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Reunión cumbre de la Unión Europea expande la
agresión contra los extranjeros y los refugiados
Por Ulrich Rippert
18 Julio 2002
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el autor
El 21 y 22 de junio, 15 líderes gubernamentales de los
países que componen la Unión Europea (UE) celebraron
una reunión cumbre en Sevilla. Adoptaron medidas drásticas
para restringir la inmigración a Europa aún más.
Los países de origen y las tierras de tránsito
considerados incapaces de controlar sus fronteras eficazmentey
que por lo tanto no cooperan con la UE de manera satisfactoriasufrirán
amargas consecuencias en el futuro. Se acordó que, antes
de fines de año, acciones colectivas tomarán lugar
para seguir asegurando las fronteras exteriores de la UE. También
se decidió que muy pronto se establecerá una fuerza
policíaca fronteriza Europea. Ya los países más
importantes de la Unión Europea están cooperando
íntimamente para capacitar a guardias fronterizos y proveer
el equipo técnico necesario.
En el futuro, los países del llamado tercer mundo,
ubicados entre los países de entrada y los países
de residencia eventual de los inmigrantes, serán obligados
a aceptar de nuevo a los refugiados que ilegalmente ingresan en
la Unión Europea. Esta estrategia se ha diseñado
con el fin de forzar a estos países a aislar sus propias
fronteras contra los refugiados en tránsito.
También se acordó que las resoluciones de la UE
respecto al asilo han de ponerse en práctica mucho más
rápido que lo anterior.
Antes de la reunión, el primer ministro español,
José maría Aznar, cuyo gobierno conservador ha tenido
la presidencia de la UE durante los últimos seis meses,
y Silvio Berlusconi, contraparte italiano del spañol, presentaron
un plan de acción contra la inmigración ilegal.
Aparte de modernizar las armas de los guardias fronterizos de
la UE, el objetivo de este plan era reducir la ayuda para el desarrollo
a los países de origen y tránsito que no cooperan.
Durante una gira por las capitales Europeas, Aznar recibió
bastante apoyo. En una reuión conducida en París
el 28 de mayo, el presidente francés, Jacques Chirac, y
el canciller alemán, Gerhard Schröder, exigieron mejor
control de las fronteras exteriores de la UE. En otra reunión
cuatro días después, esta vez en Roma, los ministros
de interior de la UE decidieron actuar sobre varias recomendaciones
para el establecimiento gradual de una fuerza policiaca Europea.
También debatieron como usar el nuevo programa de satélite
Europeo, Galileo, para vigilar las olas de inmigración.
El primer ministro británico, Tony Blair, fue de los
partidarios más vociferantes de los planes xenofóbicos
de Aznar. A pesar de la oposición de Suecia y otros países
que participaron en las negociaciones cumbre en Sevilla, Blair
enfáticamente defendió la política de su
gobierno: en el futuro basar la ayuda para el desarrollo en la
buena actitud que los países necesitados muestren al recibir
de nuevo a los inmigrantes a quienes se les ha negado asilo. Específicamente
mencionó a Somalia, Sri Lanka y a Turquía respecto
al caso.
Blair no escondió el hecho que esta campaña contra
la inmigración ilegal fue una reacción
a los recientes éxitos electorales de los partidos de ultra
derecha.
El descontento que la política pro capitalista de los
gobiernos socialdemócratas ha engendrado le ha dado tremendo
ánimo a los demagogos derechistas de varios países
Europeos. Jean-Marie Le Pen ganó más votos durante
las elecciones presidenciales francesas que el primer ministro
en el poder, Lionel Jospin, del Partido Socialista. Y el Partido
Liste Pim Fortuyn obtuvo un gran voto a su favor. Sólo
cinco de los trece ex gobiernos socialdemócratas Europeos
todavía están en el poder.
El resto de los gobiernos socialdemócratas están
reaccionando a estos sucesos con la adopción de una política
derechista y alentando los sentimientos racistas contra los extranjeros
y los refugiados. Según la revista alemana, Der Spiegel,
el primer ministro británico lanzó un ataque
verbal de gran peso contra los extranjeros hace unas pocas
semanas. Blair sostuvo que sólo la adopción de medidas
drásticas contra los refugiados ilegales por toda Europa
podía ponerle paro a la marcha triunfante del extremismo
derechista.
The Guardian citó un documento oficial y confidencial
del gobierno que indica que una movilización enorme contra
la inmigración ilegal ya se estaba planeando. Buques de
guerra de la marina británica han de perseguir e interceptar
los barcos de refugiados en el Mediterráneo oriental. La
fuerza aérea británica, por otra parte, será
comisionada para transportar a enormes cantidades de personas,
cuyo asilo ha sido rechazado, de regreso a sus países.
La misma actitud caracteriza al gobierno de coalición
socialdemócrata/Partido Verde en Alemania. Por años,
el ministro del interior socialdemócrata, Otto Schily,
ha obstruido toda intención de liberalizar la ley Europea
respecto a los refugiados. Rechazó las recomendaciones
de una comisión de la UE para permitir la reunión
de familias y la normalización del proceso legal de asilo
con las siguientes palabras: Eso nos privará de suficiente
campo para maniobrar respecto a nuestra política sobre
la inmigración.
Durante una conferencia reciente de ministros del interior
Europeos en Luxemburgo, Schily abogó por una política
dura hacia los países del tercer mundo. Dijo
que toda persona que deja de respetar sus obligaciones internacionales
debería percatarse de las consecuencias.
La declaración de Schily que la lucha contra la inmigración
ilegal mejora la situación de la inmigración legalMientras
menos inmigración ilegal tengamos, mayor la posibilidad
para la inmigración legales completamente cínico.
La verdad es totalmente lo contrario. El aumento rápido
de la inmigración ilegal es más que otra cosa consecuencia
de que las oportunidades para la inmigración legal han
sido sistemáticamente y severamente limitadas. Aparte de
los profesionales especializados, codiciados por el valor que
la añaden a la economía, hoy día es casi
imposible que los inmigrantes ingresen a Europa legalmente.
Durante el curso de los debates en Sevilla acerca de las sanciones
contra las naciones de tránsito que no están dispuestas
a hacer cumplir todos los requisitos de la UE, el canciller alemán
Schröder permaneció retumbantemente callado, pero
detrás del silencio apoyaba la postura de Aznar, Berlusconi
y Blair.
La declaración final de la reunión cumbre de
Sevilla evitó usar la palabra sanciones y la
amenaza para reducir la ayuda para el desarrollo sólo se
mencionó indirectamente. Los cabecillas de los gobiernos
Europeos se mostraron mucho más elegantes al expresar su
determinación en aislar a Europa de los inmigrantes: La
cooperación inadecuada por parte de una nación podría
ser lastimosa al desarrollo de las relaciones entre ese país
y la Unión Europea.
La causa de la miseria de los refugiados
La idea que la expansión de la ola de refugiados de
los países africanos al borde del hambre o de las regiones
devastadas socialmente de Europa oriental y Rusia pueda ser detenida
rodeando a Europa occidental con guardias fronterizos armados
no sólo es barbárico; es ilusorio.
En realidad, la clase gobernante Europea se enfrenta a un problema
al que no le tiene ninguna solución. Según cálculos
de Europol, autoridad policiaca Europea en La Haya, por lo menos
medio millón de personas, además de las 400,000
que buscan asilo, tratan de penetrar los países de la UE
ilegalmente cada año. La cifra es 13 veces mayor que la
de 1993 y continúa aumentando.
Der Spiegel citó a un funcionario del ministerio
del interior de Alemania, quien expresó que la cifra verdadera
podría ser el doble o hasta diez veces mayor de lo antedicho.
Nadie realmente sabe cuantos están penetrando las fronteras
a escondidas.
Ya las colonias crepusculares existen por toda
Europa. En París, Amsterdam, Berlín y Viena existen
distritos ocupados una cantidad de personas tres veces mayor que
las que se han registrado oficialmente. Las tensiones sociales
aumentan vertiginosamente.
El canciller Schröder y un sector de la prensa liberal
continuamente se expresan de la misma manera: Por supuesto,
simpatizamos con la situación difícil de los refugiados.
La miseria social de muchos países está empujando
a una cantidad creciente de gente a buscar una mejor existencia
en otros lugares. Pero el problema no puede resolverse permitiendo
que todos, o por lo menos una gran parte de los más empobrecidos,
vengan a Europa. Nuestro sistema social se derrumbaría.
Una lógica cínica y mendaz. La crisis social
interior de Europa no se debe a la cantidad exhorbitante y aplastante
de inmigrantes, sino a los programas políticospara
fomentar los intereses de los grandes comerciosque sistemáticamente
reducen las rentas internas
de las grandes empresas y de los ricos y que a la vez reducen
los gastos del estado para fomentar los servicios sociales. Hasta
ahora no se le ha permitido a una gran porción de los que
buscan asilo y a los refugiados obtener empleos regulares o ganarse
la vida por esfuerzo propio.
Al mismo tiempo, la miseria que obliga a la gente a abandonar
sus países natales es consecuencia directa de manera en
que el capital estadounidense y europeo ha saqueado a esas pobres
naciones. Las raíces de esta miseria están en la
política colonial de los siglos anteriores, política
que continúa hoy día bajo los auspicios del Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo a un informe del Banco Mundial del 2,000, la deuda
total de los países en desarrollo se calculó en
$2.5 trillones. El informe muestra que estos países gastan
nueve veces más para pagar sus deudas a los grandes bancos
internacionales de lo que reciben en ayuda para el desarrollo.
Cuando Mozambique sufrió inundaciones desastrosas en
1999, más de un millón de habitantes perdieron sus
hogares. No obstante, el país le pagó $70 millones
de deuda a los bancos occidentales. Cuando enfermedades como la
cólera y la malaria se propagaban, sólo 1.1% del
producto interno bruto estaba destinado para el cuidado de la
salud. Después que el FMI impusiera un programa para
el nuevo desarrollo hace diez años, los gastos para
la salud de esa nación han sido reducidos 75%.
En toda África, donde, como promedio, sólo uno
de cada dos niños asiste a la escuela, los gobiernos trasladaron
cuatro veces más capital a los bancos y acreedores internacionales
de lo que gastaron en la salud y la formación académica.
De acuerdo a un informe del Banco Mundial, la pobreza de África
aumentó 50% entre 1994 y el 2000. Debido a los programas
de cambios estructurales puestos en práctica durante los
años 80, el ingreso per cápita durante la década
de los 90 retrocedió al nivel que existía antes
de terminar el dominio colonial.
Las varias terapias estilo shock impuestas por
el FMI y el Banco Mundial han tenido efectos similares en Europa
oriental y en Rusia. Durante la última década, la
actividad económica en las regiones de la ex Unión
Soviética ha disminuido más de 50%. Un informe de
las Naciones Unidas, preparado en 1999, calcula que la cantidad
de personas que viven en la pobrezaque existen con $4 o
menos al díaen los países de Europa oriental
y en la ex Unión Soviética ha aumentado de 13.6
millones en 1989 a 147 millones.
Por lo tanto, una verdadera lucha contra esta pobreza creciente,
causa de la vasta ola de refugiados, requiere una perspectiva
socialista dirigida contra el capitalismo. La clase obrera Europea
debe solidarizarse incondicionalmente con los refugiados y con
los que buscan asilo y juntos luchar no sólo contra el
control y los dictados de los bancos Europeos e internacionales
y de las grandes empresas, sino también contra sus propios
gobiernos. Como parte de esta lucha, tiene que defender el derecho
de la gente a vivir y trabajar en cualquier país que le
plazca, y exigir la eliminación de todas las barreras legales
contra la inmigración y toda clase de discriminación
contra inmigrantes.
Las medidas bestiales, hoy dirigidas exteriormente contra los
refugiados y aquellos que buscan asilo, pronto serán dirigidas
interiormente contra los desempleados, los recipientes de beneficios
sociales, y la mayoría de la población de las naciones
Europeas.
El día antes de la reunión de los cabecillas
de gobierno, una huelga general nacional paralizó la vida
pública de España. En las ciudades principales de
Madrid y Barcelona, medio millón de personas manifestaron
contra el desempleo enorme y contra las leyes laborales anti sociales
del gobierno de Aznar. Tropas especiales de la policía
atacaron los piquetes y manifestantes con cañones de agua
y porras. Según cuenta la Confederación Nacional
de Trabajadores (CNT), varios cientos de personas sufrieron heridas,
muchas de éstas severas. El gobierno quería prevenir,
a todo costo, que la huelga se vinculara a las manifestaciones
que los oponentes de la mundialización habían organizado
para el día siguiente.
En Sevilla, el carácter clasista de la Unión
Europea fue asombrosamente evidente: una asociación de
los bancos y las principales empresas europeas ejerciendo despiadadamente
sus propios intereses y privilegios contra los refugiados y el
pueblo trabajador Europeo.
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