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John Christopher Burton, candidato socialista para gobernador de California, exige investigación completa del apagón en el este de Estados Unidos

Por John Christopher Burton
19 Agosto 2003

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John Christopher Burton hizo la siguiente declaración viernes, 15 de agosto. El Sr. Burton es abogado defensor de los derechos civiles y socialista que se ha postulado como candidato independiente en las elecciones del 7 de octubre que tienen como objetivo sacar al gobernador del estado de California, Gray Davis, de su puesto. Burton llama al pueblo de California a votar contra la suspensión de Davis. Al mismo tiempo, sin embargo, le insta a los votantes que, en caso que Davis pierda el voto, voten por él; es decir, por Burton, quien es la alternativa socialista a los candidatos de los Partidos Republicano y Demócrata, ambos propiedad de los grandes negocios capitalistas. El partido Socialista por la Igualdad apoya la candidatura de Burton. Esta declaración se puede conseguir como volante en forma PDF y se puede descargar para ser distribuida.

El fracaso del sistema de electricidad que dejó a 50 millones de personas en las regiones del este y oeste medio del país sin energía eléctrica o agua merece una investigación pública completamente abierta y total. Los sucesos de los dos últimos días ya muestran un hecho incontrovertible: la crisis económica y social de California no es simplemente problema de California. Más bien expresa una crisis de alcance nacional e internacional. Es como si el resquebrajamiento de la infraestructura social, con todas las calamidades que significa para el pueblo, fuera una acusación formal al sistema económico y político en que vivimos.

Todavía es muy temprano para determinar hasta que punto ha sido el daño que ha resultado de este último colapso del sistema energético de los Estados Unidos: ni la cantidad de empleos perdidos, ni la cantidad de pequeños negocios que han sido abatidos, ni el estado de salud y bienestar de millones de seres humanos. No obstante, no cabe duda que muchas vidas quedaran devastadas y que otras dejarán de existir.

No importa que haya sido la causa directa del apagón, éste está inestimablemente vinculado a la eliminación de restricciones de la industria energética y la suspensión de todo control público sobre las empresas gigantes que la dominan. La misma situación que permitió a Enron y a otras empresas a aumentar sus ganancias (beneficios) por medio de métodos sociales destructivos y delictivos—que causaron en California la pesadilla de apagones continuos que redujeron la tesorería del estado—todavía existe. A fábricas y a equipos se les ha abandonado y dejado en la decadencia. Y todo tipo de organización racional y responsable desde el punto de vista social ha sido sacrificado ante el altar del libre mercado anárquico y de la campaña de las empresas y los grandes inversionistas para expandir sus fortunas personales.

Este apagón, el peor en la historia de Estados Unidos, debe ser, junto con la desestabilización de California, una gran lección acerca de la locura de un sistema que subordina las necesidades de la sociedad moderna—con todas sus vastas y complejas exigencias—a la acumulación de la riqueza privada y a las ganancias de las empresas.

Desde los últimos grandes apagones—en la región este en 1965 y el de la ciudad de Nueva York en 1977—han habido cambios colosales en la tecnología la demográfica que han rendido a la vida cotidiana a depender aún más de un abastecimiento de energía confiable y segura. La comunicación entre personas y entre naciones es mucho más complicada, compleja y directa. Sólo hay que considerar el papel que las computadoras (ordenadoras), el internet y las comunicaciones por vía satélite juegan en la vida cotidiana; cosas que 25 años atrás tenían poca importancia para las vidas de los pueblos trabajadores.

Pero durante los años entre las épocas, las pocas e inadecuadas restricciones sociales para controlar la producción y distribución de la energía han sido eliminadas, con el resultado que la población en general se ha quedado a merced de los intereses super adinerados que "juegan"; es decir, que manipulan el mercado energético para sus propios fines egoístas. Esto no es más que parasitismo en su forma más pura.

El funcionamiento irracional y anti social del mercado capitalista es aún cuando se considera que va mano a mano con el crimen. Las depredaciones de Kenneth Lay (Enron) en California ya son infames. Pero acciones muy similares a las de él contribuyeron al apagón de la semana pasada.

El viernes, el Wall Street Journal, a quien no se le pude acusar de oponerse a la política basada en el mercado capitalista, dio el siguiente informe: "A principios de año, el presidente del North American Electric Reliability Council [Consejo Norteamericano para la Seguridad Eléctrica], establecido tras el apagón de 1965, le advirtió al Congreso que ‘a medida que aumentan las presiones económicas y políticas sobre los abastecedores de electricidad' y las empresas de electricidad dividen sus funciones, [el Consejo] ha notado un aumento en la cantidad y severidad de las infracciones de los reglamentos'".

El pueblo de California, de los Estados Unidos y, cada vez más, del mundo entero está pagando el precio por la destrucción de los controles públicos y reglamentos que anteriormente regían a los grandes negocios. El colapso del sistema capitalista durante la década del 320 convenció a los representantes del capitalismo estadounidense con visión más amplia que tenían que imponer ciertos controles sobre el funcionamiento de los monopolios industriales y de los bancos, si sólo para salvar al sistema de ganancias privadas de sus propios impulsos destructivos y la amenaza de la revolución social que se asomaba por el horizonte. Por lo tanto se establecieron agencias gubernamentales para regular a los ferrocarriles, el transporte aéreo, el transporte con camiones, los bancos, la bolsa de valores y las ondas emisoras.

Sin embargo, durante los últimos 25 años, a la par de la prolongada crisis de las ganancias en la industria básica, los sectores más poderosos de la clase gobernante de los Estados Unidos han tirado a un lado las lecciones del pasado y se han esmerado en suspender todos los controles que limitan el poder de los grandes negocios. Ambos partidos principales—los Demócratas así como también los Republicanos—han puesto en práctica la programática de esta política. La prensa de los Estados Unidos, también bajo el control de las corporaciones gigantes, ha laborado duro para confundir y manipular la opinión pública. He hecho todo lo posible para erradicar de la conciencia de las masas las traumáticas lecciones que generaciones anteriores aprendieron acerca de la presunta "magia" del mercado capitalista.

El gobierno de Bush ya se encuentra preparando el encubrimiento del apagón de esta semana. De este gobierno no se puede esperar ninguna investigación adecuada. Es un gobierno que protegió a Kenneth Lay de Enron, que puso barrera tras barrera a las investigaciones de los ataques del 11 de septiembre y del ántrax, que ha justificado toda su política—desde la represión interna hasta la guerra en el extranjero—basándose en la mentira. Ni tampoco se puede esperar nada de los Demócratas excepto la complicidad y la postración continua.

Me he postulado como candidato socialista de California para estas elecciones, que buscan quitar al gobernador de su puesto, porque sólo un programa que rechaza la justificación de este sistema económico y social—es decir, que rechaza las prioridades de la riqueza de varios individuos y de las ganancias empresariales sobre las necesidades humanas—puede ofrecer las bases para resolver, de manera progresista y democrática, la crisis que tiene a California y al país entero en sus garras.

Exijo que haya una investigación abierta y total del apagón. ¿Cuáles son las empresas responsables por la situación que condujo al desastre? ¿A cuáles instituciones financieras están vinculadas? ¿Qué vínculos tienen con el gobierno de Bush y con los Partidos Demócrata y Republicano? ¿De qué manera ha contribuido a la eliminación de los reglamentos que rigen a la industria energética al colapso de su infraestructura?

También exijo que se cancelen todas las medidas que se han tomado para eliminar las restricciones que rigen a los grandes negocios. Hay que ponerle fin a la tiranía del mercado contra el pueblo.

Para asegurar que los abastecimientos de energía sean a precios bajos, estables y suficientes, propongo que a las grandes empresas energéticas se les transforme en empresas públicas, sujetas al control democrático de la clase trabajadora. Esta es la única base para lograr que la producción y la distribución de la electricidad puedan organizarse racionalmente para beneficio de la sociedad.

Ninguno de los partidos y los políticos que están amarrados a los grandes negocios aceptarán que se establezca esta política. Y tampoco permitirán ninguna otra medida que realmente se proponga a resolver los verdaderos problemas del pueblo trabajador: el desempleo, la atención médica inadecuada, los edificios escolares que se derrumban, la escasez de vivienda, la pobreza. La clase trabajadora debe establecer su propio partido independiente para luchar por sus intereses. Ese partido es el Partido Socialista por la Igualdad—Socialist Equality Party en inglés (SEP)—cuya política apoyo y por la cual abogo. Sólo este partido presenta un programa cuya piedra angular es la defensa de los derechos democráticos y la lucha por la igualdad social.

 



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