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Grupo de Estudio sobre Irak destaca la crisis del imperialismo
norteamericano en Irak y el propio Estados Unidos
Declaración del Comité de Redacción
18 Diciembre 2006
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el autor
Esta declaración fue publicada en nuestro sitio en su
inglés original el 7 de de diciembre, 2006.
El informe del Grupo de Estudio sobre Irak (ISG), publicado
el miércoles, destaca la enormidad de la crisis no sólo
del gobierno de Bush, sino de todo el sistema político
de Estados Unidos. El contenido del informe y la extraordinaria
atención que la prensa le ha prestado muestran que la debacle
en Irak ha producido una crisis interna histórica en Estados
Unidos.
El informe detalla que la situación en Irak es implacablemente
deprimente, y el resumen ejecutivo que presenta comienza con que
la "situación en Irak es grave y se está deteriorando".
Sigue con la advertencia que la influencia de Estados Unidos en
el país ya casi no existe y que "ya no quedan muchas
posibilidades de triunfar".
Pero la desintegración del régimen que Estados
Unidos ha instalado en Bagdad contradice todas las declaraciones
de la Casa Blanca en cuanto al "progreso" hacia el "triunfo".
El informe advierte que los conflictos sectarios entre los sunnitas
y los chiítas aumentan cada vez más y podrían
"desatar el colapso del gobierno iraquí y una catástrofe
humanitaria".
La ocupación militar estadounidense rápidamente
se encuentra ante la oposición del pueblo, la cual aumenta
cada vez más. Los ataques a mano armada en octubre, 2006,
llegaron a un promedio de 180 al día, lo que significa
un aumento de 70 al día desde enero a principios de año.
(Como para hacerle hincapié a la violencia que sigue aumentando,
10 soldados estadounidenses fueron muertos el miércoles,
día en que se lanzara el informe. El total de soldados
muertos desde la invasión en marzo, 2003, es 2,918.)
El informe del ISG admite que la insurgencia contra Estados
Unidos es en su mayoría producto criollo iraquí:
"Se beneficia del conocimiento detallado que los participantes
tienen de la infraestructura de Irak. Las armas y el financiamiento
provienen principalmente de Irak. Los objetivos de los insurgentes
son diferentes, pero casi todos se oponen a la presencia de las
fuerzas estadounidenses en Irak". Los terroristas de Al Qaida
forman sólo una "pequeña parte de la violencia
en Irak".
Las condiciones de vida del pueblo iraquí son espeluznantes.
De acuerdo al informe, "El gobierno iraquí no es capaz
de proveer al pueblo los servicios básicos de electricidad,
agua potable, alcantarilla, servicios médicos y educación.
En muchos sectores, la producción está por debajo
o se acerca a los niveles que existían antes de la guerra".
El informe la atribuye este fracaso a la violencia, la corrupción,
el conflicto sectario, las debilidades económicas heredadas
del período durante el cual Estado Unidos bloqueó
al país, y a la desintegración de los tribunales
y cortes, el sistema bancario y otras instituciones civiles.
El informe hace notar que casi 1.8 millones de iraquíes
se han refugiado en países vecinos, y 1.6 millones han
sido desplazados dentro del país mismo; sin embargo, no
dice nada acerca la cantidad de muertos, que el mes pasado se
calcula llegaron a 655,000 según un estudio conducido por
la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Johns
Hopkins.
El costo para Estados Unidos también ha sido monumental:
casi 3,000 soldados muertos, 20,000 heridosmuchos seriamente
o psicológicamente turbadosy más de $400.000.000.000
derrochados en tratar de convertir a Irak en un protectorado norteamericano.
Los miembros del Grupo repetidamente se mostraron preocupados
porque la debacle en Irak estaba desestabilizando a Estados Unidos
políticamente, alentando los sentimientos anti bélicos
contra el gobierno de Bush y cada vez más en contra de
la clase gobernante en general.
El informe declara: "Los problemas que siguen en Irak
podrían causar una polarización aún mayor
en Estados Unidos. El 60% de los ciudadanos desaprueban de la
manera en como el gobierno conduce la guerra, y más del
60% que no existe ningún plan para seguir adelante. Se
considera que las elecciones de noviembre fueron un plebiscito
sobre el progreso en Irak".
Militantes del Partido Demócrata que pertenecen al ISG
enfatizaron el impacto de la guerra sobre los asuntos internos
del país. En una conferencia de prensa luego de la publicación
del informe, así como también en entrevistas de
prensa que tomaron lugar después, el co presidente Demócrata
del grupo, Lee Hamilton (ex representante), declaró que
la estabilidad política de Estados Unidos se enfrentaba
a un peligro semejante al de las divisiones causadas por la Guerra
de Vietnam en la década de los 1960 y a principios de los
1970, y la Guerra Civil de Estados Unidos [1861-1865].
Hamilton advirtió que las divisiones acerca de la guerra,
sobretodo la división entre los políticos de la
clase dirigente en Washington y las masas del pueblo, han llegado
a tal punto que puede que el país pronto sea ingobernable.
Para que semejante consecuencias no sucedan, dijo Hamiltony
en esto los respaldaron otros Republicanos y Demócratas
del Grupoera necesario lograr un consenso de los dos partidos
sobre Irak y abandonar la postura individualista del gobierno
de Bush.
Los integrantes del panel claramente se mostraron muy consternados
con que si no hay cambios dramáticoso por los menos
la apariencia de cambiosla profunda pero latente oposición
a la guerra en Estados Unidos podría surgir de una manera
política explosiva y radical, tal como en la Guerra de
Vietnam.
Semejante desarrollo hoy tendría consecuencias de alcance
e influencia mucho mayor en Estados Unidos y a nivel mundial por
dos razones. En primer lugar, las tensiones sociales y económicas
dentro de Estados Unidos van más avanzadas. En segundo
lugar, la economía mundial se encuentra en una situación
mucho más precaria que en los 1960. Ya existen indicios
que el sistema económico de Estados Unidos se está
desenlazando: caen los precios de las viviendas y los pedidos
para la construcción de la vivienda y las mercancías
durables; las bancarrotas de individuos y las ejecuciones de hipotecas
han aumentado hasta subir por las nubes. La caída estrepitosa
del dólar en los mercados de divisas internacionales en
un índice muy revelador de la crisis económica de
Estados Unidos y de la inestabilidad económica mundial.
El lúgubre asesoramiento del informe en cuanto a la
situación en Irak y las insinuaciones para el imperialismo
estadounidense, no sólo en el extranjero sino también
dentro de sus propias fronteras, confirma la prognosis que el
World Socialist Web Site y el Partido Socialista por la Igualdad
hicieran a pocas horas de Estados Unidos invadir a Irak. El 21
de marzo, 2003, el WSWS publicó una declaración
de David North, presidente del Comité de Redacción
del WSWS y secretario nacional del PSI, que decía:
"No importa en que resulten las etapas iniciales del conflicto
que ha empezado. El imperialismo estadounidense tiene su cita
con el desastre. No puede conquistar al mundo. No puede reimponer
las cadenas coloniales sobre las masas del Oriente Medio. No va
a encontrar, por medio de la guerra, una solución viable
a sus males internos. Más bien las dificultades que no
ha previsto y la resistencia que la guerra ha engendrado intensificarán
todas las contradicciones de la sociedad estadounidense misma".
El informe del ISG sugiere que la Casa Blanca y el Congreso
tomen toda una serie de iniciativas tácticas para rescatar
al imperialismo estadounidense de su fracaso militar en Irak.
Estas medidas son, en gran parte, de carácter político
y diplomático: abrir negociaciones con Siria e Irán,
que son los dos países vecinos de mayor influencia en Irak;
renovación de la diplomacia en el conflicto entre Israel
y los palestinos; y poner presión a varios grupos sectarios
y étnicos en Irak con fin de lograr la "reconciliación
nacional".
[El informe] explícitamente rechaza la importancia que
el gobierno de Bush le ha dado a la solución puramente
militar; solución principal de sus esfuerzos durante los
últimos cuatro años. Se opone a todo aumento substancial
de la presencia militar estadounidense en el país y declara
que "No hay ninguna acción única que las fuerza
militares puedan tomar para triunfar en Irak".
Al contrario. El Grupo de Estudio sobre Irak aboga por una
reducción del papel militar de Estados Unidos, con el retiro
casi total de las tropas de combate norteamericanas para el 2008.
Al mismo tiempo aboga por el aumento de tropas que participan
en la capacitación de las fuerzas iraquíes y el
mantenimiento indefinido de diez de miles de soldados estadounidenses
en el país.
El panel concluye que la mayoría de las fuerzas de combate
de primera línea deberían ser retiradas gradualmente
de Irak porque "el acuerdo con Irak de proveerle fuerzas
terrestres continuas al nivel actual no permite reservas para
otras eventualidades".
El informe continúa con que Estados Unidos debería
"proveer apoyo militar, político y económico
adicional a Afganistán, incluyendo recursos que podrían
ser disponibles a medida que la tropas de combate se retiran de
Irak". Además de Afganistán, las tropas estadounidenses
podrían necesitarse "para otras eventualidades de
seguridad, inclusive aquellas relacionadas con Irán y Corea
del Norte".
El informe no analiza para nada las causas o quien es responsable
por esta catástrofe. Los diez integrantes del Grupo de
Estudio sobre Irak cinco Demócratas y cinco Republicanos,
todos veteranos con décadas de servicio al estado norteamericano,
a las grandes empresas y al sistema basado en dos partidosintencionalmente
evitaron semejante análisis, el cual señalaría
a los responsables por hacer decisiones en el gobierno de Bush.
Vale la pena notar, sin embargo, que el GEI no hace ninguna
referencia a las razones del gobierno de Bush dio durante el período
antes de lanzar la guerra. El informe no menciona las armas para
la destrucción en masa, ni la "guerra contra el terrorismo".
Sólo menciona la democracia una vez (en contraste a las
muchas veces que invoca la "estabilidad" como objetivo
de la política de Estados Unidos).
Pero el informe sí reconoce que uno de los intereses
principales de Estados Unidos es el petróleo iraquí,
al cual le consagra toda una sección, inclusive recomendaciones
que "el gobierno de Estados Unidos provea asistencia técnica
al gobierno iraquí para preparar un proyecto de ley que...pueda
crear una estructura legal y fiscal para las inversiones".
Y otra recomendación: "Estados Unidos debería
alentar a la comunidad internacional y a las empresas energéticas
internacionales a que inviertan en el sector petrolífero.
Estados Unidos debería asistir a los dirigentes iraquíes
a reorganizar la industria petrolífera nacional como negocio
comercial". Es decir, convertirla en empresa privada y vender
las vasta reservas petrolíferas de Irak, las segundas mayores
del mundo, para beneficio de las empresas multinacionales.
El informe ofrece una última recomendación: incluir
el costo de la guerra en el presupuesto anual., empezando con
el año fiscal que ahora empieza y para el cual Bush debe
presentar un plan a principios de febrero. El informe declara:
"El costo de la guerra en Irak debería incluirse en
el presupuesto que el presidente solicita anualmente, comenzando
con el año fiscal 2008. La guerra ya está en su
cuarto año, y el proceso normal para la adopción
del presupuesto no debería ser burlado".
A pesar del lenguaje que le insta al Congreso llevar a cabo
su "responsabilidad constitucional" para manejar los
gastos del gobierno, esta recomendación no tiene nada que
ver con restringir un poder ejecutivo desenfrenado. El gobierno
de Bush ha usado el proceso de apropiaciones basado en emergencias
para gastar dinero en las guerras de Irak y Afganistán
sin tener que exigir reducciones en gastos internos directamente
vinculados al costo de esas guerras. El plan que el ISG ofrece
inmediatamente conduciría a la drástica reducción
de los gastos destinados a cubrir las necesidades sociales.
La reacción de la Casa Blanca a la publicación
del informe del ISG es de no comprometerse con nada, excepto que
Bush ha prometido repasar sus recomendaciones y responder en varias
semanas. Los Senadores John McCain y Joseph Lieberman, Republicano
y Demócrata, respectivamente, atacaron el informe con ferocidad,
ya que ambos son ardorosos partidarios de enviar más tropas
a Irak.
Los dirigentes Demócratas por lo general alabaron el
informe, y en menos de 24 horas luego de la publicación
el Senado aprobó, por un voto de 95 a 2, la nominación
del ex director de la CIA, Robert Gates, como Ministro [Secretario]
de Defensa. Gates reemplaza a Donald Rumsfeld. El voto tomó
lugar solo un día después de Gates rechazar todo
retiro substancial de tropas estadounidenses de Irak cuando presentó
testimonio ante el Comité de los Servicios Armados del
Senado. (Los dos senadores que votaron "no" fueron Republicanos
derechistas que se opusieron a Gates porque en el pasado éste
ha apoyado negociaciones directas entre Estados Unidos e Irán.)
La aceptación de los Demócratas de un informe
que aboga por la continuación indefinida de la ocupación
militar de Irak por parte de Estados Unidos muestra el desprecio
que este partido le tiene a los millones que expresaron su oposición
a la guerra cuando votaron el 7 de noviembre. Esto enfatiza una
vez más que el Partido Demócrata es un partido de
la clase gobernante de Estados Unidos, comprometida a la defensa
de los intereses del imperialismo yanqui.
Las protestas y las presiones contra el Partido Demócrata
no van a transformar a este partido de las grandes empresas en
vehículo de oposición a la guerra en Irak. La lucha
contra la guerra imperialista requiere la formación de
un movimiento político independiente de la clase trabajadora
que se oponga a la aristocracia oligárquica de Estados
Unidos y a ambos partidos en que ésta se basa.
El partido Socialista por la Igualdad es el único partido
que lucha para formar un movimiento de las masas trabajadoras
en contra del sistema socio político en el que vivimos.
Exigimos el retiro inmediato de todas las fuerzas militares estadounidenses
y extranjeras de Irak y Afganistán, y repudiamos toda la
esencia de la política exterior de Estados Unidos, que
consiste en defender los intereses y ganancias mundiales de las
empresas norteamericanas.
Exigimos, además, que se tomen medidas para que se les
acuse y se les enjuicie como criminales a todos los responsables
de los crímenes históricos perpetrados contra el
pueblo iraquí durante la invasión ilegal y ocupación
estadounidense, incluyendo a Bush, Cheney, Rumsfeld, Rice y el
resto de la camarilla bélica del gobierno, así como
también a sus cómplices en la dirigencia del Partido
Demócrata y los conglomerados de prensa que sirvieron como
cadenas de publicidad para la propaganda y mentiras del gobierno.
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