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El imperialismo en Iraq: lecciones del pasado

Segunda Parte

Por Jean Shaoul
2 Julio 2003

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El siguiente artículo es la segunda parte de tres.

A instancias de Estados Unidos, la conferencia de París en enero, 1919, toma la decisión de poner a todas las antiguas provincias turcas bajo la directoría de la Liga de las Naciones. Éstas habrían de convertirse en Mandatos tipo "A" que abrirían sus puertas al comercio libre. Entre 1919 y 1923, las potencias europeas llegan a varios convenios secretos y sórdidos por medio de los cuales se retractan de todas sus promesas a los árabes e imponen sus propios gobiernos a los pueblos indígenas para controlar los recursos de la región. Dividen a la región en 16 naciones pequeñas para servir sus intereses, sin importarles ningún factor geográfico, histórico, social o económico. ¿Resultado? La división de los pueblos árabes, el establecimiento de las bases para docenas de futuros conflictos terrotoriales y la creación de naciones inherentemente no viable.

Para citar un ejemplo dentro del contexto de Irak, Gran Bretaña toma la decisión—muy intencional, por cierto—en la Conferencia de Uqair en 1922 para delinear las fronteras de Irak, Kuwait y Arabia Saudita de tal modo que a Irak se le niega salida al Golfo Pérsico y su influencia en la región es limitada. Queda totalmente dependiente de Gran Bretaña.

En 1920 en San Remo, las potencias imperialistas se reparten entre sí los títulos de propiedad del Oriente Medio como si jugaran a los naipes. Francia se queda con los mandatos de Siria y el Líbano. Gran Bretaña obtiene Irak, Palestina y Transjordania. Ambos países emiten nuevas monedas vinculadas al franco y a la libra esterlina, lo cual acaba por interrumpir las relaciones comerciales dentro de la nueva región que ha quedado fragmentada. Francia y Gran Bretaña han de gobernar los mandados por un período límite, no como potencias colonizadoras, sino como guardianes de un menor en tutela y la Liga de las Naciones como consejo de administración. A Francia le dan un premio de consolación por haber perdido a Mosul según las provisiones del acuerdo Sykes-Picot: el 25% de las acciones en la CTP, la cual se había establecido para explotar los depósitos petrolíferos de Irak.

La Revolución Rusa de 1917 juega un papel enorme en socavar los planes británicos para el oriente medio. Es imposible apreciar demasiado el impacto que tiene sobre la clase obrera y el campesinado a nivel mundial. No sólo es fuente de inspiración para que las masas oprimidas del Oriente le pusieran fin al yugo de la opresión que ha durado siglos, sino que pone en relieve la "auto determinación" abogada por Wilson, la cual en realidad tiene un objetivo: contrarrestar la influencia del comunismo bajo la dirección de los bolcheviques debido a que éstos son partidiarios acérrimos de la independencia contra el dominio imperialista a la que vez frenan a las potencias europeas a interés de los Estados Unidos.

Pero los nacionalistas árabes, amargamente decepcionados con el armisticio de paz y los Catorce Puntos del presidente Wilson, tienen tanta paciencia con el nuevo imperialismo que rige a través de mandatos como con el antiguo. Faisal, hijo de Sherif Hussein de Hejaz, quien había encabezado la rebelión árabe a cambio de Siria, regresa a Siria y declara la independencia en 1920. El ejército francés derrota el levantamiento y expulsa a Faisal.

La rebelión es una mecha para otras rebeliones árabes en Jerusalén y en las regiones centrales y al sur de Irak contra el militarismo y el gobierno civil británico. El régimen de ocupación pronto se desintegra y Gran Bretaña llega a reestablecer el control sólo con grandes resfuerzos de tropas, batallas acérrimas, la supresión bestial y los bombardeos aéreos. El precio que la Tesorería de Gran Bretaña tiene que pagar es 40 millones de libras esterlinas. Según varios cálculos británicos, 8,450 iraquíes mueren o son heridos. Los británicos sufren 2,000 bajas.

El visconte Peel, ministro suplente del Ministrerio de Guerra, hace un comentario cínico que da una idea de la bestialidad con que le rebelión fue suprimida. Expresa que estaba feliz que los "sentimentaloides" en el interior del país [Gran Bretaña estaban tan distraídos por los Black and Tans en Irlanda que no han podido darse cuenta de lo que suced en Iraq. El bombardeo aéreo se convierte en el modo preferido de subyugar a la población simplemente por la razón que es mucho más barato que el mantenimiento de un ejército terrestre.

Gran Bretaña reemplaza el gobierno directo con colaboradores locales

La rebelión árabe muestra que el gobierno directo, desde el puonto de vista de la economía, no es plan viable. Sin un gobierno que no goze de suficiente respaldo popular,

sería imposible cobrar impuestos y el estado tendría que declararse en bancarrota, poniendo en peligro las inversiones británicas valoradas en £16 millones y los campos petrolíferos—que todavía no han comenzado la producción—cuyo valor se calcula en £50 millones.

Gran Bretaña, pues, comienza a buscar la fórmula que le proporcione la cubierta. Esencialmente, se dedica a buscar un dirigente local y a cultivar ciertas capas sociales sobre los cuales puede depender para que la "auto determinación" se identifique con el servilismo a la Gran Bretaña, la cual entonces puede prevenir la lucha por una verdadera liberación nacional.

El gobierno de su Majestad Británica pronto encuentra la solución. En la Conferencia de Cairo en marzo, 1921, se decide que los vástagos de Sherif Hussein, a quien se le había prometido—y negado—una nación árabe independiente, serían reyes títeres y gobernarían en nombre de Gran Bretaña. Abdullah recibe Transjordania, estado semi nómada recientemente creado. Faisal, su hermano, quien los franceses recientemente expulsaron de Siria, se convierte en candidato preferido de Londres para ocupar el trono iraquí.

Los británicos entonces tienen que encontrar la manera de venderle el plan al pueblo iraquí. Esto se logra fácilmente: arrestan y deportan a Sayyid Talib, candidato adversario al puesto (luego de lo cual nadie quiere asumirlo). Un plebiscito fabricado entre bastidores se lleva a cabo y recibe 96% del voto a favor de instalar a Faisal como rey. En agosto, 1921, se convierte en monarca.

Lo único que queda ahora es llegar a un acuerdo en cuanto a la relación entre Gran Bretaña e Irak. Faisal había exigido que el Mandato se abrogara, pero ésto no se hizo. El Tratado Anglo-iraquí de Octubre, 1922, le concede a Irak control de los asuntos internos, pero siempre bajo el control dominante de Gran Bretaña en cuanto a las finanzas, la defensa, la política externa y los asesores. Las disposiciones del tratado favorecen a Gran Bretaña tanto—como las negociaciones sobre las concesiones petrolíferas y la CTP mostrarían luego—que al rey y a su gabinete le toma un año, durante el cual Gran Bretaña los intimida y presiona incesantemente, para aceptar las disposiciones. Pasan dos años más de amenazas y tácticas imperiosas, frente a la oposición feroz de los nacionalistas, para que la Asamblea Constituyente las acepte.

Petróleo y los tratados de Gran Bretaña con Irak

No cabe duda que el petróleo—todavía sin explotar—les causa a los británicos gran inquietud, pues la guerra, que en 1917 ocaciona la drástica escasez del petróleo, ha incrementado sus preocupaciones. Tras la guerra, el colapso de Alemania, el desmenbramiento de Turquía, los reclamos rivales de Francia y las exigencias comerciales de Estados Unidos complican la situación aún más. Perdedor en los regateos de concesiones recíprocas que siguen: el pueblo iraquí.

En la práctica, Gran Bretaña e Irak tienen que resolver dos problemas: las fronteras de la nación iraquí—la frontera de Mosul—y las provisiones de las concesiones petrolíferas para la Empresa Turca de Petróleo, originalmente establecida por intereses británicos, alemanes y holandeses. Esto a menudo es el tema tácito de las discusiones interminables entre los estadounidenses, los británicos, los franceses y los italianos en las reuniones internacionales durante los años después de la guerra. Pero rara vez hacen referencia al petróleo porque éste era, sin el público general saberlo, la razón principal de la guerra y del armisticio de paz.

Según el Tratado de San Remo de 1920, los británicos ceden los intereses alemanes en la Empresa Turca de Petróleo a los franceses a cambio de Mosul. Aunque esta empresa tiene la concesión de Mosul, no ha emprendido casi ninguna exploración durante o después de la guerra mientras dos factores quedaran pendientes: el resultado de las hostilidades continuas contra Turquía y la situación con las disputas sobre Mosul. La conferencia de Lusanne en 1923 no resuelve estos dilemas completamente.

Gran Bretaña esta resuelta a quedarse con los campos petrolíferos de Irak puesto que el pacto de concesiones de la CTP los incluye, y ha mantenerlos bajo su control. Sin Mosul, Iraq no es viable y la clase gobernante shi'a en el sur aplastaría al grupo sunni que domina. Con Turquía y la población local predominantemente kurda opuestos a este arreglo, la clase gobernante iraquí—carente de todo respaldo militar y económico independiente—depende totalmente de los británicos para arrojar a los turcos y aplastar a los kurdos. Es sólo con el esfuerzo sostenido de la Fuerza Aérea Real en 1924, inclusive el bombardeo del pueblo de Sulaimaniya, ciudadela kurda que goza del respaldo turco, que se rechaza la integración a la nación iraquí.

Pero Gran Bretaña pronto choca contra los intereses petrolíferos de los Estados Unidos. Después de todo, los Estados Unidos no había participado en la guerra para permitir que Gran Bretaña se aprovechara de la situación. Es inaceptable que los británicos controlen el petróleo en todos los territorios antiguamente dominados por Turquía tal como ésta y la CTP habían acordado. Se supone que el pacto garantiza que la marina naval británica siga suprema; socava la dependencia de la Gran Bretaña sobre los Estados Unidos para el petróleo; y desafía el dominio económico de los Estados Unidos sobre sus rivales europeos.

El Ministerio de Relaciones Exteriores, actuando en nombre de las empresas petrolíferas estadounidenses, insiste en que toda anexión de los territorios adquiridos durante la guerra sean gobernados de cierto modo para grantizar el tratamiento igual en cuanto a la "ley y, de hecho, al comercio de todas las naciones". En este contexto, el concepto de la igualdad no es más que el deseo de una potencia imperialista restringir la codicia de la otra. Los Estados Unidos acusa a Gran Bretaña de monopolizar los recursos petrolíferos de Mesopotamia. Las relaciones entre los dos países rápidamente se deterioran.

Puesto que la superioridad económica de los Estados Unidos es preponderante, a Gran Bretaña no le queda otra alternativa si desea seguir con el control del petróleo: tiene que cederle un porcentaje del botín de guerra a los estadounidenses. Gran Bretaña entonces hace un pacto secreto para permitir que dos empresas estadounidenses—Standard Oil of New Jersey y Socony Vacuum (luego Mobil Oil)—se conviertan en socios iguales de los intereses franceses y las dos empresas británicas en la CTP. Ésta pronto cambia su nombre a Compañía Iraquí de Petróleo (CIP).

Entonces, pues, a pesar de toda su autoridad política, Gran Bretaña no puede prevenir que los franceses y los estadounidenses le quiten parte de la CTP, El resultado es que la porción de la CTP que le pertenece a través de la la Compañía Anglo-persa de Petróleo queda diluida. Y tampoco puede Gran Bretaña insistir en que la CTP se quede con los derechos al petróleo en los antiguos territorios otomanes—es decir, aparte de Iraq—tal como se había convenido con Turquía antes de la guerra. Dada también la manera en que las potencias imperialistas han establecido las fronteras en el sur de Irak, esto significa que los Estados Unidos después podrá obtener las concesiones de petróleo en la Arabia Saudita y Bahrain.

En 1924, a pesar de la evidencia, Lord Curzon, Ministro de Relaciones Exteriores y ultra imperialista, vehementemente niega la acusación que "el sendero de petróleo todo tiene que ver con Mosul e Irak". Rxpresa lo siguiente: "De ninguna manera tiene el petróleo lo más mínimo que ver con mi actitud o con la del gobierno de su Majestad en cuanto al problema de Mosul o de Irak o del Oriente".

Una vez que este pacto tan sórdido se solidifica por encima de las cabezas del gobierno iraquí y del pueblo kurdo, el paso queda libre para otro pacto que le cede Mosul a Irak. Pero Gran Bretaña tiene todas las aces y, en marzo, 1925, el gobierno iraquí no tiene otra alternativa que enntrar en un acuerdo de concesiones con la CTP. Las disposiciones del contrato exageradamente desfavorecen a Irak en cuanto a la exploración del petróleo en Mosul, si es que los árbitros de la Liga de la Naciones le ceden Mosul a Irak, lo cual aparentemente es inevitable. En julio, Mosul se le cede debidamente a Irak, con la condición que el Mandato dure un máximo de 25 años o hasta que Irak se haga miembro de la Liga de las Naciones como estado independiente. Siete meses después, en 1926, la Asamblea Contituyente Iraquí no tiene otra alternativa que aceptar un acuerdo con Gran Bretaña: si a Mosul se le invade una vez más, una fuerza marítima con portaviones atacaría a Tuquía. Es decir, lo primordial no son las fronteras de Irak sino su petróleo.

La exploración comercial del petróleo por fin comienza después de estos acuerdos. Los primeros campos petrolíferos se abren en Kirkuk en 1927, pero el petróleo no empieza a producirse en cantidades comerciales hasta fines de la década de los 30 y la producción a gran escala no comienza hasta los 1950. Por consiguiente, no es hasta que Gran Bretaña se apodera del control político, subyuga a las masas e instala a colaboradores locales que la exploración y producción del petróleo de verdad comienza. Décadas de intrigas entre las contrincantes potencias imperialistas, la guerra y más intrigas, lejos de fomentar el progreso, retrasan la explotación comercial de los recursos de la región y le ponen paro a su desarrollo.

La Fuerza Aérea Real Británica mantiene a Faisal en el poder

La seguridad de los intereses petrolíferos de Gran Bretaña depende de Faisal y su régimen, el cual no cuenta con el respaldo popular.

El rey y su gobierno se basan en una capa social muy angosta: los latifundistas, los antiguos notables, los comerciantes principales, los ex oficiales del ejécito otomán que los habían respaldado y los jefes y sheiks de las tribus. Los británicos habían fortalecido la autoridad de los sheiks cuando establecieron un sistema jurídico específico para las tribus. Es una de las maneras en que tratan de restringir las maniobras del gobierno, que trata de limitar la autoridad de los jefes de las tribus, pronto aprende que tiene que aliarse a ellos si desea mantenerse en el poder. También se da cuenta que tiene que depender más y más de los sheiks y los latifundistas para gobernar y vigilar sus regiones y colectar los impuestos.

Las finanzas de Irak siempre descansan sobre la arena movediza. Primero, comienza su existencia con un enorme déficit impuesto por Gran Bretaña bajo el Tratado Anglo-iraquí de 1922. Este acuerdo obliga a los iraquíes a contribuir a la Administración Otomana de la Deuda Pública, deudas que por mucho tiempo el difunto Imperio Otomán le debe a las potencias imperialistas. Aún de mayor importancia son las exigencias de Gran Bretaña: Irak tiene que pagarle por los equipos militares, las tiendas y las acciones contra los turcos, y por el costo de contruir un ferrocarril militar sin ningún valor comercial a Irak. En tercer lugar, los británicos además exigen que el gobierno iraquí gaste por lo menos 25% de todos sus ingresos en la defensa, que es un eufemismo para aplastar a las tribus insurgentes que se rebelan contra sus jefes y el dominio británico.

Es decir, la clase gobernante tiene que pagar un alto precio para mantener su posición: el costo del imperialismo que Gran Bretaña ha impuesto. Es una relación que hoy se repite con los Estados Unidos y los planes para Irak después de la guerra; planes aprobados por la Organización de las Naciones Unidas.

Esto se lograría imponiéndole rentas internas intolerables al campesinado, cuya economía estaba en ruinas debido a la interrupción del comercio por la guerra luego de la división imperialista de la región; y al latifundismo alentado por los británicos. Gran Bretaña aprieta los tornillos aún más al exigir que el gobierno reduzca los salarios del poco personal que se dedica a la educación escolar, a la salud, a la agricultura y, increiblemente, a la irrigación, para equilibrar el presupuesto.

La clase gobernante feudal se encuentra entre la espada del imperialismo británico y la pared de una población empobrecida. Las crisis económicas continuas que conducen a luchas internas perennes en la misma clase gobernante. Entre 1921 y 1958, según la facción en ascendencia que emplea a sus partidarios en el gobierno, se forman 59 gabinetes. Solamente 166 personas participan en estos cambios constantes durante 37 años, lo cual indica que las bases sociales de esta nación cliente de Gran Bretaña son bien angostas. El más destacado de todos es Nuri al-Said, oficial formado por los otomanes, que previamente había trabajado para Faisal, cuya carrera en el gabinete dura décadas.

Por lo tanto, Faisal y su régimen no pueden controlar a las masas insurgentes sin el nuevo sistema británico de "control aéreo", el cual es la manera más barata y eficiente de "pacificar" al país. También tiene la ventaja, según escribe el jefe del personal británico, que "el terreno de Irak nos ofrece espacio ideal para el entrenamiento y campo para los experimentos de la Fuerza Aérea Real. El valor estratégico de éste [terreno] aumentará todos los años".

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