WSWS
: Español
Reunión cumbre en las Azores: Bush fija fecha para
la agresión contra Irak
Por el Comité de Redacción
19 Marzo 2003
Utilice
esta versión para imprimir | Envíe
esta conexión por el email | Email
el autor
La reunión cumbre en las Azores asegura que la invasión
militar de Irak por los Estados Unidos tomará lugar en
pocos días. Se espera que el presidente Bush presente su
caso por televisión a no más tardar del lunes por
la noche, cuando anunciará su decisión final acerca
de la guerra. Aviones de guerra estadounidenses y 250,000 tropas
están listos para comenzar la invasión y conquista
del empobrecido país. Es probable es que diez de miles
de inocentes mueran en la conflagración.
Durante una conferencia después de la reunión
cumbre, Bush abiertamente amenazó a Francia y a otras naciones
europeas que se han opuesto a la adopción de una resolución
del Consejo de Seguridad de la ONU que favorece la guerra. Repitió
que el lunes sería "el momento de la verdad".
Puede que esto sea así, pero no en el sentido que Bush
se imagina.
El gobierno de Bush está destruyendo y repudiando todo
el sistema que se estableciera después de la Segunda Guerra
Mundial para regir las relaciones internacionales. Esta acción
revela la verdadera cara del imperialismo estadounidense, cuya
campaña rapaz y delictiva es para apoderarse de los recursos
petrolíferos de Irak y establecer el dominio de los Estados
Unidos en el Golfo Pérsico.
La Casa Blanca repetidamente se ha valido de analogías
a la década del 30 que son absolutamente falsas; analogías
que absurdamente comparan a Irak, nación débil y
empobrecida, a la Alemania nazi para justificar su política.
El paralelo a Hitler existe, pero ésto tiene que ver con
Bush, no con Saddam Hussein. Otra vez, tal como la década
del 30, el mundo ha quedado tambaleado por los actos desnudos
de abuso y agresión que una potencia mundial principal
ha instigado. Es la razón por la cual grandes manifestaciones
contra la campaña de guerra de los Estados Unidos han ocurrido
en casi todas las capitales del mundo.
El comunicado de Bush, y de los primeros ministros de la Gran
Bretaña y España, Tony Blair y José María
Aznar, respectivamente, hicieron grandiosas promesas de un futuro
brillante para el pueblo iraquí una vez que los Estados
Unidos conquiste su nación y, como escribiera un periodista
estadounidense, "70 años de historia independiente
lleguen a su fin". El cinismo de estas promesas se puede
ver en los esfuerzos de los tres por culpar al gobierno iraquí
del hambre y el empobrecimiento del pueblo iraquí , consecuencia
de 12 años de sanciones económicas auspiciadas por
los Estados Unidos y la ONU.
¿Quiénes son los individuos quienes insisten
que su misión es llevar la democracia al Oriente Medio?
El mismo Bush no es producto del voto democrático, sino
de elecciones robadas. Llegó al poder cuando la Corte Suprema
de los Estados Unidos intervino luego que perdiera el voto popular
a su contrincante del Partido Demócrata. Blair fue escogido
como primer ministro directamente por Rupert Murdoch, magnate
de la prensa. Su propio partido lo detesta y se le opone, y la
mayoría abrumadora del pueblo británico odia su
política pro bélica. Aznar es jefe de un partido
cuyo patrimonio proviene de Francisco Franco, dictador fascista.
Igual que Blair, ha decidido a favor de la guerra a pesar de la
oposición pública también abrumante. Ha desafiado
la voluntad democrática del pueblo español.
La ubicación de la reunión cumbre en una
base aérea estadounidense en la isla portuguesa de Terceira,
en medio del Océano Atlántico es símbolo
del aislamiento del gobierno de Bush y su desprecio total a la
opinión pública. Esta reunión no habría
podido llevarse a cabo en ninguna de las capitales de los tres
países sin movilizar la totalidad de sus militares. Tenía
que celebrarse en una isla, inaccesible a los pueblos de los países
que participaron en ella, para eludir las enormes manifestaciones
como la de un millón de personas que marcharon por las
calles de Madrid el día anterior. Aún así,
varios cientos de habitantes de las Azores manifestaron su oposición
a la guerra venidera en las afueras de la base aérea de
Lajes.
Este acontecimiento fue extraño de varias maneras. Los
tres cabecillas de estado viajaron 2,300 millas (Bush) o mil cada
uno (Blair y Aznar) para sentarse alrededor de una mesa apenas
una hora. Entonces comparecieron ante la prensa internacional
que se había congregado para dar un nuevo ultimátum
no a Saddam Hussein, sino a Francia, Rusia y Alemania y las otras
naciones que se han opuesto a la resolución del Consejo
de Seguridad que autoriza la acción militar contra Irak.
Bush le dio 24 horas a los miembros del Consejo de Seguridad
para que aprobaran como títeres la resolución auspiciada
por los Estados Unidos y la Gran Bretaña, luego de lo cual
le pondría fin a toda negociación diplomática
y autorizaría al Pentágono a proceder con el bombardeo
y la invasión total por tierra. Hubo un momento en que
Bush distorsionó la cara a medida que criticaba a Francia
por ejercer su veto, lo cual se esperaba. Parecía que iba
a lanzar la invasión militar no sólo contra Bagdad,
sino también contra París.
Esta no fue una reunión cumbre dedicada a hacer todo
lo posible por encontrar una solución diplomática,
como la Casa Blanca había sostenido. Pero entonces, ¿cómo
no explicar la razón por qué el diplomado principal
de los Estados Unidos, el ministro de Relaciones Exteriores, Colin
Powell, se quedó en Washington? Más bien fue un
esfuerzo para asegurar cien por ciento que ningún obstáculo
diplomático desviaría al gobierno de Bush de lograr
el objetivo que por mucho tiempo había deseado: la guerra.
El petróleo, el dinero, y las mentiras
En varios comentarios que hizo ante la conferencia de prensa
después de la reunión, Blair declaró que
los invasores se habían comprometido a "usar los recursos
de Irak para beneficio de los dueños: el pueblo iraquí".
Pero esto no fue más que un intento para contrarrestar
la amplia creencia y con razón que uno de
los objetivos principales de la invasión encabezada por
los Estados Unidos consiste en apoderarse de las reservas de petróleo
de Irak, las segundas mayores del mundo.
Pero las garantías de Blair adquirieron aún mayor
ridiculez luego que la semana anterior la prensa de los Estados
Unidos y de Inglaterra abiertamente debatieran la importancia
vital del control de los recursos petrolíferos de Irak
después de la guerra. Se publicaron informes que indican
que a las fuerzas militares británicas que Blair envió
a Kuwait se les ha dado la misión de asegurar los campos
petrolíferos al sur del país, los cuales se extienden
desde Rumaila, cerca de la frontera entre Irak y Kuwait.
Turquía se ha negado a permitir que su terreno sirva
de base para las tropas estadounidenses, en parte debido a la
oposición del pueblo, pero también debido a que
los militares turcos han planeado apoderarse de Kirkuk, centro
de los campos petrolíferos al norte de Irak con un tercio
de las reservas del país, y aplazar los esfuerzos de los
kurdos iraquíes por capturar la ciudad y convertirla en
la capital de un Kurdistán autónomo o independiente.
El gobierno de Bush ahora tiene planes para la transportación
aérea de sus tropas a Kirkuk y así evitar el dominio
turco o kurdo.
Y como siempre con el gobierno de Bush, los beneficios personales
felizmente rastrean los planes de conquista militar. Sólo
días antes de la reunión cumbre, el periódico
británico Guardian reveló que el vicepresidente
Richard Cheney sigue recibiendo pagos
que se calculan entre $500,000 y $600,000 de
Halliburton, la enorme empresa de servicios petrolíferos
que dirigía antes de las elecciones del 2000. Halliburton
es de las tres grandes empresas estadounidenses que han recibido
el privilegio de licitar contratos para la rehabilitación
de los campos petrolíferos de Irak durante el gobierno
de ocupación estadounidense luego de la guerra.
La cobardía y corrupción de la prensa estadounidense
se pueden medir en lo siguiente: ni un sólo de los periódicos
principales del país ha reportado las revelaciones del
Guardian. Y el domingo, durante entrevistas de una hora
cada una en los programas de televisión, Meet the Press
[Encuentro con la prensa], de la cadena NB,c y Face the Nation
[ Cara a cara con la nación], de CBS, a Cheney no
se le hizo ni siquiera una sola pregunta acerca de sus finanzas
personales.
Bush repetidamente ha declarado que el objetivo principal de
la acción militar contra Irak es defender al mundo de la
supuesta amenaza de las armas iraquíes para la destrucción
en masa. Las mentiras de la Casa Blanca acerca de este tema han
sido desenmascaradas muchas veces; la última vez fue en
un artículo que apareciera en el Washington Post
el mismo día de la reunión cumbre.
El corresponsal sobre los asuntos de seguridad nacional para
dicho periódico, Walter Pincus ex expía de
la CIA con buenas "conexiones" a la agencia citó
a fuentes de su ex organización que dieron a conocer, como
si fuera evidente, que el gobierno de los Estados Unidos no tiene
ninguna evidencia que Irak posee armas químicas, biológicas
o nucleares.
Pincus reportó que hay "inquietudes entre varios
miembros de las organizaciones de espionaje porque se cree que
funcionarios del gobierno han exagerado los informes de espionaje
para convencer al público estadounidense y a los gobiernos
extranjeros que Irak está en contravención de las
prohibiciones de la ONU contra las armas químicas, biológicas
o nucleares, y los sistemas de cohetes dirigidos de largo alcance".
Y añade que "Un analista de antigüedad que está
al tanto del espionaje dijo que una de las dificultades que los
inspectores han tenido en ubicar armamentos es que quizás
no hayan muchos'".
Continúa: "Funcionarios del gobierno, al presentar
su caso contra Irak, repetidamente han fracasado en mencionar
la gran destrucción de armas destrucción
documentada que se llevó a cabo en Irak entre 1991
y 1998, cuando la previa Comisión Especial de la ONU sobre
Irak envió sus equipos de inspección al país.
Durante ese período, bajo la supervisión de la ONU,
Irak destruyó 817 de los 819 cohetes teledirigidos de medio
alcance que habían sido proscritos; 14 lanzadores, 9 camiones
y 56 lugares fijos de donde se lanzaban los cohetes. También
destruyó 73 de 75 proyectiles con secciones biológicas
y químicas explosivas, así como también 163
proyectiles con explosivos convencionales".
La crisis del imperialismo
La reunión cumbre en las Azores sigue a un ciclo de
fiascos que la diplomacia estadounidense ha sufrido durante toda
una semana. Washington ha fracasado en cambiar la oposición
de Turquía al despliegue de tropas estadounidenses, y hasta
ahora no ha podido obtener permiso de su aliado en la OTAN para
que los aviones de guerra estadounidenses puedan volar por el
espacio turco. El equipo para toda la división armada de
los Estados Unidos flota en buques estacionados en el mar cerca
de la costa mediterránea de Turquía.
En las Naciones Unidas, el chantaje y las amenazas de los Estados
Unidos han fracasado en ganar el apoyo de los seis países
del Consejo de Seguridad que no se han comprometido y cuyos votos
son clave. Entre estos los más notables son México
y Chile. Ambos dependen totalmente del mercado estadounidense
para sus exportaciones. De los quince votos, el gobierno de Bush
no cuenta con más de cuatro seguros, o sea, la misma cantidad
de hace un mes.
Funcionarios de la Casa Blanca y el Ministerio de Relaciones
Exteriores repetidamente han hecho predicciones que eventualmente
probaron ser falsas: que Alemania pronto caería en línea
de los Estados Unidos; que Rusia llegaría a darse cuenta
que sus intereses son iguales a los de los Estados Unidos; que
Francia contribuiría fuerzas para no perder los beneficios
después de la guerra; que media docena de países
menores se doblegarían ante la presión de los Estados
Unidos. Si los estrategas militares estadounidenses, en su papel
de especialistas en asuntos diplomáticos, son tan pésimos
al calcular las posibilidades, el Pentágono se va a encontrar
con varias sorpresas sangrientas.
La oposición de las potencias europeas Francia,
Alemania y Rusia a los planes de guerra de los Estados
Unidos contra la guerra imperialista y la masacre de civiles inocentes
no se basa en ningún principio. Más bien reconocen
que la campaña bélica de los Estados Unidos tiene
insinuaciones de mucho mayor alcance que Irak. La guerra representa
el esfuerzo de los Estados Unidos, sin paralelo y extremadamente
peligroso, para dominar al mundo sin que nadie lo desafíe.
Es una postura que sus rivales imperialistas no pueden aceptar,
a pesar de su inferioridad militar actual.
Puede que el imperialismo francés haya tenido esperanzas
de haber llegado a un acuerdo el otoño pasado, cuando el
Consejo de Seguridad adoptó la Resolución 1441 unánimemente.
Pero desde ese entonces el gobierno de Bush ha reaccionado, con
una vehemencia y amargura sin límites, a todo intento de
encontrar una solución diplomática al conflicto
con Irak.
Después de decidir que la conquista y la ocupación
de Irak eran primordiales a sus ambiciones mundiales, los Estados
Unidos no está dispuesto a tolerar la más mínima
oposición. La facción de extrema derecha que ha
tomado las riendas del poder en Washington tiene un objetivo:
ponerle fin a todas las restricciones que le impidan la libertad
de acción, no sólo referente al Oriente Medio, sino
a todos los temas.
En su descabellado rumbo hacia la guerra contra Irak, sin considerar
al, y en desafío del, Consejo de Seguridad de la ONU, los
Estados Unidos está causando el colapso total de toda la
estructura de relaciones internacionales que se estableció
después de la Segunda Guerra Mundial. Se ha embarcado en
un proyecto sangriento y criminal cuyas consecuencias catastróficas
se harán más claras durante los meses y años
venideros.
Regresar a la parte superior de la página
Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved |