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Jefe del Pentágono intensifica sus amenazas contra
Venezuela
Por Bill Bill Van Auken
7 Abril 2005
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 26 de marzo, 2005.
El Ministro de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld,
se aprovechó de su breve visita a tres países latinoamericanos
esta semana para intensificar sis amenazas contra Venezuela y
ponerle presión a los gobiernos de la región con
tal que se unan a la campaña de Estados Unidos para aislar
al gobierno del presidente Hugo Chávez.
Haciéndole eco a la retórica que Estados Unidos
durante la Guerra Fría, Rumsfeld describió como
una amenaza al hemisferio el pacto firmado por Venezuela para
obtener armas militares de Rusia. "Pero claro que esto me
inquieta", dijo Rumsfeld refiriéndose al pacto, por
medio del cual Caracas ha de comprar 100,000 rifles AK-47 y diez
helicópteros militares a Moscú.
El miércoles pasado, antes de encontrarse con el presidente
de Brazil, Luis Ignacio Lula da Silva, Rumsfeld declaró
que no podía imaginarse lo que va a suceder con 100,000
rifles AK-47: "No puedo imaginarme por qué Venezuela
necsita 100,000 rifles AK-47...No puedo imaginarme que sería
bueno para el hemisferio si esto sucediera".
Pero las campañas propagandistas acerca de pactos de
armas para justificar la agresión militar de Estados Unidos
es un juego muy viejo de Washington. En 1954, la noticia que el
gobierno nacionalista del Presidente Jacobo Arbenz Guzmán
en Guatemala había comprado armas pequeñas de Checoslovakia
proporcionó el pretexto para que la CIA orquestrara un
golpe de estado que detuvo y puso en marcha hacia atrás
las reformas agrarias y le abrió paso a más de treinta
años de dictadura y represión.
En ese entonces, el objetivo de la intervención fue
restaurar el monopolio que la United Fruit Company había
establecido sobre la tierra más fértil del país,
así como también su capacidad para obtener sus ganancias
sin el obstáculo de las leyes sobre la mano de obra y de
las rentas internas.
Hoy también las consideraciones son similares: las ganancias
empresariales y los intereses estratégicos de Estados Unidos.
El gobierno nacionalista-izquierdista de Hugo Chávez se
ha convertido en un impedimento a la campaña respaldada
por Estados Unidos para privatizar los enormes recursos petrolíferos
de Venezuela como uno de los primeros pasos para que Washington
y los conglomerados energéticos de Estados Unidos se apoderen
de ellos.
Aunque Rumsfeld "no puede imaginarse" por qué
Venezuela quiere modernizar sus fuerzas armadas, el gobierno venezolano
aparentemente no sufre la misma carencia de imaginación
puesto que Estados Unidos ha intensificado su armamento militar
en las fronteras del país.
El gobierno de Bush ha pedido casi $575 millones en ayuda militar
este año para el gobierno derechista de Colombia bajo el
Presidente Alvaro Uribe. Washington ha incrementado su ayuda militar
a Colombia por más de 1.000% durante la última década.
Tan sólo durante los últimos seis años, Estados
Unidos ha derrochado casi $4.000.000.000 de ayuda a Colombia.
El 80% de esta cantidad ha sido destinada al entrenamiento de
las fuerzas de seguridad del país.
En el 2003, el Pentágono duplicó la cantidad
de tropas colombianas que reciben entrenamiento de Estados Unidos;
cifra que ahora llega a los 13.000. El octubre pasado, el Congreso
de estados Unidos votó no sólo para aumentar la
cantidad máxima de tropas estadounidensesde 400 a
800que se pueden desplegar en Colombia, sino también
la cantidad correspondiente de contratistas militares de 400 a
600. Estas fuerzas juegan un papel decisivo en las actividades
militares colombianas, prestándole sus servicios para el
espionaje y la supervisión de la logística, el mantenimiento
de equipos, y la organización y la capacitación
de varios batallones contra las insurgencias.
Uno de los focos de estas actividades respaldadas por Estados
Unidos ha sido la provincia de Arauca, rica en recursos petrolíferos
en los límites del país. Esta zona ha presenciado
numerosos arrestos, secuestros y asesinatos en masa de personas
a quienes se les sospecha de simpatizar con los guerrilleros,
de sindicalistas y activistas en las comunidades; ola de violencia
estatal que frecuentemente ha descendido en territorio venezolano.
En comunicado emitido el miércoles, el Vicepresidente
del país, José Vicente Rangel, explica que está
"preocupado por el elevado gasto militar que lleva a cabo
EE.UU, que ronda los $450.000 millones de dólares".
Fue una respuesta a los a los comentarios de Rumsfeld en Brasil.
Sigue Rangel: "¿A qué le pueden temer para
justificar tamaño incremento del gasto militar?"
Guerra Propagandista para justificar el saqueo
de los recursos petrolíferos
Rangel caracterizó las palabras del jefe del Pentágono
como una guerra propagandista que representaba una nueva fase
en las agresiones imperialistas [de Estados Unidos], cuyo fin
era permitirle [a EE.UU ] apoderarse de los recursos energéticos
de la nación. Agregó que Venezuela solamente era
un paso en sus ambiciones mundiales.
Actualmente, Venezuela abastece a Estados Unidos con 1.5 millones
de barriles de petróleo diarios; cantidad que representa
un 60% de las exportaciones del país y el 15% del petróleo
extranjero que Estados Unidos consume.
La guerra propagandista a la cual Rangel se refiere apareció
destacadamente en un artículo de primera página
de la revista derechista, National Review, la cual incluía
un retrato de Hugo Chavez y el Presidente Fidel Castro de Cuba
en su portada bajo el titular, "El eje del mal". El
autor es Otto Reich, quien hasta hace varios meses fue el consejero
sobre asuntos latinoamericanos de mayor antigüedad en el
gobierno de Bush.
Escribe Reich, veterano propagandista de las guerras sucias
que la CIA y el Pentágono llevaron a cabo en América
Central durante la década de los 80: "A este eje de
subversión que va apareciendo entre Colombia y Venezuela
hay que hacerle frente antes de que pueda socavar la democracia
en Colombia, Nicaragua, Bolivia o en otro país vecino vulnerable".
La opinión del director de la CIA, Porter Goss, durante
su testimonio a principos de mes ante el Comité fue muy
similar a la de su testimonio anterior ante el Comité sobre
las Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos. Fue ahí
donde abogó por mayor atención a las amenazas en
"nuestro propio patio de atrás".
Goss puntualizó que el año que viene ocho países
sudamericanos y centroamericanos van a celebrar elecciones presidenciales
y advirtió que la si ocurre "una desestabilización
o si se da un paso hacia atrás en cuanto a los principios
democráticos...no serviría de nada a nuestros intereses
y probablemente sería una amenaza a largo plazo a nuestra
seguridad".
Goss acusó a Venezuela de respaldar a fuerzas antigubernamentales
en Bolivia y Colombia, y declaró que "Estamos hablando
acerca de la intervención de actores estatales en los asuntos
soberanos de diferentes países". Describió
al presidente venezolano, Hugo Chávez como alguien que
"muy claramente nos está causando un mal" y aludió
específicamente a las íntimas relaciones de Venezuela
con Cuba, a la cual le vende petróleo a precios baratos.
El director de la CIA admitió que las amenazas a los
intereses de Estados Unidos en Latinoamérica habían
pasado a un segundo plano debido a las intervenciones de Estados
Unidos en el Oriente Medio bajo la insiginia de la "guerra
contra el terror". Según él, el resultado ha
sido que la intervención de la CIA en el continente ha
sido anémica. Hemos eliminado progresivamente muchas actividades
que ahora mismo deseamos no haber llevado a cabo", agregó.
Las "actividades" por las cuales esta agencia es
infame en la región incluyen la organización de
golpes militares violentos contra gobiernos elegidos, atentados
contra jefes de gobierno y otros funcionarios y la organización
de guerras terroristas ilegales, como en Nicaragua.
El 15 de marzo, haciéndole eco a Goss durante su testimonio
ante el mismo comité, Bantz Craddock, Comandante General
del Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), identificó
el crecimiento de de "grupos radicales" como una amenaza
primordial a los intereses de Estados Unidos y dijo que le "preocupa
la influencia de Venezuela en la región".
"SOUTHCOM apoya la postura del estado mayor de mantener
la comunicación entre militares, en este caso con las fuerzas
militares de Venezuela para apoyar los intereses de largo plazo
de ese país y de la región", dijo Craddock.
Washington espera usar semejante comunicación para cultivar
una nueva línea de oficiales venezolanos dispuestos a participar
en un golpe de estado contra Chávez. Después que
el golpe respaldado por Estados Unidos fracasara en abril del
2002, el gobierno de Chávez quitó de sus puestos
a una gran cantidad de comandantes militares derechistas.
"No obstante", añade el General, "creo
que necesitamos un amplio enfoque entre las agencias para trabajar
con Venezuela y así fomentar las funciones de las instituciones
democráticas". Este "enfoque entre las agencias"
consiste de una prolongada campaña para la destabilización
y comenzar preparaciones para un golpe militar y hasta una invasión
militar directa por parte de Estados Unidos.
Craddock también advirtió que "la creciente
presencia de la República Popular de China (RPC) es una
dinámica que se está desarrollando y que no puede
ser ignorada". Citó un informe reciente chino que
indica que en el 2004, China había unvertido casi $900
millones en Latinoamérica, cifra que representa casi la
mitad de sus inversiones en el extranjero. Craddock también
aludió a la creciente cooperación entre los militares
de China y de Latinoamérica. Últimamente, funcionarios
militares chinos han visitado la región unas veinte veces.
Craddock continúa: "Los intereses económicos
en desarrollo y la presencia e influencia en la región
no constituyen una amenaza, pero son claramente elementos de cierta
situación que deberíamos reconocer y considerar
con mucho cuidado a medida que establecemos nuestros propios fines
y nuestra política y participación en la región".
Manifestaciones en contra de Rumsfeld en Argentina
y Brasil
El Ministro de Defensa de Estados Unidos se encontró
con grandes manifestaciones en ambos países, donde fue
criticado ferozmente como arquitecto de la guerra en Irak; tema
que discretamente evadió durante reuniones con funcionarios
de los gobiernos de Argentina y Brasil. En Buenos Aires, manifestantes
por dos horas bloquearon un puente en dirección hacia la
capital argentina.
Rumsfeld llegó a la ciudad justamente dos días
antes del aniversario del golpe militar del 1976 que llevó
la dictadura al poder; dictadura responsable por el asesinato,
la tortura y la "desaparición" de decenas de
miles de argentinos. Durante ese período, Rumsfeld fue
jefe del Pentágono, lo cual facilitó su participación
en la formulación de una política que lo hizo cómplice
y ayudante de la represión policial estatal.
Grupos que representan a los parientes de los desaparecidos
y de ex prisioneros políticos criticaron severamente a
Rumsfeld por repetir en Irak los crímenes que llevara a
cabo en Latinoamérica tres décadas atrás.
Varios de los grupos presentaron una demanda legal simbólica
en la que acusaban al Ministro de Defensa de Estados Unidos de
ser responsable por "la tortura y las ejecuciones; el tratamiento
cruel, inhumano y degradante; y crímenes de guerra cometidos
por la tropas estadounidenses en las prisiones de Guantánamo,
Afganistán e Irak".
Despés de la reunión con Rumsfeld, que duró
tan sólo una hora, El Ministro de Defensa argentino, José
Pampuro, indicó que los dos habían conversado acerca
de la importancia de reanudar los ejercicios militares en conjunto
que se habían suspendido en el 2003. Sin embargo, aclaró
que su gobierno tadavía no estaba dispuesto a aceptar la
exigencia de Estados Unidos que los había terminado originalmente:
inmunidad automática para cualquier crimen cometido por
tropas estadounidenses. Funcionarios argentinos también
indicaron que Washington temía que a oficiales de sus fuerzas
armadas les fueran imputados crímenes de guerra ante el
Tribunal Penal Internacional y sujetos a ser extradictados de
Argentina, la cual es firmante del Tratado de Roma, documento
de fundación de ea organización.
Rumsfeld concluyó su gira de cuatro días en Guatemala,
país donde hace medio siglo que la CIA organizó
uno de los golpes de estado clásicos en Latinoamérica.
Ahí anunció que las fuerzas militares de Estados
Unidos reanudarían su ayuda a los militares guatemaltecosayuda
que por quince años había sido suspendidacon
$3.2 millones. Washington prohibió ayuda de semejante índole
en 1990 cuando se reveló la violencia genocida que los
militares guatemaltecos habían llevado a cabo. La comisión
establecida por la Organización de las Naciones Unidas
calculó conservadoramente que más de 200,000 personas
perdieron sus vidas en la guerra de contrainsurgencia respaldada
por Estados Unidos.
Anteriormente en el mes de marzo, el Ministerio de Relaciones
Exteriores certificó que Guatemala, con tal de reanudar
la ayuda militar, inclusive asegurar que los militares respetarían
la dirigencia civil, se comprometía a obedecer las disposiciones
exigidas por el Congreso de Estados Unidos.
Justamente diez días antes de la visita de Rumsfeld,
tropas guatemaltecas abrieron fuego contra campesinos, trabajadores
y maestros que se manifestaban en contra del Acuerdo de Libre
Comercio Centroamericano. La balacera dejó muerto a un
hombre y a varios otros heridos. Partidarios de los derechos humanos
han acusado a los militares de rehusar toda cooperación
con las investigaciones de los asesinatos en masa en que habían
participado. Grupos terroristas aparentemente con vínculos
a las fuerzas armadas del país repetidamente han convertido
a las personas que exigen semejante cooperación en el blanco
de sus ataques.
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