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El presupuesto de Bush convierte al país en guarnición
con billlones de dólares para la guerra y represión
Por Patrick Martin
18 Febrero 2002
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el autor
La Casa Blanca acaba de presentar el presupuesto para 2003.
Éste propone enormes aumentos en los gastos para el sector
militar; el espionaje en el extranjero y en el interior de la
nación; y medidas represivas dentro del país mismo.
Junto con estos aumentos van reducciones enormes en las rentas
internas de los ricos y una congelación casi total de los
gastos que cubren los programas sociales. Este plan verdaderamente
convierte a los Estados Unidos en una guarnición armada
hasta los dientes, con una población militarizada y lanzando
guerras perpetuas a un lejano rincón del mundo tras otro.
Bush ha propuesto el mayor aumento en los gastos militaresno
sólo en términos absolutos, sino también
en cuanto a porcentajedesde los primeros años del
gobierno de Reagan. Los gastos del Pentágono crecerían
un 14% en el 2003, o sea, a $379 billones. Otra cifra del presupuesto,
de $16.8 billones para el Ministerio Energía, provee los
fondos para la producción de ojivas nucleares. Con todo
ésto, el presupuesto militar total llegará a casi
$396 billones.
Esta cantidad es verdaderamente asombrosa; sin embargo, la
prensa casi ni le ha hecho críticas o comentarios. Bajo
condiciones en que las necesidades sociales aumentan en el país,
y sin ningún antagonista militar en el extranjero, el gobierno
de los Estados Unidos no obstante propone gastar más de
$1 billón a diario para mantener su maquinaria militar.
$38 billones del aumento de $48 billones son para financiar
las actividades y el personal de las fuerzas armadas y la adquisición
de armas nuevas y las investigaciones. El aumento de sueldo para
los militaresde 4.1%es además del 6.9% en el
presupuesto actual. Es el segundo año seguido que el gobierno
federal le ha dado mayor aumento de sueldo al personal militar
que a los trabajadores federales civiles.
Además, se ha añadido $10 billones para establecer
un cofre de guerra que el presidente podrá
usar a su discreción. Esto en sí representa una
entrega del poder legislativo a la Casa Blanca que no tiene precedente.
Ésta tendría, pues, la autoridad para financiar
actividades militares iguales a la guerra en Afganistán
por seis meses sin tener que obtener dinero adicional del Congreso.
La propuesta para que se adopten estos gastos representa un
aumento enorme, no sólo mayor a los fondos que se habían
asignado el año pasado, sino también a lo que el
mismo Pentágono esperaba varias semanas antes. El 7 de
enero, el New York Times publicó un informe que
citaba a varios funcionarios de antigüedad en el Congreso
y entre los militares. Éstos expresaban que el aumento
en el presupuesto del Pentágono sería de $20 billones;
es decir, un 6% luego de tomar en cuenta la inflación.
Pero no; el aumento fue el doble, además de los $10 billones
en fondos discrecionales. Lo que sugiere que el gobierno había
tomado estas decisiones a largo plazo basándose en la política
militar reciente..
La adquisición de armas nuevas y provisiones aumentará
$7.6 billones: a $68.7 billones. La cantidad total para las investigaciones
y el desarrollo será $54 billones, lo cual incluye casi
8 billones para sistemas de defensa contra cohetes teledirigidos.
Otros detalles particulares incluyen:
* el crucero móvil tipo howitzer ($475 millones);
* el helicóptero de espionaje tipo Comanche
($910 millones);
* 23 aviones de guerra tipo stealth, F-22
Raptor ($5.2 billones);
* un sistema de espionaje por satélite: Sistemas Infrarrojos
de Altitud Espacial ( Space-Based Infrared Systems-High)
($15 billones);
* la aceleración del desarrollo y producción
de los aviones Predator y el Global Hawk, que no
llevan piloto ($1 billón);
* la restauración de cuatro submarinos tipo Trident
capaces de disparar cohetes cruceros teledirigidos en vez de ojivas
nucleares ($1 billón);
* un aumento en la producción de bombas guiadas por
rayos laser y por satélite ($1.1 billones)
Este enorme aumento en los gastos para el 2003 también
levanta el nivel básico presupuestario durante los años
venideros. Según los cálculos en el documento del
presupuesto, al Pentágono se le ha garantizado que recibirá
aumentos seguros durante los próximos cinco años
que llegarán a los $451 billones en el 2007. Las adquisiciones
por sí solases decir, el dinero que se gasta para
comprar armasdarán un tremendo salto de $61 billones
este año a $99 billones en el 2007. La tasa de aumento
general será 30% durante los próximos cinco años.
Según un estudio de las Oficinas del Presupuesto del Congreso,
si todo el sistema de defensa basado en cohetes teledirigidos
llega a aprobarse, la cantidad requerida será mayor aún:
$238 billones durante las próximas dos décadas para
este programa solo.
Quizás el mayor aumento en gastos está dirigido
a las actividades cuasi militares y de espionaje bajo el control
directo del Pentágono y la CIA: un aumento de 20% para
las Fuerzas Especiales, de $600 millones a $3.8 billones. El presupuesto
de la CIA es información secreta, pero un informe de la
Prensa Asociada ha calculado que el presupuesto de la agencia
aumentaría 50%: entre $1.5 y $2 billones, lo cual representaría
un total de $5 billones.
La semana pasada el Washington Post reportó que
el 8 de septiembre Bush había firmado una Directiva sobre
la Seguridad Nacional [National Security Decision Directive] que
previamente había permanecido secreta. Ésta autorizaba
a la CIA tomar cualquier tipo de acción que le diera la
gana en 80 países. John Pike, analista de GlobalSecurity.org,
comentó que al director de la CIA, George Tenet, se le
había dado carta blanca. El periódico
Los Angeles Times citó a un funcionario del gobierno:
La agencia se ha desbordado empleando a gente.
El militarismo dentro del país
La única otra esfera del presupuesto federal que recibirá
un aumento importante es la seguridad nacional, para la cual se
gastarán casi $38 billones, o sea, casi el doble. Casi
todos los ministerios del gobierno recibirán fondos que
de alguna manera están vinculados a la guerra contra
el terrorismo: $146 millones para el Ministerio de Agricultura
para la protección de los alimentos contra el terrorismo
biológico; $884 para el Ministerio del Interior para fortalecer
la seguridad de los parques y monumentos nacionales, y $129 millones
para que la Administración Nacional Aeronáutica
del Espacio construya cohetes y lanzadores de cohetes a prueba
del terrorismo.
La mayor porción de los gastos para la seguridad nacional
consiste de $10.6 billones para el Servicio de Inmigración
y Naturalización, la Patrulla Fronteriza y otras actividades
relacionadas con las fronteras. Casi $6 billones se han asignado
para combatir el terrorismo biológico y $4.8 billones para
la seguridad de la aviación. El mayor aumento proporcional
es de 900% para ayudar a los servicios locales de emergencia,
tales como la policía, los bomberos, y los técnicos
de emergencia médicaa un total de $3.5 billones.
Hay una medida para la seguridad de la patria que
es bastante siniestra: la creación de un nuevo comando
militar que, por primera vez en la historia del país, pone
a todas las fuerzas armadas de los Estados Unidos continental
bajo el mando de un oficial único. El nuevo Mando del Norte
comenzará sus actividades a no más tardar del 1ro.
de octubre, según el general de la Marina de Guerra, Peter
Pace, vice presidente del Estado Mayor. El gobierno nunca estableció
semejante mando central, ni siquiera durante la Segunda Guerra
Mundial, cuando los Estados Unidos vivía bajo la amenaza
constante de ataques directos. En ese entonces, habían
muchas inquietudes que ese tipo de mando echaría las bases
para una dictadura militar.
El pretexto del terrorismo
El gobierno de Bush, los Republicanos y Demócratas del
Congreso y la prensa estadounidense todos están de acuerdo
con que este enorme aumento de los poderes militares y policiales
se debe a las necesidades impuestas por la guerra contra
el terrorismo. Por supuesto, ignoran dos hechos evidentes:
que antes del 11 de septiembre la Casa Blanca ya había
exigido un aumento enorme en los gastos militares; y que el último
presupuesto militar del gobierno de Clinton representaba el mayor
aumento en los gastos de guerra desde la época de Reagan.
El Senador Kent Conrad, Demócrata que representa al
estado de Dakota del Norte y quien es presidente del Comité
sobre el Presupuesto del Senado, fue vocero de este consenso bipartita:
En esta esfera, al presidente se le dará casi todo
lo que pide. Estamos en guerra, y cuando el presidente pide recursos
adicionales para la defensa nacional, generalmente los consigue.
No han habido muchos esfuerzos para explicar por qué
la amenaza de un puñado de terroristas debería causar
una concentración militar comparable a la que tomó
lugar durante el gobierno de Reagan cuando la Guerra Fría
estaba en su apogeo y miles de cohetes teledirigidos estadounidenses
estaban apuntados hacia la Unión Soviética.
Uno de los pocos comentaristas que tocó el tema fue
Paul Krugman, escritor para el New York Times. Escribió:
Nosotros los peritos en la no defensa estamos un
poco confusos acerca de por qué un ataque de varios maniáticos
armados con navajas para cortar cartón justifica que se
gaste $15 billones en armas de artillería que pesan 70
toneladas, o en desarrollar la producción de tres tipos
diferentes de aviones avanzados de guerra (antes del 11 de septiembre,
funcionarios del gobierno habían sugerido que ésta
cifratresera demasiado alta). Ningún político
que espera ser reelegido se atreverá a admitirlo, pero
parece que la nueva insignia del gobierno es, No dejaremos
atrás a ningún empresario contratista que trabaja
para la defensa.
No cabe duda que los intereses económicos de los fabricantes
de armas causan gran inquietud a los políticos que representan
a los grandes negocios en los dos partidos. Pero esa explicación
es superficial. La expansión de los poderes del Pentágono,
claro, no representa la misma amenaza que Al Qaeda, pero sí
tiene un propósito verdaderamente militarista.
El imperialismo estadounidense ahora derrocha el dinero en
gastos para el militarismo que no había hecho durante la
Guerra Fría. ¿Por qué? Porque contempla acciones
agresivas contra una cantidad de antagonistas mucho más
numerosos que a los que se enfrentaba durante los años
de conflicto con el bloque soviético. En ese entonces el
teatro de la guerra se limitaba a pocos actores: Europa central,
Turquía, Corea.
Hoy día, el establecimiento militar de los Estados Unidos
se prepara a lanzar guerras en todos los rincones del mundo, desde
Asia Central a Latinoamérica, desde África a China.
En su discurso sobre el Estado de la Nación la semana pasada,
Bush señaló en particular a Corea del Norte, Irán
e Iraq como objetivos de inmediato. Luego, buscando apoyo para
su presupuesto bélico en una de esas manifestaciones que
se celebran durante las elecciones, le dijo a un público
de miembros de la Fuerza Aérea: Es imperativo que
podamos enviar nuestras tropas a estos campos de batalla y a lugares
en que a muchos de nosotros nunca se nos habría ocurrido
que existirían campos de batalla.
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