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Pueblos europeos se oponen a la visita de Bush, pero los líderes
se postran ante él
Por Chris Marsden
9 Julio 2004
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el autor
Este artículo originalmente apareció en nuestro
sitio en inglés el 29 de junio.
El gobierno irlandés se vio obligado a imponer condiciones
similares a las de ley marcial al presidente George Bush y todo
su entorno pisar tierra en el aeropuerto de Shannon, Irlanda,
el 25 de junio pasado para asistir a una reunión cumbre
entre la Unión Europea y los EE.UU.
El Castillo de Dromoland en el Condado de Clare se transformó
en una fortaleza militar rodeada por más de 6,000 tropas,
fuertemente acorazadas, quienes custodiaban el lugar y trataban
de mantener a raya a miles de protestantes, en lo que podrá
ser considerado como la mayor actividad de seguridad en la historia
irlandesa.
Bush, su esposa Laura, el secretario de relaciones exteriores
Colin Powell y la consejera de seguridad nacional, Condoleezza
Rice, se alejaron rápidamente en un Cadillac blindado,
mientras tiradores emboscados vigilaban a la comitiva desde los
tejados de edificios del aeropuerto y helicópteros volaban
sobre la zona.
Alrededor de 700 miembros del Servicio Secreto personal del
presidente de EE.UU. custodiaban a Bush. El gobierno irlandés
de Bertie Ahern había otorgado autorización para
abrir fuego si éstos sospechaban que ellos o el presidente
corrían riesgo.
La policía y el ejército cubrieron todas las
rutas que llevaban al Aeropuerto Shannon y "Dromoland Castle".
Cuatro naves patrullaban el Río Shannon y su estuario.
Se desplegaron unidades de desinfección especial y equipos
de desactivación de bombas. Los vecinos de la zona fueron
obligados a llevar pases para ingresar a sus domicilios particulares
y lugares de trabajo.
Se emplearon tanques escorpión. El líder principal
y defensor de la paz, comandante retirado de escuadrilla, Edward
Horgan, se quejó, afirmando que "estos tanques son
completamente inadecuados para ejercer control sobre la muchedumbre.
Su único blanco son la gente. Se han usado solamente una
vez para controlar multitudes en el mundo, yo creo, y eso fue
en Indonesia, dónde mataron a centenares de personas en
la provincia de Aceh".
En total alrededor de 18 kilómetros (11 millas) de ruta
cerca de Dromoland permanecieron cerrados hasta la partida de
Bush el 26 junio por la tarde, por sólo 18 horas de visita
presidencial.
Policías equipados con cañones de agua también
se encontraban allí a la espera de enfrentamientos. Al
otro lado de las barricadas y policías y cordones del ejército,
se encontraban los manifestantes, quienes habían viajado
toda la noche desde todos los rincones de Irlanda.
Esa tarde, entre 30,000 y 40,000 personas se habían
manifestado en la ciudad capital de Dublín. Asimismo, en
Sligo, Tralee, Waterford y Galway se habían llevado a cabo
manifestaciones más pequeñas. Al dejar Irlanda para
partir a la cumbre de la OTAN en Ankara, Turquía, la acogida
pública de Bush fue llanamente hostil. Se trasladó
desde el aeropuerto de Esenboga al Hilton en un automóvil
acorazado, rodeado de centenares de policías y de un cordón
policiaco paramilitar a lo largo de los 34-kilómetros (21
millas) de ruta.
Se llevó a cabo una serie de manifestaciones y explosiones
de bomba antes de su llegada. Una de estas manifestaciones, realizada
el jueves 24 de junio, dejó como saldo tres personas heridas
en las cercanías del hotel Hilton. Una explosión
en un autobús en Estambul mató a cuatro personas
e hirió a 14.
El sábado, el 26 de junio, la policía turca disparó
gas lacrimógeno a más de 150 manifestantes izquierdistas
quienes habían lanzado piedras y utilizado ramitas para
intentar estropear una barricada policíaca durante una
manifestación que precedió la llegada de Bush.
Ese mismo día, cuatro funcionarios fueron heridos en
enfrentamientos entre 5,000 manifestantes anti estadounidenses
y policías anti-disturbios. La policía bloqueó
docenas de caminos en el centro de Ankara, y los residentes se
vieron obligados a quitar sus automóviles allí estacionados.
El contraste entre la obvia hostilidad de los europeos hacia
Bush, y el apoyo limitado que éste recibió por parte
de los líderes de la Unión, fue más que desolador.
En la cumbre H de Dromoland, Bush había logrado el respaldo
de la EU para que la OTAN entrenase fuerzas de seguridad del régimen
títere estadounidense en Irak. Este punto era crucial para
Bush, pues 19 de los 25 miembros del EU son también miembros
de la OTAN y Bush espera que desempeñen un papel militar
en Irak.
EE.UU. y la EU emitieron una declaración conjunta, acordando
respaldar el requerimiento de Irak para que la OTAN envíe
ayuda militar y apoye el entrenamiento de fuerzas de seguridad
iraquíes y para que se reduzca su deuda internacional,
la cual se considera llega a $120 mil millones. La oposición,
encabezada por Francia y Alemania con relación a estas
medidas, evitó el acuerdo para apoyar el papel militar
de la OTAN en suelo Iraquí. No obstante, Francia y Alemania
resolvieron entrenar tropas.
La EU respaldó a la Casa Blanca en su intento de suavizar
las tensiones con Irán y expresó preocupación
por el programa nuclear de Irán, insistiendo que éste
debe cumplir con sus obligaciones internacionales y no crear armas
nucleares.
Ambos bloques acordaron compartir datos y cooperar para combatir
el terrorismo y la propagación de armas para la destrucción
en masa. Asimismo, se comprometieron a compartir el sistema de
navegación satelista de la EU, Galileo, con el Sistema
de Posicionamiento Global Estadounidense (GPS.)
El único indicio de crítica se dejo entrever
de forma solapada. No se hizo mención al ejército
estadounidense ni a la prisión de Abu Ghraib. El último
comunicado oficial de la cumbre de Dromoland simplemente declaró,
"es imperante respetar íntegramente las Convenciones
de Ginebra".
En una conferencia de prensa con Bush, Ahern y el primero ministro
Tony Blair, un periodista preguntó por qué Bush
era tan impopular en Europa. Ante esto, el primer mandatario estadounidense,
evidentemente enfadado, respondió: "Debo confesar
que las únicas elecciones que me preocupan son los que
se van a efectuar a principios de noviembre de este año
[refiriéndose a las elecciones presidenciales de su país]".
En relación a los abusos cometidos por las tropas estadounidenses,
continuó: "Escuche, yo me preocupo por la imagen de
nuestro país...". Y agregó que "en lo
que se refiere a mi prestigio y estatus personal, mi trabajo es
hacer mi trabajo. Voy a establecer una visión y voy dirigir
y que las cosas caigan donde caigan".
Bush declaró que las diferencias entre EE.UU. y los
líderes europeos sobre Irak habían finalizado, y
que compartían "intereses y metas para ayudar a los
Iraquíes."
Manifestó haber sido cuestionado por el presidente Mary
McAleese de Irlanda y por Ahern con referencia al escándalo
de la prisión Abu Ghraib y al tratamiento de prisioneros
en Guantánamo Bay. En alusión a Abu Ghraib, manifestó
que había expresado a ambos que "los incidentes que
sucedieron en la prisión me dejaron enfermo. Los actos
perpetrados por estas tropas no reflejan lo que pensamos y causaron
daños."
Ahern inmediatamente acudió a la defensa de Bush, quien
se mostraba evidentemente sacudido por las circunstancias. Con
desdén increíble, afirmó: "Estas cosas
sucedieron desgraciadamente. Ojalá que no hubiera sido
así, pero suceden, y eso es lo importante".
Bush pudo así dejar Irlanda con razonable satisfacción.
Además debe haberse sentido complacido por la confirmación
al cargo de Presidente de la Comisión Europea, del primer
ministro portugués, José Manuel Durao Barroso. Barasso
fue confirmado en su cargo luego de que Bretaña bloqueara
al candidato favorito de Francia y Alemania, Guy Verhofstadt,
primer ministro belga, quien había encolerizado al Reino
Unido y a Estados Unidos por organizar una mini cumbre entre Alemania
y Francia sobre la defensa de Europa cuyos fines eran establecer
una oposición a la guerra en Irak.
Barroso, un admirador de la política económica
de Margaret Thatcher, apoyó a EE.UU. y a Gran Bretaña
en cuanto a Irak y fue anfitrión de una reunión,
previa al inicio de las hostilidades en Irak, entre Bush, Blair
y el depuesto primero ministro español José María
Aznar en las islas Azores.
Sin embargo, aquellos que afirman que las diferencias entre
EE.UU. y Europa son cosa del pasado sólo expresan los pensamientos
ilusorios de Bush. El primer mandatario estadounidense no consiguió
todo lo que se propuso de la EU. Francia y Alemania han mantenido
su negativa de enviar tropas a Irak, e incluso los aliados europeos
más fieles de EE.UU. que han enviado tropas insisten en
la necesidad de encontrar una estrategia para lograr la salida
de EE.UU. del territorio Irakí. Ningún país
quiere arriesgar su futuro en Irak con una situación que
empeora día a día. Ahora y por consiguiente, EE.UU.
se vio obligado a aceptar la propuesta de entrenar tropas Iraquíes.
Del mismo modo, el acuerdo para compatibilizar el sistema Galileo
de la EU con el GPS estadounidense puso término a una contienda
transatlántica. El Pentágono se había opuesto
a una propuesta que concebía un sistema europeo independiente,
porque temía que la estructura de la frecuencia exigida
por Bruselas podría impedir que comandantes estadounidenses
degradarán datos de navegación de todos, a excepción
de los de sus propias fuerzas en el lugar de combate.
Pero el cambio en los parámetros técnicos permitirá
a ambas partes bloquear eficazmente la señal de la otra
en una zona, tal como un campo de batalla, sin desconectar el
sistema en su totalidad . El sistema Galileo no solo ha ganado
el respaldo chino para proseguir con su tecnología. Impulsado
por el convenio con la EU también le concede la capacidad
de inutilizar el sistema estadounidense si así decidiera
hacerlo.
Una de las razones que motivaron al gobierno de adelantar la
fecha del hipotético traslado de la soberanía de
Irak a ayer, junio 28dos días antes de lo planeado
responde a la necesidad de éste y de Blair de consolidar
su influencia contra las voces de oposición en París
y Berlín al declarar que la soberanía iraquí
es ahora una realidad concreta que tiene que ser respaldada absolutamente
por Europa y las otras potencias de la OTAN.
El beneplácito de la EU en Dromoland sólo habrá
alentado a EE.UU. a continuar ejerciendo presión para cristalizar
sus planes. Es más, más allá de los desacuerdos
tácticos entre EE.UU. y la EU, el gobierno de Bush puede
por lo menos sentirse inequívocamente seguro que ninguno
de los poderes europeos está listo para contemplar la posibilidad
de una derrota estadounidense en Irak.
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