edward Rothstein, también del Times, se quejó
de Munich simplemente basándose en rumores. "Se
dice", escribía el Sr. Rothstein, "que comienza
con la matanza en 1972 de los atletas olímpicos israelíes
por terroristas palestinos, en un ataque con ambiciones cuasi
marcianas. Pero los comentarios del Sr. Spielberg sugieren que
la analogía sera socavada: que las injusticias sufridas
por los agresores tendrán que ser comprendidas y las tácticas
de las víctimas tendrán que ser puestas en tela
de juicio". El columnista del Times no dejaba de agregar
que "quizás el concepto de terroristas con causa y
defensores con dudas también influyó la incomodidad
que también se siente en la película del momento
[Guerra de los mundos]". Deberíamos añadir
que a principios de semana, como se podía haber predicho,
Rothstein siguió con su propio ataque ignorante contra
Munich en las páginas del Times.
Esta campaña reaccionaria habla muy bien de Spielberg
y Kushner. Este último se ha descrito a sí mismo
como un judío "que cree en Dios pero que es también
un materialista histórico, un socialista, humanista y agnóstico.
Quiero que el estado de Isrel exista (porque ya existe)...y al
mismo tiempo...creo que la fundación del estado de Israel
fue para el pueblo judío una calamidad histórica,
moral, y política". Estas son las ambigüedades
que piden a gritos ser resueltas y que a la vez contienen la posibilidad
de conocimiento en oposición al "escuadrón
de la muerte" ideológico que Wielseltier, Brooks y
Rothstein representan.
¿Celebración de la maquinaria
asesina israelita?
Críticos árabes y de la izquierda también
han atacado a Munich. No niego que al punto de vista liberal
de la película se le puedan hacer muchas críticas.
Tiene serias omisiones en cuanto a la historia de Israel y el
sufrimiento de los palestinos. Pero sugerencias y comentarios
que Spielberg y Kushner no han producido otra cosa que una "celebración
de la maquinaria asesina israelita" son absurdos, sin valor
alguno. Quien sostenga esa postura demuestra que no se ha fijado
en las imágenes de la película y simplemente parte
de sus propios conceptos y de los cuales no se mueve.
A Munich la han acusado de que lo único que hace
es "humanizar a asesinos israelíes". Eso es totalmente
falso, pero de todos modos, el arte, alas, no tienen opción
sino humanizar. El arte serio no puede funcionar de ninguna otra
manera. Desempeñar a un ser humano sincera y profundamente
requiere un gran sentido de objetividad artística. ¿Qué
pedimos del artista? Precisamente que él o ella nos haga
susceptible a la personalidad y a la condición humana en
toda su complejidad. Si no es eso lo que buscamos, ¿entonces
qué? La gente que desea lo contrario de la humanización
quiere películas de propaganda, las cuales tienen un valor
muy limitado.
Nos dirán: ¡Ajá! ¡Así que
lo ustedes quieren es humanizar a Bush y a Sharon! Pero humanizar'
no es lo mismo que justificar'. Las acciones que Avner y
su grupo llevan a cabo son horribles y criminales, y la trama
hace que esto sea obvio a cualquier espectador sensible. Si los
eventos de la película no repelen al espectadorsi
el espectador los encuentra atractivos o de alguna manera atrayentesrecomendamos
que se ponga en manos de un psiquiatra. De todos modos, un agente
de Mossad no es lo mismo que los autores intelectuales de la política
imperialista. Hasta cierto punto, Avner también es víctima
de circunstancias históricas y a fin de cuentas reacciona
de acuerdo. Nos gustaría preguntarles a todos esos críticos
que acusan a Munich de ser una mera disculpa zionista:
basándose en sus propios conceptos, ¿qué
tipo de película realizarían ustedes?
Críticas de esta índole son iguales a las moralejas
vacuas de los liberales y los anarquistas. ¿No hemos de
filmar películas acerca de soldados estadounidenses en
Irak debido a los crímenes que se han cometido allí?
Esos soldados, aún los que cometen actos horribles, también
son víctimas del imperialismo. Si sus historias y los horrores
que ocurren no son representados, ¿cómo vamos a
inculcar repugnancia y vergüenza en las masas del pueblo
estadounidense?
Por supuesto que hay que ver y escuchar el punto de vista palestino.
Paradise Now [Paraíso ahora], dirigida por
el palestino Hany Abu-Assad, acerca de la conversión de
dos bombas-suicidas en los Territorios Ocupados, merece un público
mayor del que la verá en América del Norte. Una
película acerca de las víctimas de Deir Yassin,
o del destino de Qibya, pueblo jordano cuyos habitantes fueron
masacrados por la unidad 101 de Sharon en octubre, 1953, no estaría
de más.
Sin embargo, si los judíos, como pueblo de Israel, son
culpables de pecados tan tremendoscomo la población
de Estados Unidos lo es presuntamente en el caso de Irakes
decir, que ni siquiera pueden ser representados en obras de arte,
entonces llegamos a las conclusiones más pesimistas y desoladas.
Preferimos cien Munichs, con todas sus defectos, que dicho
pensamiento "izquierdista" tan disparatado y angustiado.
Spielberg tiene sentimientos instintivos por la historia. Su
próximo proyecto es acerca de Abraham Lincoln. El pueblo
estadounidense se radicaliza. Será difícil frenarlo.
Una vez que el pueblo comience a investigar ideas, la política
y la historia, la radicalización se hará cada vez
más contagiosa.
Regresar a la parte superior de la página
Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved |