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Estados Unidos fuera de Irak! ¡Fuera todas las fuerzas
militares estadounidenses del Oriente Medio! ¡Por un movimiento
contra la guerra basado en la clase obrera internacional!
Declaración del partido Socialista por la Igualdad
25 Octubre 2003
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el autor
La siguiente declaración se distribuirá el
25 de octubre en Washington, D.C., San Francisco y en otras ciudades
durante las manifestaciones organizadas para protestar la guerra
contra Irak y la ocupación del mismo. Le rogamos a nuestros
lectores y simpatizantes que la descarguen y la distribuyan en
sus regiones. Se puede descargar en formato
PDF.
El 25 de octubre, miles de personas marcharán en Washington
y en otras ciudades para manifestarse en oposición a la
política de guerra y conquista del gobierno de Bush en
Irak. El Partido Socialista por la Igualdad aboga por el establecimiento
de un movimiento internacional contra la guerra basado en la clase
obrera.
Hace seis meses que Bush declaró que los mayores combates
habían acabado, y ha llegado la hora para poner en tela
de juicio las varias estrategias que hasta ahora han sido las
bases del movimiento contra la guerra. Los dirigentes de las manifestaciones
de masas durante el período justamente previo a la guerra
abogaron por una estrategia basada en la protesta y en ponerle
presión a las instituciones, gobiernos y partidos políticos
de la clase gobernante. ¿Cuáles han sido los resultados?
La guerra se llevó a cabo en desafío de las mayores
manifestaciones anti guerra en la historia del mundo. Estas protestas
claramente expresaron los deseos de la mayoría de la población
mundial. Pero el gobierno de Estados Unidos siguió adelante
con sus planes y acciones militares, obedeciendo así al
único sector que activamente había abogado por la
guerra: las empresas estadounidenses, que dominan a los dos partidos
políticos y a la prensa.
Esta experiencia muestra que la lucha contra la guerra no requiere
simplemente una estrategia basada en ilusiones que a la clase
gobernante se le puede persuadir que abandone su política
bélica y militarista. Más bien requiere una lucha
política por el poder en contra de los gobiernos responsables
por la agresión.
El papel del Partido Demócrata
Esto significa que la oposición no puede limitarse solamente
a Bush, Cheney, Rumsfeld y sus demás compinches. También
debe tomar en cuenta al Partido Demócrata, que comparte
responsabilidad política por la guerra. Hace un año
que los dirigentes Demócratas en el Congreso nacional respaldaron
la resolución que le concedió a Bush la autoridad
para lanzar la guerra. Y seis meses atrás, por voto abrumadoramente
mayoritario, aprobaron $79,000 millones para financiar la conquista
de Irak.
Los auspiciadores de la marcha en Washington el 25 de octubre
recientemente recurrieron al Congreso para que éste rechazara
los $87,000 millones que Bush ha exigido para continuar la ocupación
de Irak. A los pocos días de peticionar al Congreso, ambas
cámaras del Congreso aprobaron los deseos de Bush por mayorías
apabulladoras: 87 a 12 en el Senado y 303 a 125 en la Cámara
de Diputados. La gran mayoría de los senadores Demócratas
y el 50% de los Demócratas en la Cámara de Diputados
aprobaron el proyecto de ley.
Bush mintió para ocultar las verdaderas razones para
la guerraes decir, la conquista de los recursos petrolíferos
de Irak y asegurar una base estratégica clave en el Oriente
Mediopuesto que el pueblo de Estados Unidos no habría
aprobado una guerra basada en semejantes objetivos. Los políticos
Demócratas comparten estas razones ocultas. El Partido
Demócrata, no menos que los Republicanos, es un partido
del imperialismo estadounidense que defiende los "intereses
nacionales" de las empresas y los bancos gigantes.
Puede que Howard Dean, candidato de mayor popularidad para
postularse para la presidencia en 2004, quiera hacerse pasar por
acérrimo adversario a la guerra, pero apoya la ocupación
de Irak, como también la apoya el General Wesley Clark,
jefe de las fuerzas militares de OTAN durante el bombardeo blitzkrieg
de Yugoslavia. Estos candidatos hablan con lengua de serpiente:
por un lado sostienen que la guerra es innecesaria e ilícita,
pero por otra aprueban la continuación del dominio de Estados
Unidos sobre el país y sus riquezas petrolíferas.
El Demócrata Dennis Kucinich se ha declarado ferozmente
contra la guerra, pero la agresividad de su postura es completamente
superficial. Ha abogado por el retiro inmediato de las tropas
estadounidenses de Irak, pero aboga para que una fuerza de paz,
bajo dirección de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), reemplaze las tropas estadounidenses. Es decir,
Kucinich simplemente propone sustituir un dominio colonial por
otro. ¿Acaso es más humanitario que los iraquíes
sean ametrallados y asesinados por tropas turcas o paquistanis
en vez de tropas estadounidenses y británicas?
La ONU de ninguna manera representa una fuerza de paz. Funciona
como instrumento de las potencias imperialistas. Durante el período
justamente antes de comenzar la guerra, Francia, Alemania y Rusia
bloquearon la resolución que autorizaba a Estados Unidos
a atacar a Irak. Pero la acción de estas naciones fue sólo
para defender sus propios intereses, que se vieron amenazados
por el dominio de Estados Unidos sobre el Golfo Pérsico
y sus recursos petrolíferos. Desde ese entonces, se han
adaptado al nuevo papel de Estados Unidos en la región.
El Consejo de Seguridad de la ONU no sólo ratificó
la conquista de Irak por parte de Estados Unidos, sino que recientemente
adoptó una resolución que acepta la ocupación
de Irak a largo plazo. La ONU acepta como hecho incontrovertible
la transformación de Irak en colonia de Estados Unidos.
El Partido Socialista por la Igualdad (PSI) absolutamente niega
que la ocupación de Irak sirve los intereses del pueblo
de Estados Unidos. Al contrario; esta ocupación colonial
inevitablemente conducirá a mayores sacrificios cuyo precio,
en términos de sangre y dinero, será pagado por
la clase obrera de Estados Unidos. Más y más jóvenes
estadounidenses perderán sus vidas o serán heridos
mientras se intensifican las agresiones contra las condiciones
socialeslos empleos y estándars de vidade los
trabajadores. Los $87,000 millones que Bush pide es solamente
el pago inicial por adelantado.
Mientras más Estados Unidos aprieta las garras sobre
Irak, mayores serán las aventuras militares que el gobierno
de Bush emprenderá. La campaña de mentiras y propaganda
contra Siria, Irán y Corea del Norte muestra cuales serán
los próximos blancos de la agresión de Estados Unidos.
En el interior de Estados Unidos mismo, la expansión del
militarismo es una amenaza a todos los derechos democráticos
del pueblo estadounidense; derechos que ya han sido socavados
por las medidas represivas adoptadas en nombre de la "guerra
contra el terrorismo".
La estrategia para luchar contra el militarismo
y la guerra
Existe sólo una gran fuerza social en Estados Unidos
y en todos los rincones del mundo cuyos intereses irreconciliablemente
se oponen al imperialismo de la clase gobernante, que tiene el
poder para ponerle fin a las guerras imperialistas una vez por
todas: la clase obrera.
Una lucha seria contra la guerra debe basarse en la movilización
política del pueblo trabajador en contra del gobierno de
Bush y el sistema bipartito controlado por los Demócratas
y los Republicanos. Debe vincular la lucha contra la guerra a
la lucha contra la destrucción de los empleos, los servicios
sociales, el estándar de vida y los derechos democráticos.
El Partido Socialista por la Igualdad llama a todos los trabajadores
y a la juventud del pueblo a que se opongan a la ocupación
estadounidense de Irak y exijan el retiro inmediato e incondicional
de todas las fuerzas militares estadounidenses del Oriente Medio
y el Asia Central.
Nos oponemos a que el colonialismo indirecto de la ONU sustituya
al colonialismo directo bajo la hegemonía de Estados Unidos.
Todas las fuerzas extranjeras han de retirarse de Irak. El pueblo
iraquí ha de ser liberado para que pueda decidir su propio
destino.
La única intervención en Irak que se puede permitir
es una gran ayuda económica y técnica, financiada
por reparaciones pagadas por Estados Unidos y Gran Bretaña,
así como también por Francia, Alemania, Japón
y Rusia, quienes durante 12 años apoyaron el bloqueo económico
que arruinó la economía iraquí.
El PSI exige que se conduzca una investigación de las
causas de la guerra, inclusive la acusación formal y enjuiciamiento
de todos los funcionarios de los gobiernos de Estados Unidos y
Gran Bretaña que tramaron esta agresiva guerra contra el
pueblo iraquí. A base de esta investigación, las
reparaciones a Irak deben incluir la compensación a los
soldados estadounidenses y a sus familias por la pérdida
de vidas y daños físicos que han sufrido, consecuencia
de las decisiones del gobierno de Bush.
Dicha investigación también debe incluir un estudio
profundo de los ataques terroristas del 11 de septiembre, inclusive
del papel que jugara la política de Estados Unidos en el
Oriente Medio; la participación directa de las agencias
de espionaje de Estados Unidos en la formación, capacitación
y actividades continuas de Al Qaida; y en los ataques terroristas
contra las ciudades de Nueva York y Washington.
La cantidad de políticos Demócratas que ha respaldado
la ocupación de Irak muestra que el Partido Demócrata
no representa ninguna alternativa al gobierno de Bush. El pueblo
trabajador estadounidense carece de alternativas políticas
y lo apabulla un sistema político en que la clase empresarial
controla los dos partidos. La clase obrera debe establecer su
propio partido político, basado en un programa socialista
que firmemente se oponga al imperialismo de Estados Unidos.
Al pueblo trabajador de Estados Unidos le incumbe aprender
las lecciones de la historia. Nuestro enemigo no es el pueblo
de Irak, ni tampoco lo es el mundo musulmán, ni las grandes
potencias rivales de Francia, Alemania, Rusia o China. Nuestro
enemigo es la clase gobernante empresarial de estados Unidos,
el gobierno que dirige, y sus criados políticos en los
partidos Demócrata y Republicano. Nuestra gran misión
estratégica es el establecimiento del Partido Socialista
por la Igualdad como instrumento político de la clase obrera.
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