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La reunión sobre la economía
Del Grupo de los Siete: Silbando en la oscuridad
Por Nick Beams
18 Octubre 2001
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el autor
A los niños se le solía decir que, para que no
les diera miedo al pasar por un cementerio de noche, debían
mirar hacia delante y silbar una canción. Aparentemente,
los funcionarios de los poderes industriales principales han adoptado
esta filosofía en cuanto a la economía mundial.
La reunión de los ministros de finanzas del Grupo de los
Siete (G7), celebrada en Nueva York el sábado pasado, no
indica otra cosa.
Antes de comenzar la reunión, Ernst Welteke, miembro
del consejo del Banco Central Europeo y presidente del Bundesbank
alemán, rehusó creer las noticias que un cambio
desfavorable severo en la economía y una crisis de confianza
estaban ocurriendo. Declaró: Ni en el sentido general
ni en el técnico se puede ver una recesión mundial,
en la Euro Zona o en Alemania.
Aunque el secretario de la Tesorería estadounidense,
Paul O'Neill, fue forzado a reconocer que la economía de
Los Estados Unidos seguramente sufrirá un crecimiento negativo
durante el tercer trimestre y una recuperación atrasada
dentro más o menos cuatro meses, se unió a sus compinches
ministros de finanzas al adoptar esta visión optimista.
O'Neill le expresó a su contraparte japonesa, Masajuro
Shiokawa, que la economía estadounidense se habrá
recuperado para mediados del próximo año.
Shiokawa hizo un gran esfuerzo para que la reunión no
pareciera un entierro. No obstante, debido a que no tenía
ninguna noticia favorable acerca de la economía japonesaque
actualmente sufre su cuarta recesión en diez añosdecidió
ofrecer la fórmula de siempre. Vale la pena enfatizar,
le dijo a los periodistas, que las bases de la economía
mundial todavía están sólidas.
En su comunicado, la reunión meticulosamente evitó
usar la palabra recesión' y ofreció garantías
que los gobiernos tomarían la acción necesaria para
asegurar que todo cambio desfavorable en la economía sería
de poca duración.
Los ataques terroristas del mes pasado podrían
atrasar la reanudación de la fuerte expansión de
nuestras economías, expresó el comunicado.
Ya se han dado pasos decisivos para respaldar la recuperación
robusta. No obstante las incertidumbres de poca duración
que quedan, tenemos confianza en nuestra expectativa del futuro.
No hemos comprometido firmemente a formular las medidas necesarias
para expandir el desarrollo económico y conservar la salud
de nuestros mercados financieros. Continuaremos vigilando fielmente
los mercados de divisas y seguiremos cooperando de la manera apropiada.
Pero es precisamente en la esfera de la cooperación
que los problemas principales residen. En un esfuerzo para encubrir
sus diferencias, los ministros de finanzas hasta recurrieron a
una conferencia de prensa en conjunto luego de sus debates,
algo muy diferente a su práctica de costumbre, que es la
de tener estas conferencias por separado. Esta acción de
nuevo pone en claro la unanimidad de nuestra cooperación
y en nuestra manera de pensar, declaró el Ministro
de Finanzas de Alemania, Hans Eichel.
Sin embargo, no se ofreció ninguna medida concreta.
O'Neill dijo que el compromiso para formular las medidas
que fomenten el desarrollo económico significaba
que cada nación miembro había prometido fomentar
la expansión, pero a su propia manera.
La falta de unanimidad acerca de las medidas específicas
quedó en relieve durante el período antes de la
reunión. El jueves pasado, en un llamado para que la acción
de los europeos fuera más concertada, O'Neill insistió
que lo que tenía que ocurrir era la recuperación
mundial. Dijo: La economía de EE.UU. ha estado cargando
al resto del mundo sobre sus hombros, sobretodo durante el año
pasado...Tenemos que cooperar.
Las inquietudes europeas
El gobierno de Los Estados Unidos, que se ha comprometido a
reducir las rentas internas por un total $130 billones adicionales
y gastos mayores durante el próximo año, quiere
que los poderes europeos le sigan el paso. Pero éstos tienen
dudas de poner en práctica semejantes medidas, pues temen
que podrían terminar socavando el pacto para la estabilidad
fiscal, el cual es la base del euro, moneda común.
La semana pasada Eichel desechó la perspectiva de una
medida colectiva para el estímulo. Dijo que por lo
general estos programas no logran mucho. Al mismo tiempo,
Gerhard Schroeder, canciller alemán, ha reiterado su apoyo
para que se mantenga el pacto para la estabilidad. Según
Eichel, un incremento en los gastos sería auto destructivo,
pues forzaría que las tasas de largo plazo a aumenten y
ésto prevendría que el Banco Central Europeo (BCE)
pueda reducir las tasas de corto plazo. Declaró que si
el pacto para la estabilidad se desestabiliza, indudablemente
resultará en que la política monetaria fracase en
fomentar la expansión.
El ministro de finanzas francés, laurent Fabius, se
puso de acuerdo con esta postura. Al expresarse ante la reunión
G7, dijo: No sería ni razonable, ni eficaz, cambiar
el pacto para la estabilidad. Tendrá un efecto negativo
sobre nuestras economías, en particular sobre en cuanto
a las tasas de interés de largo plazo. Fabius elogiólas
acciones del BCE cuando redujo las tasas de interés por
0.5% luego del ataque terrorista del 11 de septiembre y anunció
que habrían reducciones adicionales, punto de vista que
reiterara luego de la reunión G7.
Luego de reunirse con O'Neill, Fabius le dijo a los periodistas
que El Banco Central Europeo ya ha reducido las tasas de
interés, pero soy de la opinión que no corremos
ningún riesgo de inflación. Todavía nos queda
margen para maniobrar.
Pero parece que hay poca posibilidad que el BCE haga imponga
más reducciones luego de la de 0.5% que puso en ejecución
después de los sucesos del 11 de septiembre. Wim Duisenberg,
presidente del BCE, dijo el domingo que la tasa actual no era
compatible con el objetivo del banco: luchar contra la inflación.
Sin mayor información, esta política monetaria
es la correcta. Duisenberg descartó las sugerencias
que la reducción era necesaria para combatir la recesión
y dijo que la economía europea comenzaría mejorar
para fines de año, ya que existen la inflación baja,
una balanza de pagos razonable, las reducciones de las rentas
internas [impuestos] y salarios moderados.
Aparte del problema que existe en cuanto a si los gobiernos
y bancos centrales de los poderes capitalistas principales pueden
llegar a un acuerdo sobre las medidas concretas, existen razones
mucho más fundamentales por qué las medidas para
el estímulosean en forma de reducciones de las tasas
de interés o gastos gubernamentalestendrán
poco efecto para poner el cambio desfavorable de la economía
mundial en reversa.
Lo principal es que este cambio no tiene causa en los aumentos
de tasa previos. Éste surge de la capacidad excesiva en
los centros principales de la economía mundial. Esto a
causado que las tasas de ganancias [beneficios] disminuyan y a
la expansión de la competencia mundial a medida que las
corporaciones luchan en el mercado por sus productos y dichas
ganancias. Los ejemplos más evidentes de este proceso son
las aerolíneas y la industria de la telecomunicación
tecnológica avanzada, que han estado teniendo problemas
enormes por más de un año. La capacidad excesiva,
sin embargo, no se limita a estas industrias pero se extiende
a la producción de automóviles, de la electrónica,
del acero, de las substancias químicas y otros sectores
claves.
Además, la aserción que el estímulo puede
restaurar la expansión económica ignora la historia
muy reciente de la economía. La explosión de la
crisis económica en Asia hace cuatro años fue representa
la expresión inicial de la capacidad excesiva y la tendencia
reaccionaria en el interior de la economía mundial.
El Banco Federal de Reservas de EE.UU. previno la recesión
mundial abierta en aquella época al poner en práctica
grandes medidas para el estímulo. Las reducciones en las
tasas de interés y los aumentos en la liquidez a medida
que se acercaba el año 2000 tuvieron dos efectos: se creó
una burbuja económica y, como consecuencia, causó
una rapidísima expansión de la economía estadounidense
debido al aumento de los gastos capitales. La expansión
de la economía estadounidense, creada por la burbuja, resultó
en la prosperidad del comercio mundial, ayudando así a
las economías de Asia y a contrarrestar los efectos de
la expansión limitada de Japón y Europa. Se ha calculado
que, a finales de los 1990, la economía estadounidense,
por sí sola, contaba con el 40% de la expansión
del producto interior bruto mundial.
Sin embargo, la burbuja económica de EE.UU. no podía
sobreponerse a los problemas fundamentales que habían subido
a la superficie durante la crisis en Asia. Sólo era cuestión
de tiempo para que ésta se desplomara y surgiera la tendencia
reaccionaria. Es decir, si la política monetarianueve
reducciones en la tasa de interés por parte del Banco Federal
de Reservas desde principios de añotiene poco efecto
para resucitar la expansión económica es porque
fue la política monetaria, al aflojarse para poder combatir
la amenaza de recesión tres años atrás, que
contribuyó a la creación de las condiciones que
ahora fomentan el cambio desfavorable actual en la economía.
Estas son las razones por las cuales hay que tomar medidas
fiscales: para resucitar la expansión económica
a través del aumento de los gastos gubernamentales. Pero
aquí también la historia reciente pone en duda el
éxito. Durante la última década, se han presentado
más de 10 programas fiscales para estimular la economía
japonesa luego que su burbuja económica reventara a principios
de los 1990. A pesar del gobierno gastar lo equivalente al 25%
de su producto interior bruto a lo largo de ese período,
la economía del Japón, segunda principal del mundo,
otra vez se ve cuesta abajo. Es posible que esté sirviendo
de ejemplo al resto del mundo.
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