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La decadencia histórica del imperialismo estadounidense
y las posibilidades del socialismo
Cuarta Parte
Por Nick Beams
5 Abril 2005
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el autor
Durante el fin de semana del 29 al 30 de enero, el Partido
Socialista por la Igualdad de Australia celebró una conferencia
de su militancia. Abajo publicamos en castellano la última
de cuatro partes del discurso de apertura pronunciado por Nick
Beams, Secretario Nacional del partido Socialista por la Igualdad
de Australia e integrante del Comité de Redacción
del World Socialist Web Site.
Las cuatro partes de la versión original en inglés
del discurso aparecieron en sucesión en nuestro sitio del
1ro. al 4 de febrero, 2005.
Ahora permítanme hacer un resumen de las insinuaciones
que nos plantea este análisis del deterioro económico
de Estados Unisods y su relación al capitalismo mundial
en general.
La fragmentación del viejo orden no es simplemente producto
de las agresiones del gobierno de Bush; agresiones contra las
cuales se podría batallar reemplazando a ese régimen
con otro. De nunguna manera descarto la posibilidad de que ciertas
capas de la clase gobernante de Estados Unidos puedan intervenir
en el proceso para, por una parte, cambiar la trayectoria ya escogida
o, por otra, poner a un nuevo régimen en el poder. Después
de todo hay inquietudes muy amplias, cada vez mayores, que el
rumbo actual conduce a la catástrofe económica y
política. Pero lo que debemos enfatizar es que la explosión
del militarismo estadounidense es consecuencia del deterioro histórico
del capitalismo del país.
Cuando Estados Unidos todavía era una potencia en ascendencia
durante la década de los 1920, Trosky analizó las
relaciones entre estos países y puntualizó que la
hegemonía de Estados Unidos no disminuiría en tiempos
de crisis. "El caso es todo lo contrario. Durante un
período de crisis, la hegemonía de Estados Unidos
ha de funcionar más completa, abierta y más despiadadamente
que durante los períodos de prosperidad. Estados Unidos
tratará de sobreponerse y extricarse a sí mismo
de sus dificultades y males principalmente a expensas de Europa,
no importa que ésto ocurra en Asia, Canadá, Suramérica,
Australia o la misma Europa o si toma lugar por medio de la paz
o la guerra". (Trotsky, La Tercera Internacional después
de Lenín, pág. 8)
La Pax Americana que se estableció después
de la Segunda Guerra Mundial se basó antetodo en la capacidad
de Estados Unidos de reconstruir el sistema capitalista de tal
manera que se pudieran crear las condiciones para una nueva prosperidad
en la curva del desarrollo capitalista que resultaría de
un enorme aumento en la extracción y la acumulación
de la plusvalía.
No obstante todos los cambios en el proceso de producción
y los indudables aumentos en la productividad de la mano de obra
que la infórmatica ha creado, la curva del desarrollo capitalista
no ha presenciado una nueva prosperidad. La presión sobre
las tasas de beneficio que comenzó hace treinta años
todavía sigue.
Claro, han habido medidas desesperadas para sobreponerse a
esta presión, inclusive las exigencias del capital financiero
para establecer un "ajuste estructural". Pero
este es un proceso que un escritor ha definido como "la
acumulación por medio del desposeimiento"; es
decir, el saqueo de las materias primas, la privatización
de los servicios públicos, no sólo de la salud,
la educación y hasta el agua, y obligar a los países
más pobres del mundo a pagar tributos monetarios. (David
Harvey, El nuevo imperialismo)
La acumulación por medio del desposeimiento también
tiene que ver con la continua creación de un enorme ejército
mundial de reserva de trabajadores para mantener la continua presión
sobre los gastos de mano de obra que son tan necesarios para la
lucha contra la tendencia perpétua de la tasa de beneficios
en declinar.
Pero este mismo proceso amenaza con poner en movimientro enormes
luchas sociales clasistas, especialmente en China, que se ha convertido
en el centro principal de manufactura para el capitalismo mundial.
La estabilidad política y económica ha dependido
principalmente de la represión de los millones de trabajadores
por parte del régimen estalinista en Peking. Y, como Brzezinski
ya ha notado, la capacidad del régimen para continuar esta
práctica es un asunto de importancia primordial para el
capitalismo mundial en general. Sin embargo, la maquinaria principal
para imponer esta represiónes decir, el ejército
basado en el campesinadoestá siendo socavada por
el mismo proceso de la expansión capitalista misma. La
industrialización de China, basada en la mano de obra barata,
depende de la destrucción de la seguridad económica
de los campesinos y forzándolos a abandonar sus tierras
para que se muden a las ciudades, creando así las condiciones
para una lucha unificada de la as masas obrera y campesinas en
contra del régimen.
En zonas enteras del mundo, las exigencias del capital financiero
están destruyendo las antiguas formas de producción
y organización económica. Aquí [Australia],
Estados Unidos, a través de organizaciones tales como el
FMI y el Banco Mundial, ha jugado un papel estelar. Sólo
hay que recordar la crisis asiática de 1997-1998, cuando
las economías "milagrosas" se hundieron
en la crisis económica, se vieron cara a cara con una lista
de exigencias del FMI para la "reestructuralización",
cuya esencia era la apertura de la región para permtirle
al capital extranjero, sobretodo el de Estados Unidos, entrada
a la región.
Sin embargo, al tratar de poner en práctica este programa,
Estados Unidos se ve asediado por problemas. Aunque estos planes
de lleven a cabo bajo la insignia del "libre mercado"
y "la competencia", nunca deberíamos
olvidar que la competencia nunca se lleva a cabo por puro placer,
como si fuera un régimen de ejercisios físicos para
piner al capitalusmo en forma. El objetivo de la competencia siempre
consiste en eliminar a los rivales y en la adquisición
de una posición monopolista o semi monopolista. Un mercado
libre podría causar la aparición de rivales más
poderosos. Por lo tanto, han de tomarse medidas para asegurar
que esto no suceda.
La rivalidad entre las grandes potencias
Hasta ahora el caso más extremo es Irak. La apertura
de los recursos petrolíferos de Irak bajo el régimen
de Saddam Hussein habría beneficiado a los rivales principales
de Estados Unidos: Francia, Alemania y hasta China, la cual se
convertido en participante muy activo en la exploración
y el desarrollo del petróleo. El objetivo de la invasión
y del cambio de régimen no fue solamente la imposición
del "libre mercado" (uno de los primeros actos
del régimen de Bremer fue promulgar toda una serie de leyes
que garantizaban la propiedad privada y las inversiones extranjeras),
sino la eliminación de rivales potenciales. Los críticos
del gobierno de Bush, entre ellos Kerry, han enfatizado varias
veces este punto: que para que los europeos se involucren al proceso,
hay que ofrecerles concesiones y provechos económicos.
El mismo problema ocurre en Corea. Un artículo del ejemplar
más reciente de [la revista] Foreign Affairs [Asuntos
de la economía] le hace hincapié al hecho que
el conflicto nuclear con Corea del Norte ha sido una invención.
La crisis estalló en octubre, 2002, cuando Estados Unidos
acusó a Corea del Norte de estar desarrollando un programa
para enriquecer el uranio y construir armas. Pero como sucediera
con Irak, el problema no era Corea del Norte; más bien
Estados Unidos sospechaba que cambios entre el régimen
de ese país y otras potencias de la región podrían
causarle dificultades a los intereses de Estados Unidos.
Según el artículo de Foreign Affairs,
las ansiedades de Washington parecen haber sido la inspiración
de la confrontación; ansiedades cada vez más intensas
durante los cinco meses anteriores, cuando Seoul y Tokío
trataron de adoptar una actitud más conciliatoria hacia
Pyongtang. Al sacar al aire el tema del uranio, el gobierno de
Bush esperaba asustar al Japón y a Corea del Sur para que
pusieran su política en reversa. La cadena de sucesos que
anticiparon la confrontación comenzó en abril, 2002,
cuando las dos Coreas decidieron seguir adelante con sus planes
para establecer un vínculo ferroviario entre el norte y
el sur con el fin de desarrollar una nueva zona industrial en
Kaesong, Corea del Norte, donde aproximadamente 1000 empresas
de Corea del Sur esperan construir fábricas.
Las inquietudes de Estados Unidos se intensificaron cuando
el primer ministro del Japón visitó a Corea del
Norte para consultar acerca de la normalización de las
relaciones entre los dos países.
En el verano del 2003, Jonathan Pollack, presidente del Departamento
para las Investigaciones de Estrategia del Centro Estadounidense
para la Guerra Marítima, escribió lo siguiente:
"El gobierno de Bush, frente a la posibilidad que ya
no podía controlar la política de Corea del Sur
y del Japón hacia Corea del Norte, se topó
con una verdadera probabilidad: que sus opciones hacia la península
[Coreana] cada vez más serían dictadas por la política
de otros'".
Exactamente como en Irak, donde Estados Unidos se vio obligado
a invadir al país debido a la posibilidad que sus rivales
europeos se aprovecharían de la desaparición de
las sanciones, las movidas de los rivales orientales de Estados
Unidos han sido el estímulo para la creación de
una "crisis nuclear". En el caso de Irak, el
premio es el petróleo. En el caso de Corea del Norte, es
el acceso a una mano de obra que se considera entre las más
baratas del mundo. La semana pasada se aparteció un informe
que indica lo que está en juego: automóviles de
la China, con un precio de aproximadamente $5,000, pronto han
de entrar en el mercado mundial.
Si analizamos a Estados Unidos mismo, el régimen tipo
gangsterista de Bush es la expresión política de
procesos económicos profundos. Marx puntualizó que
una de las maneras en que el capitalismo trata de sobreponerse
a la presión sobre la tasa de beneficios es a través
de las aventuras financieras más descabelladas y la criminalidad
desnuda. Las nombres de Enron y WorldCom nos vienen
a la mente, pero esos son solamente dos.
El potencial para semejante criminalidad surge de la misma
índole del capitalismo mismo. No importa que forma adquiera,
el capital financiero siempre tienen que ver con la apropiación
de la riqueza producida en otro lugar. Esto no significa, sin
embargo, que el capital financiero es puramente parasítico
y que de alguna manera podemos hacerlo desaparecer, como los reformistas
del capitalismo, desde Prudhon en adelante han querido sugerir;
es decir, deshagámonos de la parte mala y quedémonos
con la buena.
El hecho es que, como Marx señalara, es la parte mala
la que con mayor frecuencia funciona como ímpetu de los
desarrollos. El capital financiero no es meramente parasítico.
Nace de las necesidades y contradicciones bien definidas del modo
de producción capitalista y también afecta su desarrollo
general. No importa cuan necesaria sea la función social
del capital, su modo de acumulación permanece igual; no
la extracción directa de la plusvalía, sino la apropiación
de la plusvalía que se ha sacado de otro lugar.
Esto significa que siempre existe una línea muy angosta
entre lo que podríamos llamar las funciones legítimas
del capital financierola apropiación de la riqueza
a cambio de las funciones sociales necesarias que lleva a cabo
para el capitalismo en generaly el robo. Mientras mayores
las dificultades con que el capital se encuentra al extraer una
tasa de beneficios adecuada por medio del proceso de producción
y la explotación de la mano de obra, menos demarcada se
pone esa línea.
El régimen de Bush es la personificación de ese
proceso. El carácter delictivo de este gobiernoBush,
como primer presidente licensiado en el manejo de empresas, representa,
más directamente que sus predecesores, a estas capassurge
de las índole cada vez más delictiva del proceso
para acumular la riqueza.
¿Puede el sistema capitalista mundial establecer un
nuevo equilibrio? Nuestro análisis muestra que no. El hecho
es que el esfuerzo del imperialismo estadounidense para dominar
al mundo, el cual ha destruído el viejo orden, tiene su
cuna en la economía mundial. Este es un punto primordial
de nuestras perspectivas. La explosión violenta del militarismo
de Estados Unidos no es una cuestión solamente estadounidense.
Es la expresión del callejón sin salida histórico
en que el capitalismo en general se encuentra.
Seamos más específicos. Si repasamos la historia
del Siglo XX, lo que podemos entender bien claro es que los enormes
recursos del capitalismo estadounidense probaron ser el factor
objetivo más poderoso que mantuvo el sistema capitalista
mundial. Claro, la burguesía dependió enormente
de las traiciones llevadas a cabo por las dirigencias de la clase
obrera; traiciones motivadas por la supresión del programa
del internacionalismo socialista tras la Revolución Rusa.
Pero ni siquiera estas traiciones, tan extensas y tan de largo
alcance como han sido, habrían sido lo suficiente si el
capitalismo no hubiera podido lograr cierta expansión bajo
la dirección de Estados Unidos. Pero esa situación
se ha transformado totalmente. Ya Estados Unidos no ofrece estabilidad
mundial; es ahora el factor más explosivo y desestabilizador
de la política mundial.
Esto significa que nos vemos ante una época de enormes
luchas sociales y de clase, un nuevo período de guerras
y revoluciones. Durante los primeros días de la Segunda
Guerra Mundial, Trotsky escribió que era imprescindible
que la clase obrera se opusiera a la "perplejidad imperialista
del capitalismo" avanzando su propio programa y métodola
revolución socialy esmerarse por reestablecer la
reorganización socialista de la economía mundial
como la orden del día.
Tenemos que prepararnos para la restauración de la lucha
de clases, la cual asumirá una índole internacional
cada vez más, tal como vimos en las manifestaciones contra
la guerra en Irak en el 2003, y más y más adquirirá
un matiz político. Nuestra preparación más
vital para esta nueva situación es el desarrollo de nuestro
programa y nuestras perspectivas internacionales presentando claramente
las posibilidades de la lucha mundial el socialismo en el Siglo
XXI y capacitando a la juventud y a los trabajadores para se presenten
a luchar por ello.
Conclusión
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