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La economía de Nueva York azotada fuertemente por los ataques terroristas

Por Peter Daniels
10 octubre 2001

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La destrucción de las Torres Gemelas del World Trade Center hace dos semanas ha tenido consecuencias económicas y humanas devastadoras. Este shock económico, sin precedente en su alcance y carácter repentino, ha de convertirse en desempleo de largo plazo para mucha gente. Puede que muy pronto decenas de miles de trabajadores se sumen a las colas de desempleo y se unan a aquellos cuyos trabajos han desaparecido o que se han quedado en limbo porque el ataque terrorista dañó sus lugares de empleo.

Ya para cuando la tragedia del 11 de septiembre sucedió, la economía de Nueva York se estaba debilitando rápidamente. El Departamento de Trabajo del estado de Nueva York presentó un informe esta semana que la tasa de desempleo había saltado del 5.0% al 5.8% durante el mes de agosto, aumento en la tasa de desempleo que la pone a nivel no visto desde mayo de 2000. Este aumento en el desempleo se compara a un aumento nacional de 4.5 a 4.9%, lo cual es un cambio considerable pero solamente representa la mitad del porcentaje dado en Nueva York.

Durante agosto, el empleo en las empresas financieras de Nueva York disminuyó en 2,300 puestos. Las industrias del transport y de restaurantes también eliminaron empleos. Estos son precisamente los sectores que más han sufrido como consecuencia de los acontecimientos del 11 de septiembre.

Casi 10% del espacio consagrado a oficinas en el mayor centro corporativo, económico y jurídico del mundo ha sido destruido o ha sufrido daños serios. Estamos hablando de una área de 30 millones de pies cuadrados de un total municipal que mide aproximadamente 330 millones de pies cuadrados. De alguna manera, el impacto de la devastación ha alcanzado 700,000 de los casi 4 millones de empleos de la ciudad, inclusive las empresas que han perdido los servicios de teléfono, que no pudieron funcionar por más de una semana, los trabajadores de quienes no pudieron llegar a sus lugares de empleo por dificultades con la transportación.

Dos mil trabajadores de servicio que trabajaban en las Torres Gemelas y en otros edificios vecinos—porteros, guardias de seguridad y otros—ya no tienen empleos a los cuales reportarse. Trescientos cincuenta de estos trabajadores estaban de servicio cuando ocurrió el ataque. Murieron veintiseis.

Mil trabajadores que trabajaban en los cuatro hoteles dentro y alrededor de la zona del desastre también han perdido sus empleos. 600 miembros del Local 6 del Sindicato de los Trabajadores de Hoteles y restaurantes ya habían sido despedidos durante las semanas antes del ataque, y desde ese entonces 1,200 han perdido sus trabajos. Con la tasa de ocupación de los hoteles disminuyendo precipitadamente, no hay mucha esperanza que estos trabajadores vuelvan a encontrar sus empleos pronto.

Otros sectores de la economía que han sufrido grandes bajas son las aerolíneas, la industria de la transportación aérea, los taxis y los restaurantes. Miles y miles de trabajadores que ni siquiera viven en la parte sur de Manhattan se ven amenazados con perder sus empleos por la disminución en los viajes aéreos, la transportación y los gastos para la diversión y el turismo.

Los taxistas en Nueva York se enfrentan a un problema adicional. Se calcula que de un 60% al 75% de los choferes de taxis provienen de África del Norte, el Medio Oriente y del Subcontinente Indio y muchos temen regresar a trabajar. Gran porcentaje de los taxistas que hacen entregas son inmigrantes de Asia y el Medio Oriente. Han habido informes que dos taxis pertenecientes a musulmanes fueron encendidos en el Bronx; que dos choferes en Manhattan fueron agredidos, y que nueve taxis de despacho estacionados en Brooklyn fueron victimados por el vandalismo.

Además de la disminución del turismo y los negocios, que ha resultado en la caída de los precios en los modos de transport, el tráfico también se ha convertido en un problema enorme. Un funcionario de la Asociación de Taxis, Limusinas y el Paratránsito, que representa a compañías en todos los 50 estados, declaró que una encuesta acaba de informar que los ingresos de los taxis en la ciudad fueron 67% más bajos la semana pasada que durante la misma semana el año pasado.

Como en cualquier desastre, excepto que esta vez ha sido a otro nivel, el ataque contra el World Trade Center revela la profunda polarización que existe en Los Estados Unidos. Aunque ricos y pobres murieron en el terrible asalto, son los pobres y los sectores amplios del pueblo trabajador que lleva sobre sus hombros el peso abrumador de las consecuencias económicas. Estos son los trabajadores que vivían de cheque en cheque., o de día a día. Los vendedores ambulantes que no tienen lugares para vender los almuerzos y meriendas no tienen donde ir. Los trabajadores de establecimientos pequeños de ventas al por menor también han sido afectados de la misma manera. Los trabajadores de textiles que laboran aproximadamente a tres millas al norte de donde ocurrió el ataque—es decir, en el famoso distrito de la costura de Nueva York—y que ganan menos de $15,000 anuales, perdieron varios días de paga cuando el cierre del sur de Manhattan impidió la transportación de ropa.

Aunque la recuperación parcial en el turismo y otras esferas económicas pueda presentarse durante las próximas semanas, el hecho que los acontecimientos del 11 de septiembre ocurrieron justamente al mismo tiempo que la economía mostraba indicios de derrumbarse indica que la miseria económica puede aumentar durante el próximo período.

 



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