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La decadencia histórica del imperialismo estadounidense
y las posibilidades del socialismo
Tercera Parte
Por Nick Beams
4 Abril 2005
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el autor
Durante el fin de semana del 29 al 30 de enero, el Partido
Socialista por la Igualdad de Australia celebró una conferencia
de su militancia. Abajo publicamos en castellano la tercera de
cuatro partes del discurso de apertura pronunciado por Nick Beams,
Secretario Nacional del partido Socialista por la Igualdad de
Australia e integrante del Comité de Redacción del
World Socialist Web Site.
Las cuatro partes de la versión original en inglés
del discurso aparecieron en sucesión en nuestro sitio del
1ro. al 4 de febrero, 2005.
El segundo discurso inaugural de Bush, con sus afirmaciones
que el mundo entero merece la libertad, recuerda la retórica
de Woodrow Wilson durante la Primera Guerra Mundial, pero con
una gran diferencia: a principios de lo que podríamos llamar
el Siglo de Estados Unidos, Wilson tenía la confianza,
por lo menos durante cierto período, que podía contar
con el apoyo de grandes sectores de la población europea.
Bush alude al "fuego indómito de la libertad"
que arde en los "rincones más recónditos del
mundo" y que hace perecer en sus llamas a todos aquellos
"que le cierran el paso a su progreso". Son las palabras
de un dirigente cuyo régimen se ve asediado por todos lados.
Pero los dos se vinculan de la siguiente manera: para ambos la
libertad significa ante todo la libertad del capitalismo estadounidense
trasladarse a todas partes, de arraigarse en todas las regiones
del mundo y extraer beneficios.
Fue la dinámica expansión de la economía
de Estados Unidos la que lo empujó a participar en la Primera
Guerra Mundial. Cuando esta comenzó, , ya la economía
norteamericana dependía cada vez más de la economía
mundial en general. Sus industruas se habían expandido
hasta tal punto que Wilson tuvo que explicar, durante su campaña
para las elecciones presidenciales de 1912, que éstas,
es decir, las industrias, estaban "casi al punto de reventar"
si no se abrían las puertas de los mercados libres internacionales.
Los mercados internos, insistió Wilson, ya no bastaban;
para Estados Unidos los mercados exteriores eran imprescindibles.
Las exigencias de la guerra ayudaron a proporcionarle estos mercados
y transformó a Estados Unidos de nación deudora
a nación acreedora.
Uno de los temas constantes de sus discursos durante la campaña
presidencial de 1912 era que la recesión y el estancamiento
podían afligir a la economía del país si
no se levantaban las restricciones a sus exportaciones. Justamente
antes de la campaña le informó a la Asamblea General
del estado de Virginia que "nuestras fábricas están
produciendo más mercancías de lo que nosotros mismos
podemos consumir...y si no hemos de ahogarnos económicamente,
tenemos que encontrar una salida que nos abra el paso a los grandes
mercados internacionales. (Ver N. Gordon Levin, Woodrow Wilson
y la política mundial, pág. 14)
Hacia fianles de su primer plazo presidencial, Wilson se dirigió
a una conferencia sobre las ventas que tomó lugar en la
ciudad de Detroit y en la que ofreció su punto de vista
acerca de lo necesario que le era a Estados Unidos expandirse.
"Amigos, esto es, pues, el simple mensaje que les traigo.
Levanten la vista hacia los horizontes del comercio; no se fijen
muy detalladamente en los pequeños procesos que los inquietan,
pero sí permitan que sus pensamientos y sus imaginaciones
corran por todo el mundo, inspirados por la idea que ustedes,
como americanos, han sido ordenados a llevar la libertad, la justicia
y los principios humanos donde quiera que vayan. Vayan y vendan
sus mercancías; mercancías que harán al mundo
más cómodo y más feliz, y conviértanlos
a los principios [que forman la base] de Estados Unidos. (Levin,
pop cit, pág. 18)
Wilson promulgó su perspectiva de expansión mundial
bajo la insignia de la democracia y una nueva diplomacia en la
que los principios democráticos y los debates abiertos
reemplazarían las intrigas y los pactos secretos entre
las grandes potencias. El "idealismo" de Wilson fue
criticado ferozmente. Pero, como un historiador recientemente
ha notado, estas críticas no tenían ningún
fundamento. "El idealismo retórico de Wilson fue,
en sí, un arma política despiadada que usaba en
las causas más realistas' y partidarias...Las aspiraciones
fundamentales de Wilson no eran menos que que el establecimiento
de un mundo capitalista liberal que ofreciera acceso gratis a
la economía. Bien entendía que, así como
Gran Bretaña se había beneficiado del llamado comercio
libre mientras dominaba las rutas y los mercados de intercambio,
ahora Estados Unidos, por el simple hecho que comenzaba a establecer
su superioridad económica, sería el beneficiario
principal de magnanimidad tan aparente. En la Conferencia de París
presenció el nacimiento del Siglo de Estados Unidos. (Neil
Smith, El imperio estadounidense, pág. 140)
Pero hubo un problemita: justamente cuando Estados Unidos estaba
a punto de convertirse en líder internacional, la Revolución
Rusa anunció que había llegado el momento de derrocar
al capitalismo internacional.
A pesar de intensos esfuerzos, Estados Unidos y las otras potencias
capitalistas no pudieron destruir la revolución y Estados
Unidos, ya que los regímenes europeos habían quedado
increíblemente atrincherados, no pudo efectuar la reconstrucción
de la economía mundial y así facilitar la expansión
dinámica de la producción. Además, si Estados
Unidos ponía demasiada presión, corría el
riesgo de desestabilizar el frágil orden europeo y facilitar
la expansión del bolchevismo. Fue por eso que el tratado
de paz no ofreció ningún equilibrio político
o económico firme. Más bien, como Keynes ha señalado,
el Tratado de Versailles convirtió a la economía
en un manicomio. No se resolvió ninguna de las contradicciones
del sistema capitalista mundial que habían causado la guerra.
Las rivalidades entre los países imperialistas se profundizaron
e intensificaron hasta terminar en la explosión de la Segunda
Guerra Mundial solamente dos décadas después de
terminar "la guerra para acabar con todas las guerras".
La reconstrucción post bélica
Fue sólo al concluir la Segunda Guerra Mundial, con
la derrota de Alemania y Japón y el terrible agotamiento
del imperio británico, que Estados Unidos quedó
en buena posición, basada en su vasta superioridad económica
y dominio sobre sus rivales, para emprender la reconstrucción
del orden capitalista mundial.
La piedra angular de la reconstrucción que tomó
lugar después de la Guerra fue el establecimiento de una
estructura dentro de la cual los métodos más productivos
que el capitalismo estadounidense había desarrollado podían
expandirse al resto del mundo.
En su famoso artículo, "El nacionalismo y la vida
económica", escrito en noviembre, 1933, Trotsky se
había referido a la necesidad histórica de esta
expansión. El capitalismo estadounidense, por medio de
la estandarización de la producción en cadena [o
serie], había llevado la productividad de la mano de obra
a nuevos niveles. Estos métodos estaban destinados a encontrar
su rumbo por el resto del mundo, escribió Trotsky.
"Pero el viejo planeta rehusó ponerse de cabeza.
Todo el mundo comienza a defenderse a contra todos los demás,
protegiéndose a sí mismo con murallas de aduana
y bayonetas. Europa rehusa comprar mercancías, no paga
sus deudas y, además, se arma a sí misma. Con cinco
divisiones miserables, el Japón, medio muerto de hambre,
se apodera de todo un país. La técnica más
avanzada del mundo de repente parece impotente ante obstáculos
basados en una técnica inferior. La ley de la productividad
de la mano de obra aparentemente pierde la fuerza.
"Pero esto es sólo la apariencia. La ley básica
de la historia humana inevitablemente tiene que vengarse de los
fenómenos derivativos y secundarios. Tarde o temprano,
el capitalismo estadounidense tiene encontrar la manera de abrirse
camino por todo el planeta. ¿Con qué métodos?
Con todos los métodos. Una alto coeficiente de productividad
denota un alto coeficiente de destrucción. ¿Pregono
la guerra? Para nada. No pregono nada. Sólo trato de analizar
la situación mundial y llegar a conclusiones arraigadas
en las leyes de la mecánica de la economía (Trotsky,
"El nacionalismo y la vida económica", en Escritos
de 1933-34, páginas 161-62).
El Plan Marshall abasteció a Europa un total de $13.000.000.000
en ayuda. Ésta fue necesaria, pero tuvo hacerse dentro
ciertas restricciones que permitirían la auto expansión
del capital. Los Acuerdos de Bretton Woods, que establecieron
al dólar estadounidense como divisa internacional principal
respaldada por el oro a $35 la onza, estableció los medios
necesarios para la expansión del comercio internacional.
Pero esto en sí mismo no fue suficiente; la economía
europea tenía que hacerse más productiva.
El significado del Plan Marshall no se encuentra en la ayuda
que proveía, pero en la insistencia de sus planificadores
estadounidenses en que la economía europea tenía
que ser reconstruida en su totalidad. Los carteles, las barreras
y las reestructuraciones que habían caracterizado la época
anterior tenían que desaparecer. Eran las únicas
médidas que podían tomarse para establecer la producción
a gran escala basada en los métodos estadounidenses.
El tema fundamental era el siguiente: como restaurar la auto
expansión del capital. Este proceso depende de la acumulación
continua de la plusvalía a suficiente velocidad para poder
aumentar, o por lo menos poder manener a un mismo nivel, la tasa
de beneficio. El aumento de los beneficios significa nuevas inversiones;
nuevas inversiones significan mayor empleo de la mano de obra
y la expansión de los mercados para las mercancías
de consumidores, lo cual, por lo tanto, ofrece nuevas oportunidades
para mayores inversiones y beneficios adicionales que sirven de
ímpetu a todo el proceso. Si eso no sucede, el proceso
entonces se pone en reversa: se contraen los mercados; aumentan
los conflictos; y se establecen barreras comerciales y los bloques
[entre naciones].
A fin de cuentas, lo que fundamentalmente determina las tendencias
del desarrollo capitalista, que Trotsky llamara la curva
de ese mismo desarrollo, son la fluctuaciones de la tasa promedio
de beneficio. Según puntualizara Trotsky, la Primera Guerra
Mundial ocurrió durante un cambio fundamental en esa curva:
a medida que la prosperidad iniciada a mediados de la década
de los 1890 llegaba a su fin y abría un período
de beneficios decrecientes y de mercados límites. No fue
hasta casi una década después de terminar las hostilidades
que los niveles de producción de Europa retornaron a los
de 1913. Y eso fue sólo durante el breve período
antes de comenzar la Depresión. La década de los
1930 la caracterizó una serie de conflictos que ocurrieron
a medida que cada gran potencia capitalista trataba imponer su
imperio: los británicos con pactos comerciales restrictivos
basados en su imperio; los japoneses con el establecimiento de
un bloque en el Este; y el imperialismo alemán con movidas
para apoderarse del Lebensraum en el Este, lo cual inevitablemente
terminó en la guerra.
La reconstrucción post bélica emprendida por
Estados Unidos se basaba en que Europa, Japón y todas las
demás naciones adoptaran sus métodos más
productivos y a las empresas estadounidenses se les abrieran mayores
campos, a las cuales se les garantizaba la expansión de
la reproducción del capital. La acumulación expandiente
de la plusvalía y las mayores tasas de beneficio formaron
las bases de la prosperidad después de la guerra. Los enormes
recursos del capital estadounidense habían logrado salvar
al sistema en general.
El colapso de Bretton Woods
Pero la reconstrucción post bélica no pudo conquistar
las leyes de la economía capitalista. La resucitación
delas potencias europeas socavó el enorme dominorelativo
y absolutode la economía estadounidense sobre la
cual se había basado el sistema monetario de Bretton Woods.
Además, la expansión de la producción y del
comercio y las inversiones que la resconstrucción post
bélica había fomentado significaba que el sistema
nacional de reglamentos en el que se basaba dicho sistema monetario
tenía que entrar en conflicto con la creciente expansión
internacional del capital. La desaparición de Bretton Woods
expresó dos tendencias: la debilitación relativa
de Estados Unidos y el conflicto creciente entre la expansión
de la economía mundial y los reglamentos que regían
la economía nacional.
Nixon le quitó el respaldo del oro al dólar estadounidense
en 1971 para poder seguir manteniendo la posición preeminente
de Estados Unidos. Seguir adhiriéndose al sistema de Bretton
Woods habría significado la recesión permanente,
y/o habría impuesto severas restricciones a los gastos
de Estados Unidos a nivel internacional. Esa alternativa fue deshechada.
Aunque los europeos se opondrían a un nuevo sistema, tendrían
que aceptar los dólares, pues no había ninguna otra
moneda que podía funcionar como divisa internacional.
El fin de las relaciones monetarias fijas marcó dos
desarrollos: el fin de los reglamentos nacionales que regían
las finanzas; y el surgimiento del mercado financiero mundial
hasta tal punto que, en comparación, la economía
de las naciones (o grupos de naciones) más poderosas parece
minúscula.
Varias cifras muestran esto. Entre abril, 2001 y abril, 2004,
el volumen de comercio en los mercados internacionales de divisas
aumentó un 57% a $1.900.000.000.000 y el comercio diario
de los derivados financieros aumentó un 77% a $1.200.000.000.000.
El Banco de Operaciones Internacionales calcula que el valor del
mercado de derivados es $200.000.000.000.000, o sea, seis veces
el valor del Producto Interno Bruto mundial.
La expansión de la producción durante la prosperidad
post bélica no sólo alteró el desarrollo
del sistema monetario de Bretton Woods, sino que condujo a un
resurgimiento de la tendencia de la tasa de beneficio a decrecer.
El capitalismo se recuperó de la recesión del 1974-75,
pero la tasa de beneficio no retornó a los niveles de prosperidad
que habían tomado lugar después de la guerra. La
presión constante sobre la tasas de beneficio, que se manifestara
en el fenómeno de la "estancaflación"
(altos niveles de desempleo y alta inflación) al concluir
la década del 1970, causaron cambios de largo alcance en
el proceso de producción mismo.
El capitalismo comenzó a reorganizar y a reestructurar
el proceso de producción, a la vez que embestía
la posición social de la clase obrera, para incrementar
la acumulación de la plusvalía y sobreponerse a
la presión sobre la tasa de beneficio. El resultado de
esta transformación ha sido la globalización de
todos los aspectos de producción y la aplicación
de la tecnología de la informática a todas las esferas
de la economía.
No hay duda que estos cambios son de tan largo alcance como
aquellos relacionados con el desarrollo de la producción
basada en la cadena de montaje durante las primeras décadas
del Siglo XX. Pero hay una diferencia significante: a pesar de
la amplia aplicación de métodos nuevos y enormemente
más productivos, el capitalismo no ha gozado de una época
en que la producción se haya expandido; es decir, un período
en que la (cada vez mayor) acumulación de la plusvalía
haya elevado la tasa promedio de beneficio y permitido una expansión
como la que ocurrió tras la Segunda Guerra Mundial.
Al contrario; la economía mundial por lo general se
caracteriza por su lento desarrollo y un estancamiento evidente.
La causa principal del crecimiento económico durante la
primera mitad de los 90a pesar de una recesión en
Estados Unidos, el poco crecimiento en Europa, y el colapso del
mercado de acciones y de la burbuja de los precios en el Japónfue
el "milagro económico asiático". Luego
de la crisis de 1997-1998, la fuente principal del crecimiento
adicional ha sido la economía de Estados Unidos. Por ejemplo,
se ha calculado que durante el período entre 1995 y el
2002, Estados Unidos, que representa aproximadamente el 30% de
la producción mundial, era responable por casi el 98% del
aumento en el Producto Interno Bruto mundial. Es decir, el restante
70% del mundo produjo sólo el 2% del aumento en el PIB
durante el mismo período.
La política basada en el "dinero
fácil"
Su hacemos un repaso de la economía mundial durante
los últimos 20 años, o durante el período
desde el derrumbamiemto de la bolsa de valores en Octubre, 1987,
podremos ver que la causa principal del crecimiento no ha sido
resultado de los beneficios expandientes, como sucedió
durante la prosperidad después de la guerra, sino de las
continua inyecciones de liquidez financiera.
La reacción de la Comisión de la Reserva Federal
al derrumbamiento de los valores en 1987 fue abrir los grifos
financieros. No iba a haber ninguna repetición de los 1930.
Uno de los efectos fue la creación de una burbuja de acciones
y precios de tierra en el Japón, que eventualmente reventó
a principios de los 90 y llevó al país a un período
de deflación y estancamiento del cual todavía no
se ha recuperado.
En 1944, luego de tratar de poner en práctica una política
basada en el dinero fácil, le Comisión de la Reserva
trató de detener las tasas. Esto terminó en una
crisis en el mercado de obligaciones de renta fija en Estados
Unidos. Una inyección de liquidez le proporcionó
al mercado de acciones cierta energía, lo cual ocasionó
las famosas palabras de Greenspan acerca de la "euforia irracional".
Pero el presidente de la Comisión de la Reserva no tomó
ninguna acción para desinflar la burbuja. Más bien
se convirtió en el partidario principal de la teoría
sobre la "nueva economía": los grandes aumentos
en la productividad y las maravilas del mercado libre significaban
que la economía de Estados Unidos ya no era sujeta a los
procesos del ciclo comercial.
La crisis asiática de 1997-1998 causó un crecimiento
en los mercados financieros de Estados Unidos a medida que el
capital trataba de encontrar un refugio seguro. Pero el tiro salió
por la culata en septiembre-octubre, 1998, con la crisis de la
Long Term Capital Management, la cual requirió un
rescate valorado en $3.000.000.000 para prevenir la bancarrota
total. La Comisión de Reserva reaccionó al resbalo
del mercado de acciones en el 2001 reduciendo los tipos de interés
aún más. Pero esto sólo ha conducido a la
creación de una burbuja en las propiedades y en el crédito.
¿Dónde va a terminar este proceso? Sabemos que
el cuerpo humano puede, por cierto tiempo, continuar funcionando
con inyecciones de adrenalina. Pero mientras más dura el
proceso, mayores tienen que ser las inyecciones hasta que eventualmente
el cuerpo se desploma. Las inyecciones de liquidez financiera
pueden darle ímpetu a la economía, pero hay límites
y los avisos nos dicen que esos límites están al
doblar la esquina.
El Financial Times del 24 de enero publicó un
artículo sobre un informe acerca del fondo de protección,
Odey Asset Management. El artículo puntualiza que
el aumento del crédito en Estados Unidos y el Reino Unido
en los últimos años ha resultado en una "prosperidad
ilusoria" que amenaza con terminar en la deflación
o en una extraordinaria inflación. La política basada
en el crédito fácil no se nota en la inflación
de los precios que los consumidores pagan, sino en los precios
de los activos, con muy poco dinero persiguiendo a muy pocos activos...Eventualmente,
la burbuja de crédito ha de reventar porque las burbujas
de activos requieren una cantidad perenne de crédito sólo
para sostenerse a sí mismas. Eso puede resultar en la deflación,
ya que los deudores pueden declararse en bancarrota, o en la inflación
a medida que las autoridades a cargo de la moneda vierten aún
más liquidez en el sistema financiero para tratar de reducir
el peso de la deuda".
En su informe a la reunión nacional del Partido Socialista
por la Igualdad (EE.UU.), David North detalló los tremendos
desiquilibrios en la posición económica de estados
Unidos, consecuencia de la expansión del crédito.
Permítanme concentrarme en una de esas cifras. La posición
de Estados Unidos en cuanto a sus inversiones internacionales
netas (PIIN) disminuyó de -$360.000.000.000 en 1997 a -$2.650.000.000.000
en el 2003, y se espera que disminuya a los -$3.300.000.000.000
en el 2004. Esto representa aproximadamente el 24% del Producto
Interno Bruto de Estados Unidos. Sin embargo, si el déficit
de la cuenta corriente permanece en el mismo nivel, y si presumimos
que el PIB aumenta a una tasa tal como ha predicho la Oficina
Congresional del Presupuesto, el PIIN crecerá a -64% del
PIB durante la próxima década. De acuerdo, los pagos
al servicio de la deuda subirán de sus niveles actualescasi
ceroa aproximadamente el 1.7% del PIB.
Tanto depende Estados Unidos de la entrada del efectivo que
proviene del resto del mundo, que varios ámbitos financieros
han comenzado a inquietarse. En una conferencia que tomó
lugar el octubre pasado, el ex ministro de la Tesorería
de Estados Unidos, Lawrence Summers, rechazó afirmaciones
que el flujo de capital desde afuera significaba que la economía
de Estados Unidos era fuerte. Enfatizó "No se puede
discutir con que el cuadro que se nos ha puntado: que una gran
porción del déficit de la cuenta corriente está
siendo financiado por las inversiones de bancos centrales extranjeros".
Esta "dependencia sobre los gobiernos extranjeros para
el financiamiento a corto plazo tiene que crear dudas y vulnerabilidades
en el marco político y económico. Hay que hacer
la siguiente pregunta con franqueza: ¿Por cuánto
tiempo debería el mayor deudor del mundo seguir siendo
el mayor acreedor del mundo?" ¿Y por cuánto
tiempo, podríamos preguntar, se puede financiar al imperio
con una tarjeta de crédito?
Hasta ahora la situación ha permanecido estable debido
a lo que Summers llamara "el equilibrio del terror financiero".
Es decir, si los bancos asiáticos, así como también
otros bancos centrales, repentinamente sacaran sus fondos de los
mercados estadounidenses y los trasladaran a otros lugares, sufrirían
enormes pérdidas como resultado de la caída del
valor del dólar. Pero hay evidencias que semejante movida
ya se ha emprendido.
El Financial Times (FT) ha reportado que los bancos
centrales están sacando sus reservas de Estados Unidos
y poniéndolas en la eurozona "en una movida que decididamente
va a empeorar las dificultades del gobierno de Bush en financiar
su déficit en la cuenta corriente, el cual se infla rápidamente".
El artículo se basó en una encuesta que muestra
que 70% de los dirigentes de los bancos de reserva centrales se
habían virado más y más hacia el euro durante
los dos últimos años. Otro informe nota que en el
2003, último año en que datos oficiales son asequibles,
los bancos centrales en todas partes del mundo financiaron el
83% de la deuda corriente actual de Estados Unidos. Los bancos
asiáticos son responsable por el 86% de esa entrada.
La fecha de la publicación y la colocación del
informe del FT tiene su significado político y sus objetivos
no se pueden malentender. Apareció el 24 de enero como
noticia de primera plana bajo el titular, "Bancos centrales
se alejan de EE.UU.", justamente varios días después
del discurso inaugural de Bush
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