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El saqueo de los museos de Irak
Estados Unidos emprende guerra contra la cultura y la historia
Por Patrick Martin
28 Abril 2003
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el autor
El saqueo de los museos y de la Biblioteca Nacional de Irak,
con la destrucción de una gran herencia cultural, es un
crimen histórico del cual la Administración Bush
es responsable.
Las autoridades del gobierno de los Estados Unidos fueron advertidas
repetidamente en cuanto al posible daño de piezas irreemplazables
a causa de las bombas y los cohetes teledirigidos norteamericanos
o de la inestabilidad que vendría luego de la guerra y
del derrocamiento del gobierno iraquí, pero ellas no hicieron
nada para prevenirlo. Esta acción constituye una flagrante
violación de la Convención de La Haya de 1954 que
protege los tesoros artísticos en tiempo de guerra y que
fuera adoptada en reacción al saqueo Nazi de la Europa
ocupada durante la Segunda Guerra Mundial.
Por lo menos 80% de los 170.000 objetos almacenados en el Museo
Nacional de Antigüedades en Bagdad fueron robados o destruidos
durante el saqueo que siguió la ocupación militar
de Bagdad. El Museo fue el único más grande almacén
de materiales de las antiguas civilizaciones de la Mesopotamia,
incluyendo a Sumeria, Akadia, Babilonia, Asiria y Caldea. También
preservaba objetos de Persia, Antigua Grecia, el Imperio Romano
y varias dinastías Árabes.
El Museo tenía las tablillas del Código de Hanmurabí,
quizás el primer sistema de leyes del mundo y textos cuneiformes
que son los ejemplos más antiguos de escritura-poemas épicos,
tratados matemáticos y recuentos históricos. Una
biblioteca completa de tablillas de arcilla que no han sido descifradas
o investigadas, en parte por las sanciones y el bloqueo impuestos
por los Estados Unidos que restringieron los viajes a Irak.
El Viejo Jarrón Uruk de Alabastro, de 5000 años
de antigüedad, es las más temprana representación
conocida de un ritual religioso. El rostro de piedra de una mujer,
modelado 5.500 años atrás, es de los más
antiguos ejemplares sobrevivientes de escultura representativa.
El más viejo vaciado de cobre del mundo era el busto de
un rey Akadio, de 2.300 A. d. C.
Otra pérdida significativa se ha dado por el incendio
alrededor de la Biblioteca Nacional, la que contiene decenas de
miles de viejos manuscritos y libros y periódicos desde
el Imperio Otomano hasta el presente. Las salas de lectura de
la Biblioteca y los estantes fueron reducidos a ruinas humeantes.
Irónicamente, la única esperanza que algunos
tesoros arqueológicos hayan podido salvarse es si han sido
sacados del museo antes de la guerra y llevados a una u otra de
las residencias privadas de Saddam Hussein y su familia. Gran
cantidad de artefactos de oro fueron depositados para salvaguardarlos
en el Banco Central de Irak, pero también ese local fue
saqueado e incendiado.
Las autoridades no hicieron caso de las advertencias
La declaración de los Estados Unidos afirmando haber
sido tomado por sorpresa por el pillaje de las entidades de cultura
en Bagdad, Mosul y otras ciudades, no tienen ninguna credibilidad.
Tal tragedia no sólo fue posible predecirla, sino que,
por el contrario, hubo una advertencia específica. Al fin
de enero de este año, una delegación de intelectuales,
directores de museos y coleccionistas visitaron el Pentágono
y explicaron el significado del Museo Nacional de Irak y de otros
locales de cultura.
Un participante de esta delegación dijo al Washington
Post, Les dijimos que el saqueo era el más grande
peligro, y yo siento que ellos comprendieron que el Museo Nacional
era el más importante sitio arqueológico en todo
el país. Y lo mismo de otros sitios.
El Instituto Arqueológico de los Estados Unidos llamó
a todos los gobiernos a proteger los sitios culturales,
y parece que el gobierno iraquí tomó este llamado
más en serio que los gobiernos de EEUU. e Inglaterra. Después
del saqueo en 1991, durante los levantamientos que siguieron a
la primera Guerra del Golfo Pérsico, el gobierno iraquí
aprobó una legislación restringiendo la exportación
de piezas históricas.
Existe un gran interés tradicional en la historia y
el patrimonio cultural de Irak. Tan pronto se estableciera su
independencia nominal en 1920, el gobierno iraquí pidió
que se estableciera un registro del Museo y de todas las excavaciones
arqueológicas. Más recientemente, todo el material
excavado tenía que ser presentado al Museo para catalogarlo,
formando así una central de datos adecuada para la labor
en todo el país. Cuando la invasión estadounidense
de Bagdad se avizoraba, las autoridades del Museo Nacional realizaron
todos los preparativos para salvaguardar sus invaluables colecciones,
sacando algunas piezas a lugares secretos y poniendo los objetos
principales en bóvedas especiales de seguridad bajo estratos
de ladrillo y cemento que los protegieran de las bombas. Aquellos
objetos considerados demasiado grandes para ser extraídos
de las galerías fueron cuidadosamente empacados. Los saqueadores
tomaron o destruyeron todo en las galerías, luego perforaron
las bóvedas subterráneas y vaciaron el contenido.
También destruyeron el catálogo y dañaron
el sistema de computadoras del Museo.
El Pentágono no sólo sabía de la amenaza
potencial a la herencia cultural de Irak, sino que el ejército
estadounidense recibió llamadas directas para salvaguardar
el Museo Nacional cuando empezó el saqueo. Un arqueólogo
iraquí, Ra`ìd Abdul Ridhar Mohammed, declaró
al New York Times que él fue directamente a una
escuadra de marinos de guerra que estaba alrededor de un tanque
Abrams en la Plaza del Museo, menos de un cuarto de milla del
Museo, y les pidió que detuvieran el saqueo.
Los marinos fueron al Museo, ahuyentaron a la primera onda
de saqueadores y se fueron después de 30 minutos. Les
pedí que llevaran su tanque al terreno del Museo,
Mohammed dijo al Times, pero ellos me rechazaron
y se fueron. Continúa: Alrededor de una media
hora después, los saqueadores regresaron y amenazaron con
matarme o decir a los estadounidenses que yo era un espía
de Saddam Hussein para que los estadounidenses me mataran. Así
que me atemorizé y me fui a la casa.
El arqueólogo añadió: La identidad
de un país, su valor y su civilización residen en
su historia. Si la civilización de un país ha sido
saqueada, como la nuestra ahora aquí, su historia termina.
Por favor, dígale esto al Presidente Bush. Por favor recuérdele
que él prometió liberar al pueblo iraquí,
pero que esto no es una liberación, esto es una humillación.
La política de destrucción cultural
Existen razones comerciales urgentes para que el gobierno de
Bush permita el pillaje de los tesoros culturales de Irak. De
acuerdo a un Informe del 6 de abril en el Sunday Herald,
periódico escocés: entre aquellos que se reunieron
con el Pentágono antes del inicio de la guerra, se encontraban
los representantes del Consejo de los Estados Unidos sobre la
Política Cultural [ ACCP, en las siglas inglesas],
grupo de gran influencia para los ricos coleccionistas y comerciantes
de arte, que han buscado relajar las prohibiciones para la exportación
de tesoros culturales.
El tesorero del grupo, William Pearlstein, ha criticado la
política de Irak como retencionista y expresó
que él solicitaría al gobierno post bélico
hacer más fácil la exportación de artefactos
a los Estados Unidos. El grupo busca modificar el Acta de Instrumentación
de la Propiedad Cultural, ley que en los Estados Unidos regula
el tráfico internacional de tesoros artísticos y
antigüedades. Conforme a este recuento de prensa, Las
noticias de la reunión del grupo con el gobierno ha alarmado
a científicos y arqueólogos, quienes temen que la
ACCP esté elaborando una agenda oculta que permita
a las autoridades de los Estados Unidos la manera de suavizar,
después de la victoria de la coalición contra Irak,
las restricciones que frenan el traslado de antigüedades.
El Los Angeles Times informó el martes que un
coleccionista de arte iraquí del Norte de California, que
había recibido comunicación subrepticia antes
de la guerra, había declarado que las antigüedades
iraquíes pronto estarían asequibles. Especuló
el coleccionista que los ladrones actuarían de acuerdo
a cierto plan, pero que todavía no se había revelado
ningún propósito. Apaciguó así
a un grupo de millonarios con predilección por las curiosidades
orientales que, ciertamente, cumple con las características
que definen al gobierno de Bush.
Mucho más fundamental, sin embargo es el valor políticopara
la élite dominante de los Estados Unidosde permitir
que tales riquezas de la historia y la cultura de Irak sean destruidas.
El objetivo de la ocupación militar de los Estados Unidos
es imponerle a Irak cierto tipo de dominio colonial y apoderarse
de sus vastos recursos petrolíferos. Ello sirve a los intereses
del imperialismo estadounidense para humillar a Irak y condicionar
a su población con tal de someterla a los Estados Unidos
y al régimen títere que se establecerá en
Bagdad. La agresión contra los recursos culturales que
vinculan al pueblo iraquí a 7 mil años de historia
forma parte de todo un proceso: destruir sistemáticamente
su identidad nacional.
La trágica consecuencia es que los tesoros que sobrevivieron
hasta al saqueo de los mongoles a la ciudad en el Siglo XIII no
pudieron resistir el impacto de la tecnología del Siglo
XXI y la barbarie imperialista. Bush, Rumsfeld y compañía
son los nuevos bárbaros: un líder semi-alfabeto
que se revuelca en su religión reaccionaria; cuyo gobierno
está poblado de antiguos jefes empresariales quienes consideran
que un artefacto de la antigua Sumeria le sirve más de
protección contra los impuestos que de clave para la evolución
histórica y cultural de la humanidad.
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