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Foro en Detroit debate el papel del museo de arte en el Siglo
XX
Por Shannon Jones
15 Enero 2002
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el autor
El 6 de enero, el Museo del Nuevo Arte (Museum of New ArtMoNA)
en Detroit, Estado de Michigan, auspició un foro tipo mesa
redonda bajo el título, El museo del Siglo XXI: renacimiento
del arte para el nuevo milenio.
Siete personas participaron en el debate, que fue moderado
por Dick Godos, director de la Galería de Artes Meadow
Brook en la Universidad de Oakland. El intercambio analizó
la condición actual del arte y de los museos, así
como también el futuro del mismo MoNA. El foro tomó
lugar debido los esfuerzos continuos de MoNA para establecer un
contrafuerte al arte oficial establecido, que muchos consideran
ha sido raptado por una burda comercialización.
Fue un grupo de artistas y patronos de las artes residentes
en la zona metropolitana de Detroit que en el verano del 2000
estableció MoNA. El Instituto de las Artes de Detroit (DIA)
había censurado una exposición organizada por el
artista Jef Bourgeau, del Estado de Michigan. La acción
sirvió de cataliazdor y creó el ímpetu para
la formación de MoNA. Entre los objetivos del museo: Ofrecer
un foro y refugio seguro a los artistas innovadores y alentar
como sea el renacimiento del arte y la vida cultural.
El proyecto ha atraído bastante respaldo popular. Durante
el invierno del año pasado se mudó al segundo piso
de un edificio en pleno centro comercial de Detroit. Una subasta
silenciosa en mayo de 2001 recaudó $40,000
para el museo y atrajo apoyo internacional. La junta directiva
de MoNA cuenta con la presencia de Bourgeau; Jan Van der Marck,
ex conservador principal de DÍA; y David Walsh, editor
de las artes del World Socialist Web Site [WSWSSitio
de la Red Mundial Socialista] .
Aproximadamente 125 artistas, profesionales, estudiantes y
otros residentes de la zona metropolitana de Detroit asistieron
al foro del 6 de enero. Walsh y Van der Marck participaron representaron
a MoNA.
Van der Marck, primer director del Museo de Arte Contemporáneo
de Chicago, habló acerca de la historia de los museos de
arte contemporáneo a partir de la fundación del
Museo de Arte Moderno de la ciudad Nueva York en 1929 bajo la
dirección de Alfred Barr. Observó que desde esa
época no se habían dado muchos cambios en el concepto
general de lo que un museo de arte contemporáneo significa.
Muchas de las contribuciones iniciales de los integrantes
del grupo se dirigieron a los problemas de recaudación
de fondos y otros aspectos prácticos acerca de la gerencia
de los museos de arte, no a una perspectiva más amplia
que orientara a un museo y a sus patrocinadores. Por ejemplo,
Michelle Spivak, directora de Center Galleries en el Centro
para los Estudios Creativos [ Center for Creative Studies]de
Detroit puso en dudas que la ciudad pudiera sostener a otro museo
de arte contemporáneo. Enfatizó el problema
al que se enfrentan los conservadores [de museos] para mantener
su integridad bajo la presión de los contribuyentes.
En sus comentarios iniciales, David Walsh, representante de
WSWS, dijo: Al considerar el futuro del arte y los museos
de arte durante el Siglo XXI, me parece necesario ante todo que
debemos considerar panorámicamente a la sociedad del Siglo
XXI. Sugirió que los profesionales y los artistas
dedicados a los museos de arte, por lo general, necesitan una
perspectiva basada en una crítica minuciosa de las relaciones
sociales en existencia. Se refirió a las agresiones contra
los derechos democráticos y la libertad artística
en Los Estados Unidos y en Canadá. Walsh abogó para
que los museos se convirtieran en centros focales que expresaran
filosofías disidentes.
Helga Pakasaar, que anteriormente había estado vinculada
a la Galería de Arte Windsor [ Art Gallery of Windsor],
se opuso a Walsh, restándole importancia a los ataques
contra la libertad de expresión y sugiriendo que el deber
de los museos era coordinar actividades tradicionales.
Jeffrey Abt, de la Universidad Estatal Wayne y autor de un
libro reciente acerca de MIA (titulado, Museo al borde del
precipicio: historia socioeconómica del Instituto de las
Artes de Detroit), declaró que considerar lo que modernidad
significapor ejemplo, ¿a qué se le puede catalogar
de arte moderno?planteaba el problema de la duración
del tiempo.
Greg Wittkopp, director del Museo de Arte Cranbrook, sugirió
que los museos se enfrentaban a un dilema: concentrarse en la
materia o en el público. Observó que las instituciones
de arte recientemente habían enfocado a la segunda alternativa:
la búsqueda del público.
Otros miembros del grupo debatieron acerca de cual era la relación
adecuada entre MoNA y los museos establecidos, tales como DIA.
Aunque muchos estuvieron de acuerdo que había que establecer
una alternativa al status que, surgieron problemas en cuanto a
lo que sería un concepto claro de esa alternativa.
Luego de los integrantes del foro leer los discursos que habían
preparado con anticipación, el moderador inició
una conversación entre los participantes. Entre los temas
que se debatieron: la censura y la cuestión de si los museos
deberían esforzarse en ser populares o en orientar
sus actividades para satisfacer a un público selecto. Varios
miembros presumieron que el patrocinio del arte difícil
o innovador automáticamente enajenaría
al público general.
Dirigiéndose al problema del nivel artístico
y cultural de la actualidad, Walsh dijo: Como dijera Wordsworth,
el gran artista crea el público para que pueda apreciar
su obra. Es un gran error adaptarse a lo que percibimos es el
nivel del público.
El debate continuó acerca del problema de la popularidad
limitada que un museo como MoNA tendría. Van der Marck
observó que en Europa, en contraste a Los Estados Unidos,
grandes cantidades de jóvenes asisten a las galerías
de arte. No existe suficiente ansia o curiosidad intelectual
en Detroit, o quizás no hemos encontrado la manera correcta
de moldearlas. Los museos pueden ser instituciones de cambio social,
o por lo menos participan en el cambio social a cierto nivel.
Si MoNA pudiera ser una fuerza social, bien. Si el público
no llega ahora, tal vez llegue en el futuro.
Abt señaló que en Los Estados Unidos los grandes
museos de arte que se fundaron durante los últimos años
del Siglo XIX eran instituciones municipales, pero que en Europa
sus equivalentes eran organizaciones con estructuras nacionales
y financiadas. La galería Nacional de Arte de Washington,
D.C., no se fundó hasta 1937. El Louvre de París
fue consecuencia directa de la Revolución Francesa.
Miembros del público participaron durante el período
de preguntas y respuestas que concluyó el foro. Muchos
expresaron su entusiasmo por el proyecto y exhortaron al museo
para que éste tratara de alcanzar a sectores más
amplios de la población, inclusive a la juventud y a las
minorías raciales.
Un miembro del público le preguntó a David Walsh
como MoNA podría alcanzar a un público más
amplio y, dado el clima político, como el museo podría
reducir su dependencia de las subvenciones del gobierno.
Walsh replicó: No hay soluciones fáciles.
Creo que la derecha de este país ha adquirido su influencia
debido en gran parte al vacío [político]. Representa
en realidad a una pequeña minoría. Varios de los
que hoy aquí se han expresado mencionaron que en Inglaterra
y Francia existen grandes públicos para los museos. Claro,
países diferentes tienen experiencias culturales diferentes.
Pero no creo que debamos echarle la culpa a la población
estadounidense por el bajo nivel cultural que tiene. Durante las
últimas décadas ha sido víctima de una agresión
concertada contra todo lo que es progresista. Ha sido bombardeada
por las peores influencias: la televisión, los medios de
comunicación populares, etc. Para atraer a un público
tenemos que luchar por él. Tenemos que luchar. Creo que
al pueblo se le puede atraer al arte y a los museos, pero no adaptándonos
a los bajos niveles culturales. Como dijera Oscar Wilde, no es
que al arte se le haga popular', sino que al público
se le convierta en artista'.
Luego Walsh añadió, en reacción a otras
quejas acerca de la falta de interés en el arte que existe
en Detroit: No creo que el problema sea la población
de la ciudad. Vivimos en una ciudad devastada. Miren por la ventana.
Detroit se construyó como cuartel de la industria automovilística,
cuyas empresas la han devastado. A la ciudad se le ha privado
de cultura. Los niveles de vida se encuentran azotados. Mucha
gente casi ni puede poner tres comidas en la mesa, mucho menos
asistir a un museo.
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