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Lecciones políticas de la guerra de Irak
Declaración del Consejo Editorial de la World Socialist
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14 Mayo 2003
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el autor
El texto que sigue es la traducción al castellano
de la declaración del Comité de Redacción
de la WSWS, que se repartiera por toda Europa durante las manifestaciones
contra la guerra durante el fin de semana del 12 y 13 de abril.
Tres semanas después de las primeras bombas lanzadas
sobre Bagdad ya no puede haber ninguna duda que la guerra emprendida
contra Irak es una aventura delictiva histórica.
Raramente en una guerra se ha luchado sobre la base de tan
enormes diferencias en armamento y poder de fuego. Por un lado
las tropas de los Estados Unidos e Inglaterra armadas con la tecnología
más avanzada para ejercer su dominio indiscutible del espacio
aéreo; por otro lado los soldados iraquíes primitivamente
equipados con tanques más antiguos que la década
del sesenta. Nadie ha podido todavía dar informes verídicos
de los iraquíes militares y civiles víctimas de
la invasión, pero no hay duda que ellas alcanzan las decenas
de miles. Lo que está sucediendo en Irak tiene más
en común con una masacre que con la guerra.
Las razones que se han ofrecido para empezar la guerra han
probado ser completamente sin sustancia. No hay la más
mínima huella de las armas de destrucción
masiva, con las cuales, se ha alegado, Irak amenazaba a
sus vecinos y a los Estados Unidos. En primer lugar, el gobierno
iraquí, el cual tenía todo que perder con la guerra,
habría recurrido a tales armas si las hubiese tenido.
El anuncio de que la guerra está siendo llevada a cabo
para dar democracia y libertad al pueblo iraquí,
ha sido desacreditado por los cuadros diarios de cuerpos despedazados
por los bombardeos de los aliados, el deliberado ataque de medios
de información independientes como Al Jazeera, y, sobre
todo, los planes hechos públicos por la Casa Blanca para
una ocupación militar del país después de
la guerra.
El Gobierno Interino Iraquí está
esperando ser convocado de sus villas de lujo en Kuwait. Éste
consiste casi exclusivamente de oficiales militares estadounidense
de alto rango y personal con íntimos vínculos con
el gran comercio y aquellos círculos de conservadores modernos
por los alrededores del Pentágono los cuales por años
han exigido la guerra contra Irak. El Ministro de Defensa Donald
Rumsfeld, su diputado Paul Wolfowitz, y el asesor del Pentágono
Richard Perle, gozan de relaciones muy íntimas con el gobierno
derechista del Likud en Israel y todo el mundo árabe los
odia.
El ex general Jay Garner, quien encabeza el gobierno Interino
y está directamente subordinado al Comandante Supremo de
los Estados Unidos, Tommy Franks, es un conservador auto-declarado.
Ha criticado al ejército israelí en los territorios
ocupados por haberse restringido demasiado en el tratamiento de
los palestinos. Si Garner considera que la política militar
israelí es demasiado restringida, podemos imaginar lo que
tiene en mente para el pueblo del Irak ocupado.
La misión más importante para el gobierno interino
es la concesión de lucrativos contratos financiados por
los beneficios del petróleo iraquí, por la reconstrucción
del devastado país y la privatización de su industria
petrolífera. La persona designada a encargarse de la producción
del petróleo iraquí es Philip Carroll, antiguo administrador
de la Shell. Su nombramiento se burla de la declaración
que el pueblo iraquí se beneficiará de la riqueza
petrolífera.
Tales desarrollos dan pauta el hecho que la agresión
contra Irak no es nada menos que una clásica guerra colonial,
cuyo objetivo es el pillaje y la subyugación no sólo
de un pueblo pobre, sino eventualmente de toda la región.
Fue lanzada a pesar de que Irak nunca dio ningún indicio
de ser una amenaza potencial. La guerra luego se justificó
con evidencia falsificada y pretextos hipócritas. Es un
acto de agresión que desobedece todas las leyes internacionales.
Los gobiernos europeos comparten la responsabilidad por la
guerra.
Los gobiernos europeosen particular, Francia y Alemaniacomparten
la responsabilidad por este monstruoso crimen. Aunque en la Organización
de las Naciones Unidas, rechazara la guerra, en la práctica
ha dado apoyo directo e indirecto al esfuerzo bélico de
los Estados Unidos y la Gran Bretaña.
El gobierno alemán ha rehusado a Estados Unidos y a
la Gran Bretaña que sus aviones usen el espacio aéreo
alemán, pero ha aceptado que las bases aliadas usen el
suelo alemán para la continuación de la guerra.
Los alemanes han participado aunque expresamente transgreden su
propia constitución, que considera delitoy sujeta
a juicioa todo apoyo a la preparación y ejecución
de todas las guerras agresivas. Según las disposiciones
de la Constitución, es ilícito permitir que el territorio
alemán se use para llevar a cabo la guerra. En 1973, por
ejemplo, el gobierno de Willy Brand se basó en la Constitución
cuando bloqueó el uso de las instalaciones alemanas durante
la guerra de Yom Kippur entre Israel y sus vecinos árabes.
Tres barcos israelíes que buscaban cargar material de guerra
estadounidense en el puerto de Bremerhaven fueron ordenados a
evacuar las aguas territoriales alemanas.
El gobierno actual del canciller Gerhard Schröder no se
ha propuesto ni siquiera a contemplar semejante acción,
aunque no habría lugar a dudas que al negar el uso del
espacio aéreo alemán y de las bases sobre suelo
alemán habrían creado considerables dificultades
para la maquinaria de guerra estadounidense, para no hablar del
poderoso ímpetu al movimiento contra la guerra en la misma
Norteamérica.
Desde el inicio de la guerra, París y Berlín
han abandonado sus objeciones verbales y aceptado los objetivos
de la guerra que el gobierno Bush ha articulado, apoyando así
al cambio de régimen en Bagdad; esto en oposición
a su previa crítica de la guerra como grave infracción
de la Carta de las Naciones Unidas.
En Berlín, El Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania,
Joschka Fischer, aseguró a su contraparte británica,
Jack Straw, lo siguiente:Esperemos que el régimen
se desplome tan pronto como sea posible. En una declaración
oficial de gobierno al siguiente día, el canciller Schröder
expresó su deseo de que con el derrocamiento de la
dictadura, el pueblo iraquí será capaz de realizarse
a sí mismo lo más pronto posible. Como Schröder
expresara en la declaración que hizo en nombre de su gobierno:
No debemos olvidar que las naciones que actualmente están
en la guerra contra Irak son aliadas y amigas.
La postura de Schröder y Chirac en reacción a la
trayectoria agresiva del gobierno de los Estados Unidos recuerda
la política de apaciguamiento del gobierno británico
en la década de los 30 hacia las ambiciones de expansión
de Adolfo Hitler. El Primer Ministro británico, Naville
Chamberlain, creía que una amalgaman de concesiones y conciliación
con respecto a la ocupación alemana de Renania y Austriay
luego la anexión de los Sudetes y Checoslovaquiasería
suficiente para frenar al dictador alemán. Pero los hechos
comprobaron que esas concesiones sólo sirvieron para alentar
las ilusiones de poder y conquista mundiales de Hitler.
La camarilla derechista que domina la Casa Blanca ha reaccionado
de forma similar a la postura conciliatoria de los líderes
de los gobiernos europeos. Ya se han hecho nuevas amenazas contra
Siria, Irán y Corea del Norte , y la lista de enemigos,
la Casa Blanca lo ha puesto en claro, podrá ser extendida
cuanto sea necesario, incluyendo a la misma Europa. El martes
pasado, con tono amenazante que apenas podía reprimir,
el presidente Bush declaró, en una conferencia de prensa
junto al Primer Ministro británico, Tony Blair: Es
evidente que en Europa hay cierto escepticismo acerca de si mis
hechos respaldan mis palabras. Saddam Hussein bien sabe que sí.
La facilidad con que la Casa Blanca ha ignorado las leyes internacionales
y las decisiones de las Naciones Unidas, la arrogancia con que
se ha impuesto su poder para determinar el destino de Irak y dividir
los recursos del país entre sus grandes aliados capitalistas
más íntimos, sólo ha servido para alentar
al régimen en sus aspiraciones de dominio mundial. Mientras
los gobiernos europeos pueden anhelan con el regreso a la normalidad
tras la guerra, lo que va a suceder es totalmente lo contrario.
La guerra contra Irak sólo ha servido para profundizar
el apetito del imperialismo estadounidense.
¿Qué hacer?
Si hay que aprender una lección de esta guerra es, esta
es la incapacidad total de las instituciones existentesgobiernos
así como también partidos políticospara
ofrecer toda alternativa. En la medida que los partidos y gobiernos
llegan todo tipo de conclusiones acerca de las acciones unilaterales
de los Estados Unidos, es sólo para facilitar su propio
programa de militarización y la intensificación
de sus afanes políticos como grandes potencias.
El canciller Schröder, por ejemplo, concluyó su
declaración de gobierno sobre la guerra de Irak con la
afirmación: Tenemos que reconsiderar seriamente nuestras
propias capacidades militares. Tres semanas antes el Ministro
de Relaciones Exteriores Fischer declaraba: Tenemos que
fortalecer nuestro poder militar para decir que estamos hablando
seriamente en esta esfera.
Entre todos los partidos alemanes, son los Verdes, antiguo
partido pacifista, el que se ha convertido en el partidario más
vociferante del rearme europeo. De acuerdo a su nueva política,
el plan para la cooperación europea en cuestiones militares,
que tanto se ha debatido, tiene que ser convertido en realidad,
y la decisión tomada en 1999 para establecer una poderosa
fuerza intervencionista de 60.000 hombres tiene que realizarse
lo más pronto posible.
Parí le ha dado apoyo completo a este plan, y Londres
ha dado indicios que también está de acuerdo. Tony
Blair, quien ha ligado su futuro político a su apoyo al
presidente de los Estados Unidos y a la guerra contra Irak, busca
la oportunidad para romper los vínculos que lo atan a su
hermano mayor al otro lado del Atlántico.
Esta militarización sólo puede terminar en el
desastre. Pone en movimiento una carrera hacia el rearme que será
financiada a expensas de la clase obrera y que, desde el punto
de vista social, completamente injuriosa. La lógica de
esta política inevitablemente conducirá a la intensificación
de los conflictos militares y a una posible Tercera Guerra Mundial.
La única manera para frenar estos peligros es la formación
de un nuevo movimiento político completamente independiente
de los partidos e instituciones políticas en existencia.
Las enormes manifestaciones internacionales contra la guerra
del 15 y 16 de febrero incluyeron poderosas protestas en el mismo
interior de los Estados Unidos. Son pruebas que las bases para
este nuevo movimiento político ya existen. Las manifestaciones
fueron las mayores de la historia y expresaron un amplio movimiento
popular contra la guerra. Participaron millones.
Sin embargo, las manifestaciones por sí mismas no bastan.
El movimiento requiere una orientación política
y una perspectiva. Hay que aprender las lecciones del fracaso
de las viejas organizaciones políticas.
A fin de cuentas, la guerra actual es consecuencia de las contradicciones
irresolubles en el corazón del sistema capitalista mundial.
El carácter mundial de la producción moderna ya
no es compatible con el sistema capitalista de competencia entre
estados nacionales y con la propiedad privada de los medios de
producción.
En 1914 y luego en 1939, Alemania, como la más poderosa
potencia económica de Europa, trató de resolver
estas contradicciones con la reorganización de Europa bajo
su propio control. Y fracasó. Ahora los Estados Unidos
como la potencia económica más poderosa, ha emprendido
la misma misión, sólo a nivel mundial. La subyugación
militar de Irak es el primer paso hacia la reorganización
del mundo en defensa de los intereses del gran capital estadounidense.
Este esfuerzo también está condenado al fracaso.
Todos los que dudan que existe un paralelo entre los Estados
Unidos de hoy día y la Alemania de 1939 no debe olvidar
que los objetivos de Alemania siguieron la misma trayectoria general
en la Segunda Guerra Mundial que en la Primera. Hubo diferencias
significantes entre el régimen monárquico de Guillermo
II y la Alemania bajo los nazis, pero ambos representaban los
intereses de los mismos ámbitos del capitalismo financiero,
de los grandes intereses industriales y de las fuerzas de extrema
derecha en el estado y en el ejército.
El actual gobierno estadounidense también se basa en
las mismas capas reaccionarias de elementos criminales de la sociedad
norteamericana quienes ganaron enormes riquezas e influencia durante
el apogeo del mercado de acciones de los últimos 20 años,
junto con los conservadores de moda y las capas cristianas fundamentalistas.La
camarilla de Bush llegó al poder en base de elecciones
robadas y la infracción de los derechos democráticos
básicos en su propio país.
Igual que Hitler en 1939, Bush en 2003 ahora se vale de la
guerra para cubrir las contradicciones de la sociedad estadounidense
y tratar de proyectar las enormes tensiones sociales internas
que éstas causan hacia el exetrior del país por
medio del militarismo. La polarización social en los Estados
Unidos es convulsiva, con una pequeñísima capa de
super ricos enfrentándose a las masas amplias, para quienes
la vida se vuelve y más más precaria.
Las viejas organizaciones reformistas no pueden responder a
estos desarrollos. Mantienen tienen vínculos muy íntimos
con los intereses capitalistas y defienden al estado nacional
y al sistema de beneficios capitalistas. Y si el ascenso de la
camarilla de Bush a una posición tan prominente representa
algo, ésto es definitivamente el fracaso total del Partido
Democrático de los Estados Unidos. Pero en Europa, los
partidos socialdemócratas y los antiguos partidos comunistas
también han mostrado que no tienen nada que ofrecer para
resolver las presiones sociales y los problemas políticos.
La verdad es que durante los últimos veinte años
se han estado moviendo hacia la derecha.
El movimiento contra la guerra imperialista debe desarrollarse
como movimiento internacional, independiente y socialista, que
se basa en las masas amplias del pueblo trabajador. Debe vincular
la cuestión de la guerra a los ardientes problemas sociales.
La World Socialist Web Site (Página Web del Socialismo
Mundial), se ha responsabilizado por establecer este movimiento
y de lograr la necesaria orientación política. Publicada
por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional
y sus Partidos Socialistas por la Igualdad, la WSWS contribuye
con análisis diarios del movimiento mundial y lucha por
el fomento de un programa y una perspectiva socialista internacional.
Llamamos a todos los que participaron en las manifestaciones contra
la guerra, leer el contenido de la WSWS, comunicarse con el Comité
de Redacción y distribuir sus artículos y comentarios.
Llamamos a los más distantes, aquellos que confían
en la lucha por la igualdad social, por los derechos democráticos,
por la paz y por un mundo mejor a unirse al Partido Socialista
por la Igualdad y a que colaboren con la formación un nuevo
movimiento socialista de masas de la clase obrera internacional.
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