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Tras las elecciones del 2004 en EE.UU.
El Partido Socialista por la Igualdad y la lucha por la independencia
política de la clase trabajadora
Primera parte
Por Barry Grey
19 Febrero 2005
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el autor
La versión original en inglés de este discurso
apareció en nuestro sitio por primera vez en dos partes
el 14 y 15 de enero del presente, respectivamente. La primera
parte en castellano aparece hoy más abajo. La segunda aparecerá
el 21 de febrero.
Durante el fin de semana del 8 al 9 de enero, el Partido
Socialista por la Igualdad [PSI] celebró una conferencia
en la ciudad de Ann Arbor, estado de Michigan. El discurso de
apertura de la conferencia, pronunciado por David North, Secretario
Nacional del Partido Socialista por la Igualdad y Presidente del
Comité de Redacción del WSWS, apareció en
nuestro sitio, en su versión original en inglés,
el 11, 12 y 13 de ese mismo mes. La versión en castellano
también apareció en tres partes el 31 de enero,y
el dos y el tres de febrero de este año, respectivamente.
La sociedad estadounidense que emerge de las elecciones del
2004 se encuentra abatida por una profunda crisis, hondamente
dividida por clases sociales, regiones geográficas e ideología.
La reelección de Bush, por margen pequeño, de ninguna
manera significa la disminución de la enorme oposición
a la guerra en Irak, a su política social retrógrada
y a su régimen autoritario.
No obstante la confusión y desorientación del
pueblo que los agentes de Bush fomentaron y explotaron para asegurarse
de un segundo plazo, el gobierno muestra muchos signos de desorden
y haberse quedado perplejo aún antes de oficialmente asumir
las riendas del gobierno más adelante este mes. Se enfrenta
a una situación completamente deteriorada en Irak y a una
crisis del dólar que cada vez se pone peor y que amenaza
con convertirse en una crisis económica histórica
parecida a una explosión atómica.
El triunfo de Bush en estas elecciones no de ninguna manera
puede concebirse como un mandato popular. Si aplicamos las reglas
de la historia, su margen de victoria fue pequeñísimo.
Obtuvo el voto popular por un puntaje de 3% (una ventaja de 3,337,000
votos de los 117,000,000 presentados en las urnas). Este es el
menor margen de victoria, durante los últimos 100 años,
para un presidente reelecto. Hasta Bill Clinton derrotó
a Bob Dole en 1990 por un puntaje de 7%.
El mapa electoral de Estados Unidos mostró un país
inequívocamente dividido por geográfica y demográficamente.
La marea de estados rojos en gran parte del interior del país
rodeado por los estados azules de las regiones del Noroeste, de
los Grandes Lagos y de la Coasta del Pacífico casi duplican
los resultados de las elecciones del 2000. Esto nos muestra que
las divisiones en el estado 0reveladas hace cuatro años
no fueron incidentales o pasajeras, sino de carácter mucho
más profundo.
Las tensiones sociales ejercen presiones centrífugas
poderosas sobre el país. Tal como sucedió en el
2000, las regiones más urbanizadas, industrializadas y
de mayor desarrollo económico y cultural votaron por el
candidato Demócrata. Por otra parte, los Republicanos triunfaron
en los estadosen el Sur, las secciones en el norte del Oeste
Medio y las planiciesde mayor atraso económico y
cultural, donde la pobreza y el aislamiento rural dominan.
La cantidad de personas que votaron fue, si tomamos en cuenta
los criterios electorales de Estados Unidos, fue bastante numerosa,
y muchas ciudades presenciaron un aumento significante en el voto
de la juventudmuchos integrantes de la cual votaron por
primera vezy de las minorías, así como también
de los trabajadores que en su mayoría votaron por el candidato
Demócrata, John Kerry. Pero este aumento del voto fue todavía
mayor para los Republicanos. Este aumento ocurrió principalmente
en las zonas rurales y extraurbanases decir, en suburbios
remotos de las ciudadesdonde los Republicanos tuvieron su
mayor impacto al dirigirse al fundamentalismo religioso y a todos
los prejuicios que uno asocia con él: contra los homosexuales,
los extranjeros y la población Negra.
Si nos fijamos en el mapa electoral completo, veremos a un
país políticamente balcanizado, en que a ninguno
de los dos partidos burgueses principales se le puede considerar
un verdadero partido nacional.
La campaña electoral de Bush se valió de varios
métodos: el temor, la política sucia, ataques injuriosos
contra la moral de sus contrincantes, y las mentiras. Se vio cara
a cara con a un oponente cuya cobardía política
y cuyas vacilaciones fueron excedidas solamente por la incompetencia
de su campaña. No obstante, la derecha Republicana no fue
capaz de penetrar, de manera significante, esas regiones que habían
votado por Gore en el 2000. Esto sugiere que las fortunas políticas
de los Republicanos, basadas en el fundamentalismo religioso y
temas secundarios para despistar al puebloel aborto, el
matrimonio entre homosexuales, las investigaciones [científicas]
de las células troncales, las oraciones [religiosas] en
las escuelas [públicas] y las armas de fuegohan llegado
a su límite.
De mayor significado aún, desde el punto de vista de
la estabilidad del sistema basado en dos partidos burgueses, son
las insinuaciones que haber recurrido a una versión cristiana
del jihadismo tiene para el futuro. Con esta movida, la clase
dirigente de Estados Unidos está socavando las bases seculares
de todo su sistema constitucional. Y, al tratar de desarrollar
estas bases sociales para sostener su política de guerra
y reacción social, está sembrando a todo el panorama
político con descargas explosivas.
La índole totalmente inestable e insostenible de la
situación política se diculta aún más
por el hecho que, a pesar de un electorado dividido en partes
iguales, todas las palancas del poder estatal están en
manos del sector más derechista de la clase dirigente.
Después de las elecciones, los Republicanos han quedado
en control no sólo de la rama ejecutiva del gobierno, sino
también de ambas cámaras del congreso nacional y
de la rama judicial.
Hay que perdonar a la persona que analiza esta situación
si otra vez más alude a la profunda observación
de Hegel (el gran filósofo alemán del Siglo XIX,
no el senador del estado de Nebraska) que todo lo racional es
real y todo lo real es racional., y a la brillante elaboración
de este axioma por Engels, quien explicó sus insinuaciones
revolucionarias. Si lo racional es real, entonces tiene que estar
en proceso de convertirse lo irracional y por lo tanto, en lo
que no es real. Si el sistema político actual de
Estados Unidos es tan incontrovertiblemente irracional, entonces
tiene que haber perdido su realidad; es decir, está maduro
ser derrocado.
Los sucesos tras las elecciones confirman la gran inestabilidad
de la situación política en Estados Unidos. Ponen
en relieve la enormemente contradictoriay para mucha gente,
inexplicablenaturaleza de los resultados de esas elecciones.
Encuestas de opinión pública durante los días
y semanas luego del voto del 2 de noviembre muestran que una mayoría
bastante substancial de los estadounidenses se oponen a la política
sobre la cual Bush basó su campaña electoral. Una
encuesta, llevada a cabo por el Washington Post y el Departamento
de Noticias de ABC-TV [cadena nacional de telvisión]
y publicada el 21 de diciembre, por primera vez reportó
que una sólida mayoría (el 56%) cree que la guerra
en Irak fue un error. La misma encuesta mostró que el 57%
de la población desaprueba de la manera en que Bush había
dirigido la guerra, lo cual representa un tremendo salto de 7%
desde una encuesta llevada a cabo el septiembre anterior. Apenas
el 53% aprueba la manera en que Bush ha dirigido la guerra contra
el terrorismo, lo que significa una caída de 17% de las
cifras citadas por otra encuesta llevada a cabo hace ya un año.
Otras encuestas revelan que una sólida mayoría
se opone a que Bush convierta al Seguro Social en empresa privada
y a la reforma del código de leyes que rige las rentas
internas.
Encuestas conducidas por el Washinton Post y el Departamento
de Noticias de AB,c la empresa Gallup y la revista Time
muestran que sólo un 48% o 49% del pueblo aprueba a Bush.
Esto representa entre 10 y 20 puntos menos que las cifras pertinentes
a todos los presidentes reelegidosdesde el fin de la Segunda
Guerra Mundialpoco antes de sus inauguraciones.
Hay numerosos indicios que existen divisiones profundas en
los pasillos políticos y en el estado, inclusive dentro
del Partido Republicano. Apenas pocos días después
de las elecciones, dirigentes Republicanos pedían que el
Ministro de Defensa, Donald Rumsfeld, fuera despedido de su puesto.
Durante los últimos días se ha dado el extraordinario
espectáculo de doce oficiales militares jubilados que han
tirado una carta en la que se oponen a la nominación de
Alberto González como Fiscal General de la nación.
Estas figuras militares, que incluyen hasta un ex presidente del
estado mayor, han lanzado la siguiente advertencia: la promoción
de este individuo al puesto jurídico más alto de
la nación, a cargo de hacer cumplir la ley, puede poner
en peligro a los soldados estadounidenses en todos los rincones
del mundo y desacreditar a Washington, que se autodenomina campeón
de la libertad y de los derechos humanos, pues González,
como asesor de la Casa Blanca de Bush, jugó un papel clave
en permitir la tortura y desafiar las Convenciones de Ginebra.
El Lugarteniente General James Helmly, jefe de las reservas
del Ejército, le ha escrito un memorándum al jefe
del personal del Ejército que nos deja atónitos.
Este documento, que fue revelado subrepticiamente al periódico
Baltimore Sun, declara que la política del Pentágo
está a punto de convertir a las reservas del Ejército
en una "fuerza fracturada". Helmly escribe que las reservas
del ejército son "incapaces de cumplir los requisitos
de la misión necesarios en Irak y Afganistán..."
Strafor, sitio de la malla con muy íntimos vínculos
a las fuerzas militares y a las agencias de espionaje, llamó
a memorándum subrepticio "una significante rebelión
por parte de comandantes de experiencia del Ejército",
quienes han declarado que "el Ejército es incapaz
de cumplir su misión".
También tenemos el gabinete que se está organizando
para el segundo plazo del gobierno de Bush. Lo componen en su
gran mayoría una colección de don nadies que deben
sus puestos totalmente a las relaciones personales que tienen
con Bush. El desastroso intento de reemplazar a Tom Ridge con
Bernie Kerik como Ministro del Ministerio para la Seguridad de
la Patria hace sobresaltar fenómeno político importante:
un gabinete cuyos integrantes claves no cuentan con ninguna base
de apoyo, ni en la población general, ni en el mundo de
las empresas o de las universidades. Por lo menos Ridge, a pesar
de sus limitaciones personales, fue gobernador del estado de Pennsylvania.
Colin Powell fue figura política destacada. Hasta John
Ashcroft había funcionado como gobernador del estado de
Missouri. Sus reemplazos, tales como Condoleezza Rice y Alberto
González, no cuentan con semejantes historiales políticos.
En el pasado, los gabinetes eran cuidadosamente seleccionados
para representar ciertos sectores geográficos y sociales.
La colección de empleados personales que Bush ha juntado
refleja un achicamiento aún mayor de las verdaderas bases
sociales del gobierno y el carácter cada vez más
insular, conspiratorial, elitista y anti democrático de
la política estadounidense.
La reacción inicial de Bush y todo el gobierno al desastre
del tsunami es otra expresión de la desorientación
política arraigada en un régimen tan completamente
vinculado a la oligarquía que domina a la economía
que hasta encuentra difícil ofrecer expresiones humanitarias
adecuadas a los pobres y a los pisoteados.
Por qué Bush ganó
Lo único que estos desarrollos pueden lograr es complicar
la aparente anomalía de la victoria de Bush. Un gobierno
instalado por medio del fraude y la ilegalidad; hundido en escándalos
empresariales en que participan los contribuidores financieros
más íntimos del presidente y que implican al vicepresidente;
que preside sobre el ataque terrorista más catastrófico
en la historia de la nación, debidopor lo mínimoa
la negligencia criminal y, lo más probable, con la complicidad
del gobierno; responsable de lanzar guerras ilegales, cada vez
más impopulares, a base de mentiras transparentes; que
ha lanzado agresiones sin precedentes contra las libertades civiles
y las normas constitucionales; que ha sido desenmascarado como
practicante de la tortura contra los iraquíes y otros prisioneros
extranjeros; y que ha presidido sobre el aumento del desempleo,
la pobreza, las personas sin hogar, y los que carecen seguro médico
y que sigue una política desnuda para seguir enriqueciendo
a la rica clase dirigente. Este gobierno no sólo obtuvo
un segundo plazo, sino que aumentó las mayorías
de su partido en la Cámara de Diputados y el Senado.
La explicación de todo esto no se debe a un tremendo
apoyo popular de Bush y su política, sino al descomunal
fracaso del Partido Demócrata. La tímida campaña
de Kerry fue incapaz de ofrecer alguna alternativa a la política
de la derecha Republicana porque, en cuanto a los temas fundamentales,
no tenía ninguna diferencia fundamental con esa política.
La preocupación máxima del Partido Demócrata,
que apoya la guerra en Irak, fue prevenir que la campaña
electoral se convirtiera en un referéndum sobre ella o
en el foco de un movimiento popular contra el mismo gobierno de
Bush.
En esto los Demócratas estuvieron completamente de acuerdo
con la política del orden establecido. Esto lo comprueba
un documento publicado el marzo pasado por una organización
bipartitaGrupo de Trabajo sobre Irak Después de la
Guerrabajo los auspicios del Consejo sobre Relaciones Exteriores.
Titulado, Irak: un año después, el documento
declara: "El grupo de trabajo piensa que es esencial que
mantengamos este consenso público, sobretodo a medida que
la voluntad política de Estados Unidos se ponga a prueba
durante los meses y años venideros en Irak. Estas pruebas,
que incluyen ataques espectaculares contra las tropas de Estados
Unidos, pueden presentarse cuando los debates políticos
estén en su apogeo, a medida que entramos en las fases
finales de la campaña electoral del 2004...No obstante,
los integrantes del grupo de trabajo, quienes representan una
amplia diversidad de perspectiva política, se han unido
en cuanto que Estados Unidos tiene un gran interés en que
Irak sea estable y cuyos dirigentes representen la voluntad del
pueblo. Los conflictos civiles en Irak ...correrían el
peligro de que los países vecinos intervengan o compitan
entre sí; de que se sufra una inestabilidad prolongada
en la producción y los abastecimientos del petróleo;
y que aparezca un estado fracasado que podría convertirse
en un santuario para los terroristas. Ello también representaría
un fracaso monumental de la política de Estados Unidos,
quien podría perder su autoridad e influencia en la región".
Por eso hizo la prensa un enorme esfuerzo para desviar la campaña
de Howard Dean para ser nominado a la presidencia por el Partido
Demócrata, lo cual resultó en la selección
de Kerry para presidente y John Edwards para vicepresidente, ambos
quienes votaron para autorizar la invasión de Irak. En
contradicción directa a la voluntad expresa de la vasta
mayoría de los votantes Demócratas que votaron durante
la primera vuelta de las elecciones para la nominación,
los dirigentes Demócratas tomaron la delantera para sacar
al tema de la guerra de sus planes electorales.
Esta política obviamente pro guerra resultó en
una pérdida de apoyo desastrosa, sobretodo en las bases
disatisfechas del partido, para la campaña de Kerry. Fue
sólo en septiembre, cuando senadores Republicanos destacadosLugar,
Hegel y McCain, de los estados de Indiana, Nebraska y Arizona,
respectivamentecriticaron en público la manera en
que Bush conducía1a la guerra que la campaña de
Kerry sintió que tenía la autoridad para convertir
a la guerra en tema político.
La motivación de la intervención de estos Republicanos
era el miedo de la clase dirigente que el crecimiento alarmante
de la resistencia iraquí y el deterioro de la posición
de Estados Unidos planteaban la posibilidad de un desastre en
la política exterior con insinuaciones monumentales en
el extranjero y el interior del país. Las inquietudes acerca
de Irak se unieron a las preocupaciones no sólo acerca
del aumento explosivo del déficit presupuestal, en el comercio
y el balance de pagos, sino el rápido e inexorable deterioro
del dólar estadounidense en los mercados de moneda mundiales.
Otra consternación era la posibilidad que la visible
desintegración de la campaña de Kerry desacreditaría
al Partido Demócrata de tal manera que éste quedaría
permanentemente incapacitado como instrumento de gobierno burgués
y del sistema basado en dos partidos, a través del cual
la clase dirigente de Estados Unidos ha monopolizado el poder
político y suprimido, por casi 150 años, todo movimiento
independiente de la clase obrera.
Pero aún cuando atacaba al gobierno de Bush por dirigir
mal la guerra en Irak y la ocupación, Kerry repetidamente
dejó bien claro que sus diferencias eran acerca de la táctica,
no acerca de los objetivos o fines estratégicos. En los
debates presidenciales y en las visitas de su campaña,
Kerry reiteró, hasta causar náuseas, que estaba
determinado a "matar o capturar" los luchadores iraquíes
anti americanos y otros..."terroristas".
Este informe tiene sus límites y no es posible repasar
en detalle los acontecimientos de la campaña electoral,
pero es útil, sin embargo, hacer una lista de los sucesos
principales que revelaron la crisis y el desorden que reinan en
el gobierno de Bush, las divisiones internas que son como llagas
dentro de la clase dirigente, y el nivel de oposición popular
a la guerra y a la Casa Blanca de Bush.
* Otoño y verano, 2003: Dean emerge como candidato
Demócrata principal para la nominación del Partido
Demócrata [a la presidencia]. Lo hace basándose
en el sentimiento contra la guerra y la ira que muchos sienten
hacia la prostración del partido ante Bush y los Republicanos.
* Enero, 2004: Ex Ministro de la Tesorería, Paul
O'Neill, publica un libro que detalla el contenido de los debates
dentro del gobierno de Bush a favor de la guerra contra Irak y
documenta la ignorancia e incapacidad intelectual del mismo Bush.
* Marzo/Abril, 2004: La comisión a cargo de investigar
los sucesos del 11 de septiembre conduce audiencias públicas
donde se presenta testimonio bastante injurioso que indica que
el gobierno de Bush fracasó en prestarle mayor atención
a indicios de un inminente ataque terrorista en Estados Unidos.
Richard Clarke, ex asesor de la Casa Blanca sobre el espionaje,
acusa al gobierno de Bush de haber fracasado en proteger al país
y critica severamente a la guerra en Irak como un desvío
de "la guerra contra el terrorismo". Condoleezza Rice
admite en agosto, 2001, la existencia de un informe diario presidencial
con el titular, "Bin Laden determinado a atacar a Estados
Unidos".
* Marzo, 2004: Las elecciones en España barren
con el régimen de Aznar, quien había apoyado a la
guerra. El Primer Ministro, del Partido Socialista, promete retrirar
las tropas españolas de Irak.
* Abril, 2004: Estallan rebeliones en el Triágulo
Sunni y en el centro shiita de Najaf.
* April, 2004: Se publican fotos de la tortura en Abu
Ghraib.
* Junio, 2004: Abre la película anto guerra y
anti Bush de Michael Moore, Fahrenheit 9/11 y bate récords
de taquilla.
* Agosto, 2004: Marchan 400,000 personas en Nueva York
justamente antes de la convención Republicana para manifestarse
en contra de la guerra y la política de Bush. La policía
barre y arresta a 2000.
* Septiembre, 2004: La cantidad de soldados estadounidenses
muertos en Irak llega a los mil.
* Octubre, 2004: Charles Duelfer, inspector de armas
de la CIA, publica un informe el día anterior al segundo
debate presidencial. Duelfer confirma que Saddam Hussein había
destruído sus armas para la destrucción en masa
luego de la Guerra del Golfo en 1991.
* Octubre, 2004: Reservas del Ejército se amotinan
en Irak.
La campaña de Kerry y los dirigentes Demócratas
en el Congreso escrupulosamente escogieron no aprovecharse de
las mentiras y crímenes del gobierno de Bush. Su mayor
preocupación era como defender la estabilidad del régimen
capitalista a pesar de las insinuaciones para sus fortunas electorales.
La campaña de Kerry fue un gran ejemplo de la duplicidad
y las evasiones. Mientras se presentaba a sí mismo como
defensor de la "clase media" en contra de un gobierno
que funciona en nombre de las grandes empresas y de los ricos,
le informó a grupos comerciales que era un "Demócrata
empresarial" que "serviría los intereses comerciales
mejor". Aunque abogaba por cancelar las reducciones de las
rentas internas para aquellos cuyos ingresos eran más de
$200,000 al año, se convirtió en campeón
de reducir las rentas internas de las empresas y prometió
que sacrificaría cualquiera deo todos sus escasos
planes reformistas, tales como la atención médica
para la salud, para imponer un régimen de reducciones del
presupuesto y austeridad fiscal basado en pago por visión.
Mientras criticaba la decisión prematura de Bush en invadir
a Irak, y también la manera en que éste condujo
dicha invasión, abogó por un aumento de las tropas
estadounidenses y la duplicación de Unidades Especiales
que se especializan en el asesinato político. En cuanto
a Corea del Norte e Irán, atacó a Bush desde la
derecha; criticó a Bush por apaciguar a estos regímenes.
También indicó que no vacilaría en usar la
acción militar [contra estos países]. Dejó
bien claro que aceptaba el principio de la doctrina de la guerra
preventiva establecida por de Bush, pero criticó las tácticas
unilaterales del gobierno en poner en práctica su política
militarista. Y aunque criticó varias disposiciones del
Acta Patriota, ley que establece las bases para un estado policial,
declaró que lo apoyaba.
Estas características de la campaña de Kerry
tienen sus raíces no se encuentran en las cualidades personales
del candidato; más bien yacen en la índole clasista
del Partido Demócrata y su función específica
en la política burguesa de Estados Unidos. Durante casi
toda la historia del país, el Partido Demócrata
ha funcionado como el partido del capitalismo estadounidense que
se representa a sí mismo como el partido de la clase trabajadora,
del pueblo común, de la "clase media". Kerry
simplemente encarnó, de la manera más obvia, la
contradicción entre su figura pública y la naturaleza
clasista elemental de este partido del imperialismo estadounidense.
Además, este es un partido que hace tiempo abandonó
la política de reforma social establecida por el Gran Trato
y la Gran Sociedad. Hoy no es capaz de ofrecer ninguna ayuda seria
a la opresión económica y social de la clase obrera
porque el capitalismo estadounidense ha sufrido un profundo deterioro
en su posición económica mundial y ha fatigado todas
las reservas financieras que en otra época habían
facilitado las reformas sociales.
A medida que el liberalismo del Partido Demócrata ha
abandonado sus vínculos a la política de reforma
social y que sus bases obreras disminuyen, el partido cada vez
más depende de ciertos sectores de la clase dirigente y
de varias capas privilegiadas de la clase media, inclusive la
burocracia de la AFL-CIO y ese sector bien angosto de afro-americanos
y minorías que se han aprovechado de las acciones afirmativas
y otros programas basado en la raza de individuos.
Durante el transcurso de la campaña electoral, Clinton,
en su discurso a la convención Demócrata, y Kerry,
en su segundo debate por televisivo con Bush, abierta y vanagloriosamente
se caracterizaron a sí mismos como socios del club de multimillonarios
que han sacado provecho muy beneficioso de las agresiones, por
un cuarto de siglo, contra la clase obrera y la política
del gobierno a favor de los ricos.
Una de las consecuencias internas de la explosión del
militarismo estadounidense es la destrucción de los derechos
democráticos dentro de Estados Unidos. Las elecciones del
2004 fueron una continuación de las agresiones contra la
democracia que le precedieron: la conspiración política
de la extrema derecha para derrocar a Clinton durante 1998-1999
y las elecciones robadas del 2000. La esencia anti democrática
del monopolio que los dos partidos ejercen apareció abiertamente
no sólo con la exclusión sistemática de todo
desafío izquierdista o anti guerra a los dos partidos burgueses
principales, pero, de manera flagrante, con amenazas contra los
derechos al voto.
Recordemos que el gobierno de Bush hizo unas amenazas extraordinarias
para postergar o cancelar las elecciones de noviembre, o por lo
menos llevarlas a cabo bajo condiciones de ley marcial en caso
de un ataque terrorista. Los planes para asumir estos poderes
dictatoriales fueron subrepticiamente revelados a la revista Newsweek
en julio. Los principios en que estos planes se basaban fueron
respaldados por lo que hoy quiere pasarse de liberalismo estadounidense
(el Washington Post) o ignorados (el New York Times).
Los Republicanos siguieron el anuncio con la movilización
de decenas de miles de operadores que el día de las elecciones
trataban de excluir del voto a trabajadores y a las minorías
en los "estados de batalla" claves.
El Partido Demócrata fue compinche consciente en estas
agresiones. Débil y cobarde ante los Republicanos y la
prensa, pero inexorable y despiadado en sus esfuerzos por omitir
de la balota, por medio de métodos legales o injustos,
a todo candidato izquierdista opuesto a la guerra o a cualquier
tercer partido. Esta práctica no fue un aspecto incidental
de la campaña de Kerry; encarnó el papel esencial
y profundamente reaccionario del Partido Demócrata.
A fin de cuentas, la capacidad de los elementos más
derechistas y criminales de la clase dirigente de Estados Unidos,
quienes el gobierno de Bush representa, para ganarse los votos
de una cantidad substancial de trabajadores fue consecuencia de
la desorientación y desesperación política
que ha resultado de décadas de subordinación al
sistema basado en dos partidos burgueses, principalmente a través
del Partido Demócrata y sus aliados derechistas en la burocracia
de la AFL-CIO. La atracción de la religión y los
llamados "valores morales", fomentados por los cínicos
y charlatanes del Partido Republicano, pudieron encontrar una
reacción positiva entre amplias capas de los trabajadores
sólo a causa de extremas inseguridades económicas
y la ausencia de todo foro de masas a través de los cuales
podían expresar sus intereses clasistas independientes.
Abandonados y traicionados por los sindicatos; enfrentándose
a las agresiones sin tregua de las empresas despiadadas y un gobierno
hostil; sujetos a la propaganda y a las mentiras anestésicas
de una prensa corrupta, controlada por las corporaciones; privados
de todos los medios con que ejercer su poder social para defenderse,
los trabajadores han sido obligados a irse en retaguardia como
individuos.
La presunta fortaleza de de la derecha Republicana es, de hecho,
la expresión contradictoria de un tremendo vacío
político, consecuencia del colapso del liberalismo burgués.
Tan decrépito está el Partido Demócrata que
ni siquiera se molestó en desafiar a los Republicanos en
casi la mitad de los estados durante las elecciones nacionales,
inclusive en los estados de West Virginia Kentuck, antiguos bastiones
de militancia obrera y d apoyo al partido.
Las elecciones fueron tremendo golpe a todas esas tendencias
izquierdista-liberales y radicales de clase media que se unieron
detrás de Kerry y se opusieron, bajo la insignia de "Todos
menos Bush", a una alternativa independiente obrera a los
Demócratas. En este grupo se encuentran no solamente las
voces de aquellos que abiertamente apoyaron a Kerry, tales como
Noam Chomsky y la revista The Nation, sino también
las campañas, nominalmente independientes, de los Verdes
y Ralph Nader. Sus esfuerzosfusión del auto engaño
y mentiras intencionalesen pintar a Kerry como que de alguna
manera era adversario de la guerra y campeón de la clase
trabajadorahan sido reemplazados, luego de la debacle Demócrata,
por una profunda desmoralización y condenas al pueblo estadounidense.
La autoridad política del Partido Socialista por la
Igualdad y el World Socialist Web Site se ha fortalecido
inmensamente, pues la única organización que condujo
una campaña basada en principios contra el gobierno de
Bush y la guerra, que se opuso al remedio milagroso y trillado
de escoger el "mejor de dos males" que la izquierda
radical promulgara, y que participó en las elecciones con
sus propios candidatos para adelantar la lucha por un programa
socialista e internacionalista y por la independencia política
de la clase obrera.
La campaña electoral del PSI
Hemos participado en las elecciones del 2004, y así
debemos profundizar nuestras labores políticas luego de
ellas, no desde el punto de vista de cálculos electorales,
sino de lo que las elecciones significan en relación al
desarrollo de la crisis política y económica, los
cambios en el ritmo, carácter y trayectoria de la lucha
de clases, las dificultades políticas a las cuales la clase
obrera se enfrenta, y, partiendo de todo esto, las dificultades
y la práctica que se le han planteado a nuestro partido.
Para nosotros, la cuestión principal fue, y todavía
es, lo que las elecciones significan para el futuro desarrollo
de la lucha de clases.
La campaña del PSI, basándose firmemente en el
programa socialista e internacionalista delineado en su plataforma
electoral, logró el objetivo básico que se había
propuesto. Citemos el documento: "Pero nuestro propósito
es llevar a un plano más alto, en Estados Unidos y en el
exterior, el debate político para quebrar los límites
impuestos por la política burguesa de la derecha y presentar
una alternativa socialista a la demagogia y a las mentiras de
los partidos establecidos y de la prensa. Nuestra campaña
no es para ganar votos; es para debatir las ideas y los programas
políticos...El Partido Socialista por la Igualdad usará
estas elecciones como oportunidad para desarrollar un debate serio
acerca de esta crisis sociopolítica, y para echar las bases
programáticas para el establecimiento de un movimiento
que transforme, de manera revolucionaria, la sociedad estadounidense".
A pesar de las limitaciones de nuestras fuerzas actuales y
los obstáculoscomo si fueran un alambre de púasimpuestos
por la clase dirigente y la prensa, pudimos llegar, principalmente
a través del World Socialist Web Site y también
por medio de las actividades políticas de nuestros candidatos,
militantes y simpatizantes, a cientos de miles de personas en
Estados Unidos y en todo el mundo.
Las conferencias públicas a las cuales nuestro candidato
presidencial, Bill Van Auken, se dirigió en Londres y Sri
Lanka en octubre, fueron la mejor expresión de la índole
internacional de la campaña y su programa socialista internacionalista.
La declaración sobre las elecciones bosquejó
las principales características de la crisis del capitalismo
estadounidense y mundial que sirve de ímpetu a la explosión
del militarismo de Estados Unidos, y claramente definió
la orientación política de nuestro partido hacia
la clase trabajadora. Hizo un análisis de la sociedad norteamericana
y se concentró en el aumento de la desigualdad social.
Presentó un programa de exigencias democráticas
y socialistas que corresponden a las necesidades de las amplias
masas del pueblo trabajador.
Y finalmente, abogó por la necesidad de romper con el
Partido Demócrata y toda manera de política burguesa
y por la lucha para establecer la independencia política
de la clase obrera. Esta lucha histórica tan crucial se
identificó con el crecimiento del PSI. Citemos a la declaración:
Toda política basada en "el menor de dos males"
es verdaderamente una trampa para la clase obrera. En la lucha
contra la guerra imperialista y la reacción social noy
hay atajos. Es primordial establecer un partido socialista de
masas independiente. Es para darle foco a esta lucha que el partido
Socialista por la Igualdad se ha postulado en las elecciones del
2004".
Regresaré a la cuestión crítica de la
independencia política de la clase obrera. Pero por el
presente simplemente quiero expresar que la participación
del partido en la elecciones marcó un adelanto importante
en la lucha para lograr esta misión histórica tan
urgente.
El análisis continuo del PSI y su participación
en la política durante todo el período de las elecciones
se puede encontrar en la colección de discursos por David
North que acabamos de publicar bajo el título, La crisis
de la democracia estadounidense: las elecciones presidenciales
del 2000 y el 2004 (Editorial Mehring Books). También
se encuentran en un sin número de artículos y declaraciones
publicados en el WSWS.
Basándonos en esta línea política principista,
nos fue posible ganar y movilizar a nuevas fuerzas de la clase
obrera y la juventud. Y también nos fue posible llevar
a otros tantos relativamente nuevos al partido a través
de una experiencia política decisiva. El crecimiento de
nuestro movimiento se refleja en la presencia de los muchos que
asisten a esta conferencia.
Fuimos capaces, a pesar de reglamentos electorales arbitrarios
y anti democráticos, del boicot de la prensa y de los numerosos
esfuerzos de los funcionarios Demócratas y Republicanos
para negarnos puestos en las papeletas de voto, de postular a
nuestros candidatos para la presidencia y la vicepresidencia,
Bill Van Auken y Jim lawrence, respectivamente, en la balota de
cinco estados: New Jersey, Minnesota, Iowa, Washington y Colorado.
Postulamos dos candidatos para la Cámara de Diputados [del
Congreso nacional], Carl Cooley en el estado de Maine y Jerry
White en el estado de Michigan. Debido a requisitos electorales
prohibitivos, John Burton se postuló para el Congreso como
diputado de la ciudad de Pasadena [California], pero su nombre
no pudo aparecer como candidato oficial en la papeleta, pero cuyo
nombre los votantes podían añadir por su cuenta
y así votar por él. David Lawrence, quien llenó
los requisitos de obtener cierta cantidad de firmas para aparecer
como candidato en Cincinnatti, estado de Ohio, fue negado su lugar
en la papeleta en base de "defectos técnicos";
esto a pesar de una concertada campaña jurídica
respaldada por cartas y declaraciones de protesta de todo el país
y del mundo. Él también se postuló como candidato
cuyo nombre podía aparecer en la papeleta si el votante
lo escribía.
Tom Mackaman triunfó cuando su nombre fue aceptado para
aparecer en la papeleta como candidato del PSI para el puesto
de diputado estatal que representa al distrito de Urbana-Champaign.
Esto lo logró a pesar del esfuerzo flagrantemente deshonesto
y anti democrático del Partido Demócrata del estado
para evitar que su nombre apareciera en la papeleta. La campaña
que el partido [PSI] llevó a cabo ganó amplio apoyo
y resultó en la derrota de los esfuerzos del Partidio Demócrata
en negarle su puesto en la papeleta.
El Partido ganó un apoyo electoral muy significante
en los estados de Maine e Illinois. Carl Cooley, primer socialista
de ese estado en postularse para el Congreso, obtuvo el 2.5% del
voto en su distrito electoral. Tom Mackaman obtuvo el 4% del voto
en el Distrito 103 del estado de Illinois, donde se hospeda el
campus principal de la Universidad de Illinois.
El partido celebró exitosas reuniones electorales en
los estados de Michigan, Maine, Illinois, Minnesota, Ohio, New
York, New Jersey, Washington [el stado, no la capital] y California.
Estos incluyeron regiones donde el partido por muchos años
no había registrado su presencia.
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