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La ONU: Excusas ilegales para una guerra ilegal

Paris, Berlín y Moscú autorizan ocupación de Irak por EEUU.

Por Peter Schwarz
29 Mayo 2003

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El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) autorizó el 22 de mayo la ocupación militar de Irak por Estados Unidos y Gran Bretaña. Con los votos de 14 de sus 15 miembros, el Consejo de Seguridad decidió inmediatamente levantar las sanciones contra Irak y efectivamente le concedió a las fuerzas de ocupación el poder gubernamental y el control ilimitado de la riqueza petrolífera del país.

El voto apoyó desvergonzadamente los resultados de una bestial guerra de agresión no provocada, la cual los miembros del Consejo de Seguridad — Francia, Alemania y Rusia — habían advertido, durante la lucha diplomática precedente a la invasión, constituiría una infracción de las resoluciones de la ONU y una violación del derecho internacional. A la misma vez que las potencias europeas cínicamente daban la media vuelta para reconciliarse con Washington y poder participar en el botín de guerra, Siria mostró una vez más la cobardía y perfidia de los regímenes burgueses árabes al ni siquiera presentarse para votar. El régimen sirio no tuvo suficiente voluntad para registrar una abstención oficial, menos aún para lanzar un voto negativo.

Catorce antes del voto, los miembros del Consejo de Seguridad habían luchado sin ceder paso, hasta que por fin Francia, Rusia y Alemania capitularon. Los dos primeros son miembros permanentes del Consejo. Alemania es miembro provisional.

El 9 de mayo, los Estados Unidos presentó el primer borrador de su resolución, cuyo objetivo era captar hasta que punto los otros miembros del Consejo de Seguridad estaban dispuestos a resistir las exigencias de imponerle a Irak un dominio estilo colonial. Francia y Rusia rechazaron el borrador. Alemania rehusó aclarar su postura clara y se ofreció como árbitro.

Siguió una combinación de presión política y concesiones diplomáticas. El Ministro de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos, Colin Powell, visitó a Moscú y a Berlín y conferenció repetidamente por teléfono con las cabezas de gobierno y ministros de relaciones exteriores de los países decisivos. El borrador de la resolución fue diseñado cuatro veces; la versión final incluyó noventa cambios, todos superficiales. De ninguna manera afectaron los objetivos centrales de la resolución.

Ya para el miércoles por la noche el resultado era claro: tras una reunión en París, los ministros de relaciones exteriores de Francia, Rusia y Alemania declararon que estaban listos para apoyar la resolución. Los tres enfatizaron que ello no significaba que habían "habíanuna legitimación retrospectiva de la guerra"- una declaración ridícula que no pudo ocultar el contenido de su capitulación.

Al autorizar la ocupación de Irak por Estados Unidos, estaban legitimando, como hecho ya logrado, las bases de la ocupación. Es como si el éxito de un robo exonerara al ladrón y le confiriera el derecho de mantener sus bienes mal adquiridos. Sólo que en este caso el asunto en juego no es la agresión contra un país, sino su secuestro; la matanza de miles de sus ciudadanos y el robo de sus recursos vitales, sobre todo petróleo.

La resolución del Consejo de Seguridad exonera a todas las potencias que participaron en la guerra de todos los crímenes pasados, actuales y futuros. La resolución anula todas "las resoluciones anteriores pertinentes" del Consejo de Seguridad y concede a los Estados Unidos y sus aliados la autoridad sin restricciones sobre Irak. No se ha llegado a ningún convenio para restringir el régimen político y el control económico de los Estados Unidos sobre los recursos del país. El gobierno estadounidense ha rechazado las exigencias de Francia y Rusia para imponer estos límites.

La única concesión es que a las Naciones Unidas se le permitirá "verificar" el éxito de la resolución después de un año y, si es necesario, tomar "medidas adicionales". Dado que los Estados Unidos y Gran Bretaña pueden usar su poder de veto y así torpedear cualquier "medida adicional", el significado de esta cláusula en la práctica es minúsculo.

La resolución de la ONU explícitamente concede a Estados Unidos el control de la vasta riqueza petrolífera de Irak. En esta esfera también se hicieron concesiones puramente verbales a las exigencias para el control internacional. A representantes de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional se les permitirá "participar" y no simplemente "cooperar," conforme a la fraseología del borrador. El resultado sigue siendo el mismo: estas instituciones (que de todos modos están dominadas por los Estados Unidos), pueden expresar sus opiniones, pero es el gobierno estadounidense que decidirá y los consorcios petrolíferos, basados en los Estados Unidos, son los que podrán cobrar.

El significado de este voto significa mucho más que un convenio legal para la conquista y la ocupación tipo colonial de Irak. Establece el precedente para futuras guerras de conquista y justifica la doctrina de la guerra preventiva del gobierno de Bush. En el futuro, cuando los Estados Unidos invada otro país — sea Irán, Siria o Corea del Norte — podrá basarse en esta decisión de la ONU.

 

El periódico alemán Süddeutsche Zeitung, comentó que el gobierno de Bush había "recibido, retrospectivamente, el respaldo a su política intervencionista que en vano había buscado antes de la guerra...la bendición de la ONU y, como consecuencia, la apariencia de legalidad y legitimidad." El periódico continúa: "Los que están en el poder en Washington señalarán esta resolución y dirán a sus críticos: miren, el Consejo de Seguridad nos ha ratificado como gobernantes de Irak. Así reconoce implícitamente nuestra campaña y, además, toda nuestra doctrina de guerra preventiva. El antiguo derecho internacional ha muerto. Viva la ley del Imperium Americanum".

La capitulación de Berlín, París y Moscú es un golpe contra los muchos millones que activamente se opusieron a la guerra en toda Europa, los Estados Unidos y el resto del mundo. Fortalece no sólo a Bush y a sus partidarios en los Estados Unidos, sino también a las fuerzas reaccionaria en todo el globo terráqueo. Confirma las advertencias de la World Socialist Web Site): que la lucha contra el imperialismo y la guerra sólo podía basarse en el movimiento independiente de la clase obrera y no en los gobiernos de Europa o las Naciones Unidas.

El otoño pasado, el gobierno de coalición de Alemania, con el SPD ( siglas del Partido Socialdemócrata Alemán) a la cabeza y los Verdes, pudo ser reelegido porque se declaró contra los planes bélicos estadounidenses. Ahora el gobierno ni siquiera hace el esfuerzo para justificar su cambio de parecer.

El canciller Gerhard Schröder y su ministro de relaciones exteriores, Joschka Fischer, simplemente declaran que es necesario fijar sus miras en el futuro y mejorar las relaciones con Washington a todo costo. El gobierno conservador francés expresó su inquietud acerca de la resolución de la ONU — un portavoz de la presidencia declaró que se esperaba que las Naciones Unidas actuara con mayor peso — pero luego dijo que "no había alternativas" a votar a favor. De acuerdo a un diplomático francés, Alemania y Rusia perdieron todo interés en seguir otros conflictos en las Naciones Unidas, y Francia no estaba interesada en separarse de ellas en el futuro, porque no se puede excluir que los Estados Unidos de nuevo intente en el futuro imponer su política a la fuerza".

El presidente Jacques Chirac ha dejado claro que su prioridad es rescatar la reunión cumbre de los líderes mundiales del grupo G-8, que tendrá lugar del 1ro. al 3 de junio en Evian, pueblo de veraneo francés. Chirac evidentemente teme que el fracaso de la cumbre podría drásticamente exacerbar la crisis económica mundiall. Dijo que era la misiónde todos los participantes de la reunión cumbre "transmitir un mensaje de confianza al mundo: estamos determinados a hacer todo lo posible para asegurar la recuperación de la economía mundial." Por su parte, el gobierno de los Estados Unidos le aclaró a Chirac que el humor "frío" o "fraternal" de la reunión en Evian dependía del voto de Francia en el Consejo de Seguridad.

Los resultados de la reunión en Evian no tendrán ninguna importancia, pues las concesiones de París y Berlín al gobierno de Bush sólo alentarán a Washington a defender sus intereses de manera más despiadada y unilateral. Las tensiones entre Europa y los Estados Unidos sólo aumentarán a largo plazo, no disminuirán. Lo mismo para los conflictos en la Europa misma.

Para contraatacar la política exterior agresiva de Washington de manera efectiva, los gobiernos burgueses de Europa tendrían que actuar en conjunto. Pero el creciente conflicto con los Estados Unidos ha socavado las bases para la misma política de concesiones y convenios que hasta ahora le han permitido a los gobiernos europeos unir, paso por paso, al continente. Alemania y Francia han intensificado sus reclamos al derecho a jugar el papel principal en Europa. Bajo tales circunstancias, el gobierno de los Estados Unidos fácilmente pudo aprovecharse de las tensiones y animosidades internas entre los países europeos para socavar toda política exterior colectiva.

Además, la intensificación de las contradicciones sociales en Europa ha tendido a dirigir a los distintos gobiernos a apoyar a Washington. No pueden agredir a sus propios pueblos y oponerse a los Estados Unidos al mismo tiempo.

Hace tiempo ya que el apoyo popular inicial para Chirac y Schröder, basado en que previamente se habían opuesto a la guerra contra Irak, se ha evaporado. En Francia, las enormes manifestaciones de los maestros y de los trabajadores del sector público — contra la propuesta para la reforma de las pensiones — han precipitado la crisis del gobierno de Raffarin. En Alemania, Schröder ha logrado empujar su "Agenda 2010" — que socava el bienestar social — con amenazas de renunciar de su partido.

Esta situación obliga a ambos gobiernos a preferir un convenio con los Estados Unidos. Se oponen a la acción unilateral de los estados Unidos, pero no al contenido colonialista de la acción, incluyendo la violenta supresión de las masas iraquíes. Una de las razones por la cual se han alistado para apoyar el régimen colonial dirigido por los estados Unidos es el temor que la oposición a la ocupación estadounidense pueda descontrolarse y provocar levantamientos en toda la región que amenazan sus propios intereses imperialistas.

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