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Carta y respuesta a la crítica de Marx basada en las ideas de Sraffa

Por Nick Beams
15 Marzo 2003

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Estimado Camarada Nick Beams,

Soy partidario apasionado de la WSWS y el CICI [Comité Internacional de la Cuarta Internacional]...La razón principal por la cual me dirijo a ustedes: he descubierto graves problemas con el análisis del CICI en cuanto a la Economía Política Clásica. Por otra parte, considero que la perspectiva del CICI es casi perfecta. Pero es la Economía Política donde se encuentra su mayor vulnerabilidad, pues, según opino, cualquier académico que se especializa en la economía clásica o en la que enfoca la plusvalía fácilmente podría hacerles pasar una vergüenza.

Se que estos asuntos llevan muchos prejuicios (aunque son poca la gente que en realidad comprende la estructura de los problemas a que nos referimos), y que las pasiones atrinchadas guían el razonamiento. Pero no obstante la conclusión final a la que se llegue, hay una cosa que para mí no se puede disputar en absoluto: no se puede ignorar a la ciencia y predicar la validez eterna de la mecánica newtoniana si no nos importa, o no nos atrevemos, a leer acerca de la relatividad de Einstein. O, dicho de otra manera, no importa la manera en que el descubrimiento de un sistema solar heliocéntrico — o el hecho que los humanos evolucionaron de los simios - haya herido los sentimientos, pues el hecho es que resultaron en la victoria del razonamiento humano y abrieron campo al progreso y el orgullo de la humanidad.

Y aquí, claro, planteo la crítica de Marx basada en las ideas de Sraffa. Si existe algo pertinente y urgente en el campo de la Economía Política que el CICI debe considerar, es este nuevo e importante desarrollo que resuelve, simple y definitivamente, varios de los problemas que Marx dejó por resolver o a los cuales les presentó soluciones erróneas. Permítame hacerle varias alusiones: " Todo aquel que labora para elaborar un análisis materialista de la sociedad capitalista debió haberla recibido con los brazos abiertos, pero no fue así". "A la crítica de Marx basada en las ideas de Sraffa no se le puede hacer frente y rechazar de manera razonable por la simple verdad que es correcta. Por consiguiente, aquellos que se han autodenominado ‘defensores' de Marx se basan en la evasión". "La reacción adecuada de los marxistas a la crítica de Marx basada en las ideas de Sraffa consiste, pues, no en evadirla u ofuscarla sino en comprenderla, en absorberla y utilizarla para la formulación de una teoría mejor de la economía capitalista".

Estas citas provienen de una fuente importante sobre el tema escrito por Ian Steedman y publicado en 1977: Marx luego Sraffa. Insisto en lo siguiente: es absolutamente imprescindible que analicemos este libro de Steedman. Difiere de El capital en que es corto y fácil de comprender; lo reconoce todo el mundo científico; lo citan las enciclopedias como referencia de importancia; y es ejemplo inusual del análisis materialista marxista con lógica impecable. He leído a la WSWS minuciosamente y he llegado a la conclusión que probablemente nadie en el CICI conoce el libro de Steedman. Por ejemplo, en el único artículo de la WSWS que se refiere a Sraffa — "Pregunta sobre Marx y Keynes", publicado el 8 de agosto, 2001 — solamente se encuentran las tres líneas que siguen:

"De la misma manera, Piero Sraffa estaba consciente de las contradicciones en la teoría ortodoxa del capital. Pero trató de desarrollar una teoría del valor basándose en Ricardo, no en Marx".

La cuestión había sido: "...pero varios de sus sucesores (Kalecki, Robinson, Sraffa) trataron de comprender la economía marxista. Estoy curioso acerca de lo que la WSWS opina acerca de la economía actual y el desarrollo histórico de esa ciencia".

Así pues, el punto principal de mi correspondencia inicial con ustedes es que se familiarizen con este libro y, si ya conocen su contenido, analizar con ustedes la perspectiva del CICI en cuanto a los temas ya mencionados.

Debo advertirles de nuevo que las conclusiones no deben dejar llevarse por los prejuicios, porque creo que este asunto peligra en empujar al CICI a la trampa de la "escuela de la falsificación". La economía política se parece exactamente a la arena movediza. Según mi opinión, economistas marxistas — entre otros — han mostrado que a gran parte de El Capital de Marx le falta consistencia, y para mí lo más importante es que Marx (además de no haber terminado su obra y escribirla de tal forma que no sólo el proletariado no puede entenderla; la cantidad de gente que la comprende puede contar en las manos, inclusive a todo el bloque de Europa oriental donde se promulgaba. No es como si fuera la mecánica cuántica para merecer tanta confusión.), a pesar de su materialismo, postuló muchas cosas en Capital que simplemente se basaban en el idealismo. Algunas no iban más allá de 2 + 1 = 6. Mi atrevimiento surge de que la ciencia ya le ha dado veracidad al tema, el cual se ha convertido en hecho verídico. Todo es simplemente cuestión de álgebra linear, y no le sugeriría a nadie que se ponga a polemizar contra el álgebra linear. Pero si el CICI tiene confianza en sí mismo y puede refutarlo, seguramente se ganaría el Premio Nobel en Economía y otro en Física por construir un modelo de moción perpetua. En ese caso me agradaría admitir mi error y restaurar la infabilidad de Marx.

He presentado mi razonamiento cortantemente porque es mi propósito causar que presten atención y muestren precaución. Nadie debería dudar mi devoción a la causa socialista. ¡Mi única esperanza de sobrevivir y darle significado a mi existencia es a través de la Revolución Socialista Mundial!

Debo mencionar que no conozco la política a que Steedman se adhiere. Tal vez sea igual que la de otros académicos, pero eso no tiene ninguna pertinencia. Deberíamos tratar de penetrar el movimiento - que ya crece - para que la economía resucite mediante el enfoque al valor, y persuadir a sus partidarios a que se unan al CICI, ya que penosamente carecen de orientación política.

Esto es sólo para establecer la comunicación entre nosotros. Espero recibir vuestra respuesta inicial y que habrán mayores oportunidades para el debate. Son mis mejores deseos para ustedes. ¡Les agradezco toda la labor tan exitosa que han llevado a cabo para el CICI y la Revolución Socialista Mundial!

Atentamente,

Dejan Popov

* * *

 

Estimado DP,

La muy mencionada crítica al marxismo basada en Sraffa, la cual uno identifica casi inmediatamente con el libro de Ian Steedman, Marx luego de Sraffa, no representa ningún esfuerzo para solucionar los problemas que Marx dejó irresueltos o para corregir sus presuntos errores. Lo que Steedman por lo menos aclara con esto es que rechaza por completo el análisis del valor. Al hacer un resumen de su obra, escribe: "En interés de desarrollar una teoría materialista coherente del capitalismo, la lógica de Marx en cuanto al valor - lo cual no fue aspecto periférico a su obra - tiene que abandonarse".

En caso que nadie haya comprendido este punto, añade más abajo en la misma página:

"No se puede enfatizar demasiado que el esfuerzo por presentar una historia materialista de las sociedades capitalistas depende del análisis que Marx le hizo a la importancia del valor, pero solamente en este sentido negativo: que la continua adherencia a este último obstruye el desarrollo de la primera. (Ian Steedman, Marx luego de Sraffa, pág. 207)

Antes de examinar el valor, pues es en realidad el tema de que hablamos, permítanme citar una observación que Schumpeter hizo respecto al método de Marx. Schumpeter no era marxista; no obstante estaba muy consciente del significado histórico de Marx.

"Hay algo...de importancia primordial que logró en cuanto a la metodología de la economía. Los economistas siempre han laborado con la historia de la economía o han usado las obras sobre la economía que otros han escrito. Pero los hechos verídicos de la historia de la economía se asignaban a otra esfera aparte. Participaban en la teoría — si se les permitía - solamente como ejemplos o quizás para comprobar los resultados. Los mezclaban de manera mecánica. Pero la mezcla de Marx es química; es decir, los introdujo al razonamiento que produce resultados. Fue el primer economista de primera catagoría en ver y enseñar sistemáticamente como la teoría de la economía puede convertirse en análisis histórico y como la narración histórica puede convertirse en una historia razonada". (Schumpeter, El capitalismo, el socialismo y la democracia, pág. 44)

Nadie puede negar que Marx basó su análisis del desarrollo histórico del capitalismo sobre la lógica que surgió de su análisis del valor. Pero si se desea seguir a Steedman y hacerle caso omiso al análisis del valor entonces hay que explicar como fue posible que Marx, a pesar de su método erróneo, pudo presentar un análisis científico de la evolución del capitalismo.

Sugiero que es imposible estar de acuerdo con Steedman y a la misma vez aceptar el análisis marxista del capitalismo y de su evolución histórica. Si aceptamos a Steedman tenemos que rechazar El capital. Usted parece tomar ese rumbo cuando escribe que "economistas marxistas — entre otros — han mostrado que a gran parte de El Capital de Marx le falta consistencia" y que fue escrito de tal manera que no se podía entender. Por una parte, usted alaba a Steedman por su "simple álgebra linear" a la vez que nos asegura que si puede ser refutada usted admitirá su error y "restaurará la infalibilidad de Marx".

En cuanto al problema de la dificultad, el mismo Marx explica que el primer capítulo de El capital, que contiene su análisis de la mercancía y el valor, es difícil precisamente porque trataba de penetrar las formas sociales que han desconcertado la mente humana por 2000 años. Marx escribió el borrador de este capítulo varias veces para hacerlo lo más comprensible posible. En cuanto a la cuestión de la "infalibilidad", nadie - y mucho menos Marx — ha creído en eso. Lo único que él pedía era "un lector que estuviera dispuesto a aprender algo nuevo y por lo tanto a pensar por sí mismo".

Como de costumbre con muchos temas difíciles, es necesario enfocar la cuestión del valor por medio del análisis histórico.

Marx habría ciertamente expresado acuerdo con la observación de Newton que si él podía ver más lejos que sus contemporáneos era porque se paraba sobre los hombros de gigantes. Marx estaba profundamente consciente que sus éxitos se arraigaban en los de la economía política clásica, la cual llegó a su apogeo en las obras de Smith y Ricardo.

Todos los economistas políticos clásicos, desde William Petos en adelante, tuvieron que examinar la cuestión del valor. No es que ellos hayan conscientemente emprendido una investigación de la nueva sociedad que nacía. Les importaban los temas prácticos, como, por ejemplo, la manera de fortalecer el reino. Pero eso condujo a la cuestión de la riqueza y como ésta se medía, y a la cuestión del precio y lo que probablemente lo determinaba: el valor. El desarrollo de la economía política como ciencia fue el gran éxito de Smith.

Smith había sostenido que durante la etapa "primittiva y tosca" de la sociedad, el precio de toda mercancía era determinado por la mano de obra necesaria para producirla. Sin embargo, tan pronto empezó a tratar de analizar una sociedad en la que existía la propiedad privada — capital y tierra en manos privadas—su teoría sobre el valor se encontró frente a una muralla. De acuerdo, Smith concluyó que el precio de toda mercancía era determinado por la suma de salarios, ganancias (beneficios) y renta; es decir por los ingresos de las tres grandes clases sociales: los empleados asalariados, los capitalistas y los terratenientes.

Ricardo con razón rechazó como anti científica la teoría de la "suma" de Smith. Trató de mostrar que el valor de cierta mercancía era determinado por la cantidad de mano de obra que contenía. Insistía que toda mercancía tenía un valor innato que entonces se repartía entre las diferentes clases y formaba la base de sus ingresos, lo cual era un punto de vista contrario al de Smith, quien sostenía que el valor era la suma de estos ingresos.

Pero Ricardo se topó con otro problema: como reconciliar su teoría del valor basada en la mano de obra con el hecho observable que en la sociedad capitalista la tasa de ganancias tendía a equilibrarse a través de todas las industrias. Si los valores de la mano de obra determinaban directamente los precios, las tasas de ganancias en las diferentes industrias variarían de acuerdo a la cantidad de mano de obra usada o a cada vez que el capital le daba rendimiento a las inversiones.

Parecía que solamente habían dos soluciones al problema que Ricardo encontró. Una era abandonar la teoría del valor basada en la mano de obra y regresar a la teoría de la "suma" de Smith o, si ello no fuese satisfactorio, abandonar por completo la búsqueda por la base objetiva del valor y desarrollar en su lugar una teoría subjetiva (la escuela marginalista durante la década de los 1870.)

La tercera alternativa era llevar a cabo un aálisis totalmente nuevo de la teoría del valor para mostrar como esa misma teoría era capaz de explicar las contradicciones que parecía engendrar. Este fue el camino que Marx tomara al tratar de desarrollar una teoría del valor que explicaba las leyes de la moción de la sociedad capitalista.

No obstante, Marx reconoció que las categorías en las que los economistas políticos clásicos habían tratado de conducir sus análisis — salarios, precio, ganancias (beneficios), renta, etc. - simplemente no podían adoptarse. Más bien estas categorías mismas tenían que explicarse. "La verdad es que la economía política", escribió al referirse a sus antecesores, "ha analizado el valor y su magnitud, aunque de manera incompleta, y ha descubierto el contenido que se ocultaba en estas formas. Pero nunca —ni una sola vez - se ha preguntado por qué este contenido ha asumido cierta forma en particular; es decir, por qué la mano de obra se expresa en el valor y por qué la medida de la mano de obra, por su duración, se expresa en la magnitud del valor del producto". ( El capital, Volumen 1, págs.. 173-174)

Luego de muchas investigaciones, las cuales se resumieron en La Grundrisse, Marx llegó a su punto de partida para el análisis del capitalismo.: la mercancía, o sea, la célula económica de este modo de producción específico.

En uno de sus últimos escritos sobre la economía , en que rechazaba la acusación que él partía de los "conceptos" acerca del valor, Marx explicó su método de la siguiente manera:

"En primer lugar, yo no procedo basándome en los "conceptos" y, por consiguiente tampoco del "concepto acerca del valor". Y por esa razón tampoco es mi deber "dividirlo" de alguna manera. Yo parto de la forma social más simple en la cual el producto de la mano de obra en la sociedade contemporánea se manifiesta a sí mismo. Esta forma es ‘la mercancía'. Esto es lo que yo analizo y sin duda alguna y ante nada la forma en que aparece. Ahora me doy cuenta que, en su estado natural, es, por una parte, una cosa con valor de uso y, por otra parte, lleva consigo valor de cambio y es, en sí misma, desde este punto de vista, un valor de cambio. Al analizar más profundamente esto último, descubrí que el valor de cambio es sólo una ‘apariencia', el modo en que manifiesta independientemente el valor que la mercancía porta. De ahí que entonces enfoco el análisis de este valor". (Marx, Notas marginales sobre Wagner, en Estudios de Valores de Marx, pág. 214)

En sus análisis de la economía todos los teóricos burgueses proceden con varias hipótesis simplistas, o abstracciones, de las que construyen algún modelo. Bien, es cierto que todo análisis científico de la economía capitalista requiere "el poder de la abstracción". Pero lo significante es la manera en que estas abstracciones se desarrollan. Marx las deriva de una manera totalmente opuesta a la de los economistas burgueses.

Marx no parte de suposiciones simplistas sino de la forma celular de mayor simpleza — la mercancía - de la sociedad que quiere analizar. Al analizar el intercambio del maíz y el hierro, lo cual se puede representar con la ecuación de 1cuarto de maíz = a peso de hierro, Marx escribe: "¿Qué nos indica esta ecuación?" Marx no parte de ninguna hipótesis, sino del intercambio de los productos de la mano de obra de la sociedad, y entonces procede a preguntarnos el significado de la ecuación. El economista burgués y Marx trabajan con las abstracciones. La diferencia es que Marx deja bien claro que las abstracciones deben derivarse de, y no imponérsele a, los procesos sociales reales.

Cuando Marx analiza el proceso social del intercambio y lo que éste nos indica, Marx explica que, en primer lugar, ambas mercancías (maíz y hierro) tienen algo en común que no es la una ni la otra.

Tal como Marx entonces procede a mostrar, esta cosa en común no puede ser una cualidad natural, porque tales cualidades nos llaman la atención solamente que lleven consigo el valor de uso de la mercancía. " Pero el intercambio de mercancías es evidentemente un acto que se define por la abstracción total que proviene del valor de uso". (Énfasis nuestro)

Desde mi punto de vista, esta sección es importante en lo extremo. Marx no dice, como lo hacen los economistas burgueses cuando construyen sus modelos, que abstraemos de esto o aquello, o que formamos esta u otra teoría. Más bien indica que es el "acto" de intercambio que se abstrae del valor de uso y, por lo tanto, de la mano de obra concreta que produjo ese valor de uso en particular. Esto significa que el concepto de la "mano de obra abstracta" no es una teoría que de alguna manera le imponemos al mundo. Más bien es el reflejo exacto, en la mente humana, de un proceso social objetivo.

Del análisis del valor viene el análisis del dinero, el capital y la plusvalía. Basándose en este análisis, Marx puede, en el Tomo 3, linear con el problema que tanto había frustrado a Ricardo: que si la ley del valor es correcta, entonces invalida el hecho evidente - de las características más estables del capitalismo - que cantidades iguales de capital producen ganancias en tasas iguales.

Y aquí llegamos al "problema de transformación" que establece el punto de partida para Steedman y demás que — antes y desde ese entonces — quieren tirar a la basura el análisis del valor de Marx.

En el Tomo 3 de El capital, Marx explica que en la sociedad capitalista, en la que las mercancías ya no son productos de individuos sino del capital, son los "precios de la producción" — no la ley del valor — que directamente rigen la relación entre los precios del mercado ". Este es el precio que sería devuelto a ese sector del capital que produjo esa mercancía específica; es decir ganancias (beneficios) obtenidas a tasa media.

El movimiento del capital de una esfera de producción a otra rige estos precios. Si el capital en cierta esfera puede obtener ganancias (beneficios) mayores a la tasa media, el capital de otras esferas, pues, cambia de lugar y se va donde las ganancias son mayores; la producción aumenta y se tira al mercado una cantidad mayor de la mercancía específica. El precio entonces baja hasta que la tasa de ganancias baja a un nivel medio. Conversamente, si las ganancias en cierta esfera son menores al promedio, el capital, pues, se muda a otro lugar; el precio del mercado aumenta hasta que alcanza un nivel lo suficientemente alto para devolver una ganancia a tasa media.

Lo que Marx explica en el Tomo 32 es el proceso a través del cual el capital ya no recibe plusvalía de acuerdo a la plusvalía de la mano de obra que directamente extrae. Más bien comparte de la masa total de la plusvalía extraída por el capital en general de acuerdo a su porción debida del capital total.

Pero, ¿qué papel juega la ley del valor? Podemos obtener la respuesta si consideramos la tasa promedio de ganancias, la cual se determinar por la proporción de toda la plusvalía a la masa total del capital que se ha empleado para extraerla. Esta tasa media de ganancias, por su parte, rige los precios de la producción.

Con este análisis, Marx no sólo resolvió el problema que había desconcertado a Ricardo — ¿cómo se podían aplicar a la vez la ley del valor y la igualación de las tasas de ganancias? - sino que reveló la fuente de los errores de los economistas burgueses y mostró que dichos errores no eran consecuencias de sus fallas como seres humanos; errores causados por las apariencias que la misma sociedad capitalista produce.

Es imposible examinar todos los descubrimientos importantes del análisis de Marx en el Tomo 3 del capital. Permítame señalarle sólo un ejemplo: la idea que la mano de obra no es la fuente del valor. Esta idea la engendra la manera en que la sociedad capitalista funciona.

Cada sector del capital recibe su parte de las ganancias de la plusvalía total que se extrae de la mano de obra viva, con la condición que sus métodos de producción sean iguales al promedio social. Sin embargo, si un sector del capital se vuelve más productivo que el promedio social, lo cual se refleja en la caída de los costes de producción, recibirá ganancias por encima de la tasa media. Bajo condiciones en que el aumento de la productividad se ha logrado por medio de la disminución directa de la mano de obra que participa en la producción, le parecerá al capitalista — y al economista burgués que forma sus teorías de sus prejuicios - que muy lejos de la mano de obra ser la fuente del valor, la verdadera fuente es la tecnología que le permitió disminuir sus costes.

Con el análisis que Marx le hiciera al valor, sin embargo, queda claro que el aumento de las ganancias para cada empresa capitalista es consecuencia de su capacidad para reducir los costes por debajo del promedio social, lo cual por cierto tiempo la capacita — por lo menos hasta que otras empresas se pongan a la par — para recibir una porción mayor de la plusvalía disponible que de otra manera habría sido imposible.

Ya se ha usado mucha tinta, gran parte de ella malgastada, con el llamado "problema de la transformación". Se alega que el análisis de Marx en el Tomo 3 no es válido porque, en el ejemplo numérico que da, Marx erró porque fracasó en "transformar" en precios de producción el valor de los ingresos y egresos en el proceso de la producción.

En primer lugar, la exigencia para la simultaneidad no es válida. Como ciertos escritores han señalado, los precios de la producción surgen al final del proceso, en la lucha en el mercado. No pueden al mismo tiempo determinar el coste de los egresos que se usaron durante un período anterior, o sea, al principio del proceso.

Una objeción mucho más fundamental, en mi opinión, es que los críticos de Marx tratan de convertir el ejemplo numérico que presentara en el Tomo 3 en cierto tipo de modelo para los egresos/ingresos de una economía que ha alcanzado su equilibrio, y en la cual el problema de la transformación llega a resolverse en dos ecuaciones simultáneas, esto es erróneo. Marx no construye un modelo de la economía capitalista basándose en ésta haber alcanzado el equilibrio. Leal al método que sigue durante todo el proceso, Marx ha hecho abstracciones de otros procesos de la economía capitalista para revelar las fuerzas que establecen la tasa media de ganancias, y la manera en que la plusvalía se distribuye entre los diferentes sectores del capital que la ha extraído.

Steedman comienza su libro con el problema de la transformación. Sostiene que, aunque Marx había errado al no transformar el precio de los egresos, esto no era su objeción principal. Sostiene que "La objeción principal es que, aún si los precios de los ingresos se transformaran, la ‘solución' de Marx no tiene consistencia". (Steedman op bit., pág 29)

Para Marx la tasa media de las ganancias se puede mostar con la fórmula P/C+V, por medio de lo cual P representa la plusvalía total, C es el valor del capital constante, y V es el valor del capital variable. Pero si los precios divergen de los valores, como han de hacerlo según el propio análisis de Marx, entonces - como insiste Steedman - la tasa de ganancias en dinero ha de diferenciarse de la tasa del valor de las ganancias. Por lo general esto significa que P/C+V no es igual a la tasa de ganancias.

Podemos deshacernos de esta objeción relativamente rápido. Claro que en ningún momento la tasa de ganancias en dinero de la economía en general no será igual al valor de la tasa de ganancias en un momento dado. Pero esto no prueba erróneo el análisis de Marx. No importa cuales sean la tasa de ganancias en dinero y los precios del mercado, el hecho es que las ganancias son una apariencia de la plusvalía, distribuidas entre sectores diferentes del capital. (Los intereses y las rentas también son apariencias de la plusvalía, pero podemos omitirlos del análisis.)

La masa de la plusvalía representa una cantidad definida de la plusvalía de la mano de obra que se ha extraído durante el proceso de producción. Ello significa que la tasa de ganancias en dinero tiene ciertos límites. Ha de oscilar alrededor de cierto nivel determinado por la tasa media de ganancias, tal como se ha determinado con el valor como base; es decir, la mano de obra congelada.

Pero antes de estudiar el análisis de Steedman más profundamente, debería notarse que, como otros tantos críticos, él sostiene que "lo que Marx ha escrito acerca de ‘la tendencia de la tasa de ganancias a disminuir' aparentemente sigue fascinando bastante, aunque ya se ha establecido muy bien que de esos escritos no se puede llegar a ninguna conclusión definida".

Pero lejos de ser insignificante, el análisis de Marx de la tendencia de la tasa de ganancias a disminuir comprueba que el carácter de la producción capitalista, desde el punto de vista histórico, es limitado. Esto resulta porque la tendencia surge no de la competencia, como lo postulara Smith, ni de la productividad disminuida de la mano de obra, sobretodo en la agricultura, como sostenía Ricardo, sino del aumento en la productividad de esa mano de obra, que la evolución del capitalismo fomenta. El capitalismo continuamente se esmera por sobreponerse a la tendencia de la tasa de ganancias a disminuir con el aumento de la productividad de la mano de obra. Pero no importa la mitigación que esto cause - y no existe duda que esto de vez en cuando pueda incrementar la tasa media de ganancias durante ciertos período relativamente prolongados (las épocas entre 1848 y 1873 y entre 1950 y 1973 vienen a la mente) — la tendencia no obstante surge de nuevo.

Marx explicó que el capital se esfuerza por desarrollar la productividad social de la mano de obra y las fuerzas productivas. Pero este esfuerzo entra en conflicto con su propia existencia y su auto expansión por medio de la de la plusvalía.

"...El desarrollo incondicional de las fuerzas productivas de la sociedad continuamente entra en conflicto con el objetivo limitado, con la auto expansión del capital. Por esta razón, el modo de producción capitalista es un medio histórico para el desarrollo de las fuerzas materiales de producción y la creación de un mercado mundial adecuado. Es a misma vez un conflicto continuo entre esta misión histórica y sus propias relaciones correspondientes de la producción social" (Marx, El capital, Tomo 3, edición Moscú, pág. 245)

Llegamos ahora a ese aspecto del análisis de Steedman que tanto le fascina. Usted escribe que "todo es simplemente cuestión de álgebra linear y no le sugeriría a nadie que se ponga a polemizar contra el álgebra linear". No tengo la menor intención de hacerlo. Estoy seguro que la matemática de Steedman es perfectamente lógica. Y también estoy igualmente seguro que el análisis de derivados parciales que Paul A. Samuelson muestra en su Fundamentos del análisis económico también son perfectamente lógicos, como lo es también — de eso no tengo duda - el análisis matemático de mil otros economistas burgueses, todos quienes "refutan" el análisis de Marx sobre el valor.

Entonces, ¿por qué no deberíamos tirar a la basura El capital y adoptar esta o aquella teoría burguesa? Porque el punto no es como se manipulan las ecuaciones simultáneas, los derivados parciales o las matrices, sino lo que se supone que los símbolos de las varias ecuaciones representan.

En su análisis, Steedman usa la categoría de "mano de obra encarnada". A primera vista parece que este concepto no difiere de la mano de obra abstracta de Marx. Pero un análisis más minucioso muestra que este no es el caso.

Como ya hemos visto al considerar el análisis de Marx sobre el valor en el primer capítulo de El capital, la categoría abstracta de la mano de obra no es una categoría mental que nos da por crear; más bien es reflejo, en el pensamiento, de un proceso social objetivo que surge del intercambio real de mercancías. Esto significa que la mano de obra abstracta y el valor son reales; que surgen de un proceso social.

Pero para Steedman no incumbe considerar ningún proceso social. Insiste en los que denomina una "descripción de las cantidades físicas de la economía". ( op cit., pág 45).

Por supuesto, como Steedman tiene que admitir, diferentes tipos de mano de obra concreta participan en el proceso de producción. La evolución de sus múltiples ecuaciones requiere que esta mano de obra se reduzca a un tipo común: la mano de obra encarnada. Pero para Steedman, esto es completamente un proceso mental, concepto de su modelo. Para Marx, la reducción de varios tipos de mano de obra concreta es una abstracción, aunque real; es decir, que cierto proceso social objetivo la desempeña. Steedman usa la categoría de la mano de obra encarnada no como abstracción que refleja el proceso social, sino como conveniencia intelectual que presume que la mano de obra es homogénea cuando en realidad no lo es. Es decir, el método de Steedman no difiere en nada del de los economistas burgueses que construyen sus modelos económicos sobre varias presunciones simplistas.

En conclusión, me gustaría señalar que han pasado 25 años desde que el libro de Steedman se publicara, con sus promesas de establecer una nueva base para el análisis materialista del capital, libre de todos los errores y la falta de consistencia que presuntamente plagaban a Marx. Pero, ¿qué ha producido el último cuarto de siglo? No mucho. Esto no se debe a las inadecuaciones o deficiencias de Steedman. Sale del hecho que se metió en un callejón sin salida a menos que le diera la espalda al análisis del valor que Marx hiciera. Con todas sus complicaciones y dificultades, este análisis nos brinda la única manera de resolver las complejidades de la economía capitalista y darle a la clase obrera una orientación política correcta.

Atentamente,

Nick Beams

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