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Congreso sobre el septuagésimo aniversario de la Guerra
Civil Española se celebra en Madrid
Por Bill Van Auken
5 Diciembre 2006
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El Congreso que se celebró en Madrid durante tres días
de la semana pasada con motivo del 70avo aniversario del comienzo
de la Guerra Civil Española fue de los mayoresy mejores
asistidosacontecimientos intelectuales en España
que se han dado en los últimos tiempos.
Durante tres días, casi 200 eruditos presentaros sus
estudios en casi 40 talleres educativos diferentes. Sesiones públicas
nocturnas, dirigidas por destacados historiadores españoles
y extranjeros, llenaron el auditorio del Círculo de Bellas
Artes ubicado en la capital española.
El interés del pueblo en esta conferencia refleja claramente
que en España la situación política se intensifica
cada vez más, pues es un país donde todavía
los problemas que surgieron a causa de los crímenes perpetrados
por los militares y los fascistas 70 años atrásy
luego por las cuatro décadas de la dictadura de Francisco
Franco que siguierontodavía no se han resuelto y
han llegado a convertirse en tema principal de debates muy amargos.
Pocos días antes del congreso, los arzobispos españoles
lanzaron una misiva muy provocadora atacando al gobierno del Partido
Socialista, la cual declaraba en parte que:
Nuestra historia reciente es más agitada y convulsa
de lo que sería deseable. Una sociedad que parecía
haber encontrado el camino de su reconciliación, vuelve
a hallarse dividida y enfrentada. Una utilización de la
memoria histórica, guiada por una mentalidad selectiva,
abre de nuevo viejas heridas de la Guerra Civil y aviva sentimientos
encontrados que parecían estar superados.
El documento se refiere a la bestial y represiva dictadura
de Franco simplemente como el régimen político
anterior...de cuarenta años de duración. Pero
ni en este documento ni en ningún otro lugar ha admitido
la jerarquía de la Iglesia Católica española
su responsabilidad como cómplice del golpe de estado encabezado
por el mismo Franco; golpe que, como cruzada religiosa, fomentara
la represión militar del pueblo trabajador del país.
La intervención de los cleros es una reacción
a la exigencia popular, que cada día se intensifica más
y más, para que se investiguen los crímenes de la
dictadura, que asesinó y encarceló a cientos de
miles luego que Franco triunfara en la guerra civil. Durante las
últimas semanas, los parientes de las víctimas han
desenterrado los cadáveres de casi 1,000 personas que fueron
ejecutadas y lanzadas en fosas comunes.
El gobierno del Partido Socialista del Primer Ministro José
Luis Rodríguez Zapatero ha reaccionado con la propuesta
conciliatoria de la ley de la memoria histórica,
la cual ha provocado la cólera de la derecha a la vez que
ha fracasado en satisfacer las exigencias por la justicia por
parte de los sobrevivientes de las víctimas de la dictadura.
Los estudios que se presentaron ante el congreso se dirigieron
a varios temas, inclusive los antecedentes de la guerra, la intervención
extranjera, las condiciones militares, sociales y económicas,
el papel de la iglesia, la represión, el exilio y el impacto
del conflicto sobre la literatura, el arte y el cine y como éstos
lo han reflejado.
Aunque la cantidad de tesis que se presentaron ante el congreso
incluyó estudios valuables del impacto de la guerra sobre
diferentes regiones y esferas sociales, otros reflejaron la tendencia
post modernista en el mundo académico internacional de
encontrar explicaciones de los acontecimientos históricos
en explicaciones psicológicas basadas en géneros
sexuales o en la identificación étnica. Lo que faltó
- casi sin excepción - fue el análisis de cuestiones
políticas de carácter más universal, tales
como el carácter revolucionario de la lucha de clases en
España durante la década de los 1930; los conflictos
sociales y políticos internos del bando Republicano; y
el índole de la política soviética en relación
a la Guerra Civil Española.
El tono intelectual del congreso lo selló Jorge Semprún,
quien pronunció el discurso principal de la sesión
de apertura. Semprún, ex militante del Partido Comunista
Español, fue expulsado de la organización estalinista
en 1964 y durante un período fue Ministro de Cultura de
España. Se le conoce no sólo por sus escritos basados
en sus propias experiencias como militante de los movimientos
de resistencia anti nazi francés y español, sino
también como prisionero del campo de concentración
en Buchenwald. También ganó nominaciones de Óscares
por sus guiones para las películas Z y La guerre
est finie.
El propósito principal de las palabras de Semprún
fue desafiar la siguiente aseveración: el golpe franquista
resultó porque los sectores de la clase gobernante española
que se mostraron decisivos se percataron que la clase obrera les
amenazaba con la revolución social.
Declaró que La idea que la insurrección
fascista era una reacción contra una revolución
bolchevique es una de las cosas más absurdas que se ha
escrito en castellano.
Semprún inicialmente dirigió su acusación
contra lo que el llamó el revisionismo pseudo histórico,
por lo que se refería a los apologistas derechistas de
Franco Pío Moa y César Vidal. Semprún insistió
que la guerra contra las fuerzas de Franco fue una guerra
justa en defensa de un régimen parlamentario
legítimo y la justicia social.
Ataque contra Trotsky y la defensa del estalinismo
en España
No obstante, siguió con la declaración que la
tesis de Trotsky - que la guerra civil se habría ganado
si la revolución no hubiera sido traicionadahabía
sido falsa. Aseveró además que la política
de Stalin y el Partido Comunista Español también
había sido correcta, aún cuando los métodos
que se emplearon para ponerla en prácticaasesinatos
y la represión en masa contra oponentes izquierdistas y
sectores radicalizados de la clase obrera fueron infames.
Aunque admitió que Stalin se había obsesionado
con Trotsky y con enviar al agente estalinista español
Ramón Mercader a México a asesinar al líder
revolucionario en 1940, Semprún insistió que en
1936 Stalin había tenido la razón puesto que la
guerra en España no fue una revolución socialista,
sino una defensa de la democracia.
Este ataque abierto contra el trotskismo y la defensa de la
políticapara no mencionar los métodosde
la contrarrevolución estalinista, lanzado al comienzo del
congreso sobre la Guerra Civil Española, co auspiciado
por el Ministerio de Cultura, fue explícitamente de carácter
político más bien que historiológico.
La declaración que ninguna situación revolucionaria
existía en España durante el período justamente
antes de la guerra civil sirvió de prefacio a otra conclusión
de Semprún: que ambosla guerra civil y la victoria
del golpe militar-fascista de Franco - fueron inevitables.
Varios de los destacados historiadores que se presentaron ante
la conferencia repitieron esencialmente el mismo tema; la mayoría
mostraron una pronunciada tendencia a descartar la posibilidad
de una revolución socialista en España durante los
1930. Aunque correctamente criticaron con dureza a los gobiernos
de Francia e Inglaterra por rehusar armar o apoyar a la República
en contra del golpe fascista, trataron la política del
régimen soviético con guantes de seda. Basaron su
análisis de la relación entre el gobierno Republicano
y la burocracia estalinista en la Unión Soviética
solamente desde el punto de vista de los abastecimientos militares
soviéticos más bien que del papel contrarrevolucionario
del estalinismo en España y sus consecuencias catastróficas.
Junto con esta tendencia que no aceptaba ninguna crítica
de la política del gobierno Republicano y de la burocracia
estalinista también se presentó un sorprendente
silencio casi total acerca del papel del POUM (Partido Obrero
de Unificación Marxista), partido que contaba con una militancia
de aproximadamente 40,000 trabajadores en Cataluña y que
se convirtiera en uno de los blancos principales de la represión
estalinista.
Cuando un historiador italiano, Gabriele Ranzato, de la Universidad
de Pisa, sugirió en una de las sesiones públicas
principales que la razón por la cual Inglaterra y Francia
habían rehusado dar semejante ayuda fue porque se percataron
que en España existía una amenazaque el poder
caía en las manos de las masas armadas y que
la rebelión de Franco había desencadenado
la revolución que él quería prevenirfue
criticado ferozmente por integrantes del panel.
El único participante que abiertamente se opuso a la
perspectiva presentada durante la sesión de apertura fue
Anne Talbot, historiadora y corresponsal del World Socialist
Web Site. El WSWS había sido invitada a presentar una
comunicación ante el congreso.
El trabajo de Talbot, titulado, La España Republicana
y la Unión Soviética: La política y la intervención
extranjera en la Guerra Civil Española, 1936-1939,
trata de establecer que la relación entre el gobierno Republicano
español y la burocracia estalinista surgió de la
refundición de intereses paralelos.
Se estrangula la revolución social
en España
Por su parte, la burguesía Republicana española
no sólo deseaba armas soviéticas para combatir a
Franco, sino también el respaldo de la autoridad y el prestigio
de Moscú para hacerle frente al movimiento revolucionario
de la clase obrera española y suprimirlo.
En cuanto a Stalin y la burocracia, desde el punto de vista
de la política extranjera soviética, querían
limitar la expansión del fascismo alemán e italiano.
Aún más importante para la burocracia, sin embargo,
era impedir una revolución exitosa en España, bajo
condiciones en que ferozmente purgaba y suprimía a los
cuadros revolucionarios e internacionalistas que se identificaban
con Trotsky. Lo que la burocracia y la burguesía Republicana
española compartían era el gran interés de
estrangular la revolución social que nacía
en España.
El estudio de Talbot se basaba en material obtenido de los
archivos soviéticos, británicos y estadounidenses
que demuestran no solo lo consciente que estaban los centros imperialistas
y moscovita de la situación revolucionaria en España,
sino el miedo que sentían. Este material también
confirma la campaña de los estalinistas para aplastar este
movimiento y restaurar la propiedad privada y el poder del estado
burgués.
La razón fundamental de la derrota a manos del
fascismo fue que la Unión Soviética destruyó
la fuerza social que nutría a la resistencia militar,
era una de las tesis de su estudio.
Al presentar su estudio, Talbot hizo notar que toda su tesis
había sido atacada durante su informe de apertura al congreso.
En semejantes situaciones, a uno le quedan dos alternativas:
o hace uno sus maletas y se larga o se queda uno y entra en la
lucha. Dejó bien claro que había optado por
la segunda alternativa y que no se engañaba que su postura
no iba a provocar controversia y ataques.
Esto pronto fue confirmado durante la sesión de preguntas
y respuestas en la cual Ángel Viñas, destacado historiador
español, desafió el estudio. Viñas, además
de sus intereses académicos y haber escrito varios libros
sobre la Guerra Civil Española, es una de las figuras importantes
del gobierno español. Ha sido funcionario de varios ministerios,
así como también del Fondo Monetario Internacional
y embajador de la Comisión Europea ante las Organización
de las Naciones Unidas.
Viñas, quien se ha autodenominado admirador del papel
llevado a cabo por el presidente Juan Negrín, acusó
a Talbot de que el tema que quería tratar era una
guerra ideológica, no la Guerra Civil. También
desafió la manera en que Talbot hizo uso de sus documentos,
refiriéndose específicamente a la obra de Burnett
Bolloten, quien cubriera la Guerra Civil Española como
corresponsal de la UPI. De acuerdo a Viñas, Bolloten, quien
había sido simpatizante del Partido Comunista antes de
presenciar como la revolución española había
sido traicionada, era un escritor desacreditado, pues había
basado sus escritos no en material archivado sino en noticieros.
Ésto a pesar de que Bolloten había sido testigo
a los acontecimientos mismos.
También hizo la acusación de que los documentos
citados provenientes de los archivos soviéticos, inclusive
un informe inicial muy ansioso del representante de la Comunista
Internacional en España que los trabajadores se habían
apoderado de casi todos los medios de producción y que
la maquinaria del estado o se destruye o está paralizada,
eran selectivos y engañosos. También incluyó
documentos exigiendo que los trotskistaspalabra
que Moscú usaba para describir al POUM y casi a toda oposición
izquierdista - tenían que ser destruidos y liquidados.
Que semejantes órdenes se enviaran durante el período
de los Juicios de Moscú y del baño de sangre contra
los elementos revolucionarios en la URSS misma, no le deja ningún
campo a la interpretación errónea.
Viñas por fin desafió a Talbot cuando ésta
citó un documento que Moscú envió justamente
tres semanas antes de los cruciales eventos de mayo, 1937, en
Barcelona, en los cuales se le hizo un llamado a los agentes estalinistas
locales para que apuraran y provocaran una crisis
en el gobierno. Talbot declaró que este documento tendía
a comprobar las acusaciones que el POUM y los anarquistas habían
hecho que los estalinistas intencionalmente habían provocado
una confrontación y levantamiento con tal de inventar un
pretexto para lanzar una feroz supresión de la izquierda.
En pocas semanas, el POUM había sido declarado fuera de
la ley y su dirigente máximo, Andrés Nin, arrestado,
torturado y asesinado.
Viñas declaró que él mismo había
analizado los documentos en los archivos del espionaje militar
soviético y ninguno de ellos comprobaba que Moscú
había participado en la provocación de los eventos
en Barcelona.
Talbot respondió defendiendo la validez de los documentos
que había citado y declaró que Viñas seriamente
había menospreciado el significado de la lucha de la burocracia
estalinista contra el trostkismo.
Un integrante del público también desafió
a Viñas al expresar que había quedado atónito
al oir que el profesor había rechazado que la burocracia
estalinista había sido responsable por la represión
en Barcelona. Citó los secuestros y asesinatos sistemáticos
de los trotskistas y otros oponentes socialistas del estalinismo
que la policía secreta estalinista llevó a cabo
en España, no sólo de Nin, sino también del
secretario de Trotsky, Erwin Wolf, el socialista austriaco, Kart
Landau, y muchos otros. España era el campo donde
la contrarrevolución estalinista se podía someter
a prueba, dijo él.
Añadió que el papel de la GPU-NKVD, la policía
secreta estalinista, había sido bien documentada, inclusive
el testimonio de Alejandro Orlov, oficial de enlace de la NKVD
con el gobierno Republicano.
El congreso terminó el viernes en la noche con una sesión
llena de público a la cual se dirigieron el veterano historiador
Gabriel Jackson, de Estados Unidos, y el historiador español
y convocador del congreso, Santos Juliá.
Jackson comparó los niveles de crueldad humana
alcanzados durante la Guerra Civil Española y el período
luego de Franco asumir el poder con la actual situación
de Iraq. Habló por largo tiempo acerca de la importancia
de los valores universales y conceptos de los derechos humanos
establecidos durante la Ilustración.
Santos Juliá refutó el concepto que el pueblo
español había adoptado cierto tipo de amnesia colectiva
acerca del la guerra civil y de Franco, e insistió que
ambos temas se habían debatido continuamente desde la muerte
de Franco hace ya más de tres décadas.
Describió la manera en que su propia generación,
nacida inmediatamente después de la guerra civil, había
sido indoctrinada con la idea de que la guerra se había
llevada a cabo para salvar a España de una población,
en su mayoría culpable de haber vendido la nación
al comunismo ateo.
Explicó que la trágica y terrible
experiencia de la pobreza y represión que las masas sufrieron
en la década de los 1940 y a principios de los 1950 chocaron
de manera tan estrepitosa con este mito de la guerra civil que
éste comenzó a cederle paso a la realidad.
Indicó que aunque al principio la reacción de
la juventud fue rechazar la guerra civil y sus consecuencias y
añorar ser como el resto de Europa en vez de
ser gobernada por una autarquía fascista, ya para los 1960
habían exigencias, cada vez más intensas, para saber
lo que realmente había sucedido.
Aunque la cantidad de material presentada ante el congreso
fue de gran volumen e indicó que existe un gran interés
acerca de la Guerra Civil, parece que muchos destacados historiadores
españoles han menospreciado el inmenso potencial revolucionario
de los 1930 e ignorado los profundos problemas de una dirigencia
revolucionaria en la clase obrera. Estos complejos acontecimientos
se han analizado no desde el punto de vista de los conflictos
sociales y de las relaciones entre las clases, si no más
bien como asuntos de la política del estado, de la política
militarista y de la diplomacia.
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