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Autoridades de Inmigración en Los Ángeles arrestan
a cientos de personas procedentes del Medio Oriente
Por Rafael Azul
31 Diciembre 2002
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el autor
Aproximadamente 700 hombres procedentes de Irán, Siria,
el Sudán, Libia e Irak fueron detenidos bajo arresto en
Los Ángeles durante la semana del 16 al 19 de diciembre.
A estas personas se les había ordenado comparecer en las
oficinas del Servicio de Inmigración y Naturalización
(INS) para los que el gobierno de los Estados Unidos había
llamado un registro especial. El registro, por medio
del cual el INS toman las huellas digitales, fotografía
e interroga a hombres inmigrantes de países del medio Oriente
que son en su mayoría musulmanes, recientemente fue anunciado
por el Fiscal General de la nación, John Ashcroft.
Fuentes del gobierno sostienen que, a partir del 22 de diciembre,
la gran mayoría de los detenidos habían sido puestos
en libertad. El ministerio de Justicia rehusa revelar cuantos
todavía permanecen presos.
Bajo el plan de registro, a miles de visitantes extranjeros
se le requiere, una vez que llegan, entregarle a las autoridades
del gobierno estadounidenses sus huellas digitales y registrarse
con el INS luego de pasar treinta días en el país.
Los visitantes que fracasan en cumplir uno de los mandatos sufrirán
multas o la deportación. La gran mayoría de los
detenidos en Los Ángeles eran de Irán, país
representado en la ciudad por una gran colonia.
La orden se le aplica a todo hombre mayor de 16 años
de edad que reside en los Estados Unidos con visa de no inmigrante
y aquellos que tienen ciudadanía doble. Según un
boletín de prensa la Unión de los Derechos Civiles
de los Estados Unidos (ACLU), la gran mayoría de los detenidos
en Los Ángeles son inmigrantes que ya habían sido
interrogados extensamente como parte del proceso para obtener
su residencia de acuerdo a las leyes de inmigración del
país.
En la mayoría de los casos, el INS arrestó a
los hombres y a los adolescentes que no habían perpetrado
ningún delito. Sólo esperaban la aprobación
de sus solicitudes de residencia y sus antecedentes mostraban
sólo pequeñas infracciones técnicas.
Un estudiante de treinta años de edad describió
la interrogación a la WSWS: Me llevaron a una oficina
y me pidieron que les delatara los nombres de todos mis amigos
y con quien mantenía correspondencia, y que les contara
acerca de mi familia y mis prácticas religiosas. También
me preguntaron acerca de mis estudios. El proceso llevó
más de una hora. Superficialmente todo parecía muy
oficial, muy profesional.
Pero el FBI, debido al 11 de septiembre, ya me había
entrevistado el año pasado. En esa ocasión mi embajada
me había pedido que cooperara. Pero esta vez no había
ninguna alternativa. Muchas de las preguntas fueron las mismas.
Y eso logró intimidarme mucho. No tengo la menor idea de
lo que saben de mí. El agente del INS me hizo la misma
pregunta en más de una ocasión para ver si yo contestaba
igual. Todo el camino a casa me quedé preocupado que quizás
había omitido algo por lo cual me arrestarían luego
otra vez.
Varios inmigrantes aparecieron con sus abogados, pero en muchas
otras muchas ciudades [donde también inmigrantes fueron
detenidos] a éstos no se les permitió acompañar
a sus clientes. Los hombres tuvieron que mostrar los contratos
de arrendamiento, talonarios de pago, y vaciar sus carteras para
que los números de sus tarjetas de crédito, renta
de videocintas, etc., pudieran contar en las actas.
Los detenidos describieron el tratamiento tan degradante que
recibieron: hombres apabullados en las cárceles del sótano
del edificio del INS; manos encadenadas a la cintura; forzados
a tirarse en el piso de las cárceles con el aire acondicionado
a todo lo que da, sin cobijas y poca alimentación. Hay
acusaciones que varios de los hombres y jóvenes fueron
atropellados con mangueras de agua fría. Varios inmigrantes
fueron encarcelados con criminales comunes, presuntamente porque
las cárceles del INS ya estaban llenas.
Los 700 detenidos en Los Ángeles representaron solamente
el 25% de todos los que comparecieron durante la semana para cumplir
con las órdenes del Ministerio de Justicia. En otras ciudades,
inmigrantes a quienes se les había imputado cargos menores
fueron puestos en libertad luego que se les diera la orden de
comparecer ante una audiencia de deportaciones. Más de
50 personas fueron arrestadas en San Diego. Según varios
informes, una persona fue arrestada en la ciudad de Fresno (California),
dos en San Francisco, y varios en las ciudades de Minneapolis
y Bloomington en el estado de Minnesota. Una persona fue arrestada
y puesta en libertad en Chicago.
Un abogado de Los Ángeles reportó que de 34 clientes
que había acompañado, 30 habían sido arrestados.
En la ciudad de San Bernardino, un hombre que fue a registrarse
y que tenía una solicitud en trámite para obtener
permiso oficial de trabajo fue arrestado. Se le pidió una
fianza de $2,500, pero al no poder conseguir el dinero, fue trasladado
a una cárcel en la ciudad de Lancaster, aproximadamente
a unas cincuenta millas de Los Ángeles y luego, cuando
su esposa y su abogado trataron de pagar la fianza, el INS les
dijo que no tenían ningún conocimiento de la persona.
Esta ola de registro es sólo la primera en toda una
serie que el Ministerio de Justicia ha ordenado. La fecha de vencimiento
para la segunda interrogación tiene como objetivo a inmigrantes
de otros trece países. Ciudadanos de Afganistán,
Algeria, Bahrein, Eritrea, Líbano, Marruecos, Corea del
Norte, Omán, Qatar, Somalia, Tunicia, Los Emiratos Unidos
Árabes y Yemen han de reportarse a no más tardar
del 10 de enero. Otro grupoel tercerotiene hasta el
21 de febrero; incluye a Pakistán y Arabia Saudita.
Según ciertos cálculos de la ACLU, la segunda
ola de interrogaciones podría terminar en el arresto de
decenas de miles. Dada la evidencia que ya existe, no es
nada alarmista considerar que esto es una redada, declaró
Lucas Guttentag, director del Proyecto para los Derechos de Inmigrantes,
auspiciado por la ACLU. El Fiscal General de la nación,
John Ashcroft, se está valiendo del programa de registro
para encarcelar gente que ya ha entregado información extensa
como parte de la solicitud para la residencia. Por consiguiente,
está muy claro que el objetivo no es obtener información
sino arrestar, detener y deportar con selectividad a hombres musulmanes
y del Oriente Medio que viven en los Estados Unidos.
El 17 de diciembre, aproximadamente 1,000 iraníes se
manifestaron en Los Ángeles para protestar por los arrestos.
Compararon el registro y los arrestos al encarcelamiento de los
japoneses y estadounidenses japoneses durante la Segunda Guerra
Mundial. Al día siguiente siguieron manifestaciones en
Buena Park, Condado de Orange. Los manifestantes llevaban insignias
criticando a Ashcroft como dictador y preguntando si los campos
de concentración pronto iban a aparecer. Un militante de
la manifestación en Los Ángeles dijo que las cárceles
locales estaban ya demasiado llenas para acomodar a los inmigrantes
y que éstos podrían ser enviados al estado de Arizona,
donde podrían pasar semanas o meses esperando la deportación
o audiencias en la que comparecerían ante jueces de inmigración.
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