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El extraño caso de Zacarías Moussaoui:
rehusó el FBI investigar a hombre acusado de participar
en los ataques del 11 de septiembre
Por Patrick Martin
12 Enero 2002
El caso de Zacarías Moussaoui plantea muchas dudas acerca
de la conducta del FBI y otras agencias de espionaje estadounidense
durante el período anterior al 11 de septiembre. Es el
ejemplo que más claramente revela la negativa casi inexplicable
de estas agencias en tomar acción que podría haber
evitado el peor ataque contra Los Estados Unidos en toda su historia.
A Moussaoui se le leyó su instrucción de cargos
el 3 de enero, cuando se le imputaron seis cargos, entre ellos
confabulación para cometer asesinato y perpetrar actos
terroristas en los ataques del 11 de septiembre. Nacido en Francia
de descendencia árabe-marroquí, Moussaoui rehusó,
en nombre de Alá, declarar su condición
de culpabilidad ante el juez. Su abogado de oficio actuó
en nombre suyo y lo declaró no culpable de los delitos
imputados.
La audiencia en el palacio de justicia en Alexandria, Estado
de Virginia, duró solamente 30 minutos y concluyó
cuando el Juez del Tribunal Federal de Primera Instancia, Leonie
M. Brinkema, fijó la fecha del juicio para octubre próximo.
La defensa se opuso a esta decisión, señalando que
la selección del jurado tomaría lugar durante un
período demasiado próximo al primer aniversario
de los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono.
Los abogados de defensa hicieron la sugerencia de buscar un
cambio de jurisdicción para que las diligencias del juicio
no se llevaran a cabo en Alexandria, la cual se encuentra solamente
a varias millas del Pentágono, donde 189 personas murieron
cuando el j et de la aerolínea American se
estrelló contra el edificio el 11 de septiembre. Brinkema
indicó que no simpatizaba con el cambio de jurisdicción
y declaró que era posible encontrar un jurado imparcial
en la zona norte de Virginia.
Cuatro de los seis cargos contra Moussaoui llevan la pena capital,
a pesar que fue detenido un mes antes de los ataques del 11 de
septiembre y que, por lo tanto, es imposible que haya participado
en el genocidio. Los fiscales tienen hasta el 29 de marzo para
dar a conocer si pedirán la pena de muerte contra él.
Moussaoui sería el primer ciudadano francés castigado
con la pena de muerte en Los Estados Unidos desde que fuera restaurada
por la Corte Suprema en 1976.
El FBI rehusa actuar
Moussaoui fue detenido en el estado de Minnesota el 16 de septiembre
luego que las autoridades de una escuela de vuelo, la Academia
Internacional de Vuelos de la Pan Am en Eagan, suburbio de Minneapolis,
le informaron al FBI que éste trataba de capacitarse como
piloto de aviones Boeing 747.
Fue su conducta la que causó sospechas: tenía
una actitud bélica; rehusaba presentar sus antecedentes
y hablar en francés con uno de los instructores que hablaba
el idioma; y pagó su inscripción con $6,300 en efectivo.
Sin estar lo suficientemente capacitado para volar aviones pequeños,
insistía en aprender a manejar el enorme avión jet.
Se rumora que este presunto estudiante no quería aprender
ni a despegar ni a aterrizar, sólo a pilotear al jet
en pleno vuelo.
Ya para noviembre, el instructor y el vice presidente de la
escuela de vuelos ya le habían informado a dos diputados
del Congreso nacional, donde representan a cierta zona
metropolitana de Minneapolisacerca de sus repetidos esfuerzos
para que el FBI se interesara en el comportamiento de Moussaoui.
Sus declaraciones primero aparecieron en el periódico Minneapolis-Star
Tribune y luego en el New York Times el 22 de diciembre.
El vice presidente de la escuela de vuelos, quien le había
dado la información a los diputados James Oberstar y Martin
Sabo, dijo que le había seis llamadas telefónicas
al FBI para obtener un agente dispuesto a prestar ayuda. La falta
de reacción frustró al instructor hasta tal punto
que éste llegó a advertirle al FBI con premonición
que un 747 lleno de combustible puede usarse como bomba.
Washington obstruye la investigación
El Departamento de Inmigración y Naturalización
detuvo a Moussaoui y le imputó de exceder el plazo de su
visa. Los investigadores del FBI estacionados en Minneapolis inmediatamente
sospecharon que Moussaoui era un terrorista y trataron de obtener
una orden judicial que les autorizara participar en actividades
de contraespionaje para poder investigar la computadora casera
de éste. Funcionarios de alto rango en Washington rechazaron
este pedido, declarando que no había suficientes pruebas
para llenar los requisitos que permitieran la emisión de
la orden judicial.
Agentes del FBI le siguieron la pista Moussaoui hasta llegar
a la Escuela de Vuelos Airman en la ciudad de Norman, Estado
de Oklahoma. Ahí había logrado, anteriormente en
el 2001, cubrir 57 horas de vuelo, pero nunca se le había
dejado volar solo porque su capacitación no era muy buena.
Este hecho, de por sí, hubiera sonado la alarma, pues Abdul
Hakim Murad, miembro declarado de Al Qaeda, había recibido
instrucción en la misma escuela como parte de sus preparaciones
para un ataque suicida, por medio de piratería aérea,
contra el edificio de las oficinas centrales de la CIA. Murad
había testificado acerca de estos planes en 1996 durante
el juicio de Ramzi Ahmed Yusef, organizador principal del ataque
carro-bomba contra el World Trade Center en 1993.
Varios de los piratas aéreos del 11 de septiembre se
habían inscrito en la escuela de vuelos en Oklahoma o la
habían visitado, según una investigación
más profunda que se llevó a cabo después
de los ataques suicidas del 11 de septiembre.
El 26 de agosto, el servicio de espionaje francés le
advirtió a las oficinas principales del FBI que Moussaoui
tenía vínculos con la organización de Al
Qaeda y con el mismo Osama bin Laden. Pero ni siquiera este informe
condujo a la agencia a tomar acción. Un comité especial
contra terrorista, organizado por el FBI y la CIA, repasó
toda la información contra él, pero concluyó
que no había pruebas suficientes que lo comprobaran una
amenazaa pesar que había rehusado responder a interrogaciones
y a los alegatos de los franceses. Moussaoui ni siquiera fue trasladado
del centro de detenciones del Departamento de Inmigración
y Naturalización a manos del FBI hasta después del
11 de septiembre.
La advertencia de los franceses llegó el día
después que los primeros dos piratas aéreos suicidas
compraron sus pasajes de ida en primera clase para viajar el 11
de septiembre. Pasajes adicionales fueron comprados el 26, 27,
28, y 29 de agosto mientras el FBI rehusaba proseguir una investigación
más vigorosa de Moussaoui o investigar su computadora.
El New York Times comentó el 22 de diciembre
que el caso de Moussaoui planteaba nuevas inquietudes acerca
de por que el FBI y otras agencias fueron incapaces de prevenir
los ataques.
Funcionarios del FBI reaccionaron indirectamente a esta crítica,
rotundamente negando que el personal de la escuela de vuelos le
habían dado semejantes advertencias. En ningún
momento se expresó la idea que un avión se estrellara
contra un edificio o fuera usado como bomba, declaró
un alto funcionario al Washington Post el 2 de enero. A
ellos sólo les preocupó que ocurriera una pura piratería
aérea.
Este tema es de gran importancia. El instructor de la escuela
de vuelos, disímil al FBI, absolutamente no tiene ninguna
razón para mentir. Luego del 11 de septiembre, el director
del FBI, Robert Mueller, categóricamente declaro que el
FBI no había tenido el menor indicio que terroristas trataban
de usar aviones pirateados como bombas aéreas. Los medios
de prensa aceptaron sus garantías sin ninguna crítica.
El informe de la escuela de vuelos muestran que las garantías
fueron mentiras.
Una parálisis de seguridad
El caso Moussaoui es solamente uno entre varios signos que
el gobierno estadounidense tenía suficiente pruebas que
un gran ataque terrorista ya marchaba en el país, pero
éste no hizo nada: ni para prevenirlos ni para obstruirlos.
* Durante varios meses antes del 11 de septiembre, los gobiernos
de por lo menos cuatro paísesRusia, Alemania, Israel
y Egiptole habían advertido a Washington, muy específicamente,
acerca de ataques terroristas contra los Estados Unidos en que
aviones pirateados se usarían como bombas.
* Los Estados Unidos mismo ya estaba consciente de la piratería
aérea suicida, pues había llevado a cabo sus propias
investigaciones de otros ataques terroristas atribuidos a Osama
bin Laden y a Al Qaeda.
* El gobierno de EE.UU. había estado vigilando las comunicaciones
electrónicas entre bin Laden y sus socios durante el extenso
período de planificación necesario anterior al ataque
del 11 de septiembre.
* Varios de los piratas que participaron en el 11 de septiembre,
incluso Mohammed Atta, quien fue su presunto dirigente, habían
estado vigilados por agencias estadounidenses ya que se les sospechaba
de terroristas durante los años 2000 y 2001. Sin embargo,
se les permitió viajar libremente dentro y fuera del país
y eventualmente ejecutar sus planes.
Los sucesos del 11 de septiembre tomaron lugar en medio de
casi una parálisis de las fuerzas de seguridad que no permite
ninguna explicación inocente. Las circunstancias de los
ataques terroristas merecen la investigación más
seria y escrupulosa posible. Pero el gobierno de Bush y los Demácratas
y Republicanos del Congreso nacional han rechazado semante indagación.
Sugieren que poner en duda el papel del FBI, la CIA y otras agencias
de espionaje es un acto anti patriótico.
Pero los hechos que hasta ahora se conocen conducen a otra
conclusión: que funcionarios en los niveles más
altos del gobierno estadounidense sabían que un gran ataque
terrorista estaba en marcha y que no hicieron ningún esfuerzo
serio para prevenirlo. De esto se puede inferir una causa política:
permitir que el ataque avanzaraaunque supieran o no sus
enormes consecuenciaspara usarlo como pretexto y así
poner en práctica un programa derechista de intervención
militar en el extranjero y, en el interior del país, de
agresión contra los derechos democráticos.
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