WSWS
: Español
Lo que el escándalo de Pat Robertson revela
Por Patrick Martin
2 Septiembre 2005
Utilice
esta versión para imprimir | Envíe
esta conexión por el email | Email
el autor
Este artículo apareció por primera vez en
nuestro sitio, en su inglés original, el 27 de agosto,
2005.
El escándalo recientemente creado por Pat Robertson,
que tanto revela acerca de la situación política
actual de Estados Unidos, merece ser sometido a un análisis
más profundo antes de que desaparesca de la prensa estadounidense
y de los ámbitos politicos. Después de todo, no
son todos los días que un destacado ciudadano del país,
y mucho menos a un ex candidato presidencial, aboga abiertamente
por el asesinato de un jefe de estado.
Fue el lunes, durante la transmisión en vivo de su programa
de television, "El Club de los 700," que el ministro
evangelista lanzó su llamado por el asesinato del presidente
de Venezuela, Hugo Chávez. Tan sólo dos días
despuésel miércolesse fue en retaguardia
en el mismo programa, declarando que solamente había abogado
por el secuestro del presidente venezolano, no su asesinato. Pero
de distribuirse ampliamente por el internet una videocinta que
no dejaba dudas que había usado la palabra "asesinato"
en referencia a Chávez, Robertson desanimadamente lanzó
otra retracción. Dijo que las frustraciones que sentía
debido a la política de un dirigente extranjero que había
encontrado "causa común con los terroristas"
lo habían llevado a escoger palabras erróneas.
La gran mayoría de los medios de prensa estadounidenses
ha menospreciado los comentarios de Robertson como si hubieran
sido un pequeño tropezón, como un momento embarasoso
de poca consecuencia. Se han burlado del anfitrión de television
multimillonario y fundador de la Coalición Cristiana como
si fuera un payaso, un charlatán, una bala suelta; es decir,
se han valido de todo para tapar el hecho que sus palabras reflejan
en realidad el punto de vista de sectores muy amplios de las capas
políticas gobernantes de Estados Unidos.
Las palabras de Robertson se escucharon en el contexto de intensas
semanas en la que hubieron intercambios verbales cada vez más
bélicos entre el dirigente nacionalista y populista venezolano
y el gobierno de Estados Unidos. Casa gestión diplomática
encontró su respuesta. El gobierno de Bush acusó
a Venuezuela de no asistir con los esfuerzos para ponerle paro
al tráfico de la cocaína que proviene de Colombia.
Por su parte, Chávez acusó a la Agencia de Hacer
Cumplir las Leyes Contra las Drogas de que sus agentes espiaban
contra Venezuela y suspendió toda colaboración con
la agencia. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Estados
Unidos inmediatamente amenazó con quitar a Venezuela de
la lista de naciones certificadas como aliadas en la "guerra
contra las drogas," medida que terminaría en la negación
de préstamos por agencias internacionales y de otros tipos
de asistencia internacional. EE.UU. terminó por negarle
visa a tres oficiales del ejército venezolano.
Desde el 15 al 17 de agosto, el ministro del Ministerio de
Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, visitó los
países de Paraguay y Perú, donde se dirigió
a conferencias sobre la situación deteriorante en el país
vecino de Bolivia, en el que el movimiento campesino de oposión
ha tumbado a sucesivos presidentes que gozan del respaldo de Estados
Unidos. Rumsfeld condenó la supuesta interferencia extranjera
de Chávez y Fidel Castro en ese país, declarando
ante la prensa que "existen pruebas incontrovertibles que
Cuba y Venezuela han participado en la situación de Bolivia,
y no para ayudar."
Chávez no se dejó intimidar y respondió
con su altanería de costumbre, viajando a Cuba por cuarta
vez en nueve meses. Apareció lado a lado al presidente
cubano en su programa de television semanal, en la que declaó
al público que el imperialismo estadounidense era el gran
destructor del mundo y reprentaba la peor amenaza.
El New York Times hizo un resumen de la situación en
un articulo publicado el 19 de agosto bajo el titular, "Igual
que en los Tiempos de Antaño: EE.UU Advierte a Izquierdistas
Latinoamericanos." Hizo la observación que la visita
de Rumsfelfd se parecía a una misión nostálgica
de la Guerra Fría, cuando funcionarios de Estados Unidos
consideraban que su labor principal era defender a los gobiernos
del hemisferio contra rebeliones izquierdistas y la infiltración
comunista." El Times cita a "un funcionario de antigüedad
del Ministerio de Relaciones Exteriores que viajaba con Rumsfed,"
quien dijera acerca de Chávez: "Un tipo que hace un
año parecía una figura cómica ahora se ha
convertido en una verdadera amenaza estratégica."
El Times no aclaró el obvio corolario de semejante caracterización:
durante toda la Guerra Fría, la política de Estados
Unidos en Latinoamérica consistía en fomenter golpes
de estado para derrocar regímenes hostiles, acabar con
las vidas de sus dirigentes, y suprimir toda oposición
popular. Esta política se llevó a cabo en Chile,
Brazil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Guatemala, y en
otros países.
Estos métodos no son simplemente vestigios de la historia.
En el 2002, se llevaron a cabo esfuerzos similares en la misma
Venezuela con el apoyo desnudo de Estados Unidos. Desde el punto
de vista de Washinton, éstos fracasaron por falta de organización
y porque no fueron lo suficientemente despiadados. A Chávez
lo metieron preso en la cárcel de una base militar, pero
no fue muerto. Cuando los auspiciadores del golpe militares se
vieron amenazados por una rebelión popular, les entró
el pánico e inmediatamente se fueron en retaguardia. Soltaron
a Chávez y emprendieron fuga luego de permitirle que regresara
al poder.
Desde ese entonces, Chávez ha impuesto su autoridad
sobre la "huelga general" organizada por la Cámara
de Comercio y los dirigentes sindicalistas venezolanos en liga
con la AFL-CIO y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Estados
Unidos. Ganó una mayoría muy convincente en el plebiscito
del año pasado, en la que el pueblo votó para permitirle
terminar de cumplir su plazo presidencial, que termina en el 2006.
El aumento increíble de los precios del petróleo
le ha brindado a Chávez los recursos para gastar en programas
que gozan el apoyo de la gran mayoría de los empobrecidos
trabajadores y campesinos del país.
Este es el contexto en que Robertson ha desatado su ira contra
el presidente venezolano, cuya posición, en control de
un petróleo de gran significado estratégico y económico
para Estados Unidos, es un obstáculo muy serio a la política
extranjera de éste. El pastor evangélico de television
declaró que el asesinato de Chávez tendría
más sentido que lanzar otra Guerra como la que derrocó
a Saddam Hussein, que costó $200.000.000.000. Hasta cierto
punto esta comparación divulgó cierta verdad: que
la razón por la Guerra contra Irak había sido el
petróleo.
El objetivo de los comentarios de la prensa acerca deRobertson
ha sido encubrir el verdadero significado de la gravedad de sus
palabras. El Cincinatti Post, periódico derechista, observó
que "En privado la mayoría de la gente admite que
el plan de Robertson para matar a Chávez tiene su atracción
prohíbida..." Pero la mayoría de los diarios
han ridiculizado las palabras del ministro o expresado gran pena
que las haya expresado, aunque a la vez declaran que sus sentimientos
no reflejan los del gobierno de Estados Unidos.
Pero fue el Washington Post que dio las pautas en su editorial
del martes, en el cual expresó gran molestia con Chávez,
quien se valdría de la amenaza de muerte para comprobar
que el gobierno de Estados Unidos busca la manera de destruir
a su gobierno. "El Señor Chávez, igual que
el Señor Robertson," comenta el Post, está
enamorado de lo absurdo y cree que Estados Unidos lo quiere asesinar."
El presidente venezolano "parece que goza cuando se pinta
de víctima potencial de asesinos norteamericanos, cargo
que imputa sin ninguna prueba y que el gobierno de Bush ha negado
calurosamente.
Bueno, en su evocación de lo "absurdo," el
Post muy convenientemente ignora el hecho, bien establecido, que
varios gobiernos de Estados Unidos, inclusive el de John F. Kennedy,
establecieron y aprobaron planes para asesinar a Castro. Las revelaciones
que surgieron en la década de los setenta acerca de los
complots del gobierno de Estados Unidos para llevar a cabo asesinatos
fueron tan embarasosos desde el punto de vista politico que el
presidente Gerald Ford se vio forzado a emitir una orden ejecutiva
prohibiendo dicha práctica.
Además, que Chávez se enfrentara a toda una serie
de campañas desestabilizadoras financiadas por la CIAy
que apenas sobreviviera uno de los golpes de estado auspiciados
por Estados Unidos hace tres añosaparentemente no
constituye suficiente "prueba" ante el Post, periódico
que sirviera como uno de los voceros principales del gobierno
de Bush y sus mentiras acerca de las armas para la destrucción
en masa de Irak.
Pero la voz del Los Angeles Times fue aún más
cínica. Uno de sus editorials, publicado el 24 de agosto,
comienza de esta manera: "La persona paranóica nunca
es más feliz que cuando descubre que sus enemigos son reales.
Cuando Pat Robertson abogó por el asesinato de Hugo Chávez,
ese puede haber sido exactamente el momento para reivindicar al
presidente venezolano."
El diario añade que el pueblo de Estados Unidos bien
sabe que Pat Robertson es un charlatán de "pocos cesos
y hasta mentalidad dudosa. Pero quizás puede que los sudamericanos
vean las cosas de manera diferente, lo cual podría causarle
bastante daño a Estados Unidos, cuya reputación
en la region ya es bastante mala."
¡Ay, estos pobres sudamericanos que viven en la fantasia!
Aparentemente creen que, luego de Estados Unidos invadirlos militarmente
y respaldar golpes de estado durante todo un siglo, el imperialismo
yanqui es la peor amenaza a su independencia nacional y derechos
democráticos!
El periódico de Los Ángeles no toma en serio
las insinuaciones de la manera en que ha caracterizado a Robertson.
Este hombre, después de todo, ha jugado un papel estelar
por un cuarto de siglo en la derecha fundamentalista cristiana,
la cual ejerce una gran infuencia en los ámbitos del poder
en Washington. No hace muchodurante la campaña presidencial
del 2000que Robertson jugó un papel importantísimo
en la selección del candidato presidencial Republicano,
dándo su apoyo a Bush en contra del Senador John McCain
durante las cruciales elecciones de primera vuelta en el estado
de Carolina del Sur.
Si Robertson está medio chiflado, entonces se podría
decir lo mismo acerca de otros representantes fundamentalistas,
tales como James Dobson, del Foco sobre la Familia (Focus on the
Family), y de Tony Perkins, del Consejo para la Investigación
sobre la Familia (Family Research Council), o de politicos Republicanos
tales como Tom Delay, o, como si ello fuera poco, del mismo Bush.
Es una realidad de la vida política de Estados Unidos que
hoy día la prensa y los ámbitos officials de Washington
acogen con respeto y deferencia ideologías que una vez
eran consideradas extremistas y casi al borde del fascismo.
El apoyo al asesinato politico en realidad no coloca a Robertson
muy lejos de lo que se considera la derecha normal. Debemos recorder
que durante la primavera de este año, luego de dos jueces
y la familia de una juez ser asesinados, por lo menos un senador
RepublicanoJohn Cornyn, del estado de Texasexpresó
que comprendía muy bien las frustraciones políticas
con la rama judicial del gobierno. Por otra parte, Tom DeLay,
declare, en palabras que parecen hacerle eco a las de Robertson,
que los juices federales era una peor amenaza que los terroristas
y que tenían que ser "considerados responsables."
Fue durante el furor ocasionado por los comentarios de Robertson
que el fundamentalista cristiano Eric Rudolph fue sentenciado
a cadena perpétua por las bomba que hizo estallar en el
Parque de las Olimpiadas en Atlanta en 1996, en la que murió
una mujer y cien personas resultaron heridas, así como
también por las explosions de un nightclub de homosexuals
y una clínica para abortos. Rudolph, igual que Robertson,
es representante de la "cultura de la vida" que Bush
tanto alaba.
El imperialismo norteamericano se encuentra en un callejón
sin salida. Se ve cara a cara con un crisis social que no tiene
solución. Se ha embarcado en una trayectoria de aggresión
militarista, usando la superioridad military que le queda para
tratar de sobreponerse a su posición económica debilitada.
Las guerras en Aganistán e Irak son solamente el preludio
a aventuras aún más sangrientas. En ese contexto,
los desvaríos de Pat Robertson nos presentan un cuadro
más realista del verdadero estado mental de Washington
que todas las tonterías oficiales que salen de la Casa
Blanca y del Ministerio de Relaciones Exteriores acerca de la
"democracia" y la "libertad."
Regresar a la parte superior de la página
Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved |