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Entrevista con Nicolás Wainszelbaum y Roberto Testa, directores de Flores de Septiembre

Por David Walsh
20 Mayo 2003

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David Walsh: Sólo quiero decir que es un film muy fuerte, muy conmovedor. Y también es inspirador. ¿Por qué eligieron hacer esta película en particular?

Nicolás Wainszelbaum: Nosotros venimos trabajando mucho, por distintas vías, sobre el tema de la vida cotidiana durante la dictadura. Y habíamos hecho una investigación acerca de esta escuela y acerca de unos chicos que entraron en 1973 y egresaron en 1978. Siempre estuvimos muy intrigados con el microclima y no tanto el clima general o el imaginario de la época de la dictadura. Nos interesaba enfocar hacia espacios pequeños, reducidos, y tratar de ver cómo el poder o la dictadura actuaban sobre esos microclimas.

La idea era acceder a otro plano más humano, que implicaba meterse con los sentimientos, las tragedias personales, los límites, las rebeldías, los motivadores, las pérdidas y las ilusiones de estos chicos -porque no dejan de ser chicos- que empezaban a asomarse en esa época a la militancia. Al mismo tiempo la película también intenta mostrar toda esa comunidad educativa: cómo el sistema represivo funcionaba en una escuela y qué diferentes actitudes generaba esto sobre los chicos, incluso los que no militaban, los estudiantes, los profesores. Es muy interesante ver cómo los profesores son un tamiz por donde se ven actitudes totalmente diferentes, desde aquel que acentuaba aspectos rutinarios hasta aquel que se alineaba con la política de la dictadura.

DW: Entiendo esos puntos, pero estimo que también deben haberse visto atraídos por las personalidades. Ustedes revelan y retratan a personas extraordinarias.

NW: Roberto [Testa] había hecho una investigación hace unos años sobre la dictadura en la escuela, y había encontrado en esta división historias cruzadas entre los protagonistas, en las cuales se juegan un montón de cosas. Por ejemplo, hay una historia de amor muy fuerte en la película, truncada por la desaparición de uno de los chicos. Y hay nexos entre ellos que los convierten en historias muy ricas. Roberto recuperó esta historia y se conectó con todos los familiares de los desaparecidos. En la escuela hay 40 desaparecidos, pero estas tres historias son las que pueden representar y dar cuenta de todo este proceso histórico en el colegio.

DW: Dejando de lado por un instante las cuestiones políticas, lo que emerge del film son las cualidades de la nobleza, el sacrificio, un enorme sentimiento de injusticia. Están destacando ejemplos de un tipo humano que hoy es muy raro de encontrar.

NW: Creo que son historias únicas. Toda esa época es muy distinta a ésta, y ese tipo de sacrificio hoy sorprende por la entrega y la pasión, sin dudas. Hoy uno ve la entrega de esos personajes y casi no puede creer tanta pasión puesta en máximas políticas. Quizás ésa es una de las cosas que más chocan y golpean de frente con la realidad actual y con la gente que la va a ver hoy, especialmente con los espectadores jóvenes y adolescentes, que no pueden creer que aún a riesgo de muerte y en plena persecución, esos chicos decidieran quedarse en su país, militando. Creo que en la película logramos una frescura y una espontaneidad en el relato que también la hacen única.

DW: ¿Por qué pensás que es posible que esas personas tuvieran ese tipo de compromiso?

NW: Creo que los chicos se empaparon de un espíritu de época muy fuerte en donde el compromiso político ocupaba un lugar muy importante en toda la juventud. Pero nosotros intentamos no quedarnos sólo en eso, sino que además quisimos mostrar qué otros aspectos confluían. Son historias en donde la militancia crea amistad, amores y situaciones cotidianas que hacían que los chicos estuvieran unidos desde otro lugar. Por ejemplo, la amistad o el amor de uno de los chicos.

DW: ¿Qué esperás que el espectador, especialmente una persona joven, se lleve del film?

NW: Muchas cosas. Primero nos interesó marcar posiciones que no fueran blancas o negras, sino que fueran muy humanas, para así acercar al espectador desde la humanidad de los personajes, con sus contradicciones y todo lo que rodea al ser humano. Pero además también quisimos marca una distancia con el día de hoy, en donde el compromiso político está perdido o es un valor que se expresa de otras maneras. Nuestra idea fue que ese valor se recupere, quizás no de la misma manera, pero que sí pueda repensarse. Queremos que los chicos de hoy comiencen a preguntarse sobre esos chicos.

DW: La otra cuestión, que puede ser más complicada, es la naturaleza de la política, la naturaleza suicida de la política. No fue su culpa, ¿pero qué fuerza política es responsable por ese desastre? ¿Quién los condujo a esa situación, qué fuerzas políticas?

NW: En la película intentamos evidenciar la soledad con la que estos chicos terminaron militando y terminaron además con sus vidas. Sin dudas, la conducción de Montoneros llevó a estos chicos a un ascenso en las posiciones sin importarles un comino la vida de ellos.

Roberto Testa: Yo pienso que en la Argentina de esos años hubo una dinámica política muy increíble. En todo el mundo hubo un auge de izquierda a fines de la década del '60, que acá apareció mezclado con las reivindicaciones del peronismo. Entonces se dio un matrimonio muy extraño entre una fuerza como el peronismo, por un lado, que de ninguna manera podía considerarse "de izquierda", a pesar de que Perón en ese momento diera discursos para alentar a estos jóvenes, y por otro lado estos jóvenes que veían en el peronismo el lugar donde estaban las masas. Mi opinión personal es que Perón hizo un uso de esas expectativas, incluso alentó la resistencia armada porque le convenía a su política en ese momento, y después llegó con un discurso de orden.

Entonces todos estos chicos que se habían enrolado en una fuerza que consideraban peronista y socialista a la vez, quedaron huérfanos muy pronto. Los tiempos políticos se aceleraron y comenzó un desgranamiento de todo este proceso social en el cual Perón fue el primero en dejarlos de lado, y después los propios líderes, cuando la situación se volvió difícil. La conducción de Montoneros se retiró del país, muchos líderes cayeron y se quebraron los lazos entre los distintos niveles de conducción. Y estos pibes, que en su mayoría no tenían posibilidades de irse del país, quedaron acá sobreviviendo como podían. Finalmente estos chicos terminaron siendo objeto de una cacería, por parte del Estado.

DW: Es muy trágico. Y no es sólo trágico desde lo individual, sino que hay una sociedad que paga un precio si decenas de miles de las mejores personas son asesinadas.

RT: Absolutamente. No solamente hay 30 mil desaparecidos, dentro de los que estaban los pibes más inquietos y movilizados de su época, sino que además se vio afectado el tejido social en los distintos niveles respecto de esa herida central. Están las familias, los compañeros, y toda una sociedad que queda aterrorizada hasta el día de hoy.

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