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La Crisis Económica Mundial 1991-2001
Por Nick Beams
14 Mayo 2002
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el autor
Primera parte del discurso que Nick Beams, secretario nacional
del Partido Socialista por la Igualdad de Australia y miembro
del comité de redacción del World Socialist Web
Site, presentara el 16 de enero de 2002 ante la escuela internacional
realizada en Sydney, Australia. En breve publicaremos la segunda
y tercera parte del discurso.
Hace diez año, luego del colapso de la Unión
Soviética y los regímenes estalinistas en Europa
Oriental, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional
(CICI) planteó la siguiente pregunta: ¿Ha creado
la caída de estos regímenes las condiciones para
un equilibrio capitalista, o es ello la expresión inicial
de un proceso que está socavando la estabilidad de todo
el capitalismo mundial?
De la respuesta a esta pregunta surgen dos perspectivas políticas
muy diferentes. Si el colapso de la URSS significa que el capitalismo
había adquirido algo parecido a una nueva póliza
de seguro de vida, entonces tendríamos que admitir que,
si el socialismo no había muerto, por lo menos la perspectiva
de la revolución socialista quedaba postergada para un
lejano futuro indefinido.
Nuestra respuesta, por el contrario, sostenía que la
caída de la Unión Soviética era la expresión
política de enormes cambios en la economía mundial;
cambios que socavaban la estructura política en la cual
se basaba la estabilidad del gobierno de la burguesía.
La mundialización de la producción, la cual se vinculaba
a vastos cambios tecnológicos basados en la computadora,
había dejado anticuada a la perspectiva económica
nacionalista del estalinismo; es decir, el socialismo en
un sólo país.
Pero el colapso de los regímenes estalinistas fue solamente
la expresión inicial, una vez más, de las contradicciones
entre el desarrollo económico mundialla expansión
mundial de las fuerzas productivas propulsadas por el capitalismoy
el sistema de estados-naciones en el cual se basaba el dominio
de éste. Insistimos que el resurgimiento de esta contradicción
tenía vastas consecuencias económicas y políticas.
La labor teórica y política del Comité
Internacional durante la última década se ha centrado
en comprender las implicaciones de las consecuencias de este nuevo
desarrollo histórico del capitalismo, y, en base a dicho
análisis, realizar los cambios necesarios en nuestra propia
práctica.
Desde el inicio reconocimos que la caída de los regímenes
estalinistasque en conjunto eran la mayor y más poderosa
burocracia obreratendría enormes consecuencias para
la evolución de las burocracias obreras de los países
capitalistas principales. Insistimos que la transformación
de los sindicatos y de los partidos socialdemócratas y
laboristas no era simplemente el resultado de la traición
de esta o aquella dirigencia, sino el producto orgánico
de su propia estructura. Fue la reacción de las organizaciones
basadas en el estado-nación a la nueva situación
producida por la mundialización de la producción.
A su vez, la mundialización de la producción
requería un análisis crítico y una nueva
elaboración de la perspectiva de la autodeterminación
nacional. Si bien esta exigencia había jugado un papel
histórico progresista en el contexto de una época
anterior, en tanto que estaba dirigida contra el imperialismo,
los grandes cambios en la economía mundial la habían
transformado. La autodeterminación se había
convertido en la reclamación de varios sectores de la burguesía
y pequeña-burguesía nacionales a medida que buscaban
la manera de establecer su propia relación con el capital
internacional.
El análisis del Comité Internacional evolucionó
en oposición a las varias tendencias radicales pequeño-burguesas
que insistían que la mundialización no era nada
más que propaganda de la élite dirigente. Los radicales
sostenían que el estado-nación seguía tan
fuerte como siempre y que las perspectivas políticas deberían
de orientarse hacia éste. El ataque de la Liga Espartacista
contra nuestro análisis en 1994 resumió la postura
política de todos aquellos cuya perspectiva política
se basa, a fin de cuentas, en ponerle presión al estado
nacional.
Si, el estado nacional, como sostenían los radicales,
no había sido socavado por el desarrollo mundial de las
fuerzas productivas, y si se mantenía, como ellos insistían,
en la entidad política y económica principal, entonces
la perspectiva marxista tenía que pasar al plano de un
ideal ético y moral. La perspectiva socialistabasada
en la abolición del estado nacional y la propiedad privadasimplemente
se convertiría en una utopía.
Esta fue la cuestión política principal que surgiera
de los movimientos de protesta contra la mundialización.
Después de la manifestación de Seattle en 1999,
explicamos que tenía que haber una distinción entre
la mundialización de las fuerzas productivasun desarrollo
totalmente progresista que establece las bases para el socialismo
mundialy el capitalismo mundial, sistema reaccionario y
anticuado, basado en la propiedad privada y el estado nacional,
que actuaba como freno contra el desarrollo de las fuerzas productivas.
Esta distinción formó la base de nuestra polémica
con el profesor Michael Chossudovsky hace dos años.
Basado en este análisis, el CICI ha emprendido grandes
cambios: la transformación, durante 1995-96, de nuestras
ligas en partidos y en 1998 el lanzamiento de nuestro portal en
el Internet, el World Socialist Web Site.
Ahora podemos plantear la pregunta: ¿Ha pasado nuestra
perspectiva la prueba de los eventos históricos? En otras
palabras, ¿le ha sido posible al capitalismo establecer
un nuevo equilibrio internacional en el cual se pueda basar una
expansión mundial mayor? ¿Apuntan en esta dirección
las tendencias de desarrollo actuales? ¿Significan las
tormentas y crisis de los últimos 10 años los dolores
de parto de un nuevo orden mundial estable? O, por el contrario,
¿no representan una profundización del desequilibrio
que inicialmente llevó a la URSS al colapso? Durante esta
charla trataré de enfocar y contestar estas preguntas..
Los Estados Unidos dirige tres guerras
La economía política de la década pasada
tiene dos características mayores: la erupción de
tres guerras conducidas por el imperialismo norteamericano y la
creciente turbulencia en el sistema financiero mundial. La Guerra
del Golfo de 1990-91 fue seguida por la guerra en Serbia en 1999
y ahora por la guerra contra Afganistán, y Bush promete
que el 2002 será un año de guerra. A
inicios del 2002 estamos viviendo la recesión mundial más
seria del último cuarto de siglo, y posiblemente de todo
el período posguerra.
La casualidad de la Guerra del Golfo en 1990-91 y la desintegración
final y colapso de la Unión Soviética no fue un
accidente. Se trata de dos aspectos del mismo proceso: la destrucción
del equilibrio de posguerra del capitalismo mundial. En ese entonces
indicamos que la postura de los EE.UU. era extremadamente contradictoria.
Al mismo tiempo que celebraba su victoria sobre la URSS, los EE.UU.
luchaba por mantener hegemonía mundial sobre sus rivales.
El manifiesto del CICI de 1991, Oponerse a la Guerra Imperialista
y al Colonialismo, notó, el empuje del imperialismo
norteamericano para restaurar su dominio mundial constituye el
elemento más explosivo de la política mundial.
Mucho más importante que la liberación
de Kuwait es la oportunidad que le ofrece a los EE.UU. de demostrar
su poderío militar.
La declaración del CICI de mayo de 1999, Petróleo,
oro y el poder mundial, concluyó que las raíces
de la guerra de los EE.UU. contra Yugoslavia estaban en su lucha
contra las principales potencias capitalistas para reintegrar
los territorios de la ex URSS y apropiarse de sus recursos.
Las mayores reservas de petróleo que todavía
no han sido explotadas yacen en las ex repúblicas soviéticas
fronterizas con el Mar Caspio (Azerbaiján, Kazajstán,
Turkmenistán). Hoy estos recursos se dividen entre las
potencias capitalistas principales. Esta es la fuente que nutre
el nuevo militarismo y que llevará a las potencias imperialistas
a nuevas guerras de conquista contra la oposición local,
así como también a mayores conflictos entre los
imperialistas mismos.
Esta es la clave para entender la belicosidad de la política
exterior de los EE.UU. durante la última década.
El bombardeo de Yugoslavia es la última en una serie de
guerras de agresión que se ha extendido por todo el mundo.
Si bien tenían ciertas codicias regionalistas, estas guerras
han sido la reacción de los EE.UU. a las dificultades y
oportunidades que han surgido a partir de la desintegración
de la URSS. Washington considera que su poderío militar
es el naipe triunfante que le permite vencer a sus rivales en
las luchas por los recursos.
El análisis del CICI anticipó la guerra actual
contra Afganistán, la cual venía preparándose
muchísimo antes que los eventos del 11 de septiembre de
2001. Los ataques terroristas proporcionaron el pretexto para
que el gobierno estadounidense pusiera en acción sus planes
militares.
La postura mundial de los EE.UU. ha sido el tema de muchos
debates durante la última década. En 1992, por ejemplo,
cierta información filtrada del Pentágono explicaba
que la cuestión central de la política exterior
estadounidense era mantener su hegemonía mundial.
En 1997, el consejero de seguridad nacional del gobierno de
Carter, Zbigniew Brzezinski, explicó claramente este punto
de vista:
La última década del Siglo XX ha sido testigo
de cambios teutónicos en los asuntos mundiales... La derrota
y el colapso de la Unión Soviética fue el paso final
en el rápido ascenso de una potencia del hemisferio occidental,
los Estados Unidos, como único, y, en realidad, primer
poder verdaderamente mundial.
Pero el problema era como podía mantener su supremacía.
De acuerdo a Brzezinski la cuestión de cómo
los Estados Unidos, comprometido mundialmente, se enfrentaría
a las complejas relaciones de poder en Euro Asiay particularmente
si ha de prevenir el surgimiento de un poder euroasiático
dominante y antagonistaes crucial para poder ejercer su
dominio mundial (Brzezinski, El Gran Tablero de Ajedrez,
pp. xiii-xiv).
Brzezinski dedica un capítulo de su libro a lo que él
llama los Balcanes de Euro Asia, que comprende, en
términos generales, los países que rodean al Mar
Caspio y sus vecinos.
Los Balcanes tradicionales representaban un premio geopolítico
potencial en la lucha por la supremacía europea. Los Balcanes
euroasiáticos, que cruzan la naciente red de transporte
que unirá directamente las riquezas de Euro Asia con las
potencias industriales del occidente y oriente, también
tienen una importancia geopolítica. Más aún,
son importantes desde el punto de vista de la seguridad y ambición
histórica de por lo menos tres de sus vecinos más
poderosos: Rusia, Turquía e Irán. Y la China también
ha indicado que la región le interesa más y más
desde el punto de vista político.. Pero los Balcanes euroasiáticos
son infinitamente más importantes como posible premio económico:
una enorme concentración de reservas de gas natural y petróleo
se encuentra en la región, además de minerales importantes,
incluyendo el oro (p. 124)
Brzezinski señala que la búsqueda del poder mundial
y la democracia interior son incompatibles. Los Estados
Unidos es demasiado democrática en su política interior
para ser autocrática en los asuntos exteriores. Esto limita
el uso del poder estadounidense, especialmente a su capacidad
para intimidar con su poder militar. Pero la búsqueda del
poder no es un objetivo que despierta la pasión popular,
excepto bajo condiciones de amenaza o peligro inmediato al sentido
de bienestar interno del público (p. 36)
Sería difícil describir de manera más
sucinta el conjunto de efectos producido por los eventos del 11
de septiembre y los ataques contra los derechos democráticos
en el interior de los EE.UU.
Un artículo publicado en el Sydney Morning Herald
el 7 de enero, que fuera reimpreso del LA Times y Reuters,
señala el aumento de fuerzas estadounidenses durante la
última década:
Detrás del velo de acuerdos secretos, los EE.UU.
está creando y expandiendo una red de bases militares que
rodean a Afganistán y aumenta su capacidad para atacar
a cualquier región del mundo musulmán. Desde el
11 de septiembre, según fuentes del Pentágono, ciudades
militares compuestas de tiendas de campaña han aparecido
en 13 localidades ubicadas en nueve países vecinos a Afganistán,
aumentando sustancialmente así la red de bases en la región.
De Bulgaria y Uzbekistán a Turquía y Kuwait, más
de 60,000 miembros del personal militar se encuentran estacionados
en dichas bases.
Después de la guerra contra Irak, el artículo
nota, los EE.UU. construyó una red de instalaciones militares
en seis países del Golfo Pérsico. Desde el 11 de
septiembre, los EE.UU. ha llegado a nuevos acuerdos para establecer
fuerzas militares en Kirguizstán, Pakistán y Uzbekistán.
Si bien los eventos del 11 de septiembre, que aceleraron grandes
cambios en la situación política, no hubiesen ocurrido,
la guerra contra Afganistán habría ocurrido en otra
oportunidad favorable.
Un ciclo peculiar de desarrollo de 10 años
de duración
En cuanto a la situación económica, la recesión
de los EE.UU. y mundial ya estaba en camino antes del 11 de septiembre.
E igual como los eventos militares, ésta fue consecuencia
de procesos que venían desarrollándose durante toda
la década.
En noviembre del año pasado, el Ministerio Nacional
de Investigación Económica (NBER) anunció,
en base a una serie de estadísticas, incluyendo datos acerca
del empleo, que la economía estadounidense había
entrado en recesión. De acuerdo a la NBER, la recesión
se había iniciado durante los tres primeros meses del año,
exactamente 10 años después de la última
recesión durante 1990-91.
Vale la pena analizar más detalladamente este ciclo.
En primer lugar, representa el período de expansión
de mayor duración sin recesión en la economía
estadounidense. Ni siquiera durante la prosperidad de la postguerra
en los años 50 y 60 hubo un período de crecimiento
constante tan prolongado. Pero las características de estos
últimos 10 años han sido muy peculiares.
Tal como notara el Financial Times del 1ro de noviembre,
el ciclo de los 90, lejos de representar el inicio de una economía
nueva, se compara desfavorablemente con períodos
anteriores. No obstante la tasa de crecimiento general haya sido
3.1% al año, la tasa per cápita fue menos del 1%.
Históricamente, el último ciclo de ningún
modo fue excepcional. La tasa de crecimiento de los 90 apenas
excedió la de los últimos años de los 70,
que fueron muy sosos : durante el ciclo económico de 1973
a 1980, el crecimiento promedio de los EE.UU. fue 2.9%. El crecimiento
en los 90 fue más lento que el de los 80. Y comparado con
el crecimiento promedio de 4.4% de los años 60, la cifras
recientes han sido decepcionantes. La idea convencional que los
90 fueron años de crecimiento excepcional se debe a que
la manera en que el crecimiento se dio fue distinto al de los
ciclos anteriores. El crecimiento fue mayor durante la segunda
mitad del ciclo. Recientemente se olvida con frecuencia que la
primera mitad de los 90 se caracterizado por una expansión
sin creación de empleos'".. " ( Financial
Times, 1ro de Noviembre, 2001).
Otro estudio del ciclo de los 90 nota: Hasta el análisis
más superficial y precipitado de los datos indica que la
economía nueva' fue, más que nada, propaganda
hiperbólica. Si al ciclo se le considera en su totalidad,
el crecimiento promedio del PBI de 3.1% fue mucho menor que el
de los 50 y 60 y apenas menor que el de los 70 (Dean Baker,
The New Economy Goes Bust: What the Record Shows, publicación
del Centro de Investigación de Economía Política).
¿Y qué de la economía mundial en general?
Si analizamos los países del grupo G7, encontraremos que
sólo los EE.UU. y la Gran Bretaña tuvieron tasas
de mayor crecimiento durante el período 1993-98 en comparación
al período 1983-93. Y todos los países del grupo
G7 tuvieron un crecimiento muy por debajo del período 1964-73.
Crecimiento de los G7
Crecimiento anual los G7
|
1964-73 |
1983-93 |
1993-98 |
Canadá |
5.6 |
2.8 |
2.5 |
Francia |
5.3 |
2.3 |
1.7 |
Alemania |
4.5 |
2.9 |
1.5 |
Italia |
5.0 |
2.4 |
1.3 |
Japón |
9.6 |
4.0 |
0.8 |
Reino Unido |
3.3 |
2.3 |
2.7 |
EE.UU. |
4.0 |
2.9 |
3.0 |
(Tabla de Eatwell y Taylor, Global Finance at Risk, Polity
Press, 2000, p. 107)
¿Y qué de los niveles de vida?
El 20% más rico del mundo recibe el 86% del producto
nacional bruto mundial. El 20% más pobre recibe sólo
el 1%, y el 60% del medio sólo el 13%. Las 200 personas
más ricas del mundo doblaron sus ingresos entre 1994 y
1998 a más de $1 trillón. La tres personas más
ricas del mundo tienen activos que sobrepasan la producción
total de los 48 países más pobres. De acuerdo al
World Development Report [ Informe sobre el desarrollo
mundial] de 1999 de la ONU, $40 billones harían posible
la salud y nutrición básicas, la capacitación
académica básica, el agua potable, la salud reproductiva
y la plantificación de familia a toda la población
mundial. Una contribución anual de 1% por parte de las
200 personas más ricas (aproximadamente $7 billones) sería
suficiente para garantizar la educación primaria y una
contribución de 5% garantizaría todos los servicios
sociales básicos.
Un estudio reciente nota lo siguiente: En 1998-99, con
la producción bruta per cápita mundial crece a una
tasa de 1.5%-1.8%, más de 80 países tienen ingresos
per cápita inferiores a los que tenían hace una
década, y por lo menos 55 países han sufrido el
declive de sus ingresos per cápita. La brecha de ingresos
que existe entre el quinto de la población mundial que
vive en los países más ricos y el quinto de los
más pobres fue de 74 a 1, mayor que el de 60 a 1 de 1990
y del 30 a 1 de 1960. La desigualdad de ingresos también
ha aumentado dramáticamente en los países más
ricosparticularmente en los EE.UU. y la Gran Bretaña
y los pobres del mundo son hoy tan pobres o más que en
los 1820 (Heikki Patomaki, Democratising Globalisation,
Zed Books, 2001, p. 100).
En cuanto a la economía estadounidense, hay una esfera
en que la década de los 90 sobrepasó a todas las
décadas anteriores: el aumento de la deuda, en particular
de la deuda externa.
A fines del 2000, la deuda neta de los EE.UU. con el resto
del mundo era de $2.19 trillones. A fines del 2001, la deuda había
ascendido a $2.60 trillones. Ésta representa 22% del PBI,
por encima del 16.4% en 1999 y 9% mayor que el nivel de 1997.
Esto significa que los EE.UU. absorbe aproximadamente dos tercios
de los ahorros mundiales. En otras palabras, los EE.UU. se ha
convertido en una enorme aspiradora financiera, aspirándole
capital al resto del mundo. Esta situación debe crear enormes
tensiones económicas, porque el capital invertido en los
EE.UU. no puede usarse en otras regiones del mundo para el desarrollo
económico.
Estas cifras son verdaderamente extraordinarias en vista de
los desarrollos históricos del capitalismo. Los EE.UU.
pasó a ser una nación deudora por primera vez en
1917, cuando los británicos liquidaron sus inversiones
para pagar la guerra contra Alemania, y los bancos y casas financieras
de los EE.UU. se enriquecieron de la deuda de guerra asumida por
los países europeos. Los EE.UU. continuó como nación
acreedora hasta fines de los 1980. Ahora, en poco más de
más de una década, se ha convertido en la mayor
nación deudora del mundo. Revisemos algunos de los índices
de esta transformación. De 1983 a 1990, la deuda total
del sector no-financiero dobló de $5.36 a $10.85 trillones.
En los años 90, ésta creció 62%, de $11.31
trillones en 1991 a $18.26 trillones a fines del 2000. Durante
cada año desde 1992, los ingresos de inversión extranjera
a los EE.UU. han contribuido más del 10% de la totalidad
de fondos suministrados al mercado crediticio estadounidense.
La deuda interna también va aumentando. De acuerdo a
los datos sobre la corriente de fondos del Banco Federal de Reservas,
la proporción de la deuda pendiente al ingreso disponible
aumentó de 87% en 1990 a más de 101% a fines del
2000. El pago total a los servicios de deuda alcanzó la
cifra récord de 14% del ingreso disponible. El impacto
del crecimiento del endeudamiento se puede notar en las cifras
de gasto de consumo de la economía estadounidense. El porcentaje
del PBI que el consumo representa subió 2.6% entre 1989
y el 2000. Esto tomó lugar respecto a un declive en la
tasa de ahorros de aproximadamente 7% en relación al nivel
de 1989. La tasa de ahorros ha mostrado cifras negativas en los
últimos cinco años.
El último período también se ha caracterizado
por el aumento de la deuda comercial estadounidense, que hoy alcanza
4% del PBI. Al presente, los EE.UU. necesita importar diariamente
$1 billón de fuentes externas para financiar su déficit
en la balanza de pagos.
El nivel de las finanzas internacionales también ha
aumentado con la misma rapidez durante la última década
y media. El mercado de bonos era de $1 trillón en 1970.
Para 1980 había doblado a $2 trillones. Luego se dio el
enorme crecimiento: saltó a $12 trillones en 1990 a más
de $20 trillones en 1995 y llegó a casi los $25 trillones
en 1998.
A fines de los 90, el volumen de comercio en moneda extranjera
era más de $1 trillón diario, o sea, ocho veces
mayor que la cifra de 1986. En contraste, el volumen mundial de
exportaciones para 1997 era $6.6 trillones, o $25 billones diarios.
Los fondos de inversión también han aumentado
de manera similar. Para mediados de los 90, las mutuales y fondos
de pensiones alcanzaban los $20 trillones. Esto representaba diez
veces la cifra de los 80. Asimismo, ha habido un enorme aumento
en el volumen de fondos de inversión durante los 90. De
acuerdo a las cifras reunidas por la Organización de Cooperación
y Desarrollo Económico (OECD), el valor de los activos
financieros en manos de instituciones financieras en los países
miembros, que incluye compañías de seguros, fondos
de pensión y compañías de inversiones, aumentó
$9.8 trillones o un 75% entre 1990 y 1995. El crecimiento anual
de $1.96 trillones era aproximadamente igual a 10% del ingreso
agregado nacional de los países de la OECD.
Si comparamos el crecimiento del capital financiero a las cifras
referentes al desarrollo económico para los EE.UU. y el
resto de la economía capitalista mundial, podremos ver
una de las características más importantes del ciclo
económico de los 90. Ésta es la divergencia creciente
entre el capital ficticio por una parte y el crecimiento del PBI
por otra.
El significado de esta divergencia se encuentra en el hecho
que el capital ficticio representa un reclamo sobre la plusvalía
extraída de la clase obrera. Por supuesto, sectores del
capital financiero pueden asegurar ganancias extraídas
de actividades puramente financieras, proceso que puede prolongarse
por un período bastante largo, siempre y cuando mayores
inversiones sigan penetrando el mercado. Pero siempre llega el
momento en que el capital financiero tiene que apropiar una porción
de la plusvalía creada por la clase obrera. En otras palabras,
para asegurar la estabilidad del sistema, la verdadera economía
debe expandirse lo suficientemente rápido para satisfacer
los reclamos del capital ficticio.
Sin embargo, lo que sucede es lo contrario. En vez del crecimiento
de la economía real crear suficientes ganancias para satisfacer
los reclamos futuros del capital ficticio, vemos que las corporaciones
dependen cada día más de sus actividades financieras
para mantener sus ganancias.
Como nota un estudio de este proceso: una porción
creciente del rendimiento total de las inversiones desde el inicio
de los 80 ha resultado de ganancias capitales (la apreciación
del valor de los títulos en el mercado) y no de ingresos
(dividendos o intereses adicionales a las ganancias reinvertidas),
con las ganancias representando has un máximo 75% del rendimiento
total en los EE.UU. y la Gran Bretaña, lo cual se compara
a un promedio de menos de 50% durante el período 1900-79.
Esto evidentemente sugiere que el aumento del valor ha sido propulsado
más por el aumento de fondos en el mercado y la especulación
de que los precios continuarán subiendosi se presume
la continuación (o restauración) de condiciones
económicas favorablesque del ingreso verdadero producido
por los títulos (Harry Shutt, The Trouble With
Capitalism, p. 124).
La estructura financiera del capitalismo mundial durante los
90 más y más se parece a una pirámide invertida:
una cantidad creciente de capital ficticio que basada en una masa
de plusvalía de proporción menor. Como toda pirámide
invertida, tal estructura financiera es intrínsecamente
inestable.
En este caso, sin embargo, no es la fuerza de la gravedad que
causa que esta estructura trate de equilibrarse más de
lo debido, sino las ganancias que exigen que los fondos de inversiones
cambien de mercado rápidamente. Es ahí donde se
originan las causas de las tormentas en los mercados financieros
que han caracterizado la economía mundial durante la última
década.
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